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El Sistema-mundo De Wallerstein Y La Transición

anast8723 de Octubre de 2012

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El sistema-mundo de Wallerstein y la transición

Por Marco A. Gandásegui

20.07.2006

El impacto de la obra de Immanuel Wallerstein se debe fundamentalmente a dos aspectos sobre los cuales el sociólogo norteamericano insiste cada vez con más fuerza.

En primer lugar, Wallerstein caracteriza la presente coyuntura mundial como una transición fundamental de una forma de organización social a otra. En segundo lugar, señala que el resultado de esta transición no puede ser predeterminado y el futuro está exclusivamente en las manos de todos nosotros. Wallerstein cuestiona las nociones (tradicionales) de la modernidad que nos presentan el mundo como un cúmulo de relaciones sociales en perfecto equilibrio funcional o en un estado de permanente conflicto con objetivos y resultados conocidos.

Otra área que penetra Wallerstein, creando fuertes debates, se refiere a su crítica a las formas de producir conocimiento científico. Estamos frente a una crisis epistemológica que se expresa por la incapacidad de la ciencia tal como la hemos construido para explicar la transición que atraviesa la humanidad. La manera de producir conocimiento está pasando por un período de cambios profundos. Son cambios similares o más importantes que la revolución introducida por la ciencia moderna en el siglo XVI. Wallerstein también cuestiona la dicotomía que divide la ciencia en compartimentos que podríamos considerar artificiales, como ocurre en el caso de las ciencias naturales versus las ciencias sociales.

Todo indica que la interrogante de Tolstoi se hace cada vez más relevante: ¿Para qué sirve la ciencia si no puede contestar las preguntas que más nos importan? Estas preocupaciones que dominan la obra de Wallerstein, se insertan en su noción de sistema-mundo, que constituye el objeto de estudio de su esfuerzo teórico. La humanidad ha conocido varios sistemas-mundo con capacidad para presentar una visión global coherente. Según Wallerstein y sus colegas, la crisis actual de carácter global es consecuencia de cambios fundamentales que atraviesa el sistema-mundo capitalista que emergió hace 500 años y que se ha expandido a escala mundial.

Al respecto, quisiéramos examinar aquí tres momentos sobrepuestos del análisis de Wallerstein, que forman un todo y no se pueden entender a plenitud por separado. En primer lugar, la concepción de un sistema-mundo como sistema social. En segundo, la crisis del sistema-mundo, su significado y cómo entender sus consecuencias. Por último, las causas de la crisis y el papel de las clases sociales. Además, tomaremos nota de la posición del autor en torno a América latina en esta fase de transición.

Un perfil de Wallerstein

Immanuel Wallerstein nació en la ciudad de Nueva York en 1930. Hizo sus estudios y obtuvo su doctorado (Ph.D. en Sociología, 1959) en la Universidad de Columbia, de la misma ciudad, donde fueron sus profesores, entre otros, C. Wright Mills * y Robert K. Merton. En las aulas de ese centro de estudios superiores trabó una relación intelectual con Terence K. Hopkins y junto con Giovanni Arrighi emprendieron la tarea de construir el edificio teórico del sistema-mundo.

Inició su relación con Fernand Braudel en 1970 cuando escribía el primer volumen de The Modern World-System. En 1975 se trasladó a París donde Braudel lo invitó a trabajar juntos en la conducción de su seminario. Tuvo especial interés en los procesos de liberación nacional que sacudían a Africa. A su regreso a EEUU, en 1976, fundó el Centro Fernand Braudel en la Universidad del Estado de Nueva York (SUNY) en Binghamton donde ejercería también la docencia hasta 1999. En pocos años, el Centro se convirtió en meca de estudiantes de todo el mundo quienes trabajan en los proyectos de investigación del sistema-mundo. Además, los trabajos aparecen publicados en Review, revista del Centro Fernand Braudel.

En 1974, Wallerstein publica el primer volumen de su obra El sistema-mundo moderno donde presenta sus tesis principales que ha seguido desarrollando desde entonces. Ha mantenido en este período una estrecha relación crítica con el equipo de cientistas sociales que se identifica con Monthly Review, revista y casa editorial donde se publican las obras de Paul Sweezy, Harry Magdoff, Samir Amin, A. Gunder Frank y otros. En América latina mantiene relaciones con los centros de investigación de la región, participó en el último Foro Social de Porto Alegre y cultiva una relación de trabajo especial con el sociólogo peruano Aníbal Quijano. En la actualidad Wallerstein es profesor eméritus de SUNY-Binghamton, continúa dirigiendo el Centro Fernand Braudel y es investigador titular en la Universidad de Yale.

