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El maestro, el gran hombre incomprendido.


Enviado por   •  15 de Octubre de 2016  •  Ensayos  •  1.507 Palabras (7 Páginas)  •  335 Visitas

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EL MAESTRO: EL GRAN HOMBRE INCOMPRENDIDO

El maestro ha sido parte de la construcción histórica de todas las culturas, de tal forma que a su alrededor se tejen cientos de relatos acerca de sus prácticas, las cuales han permitido que la cultura se recree y se transforme, posibilitando la inserción de nuevas generaciones en la gran amalgama social de la cual hacemos parte. No es raro entonces escuchar en cada país, departamento o vereda la historia de algún maestro, sus logros y penas, que dan cuenta de la forma en que cada grupo social ha concebido su imagen de maestro.

Mirando hacia atrás en la historia y si la pretensión del presente escrito fuese realizar un recorrido histórico por las diferentes comunidades para reconocer la idea establecida sobre el maestro, encontraríamos muchas y diferentes descripciones, pero en el fondo siempre se hallaría al maestro difusor de conocimientos y que se constituye en ejemplo de los sujetos en quienes busca incidir. Pero el fin de este escrito es tratar de entender los arquetipos de maestro que se encuentran en el inconsciente colectivo y que se han ido reconstruyendo a lo largo de las generaciones.

Es importante para comenzar, reconocer los arquetipos en palabras de Jung (1970) como aquellos contenidos del inconsciente colectivo:

El concepto “arquetipo” solo indirectamente puede aplicarse a las representaciones colectivas, ya que en verdad designa contenidos psíquicos no sometidos aun a elaboración consiente alguna, y representa entonces un dato psíquico todavía inmediato…el arquetipo representa esencialmente un contenido inconsciente, que al conciencializarce y ser percibido cambia de acuerdo con cada conciencia individual en que surge (p.11)

Partiendo de lo anterior, podemos concebir los arquetipos en referencia a lo inconsciente que habita en nosotros como una composición de aspectos individuales y colectivos. Esta parte velada de nuestra mente tiene, por así decirlo, un componente heredado culturalmente, una matriz mental que da forma a nuestra manera de percibir e interpretar las experiencias que nos ocurren como individuos.

El arquetipo del sujeto maestro es común a la sociedad, debido a que el contexto cultural nos influye en lo más íntimo, transmitiéndonos esquemas de pensamiento y de experimentación de la realidad.

El texto, “el maestro de escuela” de Fernando González (1941) nos permite un acercamiento a esas miradas de maestro enraizadas en el colectivo y que a lo largo de tiempo han dibujado o desdibujado su imagen. El maestro es alguien que está en el horizonte del conocimiento y se constituye como sujeto de saber, poseedor de un discurso propio, de una práctica pedagogía y por tanto un intelectual de la educación o por la menos esa es la imagen que pretende de sí mismo.

Ahora bien, buscando entender la representación colectiva de maestro a través del texto de Gonzales, es probable que nos encontremos ante una imagen lánguida en la que los grupos sociales han pensado al maestro.

El maestro entonces, resulta ser un intelectual, con grandes ideales de cambio, pero incomprendido por el contexto en el que se desenvuelve, haciéndolo ver como aquel digno de compasión por su altruista labor, cuya riqueza reside en su miserable orgullo y su abundancia no es más que sus herramientas de trabajo.

Una persona como el maestro ha educado su voluntad y encuentra en la educación su lugar de existencia, el aula es el lugar de su plenitud, pero fuera de allí es un profesional desasosegado, anquilosado en el tiempo, que busca trascender a través de los otros que educa.

Además, algo que resulta interesante en lo descrito en el texto “el maestro de escuela” es que, el maestro culpa al otro de sus miserias, la culpa se convierte en el mito de los maestros, se culpa al gobierno, la economía, la familia, el hacinamiento, sencillamente es en el afuera donde residen las culpas de la no posibilidad de ascenso y reconocimiento social. “Los imbéciles poseen honores y riquezas; si yo estoy pobre, olvidado, es por eso, por incomprendido. La culpa la tienen los demás” (P. 8) Entonces, se encuentra encapsulado en nuestro propio ego, donde se espera que el cambio resida en el otro y no se asume la responsabilidad social que se le ha sido otorgada desde tiempos pasado. Así pues, como dice el texto “¿Qué sería de Manjarrés el día en que tuviese conciencia de que sufre, por incapaz y por anárquico? Moriría; se culparía y moriría” (P.8) Quizás ese mito de la culpa sea una de las ideas colectivas que residen en quienes realizan la función de educadores y es la forma como los otros ven al maestro, quien siempre está en pie de lucha por sus derechos que no han sido reconocidos por el otro y en el afán de su lucha inefable va culpando al otro por ser un sujeto incomprendido y poco apreciado.

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