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El mito de la globalización


Enviado por   •  14 de Febrero de 2014  •  Ensayos  •  2.433 Palabras (10 Páginas)  •  161 Visitas

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El mito de la globalización

Rómulo López Sabando

La Globalización, el FMI y el Banco Mundial

Allá por los años 1945 a 1950 el mundo estaba totalmente globalizado. La globalización, como concepto, estrategia y acción de poder, no es nueva. Era la globalización socialista. En Europa oriental había una férrea y sangrienta globalización para imponer, a como diera lugar, la internacionalización del socialismo, bajo regímenes totalitarios contrarios a la democracia liberal, caracterizada esta, en cambio, por el Estado de Derecho, la división del poder y el respeto a las libertades del individuo y a los derechos humanos. A esa globalización se le ha conocido como la Unión de Republicas Socialistas Soviéticas, cuyos propósitos eran, entre otros, crueles e inhumanos, la división y lucha de la sociedad en clases, destruir a la fe religiosa, que la consideraban como el “opio de los pueblos”, la destrucción de la familia tradicional, la violencia y el despojo contra la propiedad y sometimiento de la libertad, todo en original culto al poder del Estado Nacional.

En Europa Occidental, Alemania, con Hitler el líder, que también aplicaba similar globalización estatista, absorbía o demolía a los países vecinos, para imponer al nacional socialismo (nazis). Ambos regímenes socialistas, el nacional socialismo y la internacional socialista, en sus estructuras y en sus propósitos, privilegian al Estado por sobre el individuo. Al poder total por sobre la libertad. Era y es el imperio del sectarismo ideológico, bajo la prédica que había que destruir al “hombre viejo” para construir al “hombre nuevo”. Millones de seres humanos fueron sometidos y decenas de millones perdieron no solo sus mentes, su propiedad, su familia sino hasta la vida en crueles demostraciones de fanatismo e impiedad.

Mientras eso ocurría en Europa, América, y particularmente en los EE.UU., poderosos intereses económicos impulsaban criterios semejantes, con fuerte carga del poder estatal por sobre la libertad y los derechos individuales, para cerrar los mercados. Muchos políticos, economistas e intelectuales eran keynesianos, socialdemócratas o demócratas cristianos, todos con marcada influencia del pensamiento marxista. Era la globalización de las ideologías, la muerte del pensamiento libre y la globalización de los mercados cautivos. De ese connubio entre el pensamiento marxista y el keynesiano nacieron los hijos mellizos de Keynes: el FMI (Fondo Monetario Internacional) y el Banco Mundial. Se decía, y aun muchos lo creen, que son entidades positivas y “progresistas”. Fueron producto de las ideas de Keynes (socialista fabiano) y de Harry Dexter White, este epígono de Marx y muy importante y cercano asesor del Presidente de los EE.UU. Franklin Delano Roosevelt. Se crearon en 1944 en Bretón Woods, para “ayudar a prevenir futuros conflictos otorgando préstamos para la reconstrucción y el desarrollo y atenuar problemas de balanza de pagos”.

En occidente, y sobre todo en América Latina, los políticos “progresistas”, autodenominados de izquierda, ahítos de poder, relanzaron el Estado de Bienestar y el “New Deal”, en marcha desde los años 30 pero paralizada su instrumentación económica y política por la segunda guerra mundial, mientras el gobierno del Partido Demócrata de F.D. Roosevelt, con el Plan Marshall, sometía a Europa, devastada precisamente por la fiereza y brutalidad con que imponían la globalización socialista, a la economía más poderosa del mundo. Y en América Latina era y es la agenda “progresista”. Era y es el Estado Social. Era y es la globalización del FMI, era y es la trampa de la deuda externa, era y es la globalización de la pobreza, la carestía, la escasez, la emigración y la marginalidad.

Globalización Socialista o Globalización Liberal

En Barcelona (España), el 16 de marzo de 2002, Europa, en franca y decidida ruta hacia la globalización liberal, decidió la apertura total de sus mercados de energía para los usuarios no domésticos, a fin de que rija en el 2004. Catorce países, incluido Francia, el más reacio, por conservador y estatista, asumieron el compromiso de fijar una fecha para liberalizar, en por lo menos el 70%, los mercados de gas y electricidad para clientes empresariales lo que, antes de la primavera de 2003, incluirá al mercado de los hogares.

También han aprobado interconectar su capacidad de generación, en las redes eléctricas, en por lo menos el 10%, antes del año 2005. Pero no sólo esto, sino también apertura liberal en los servicios financieros y la flexibilización de los mercados de trabajo, tendente a montar un plan de globalización liberal y convertir a Europa en la economía más dinámica del mundo que logre, en el 2010, el pleno empleo. Es decir, darle a sus gentes soluciones sociales y económicas dignas que mejoren no sólo su nivel de vida sino la calidad de ella y que, pese a la vigencia del socialismo por décadas, jamás se logró no obstante contar este totalitario sistema con el poder económico y político que nunca alguien detentó en el mundo y en la historia.

Europa, la región del orbe más destruida y agobiada por guerras, conflictos y, precisamente, donde nacieron, se desarrollaron y fracasaron las experiencias de la globalización socialista (el nacional socialismo o nazismo, el socialismo corporativo o fascismo, la internacional socialista o comunismo) fue la cuna del Estado Nacional, aberración política de fatales resultados en el siglo pasado, que Ecuador y América, copiaron ciegamente bajo el influjo del marxismo (estatismo) y el mercantilismo de Keynes (paternalismo desarrollista, protector de privilegios y de mercados cautivos).

Este sistema de políticas públicas, (el de la globalización socialista), vigente en gran parte del mundo, ha sido y es el causante de la carestía, la escasez, la pobreza, la emigración, las guerras mundiales, el terrorismo, la corrupción, el atraso científico y el sectarismo. Ha pocos días, un “experto” colombiano, vino a decirnos que la competitividad y la globalización (liberal) son estrategias perversas de las multinacionales y del imperialismo y que la yunta feudal (3 bestias...) es preferible al campesino en un tractor con aire acondicionado pues esta máquina, según aquel, contamina el ambiente.

La diferencia entre la globalización socialista y la liberal estriba en que, al contrario a lo que, por casi una centuria, sigue impulsando la socialista, la globalización liberal promueve el Estado de Derecho, la competencia, el intercambio pacifico, la libertad y el respeto a los derechos de las personas por sobre los intereses de los gobiernos, el libre transito, el respeto al derecho ajeno,

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