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El Banquete del Amor


Enviado por   •  10 de Mayo de 2016  •  Apuntes  •  899 Palabras (4 Páginas)  •  98 Visitas

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El Banquete o del Amor

(205e-206)"... en general todo deseo de las cosas buenas y de ser feliz es amor, ese "Amor grandísimo y engañoso para todos", pero unos se entregan a él de muy diferentes modos, en los negocios, en la afición a la música, a la gimnasia o en la filosofía... ¿se puede decir así sin más que los hombres aman lo bueno?
-Sí -respondí.
-¿Y qué, no ha de añadirse que aman también poseer lo bueno, ...y poseerlo siempre?
-También se ha de añadir eso.
-Luego, en resumidas cuentas,
el objeto del amor es la posesión constante de lo bueno.
...si es que verdaderamente tiene el Amor por objeto la posesión perpetua de lo bueno, necesariamente se deduce de este razonamiento que el Amor será también amor de la inmortalidad.
(208d-209b) ...(Buscan la inmortalidad todos los hombres) es en inmortalizar su virtud en lo que todos ponen su esfuerzo, con tanto mayor empeño cuando mejores son, porque lo que aman es lo imperecedero. Así pues
los que son fecundos según el cuerpo se dirigen en especial a las mujeres y ésta es la forma en que manifiestan sus tendencias amorosas, porque se procuran para sí mediante la procreación de hijos, inmortalidad, memoria de sí mismos y felicidad para todo tiempo futuro. En cambio, los que lo son según el alma, aman la sabiduría moral y las demás virtudes (como los poetas y los inventores) y cuando encuentran un alma bella intentan educarla y, por tener, según creo, contacto y trato con lo bello, alumbran y dan vida (espiritual) a estos hijos más bellos y más inmortales. Es más, todo hombre preferiría tener hijos de tal índole si dirige su mirada a Homero, Hesíodo o los demás poetas. Y contempla con envidia qué descendencia han dejado.
Estos son los misterios del amor, en los que incluso tú, Sócrates, puedes iniciarte.
(209e-210 b) Si se quiere ir por el recto camino a esa meta es necesario desde la juventud dirigirse a la contemplación de
los cuerpos bellos, comprender luego que la belleza que reside en cualquier cuerpo es hermana de la que reside en otro y que lo que se debe perseguir es la belleza de la forma. Es gran insensatez no considerar que es una sola e idéntica la belleza que hay en todas las cosas. (...) Se debe después tener por más valiosa la belleza de las almas que la de los cuerpos, de tal modo que si alguien es discreto de alma, baste ello para quererle, mostrarse solícito y buscar amables palabras. De esta manera, los jóvenes comprenderán la belleza que hay en las normas de conducta y en las leyes y que todo está unido por parentesco a sí mismo.
Después de las normas de conducta es menester que el maestro conduzca a las ciencias para que el joven advierta la belleza de estas, dirija su mirada a toda esa belleza, que ya es mucha, y no sea en lo sucesivo hombre vil y mezquino de espíritu. Sino que vuelva su mirada a ese inmenso mar de la belleza y su contemplación le haga engendrar muchos, bellos y magníficos pensamientos en inagotable filosofía hasta que, robustecido y elevado por ella, vislumbre una ciencia única que versa sobre una Belleza que es así, única, perpetua, perfecta. En efecto, quien ha sido así educado adquirirá de repente la visión de algo que por naturaleza es admirablemente bello; aquello precisamente, Sócrates, por cuya causa tuvieron lugar todas las fatigas anteriores. Que en primer lugar no nace ni muere, no crece ni decrece; que en segundo lugar no es bello por un lado y feo por otro, ni tampoco unas veces bello y otras no, ni bello en un respecto y feo en el otro, ni aquí bello y allí feo, de tal modo que sea para unos bello y para otros feo. Tampoco se mostrará a él la belleza, pongo por caso, como un rostro, unas manos, ni ninguna otra cosa de las que participa el cuerpo; ni como un razonamiento, ni como un conocimiento ni como algo que existe en otro ser, por ejemplo en el cielo, la tierra o en otro cualquiera, sino la propia belleza en sí que siempre es consigo misma específicamente única, en tanto que las cosas bellas participan de ella en manera tal que aunque las cosas bellas nazcan o mueran, ella no aumenta ni disminuye, ni padece nada en absoluto.
(211 a -211b) He aquí el recto método de abordar las cuestiones eróticas: empezar por las cosas bellas de este mundo teniendo como fin esa belleza en cuestión y, valiéndose de ellas como de escalas, ir ascendiendo de la contemplación de los cuerpos bellos a las bellas normas de conducta, y de las normas de conducta a las bellas ciencias hasta terminar, en esa ciencia de la belleza absoluta, y llegar a conocer la belleza en sí...
Si alguna vez la vislumbras no te parecerá que es comparable ni con el oro.
¿Qué es lo que ocurriría si nos fuese dado ver la belleza en sí, en su pureza, limpia, sin mezclas, sin estar contaminada con los colores y vanidades humanas? ... es que no te das cuenta que es únicamente en ese momento cuando te será posible engendrar no en apariencias sino en virtud, puesto que estarás en contacto con la verdad, y al que se alimenta con una virtud verdadera le es posible hacerse amigo de los dioses y también inmortal..."

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