Sistema-mundo

En su libro The Modern World System: Capitalist Agriculture and the Origins of the World-Economy in the Sixteenth Century,1 Wallerstein nos ofrece una primera aproximación a las claves de su teoría sociológica. Define el sistema-mundo como una estructura con fronteras, grupos, normas que la legitiman y dan coherencia. Es un mundo lleno de conflictos que se mantiene en un estado de tensión permanente. Funciona como un organismo que experimenta cambios y que saca a relucir sus fuerzas o debilidades según las circunstancias.

Para Wallerstein, lo que caracteriza un sistema social es su ser endógeno. En otras palabras, el sistema social es, ''en gran parte'', autosuficiente. Wallerstein identifica dos tipos de sistema social. Por un lado, el sistema social pequeño, con una economía de subsistencia autónoma. Por el otro, el sistema-mundo. La diferencia obvia es el tamaño. Pero, también, el sistema mundo se basa sobre una división de trabajo ex¬ten¬sa y una diversidad cultural de múltiples expresiones.

Wallerstein agrega que hasta el presente han existido dos tipos de sistemas-mundo. Por un lado, el sistema-mundo imperio que es articulado políticamente por un régimen centralizado que domina la totalidad del territorio sobre el cual se extiende. Por el otro, el sistema-mundo económico que carece de un sistema político centralizador.

Los sistemas-mundo económico en la era pre-moderna eran estructuras muy inestables que evolucionaban hacia imperios o se desintegraban. La particularidad del sistema-mundo moderno es que ha dado lugar a una economía-mundo cuya duración lleva 500 años. Aún cuando el sistema-mundo económico puede tener centros políticos, éstos no son permanentes ni hegemónicos. Es el caso de las ciudades del norte de Italia, después Amsterdam (Holanda), Londres (Gran Bretaña) y Nueva York (EEUU) que se han sucedido como capitales del sistema-mundo económico del capitalismo en el último medio milenio. Arrighi y Silver anuncian un desplazamiento del centro hegemónico actual a corto plazo.2 Esta falta de centro hegemónico, según Wallerstein, es el secreto de la fuerza del sistema-mundo moderno y, a la vez, constituye el lado político de la organización económica llamada capitalismo. El éxito del capitalismo descansaría precisamente sobre esta multiplicidad de sistemas políticos que conviven simultáneamente.

El capitalismo dispone de varias opciones para operar en un sistema-mundo de este tipo. En primer lugar, le ofrece a los capitalistas una estructura sobre la cual pueden moverse con mucha libertad. Esta noción es tomada de Braudel, que considera que las operaciones capitalistas y sus agentes son básicamente especulativas y financieras. Mientras que la producción requiere de la protección de una clase o Estado, las finanzas necesitan plena libertad para moverse sin restricciones. En segundo lugar, el sistema-mundo le permite al capitalismo expandirse territorialmente en diversas direcciones, a diferentes ritmos sin enfrentar restricciones políticas.

En su obra de 1974, Wallerstein deja una puerta abierta para permitir la posibilidad de que aparezca un sistema-mundo alternativo. Este nuevo sistema-mundo tendría que integrar las esferas económica y política para equilibrar la distribución y el poder entre los diferentes grupos sociales. Este sería el sistema-mundo socialista. Para Wallerstein, este sistema integrador no debe confundirse con el socialismo que dominó enormes áreas geográficas en el siglo XX. El socialismo soviético del siglo pasado formaría parte del sistema-mundo capitalista, aunque periférico. Para Wallerstein, el colapso político del socialismo soviético es una señal de la decadencia de la ideología liberal que dominó el sistema-mundo entre 1848 (revoluciones europeas) y 1968 (la sublevación estudiantil que el sociólogo norteamericano bautiza con el nombre de "Revolución Mundial").

Es oportuno introducir en este punto las nociones de centro y periferia de quienes trabajan con el concepto de sistema-mundo. El sistema-mundo capitalista tendría un centro que dirige y acumula la riqueza global. Al mismo tiempo, se expandiría sobre una periferia que es objeto de una explotación sistemática. En el medio, como un colchón amortiguador, se ubica una semi-periferia que serviría de estadio promotor de nuevos centros. En el caso de América latina, su posición dentro del sistema-mundo capitalista, desde su aparición hace 500 años ha sido periférica. En algunos casos y para tiempos limitados algunos países de la región habrían alcanzado el nivel de semi-periferia: Argentina, Uruguay, Cuba.

El sistema-mundo y, en este caso, el sistema-mundo capitalista opera sobre la base de un conjunto de reglas. Las mismas se reflejan en los ritmos cíclicos y en sus tendencias seculares.

Como todos los sistemas, la proyección lineal de sus tendencias encuentra ciertos límites, después de lo cual el sistema se encuentra a sí mismo lejos del equilibrio y comienza

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