El monte de las animas

“El Monte De Las Animas” por Gustavo Adolfo Bécquer es una leyenda que consta de V capítulos breves. Fue publicada  el 7 de noviembre del año  1862 el en diario “el contemporáneo” junto con algunas otras leyendas.

Gustavo Adolfo Bécquer  nació el 17 de febrero de 1836 en Sevilla. Su padre era un Pintor famoso y de ahí, el segundo apellido de su padre, Bécquer. Su verdadero nombre era Gustavo Adolfo Domínguez Bastida. En 1854 se queda huérfano tras la muerte de sus padres, así que es trasladado a Madrid. Intento ser pintor, y su trabajo era admirado por sus compañeros, pero fue motivo de ser sorprendido por el director de la Dirección de Bienes Nacionales haciendo dibujos de las escenas de Shakespeare.

Decide dedicarse a la literatura y sufre la pobreza mientras colabora en periódicos de poca categoría. Posteriormente entra en "El Contemporáneo" donde publicó crónicas sociales, algunas de sus Leyendas y los ensayos costumbristas Cartas desde mi celda que reúne nueve cartas escritas para el periódico El Contemporáneo publicadas entre mayo y octubre de 1864. En ese mismo año  consiguió un cargo muy bien pagado, censor oficial de novelas. Hacia 1867 escribió sus famosas Rimas y la Revolución de 1868 hizo que se perdiera el manuscrito y el poeta tuvo que preparar otro. La poesía becqueriana transmite entusiasmo y emoción con un estilo sencillo que da cabida a sentimientos de desesperanza.

Tuvo tres hijos y se separó de su mujer en 1868. Gustavo Adolfo Bécquer falleció el 22 de diciembre de 1870 a causa de tuberculosis agravada por una profunda depresión. 

Su trabajo se divide en: 6 Obras, 31 Leyendas, 5 Obras teatrales y algunas rimas.  La etapa más rica de su carrera fue de 1861 a 1865, años en los que compuso la mayor parte de sus Leyendas, escribió crónicas periodísticas y redactó las Cartas literarias a una mujer, donde expone sus teorías sobre la poesía y el amor. Una temporada que pasó en el monasterio de Viruela en 1864 le inspiró Cartas desde mi celda, un conjunto de hermosas descripciones paisajísticas.

A Bécquer  se le suele adscribir dentro del posromanticismo, porque, aunque se formó literalmente en la lectura de poetas románticos, escribió toda su obra en la segunda mitad del siglo XIX, tiempo en el que el romanticismo como movimiento literario se encontraba en decadencia en España y había desaparecido prácticamente en Europa. Asume algunos de los temas y formas propios del Romanticismo, sin embargo su obra se aparta de este movimiento en muchos aspectos y asimila por el contrario algunas características propias de la poesía de su época, de una demostración de sentimientos íntimos más sencillo, menos exaltado y en ambientes más cotidianos.

 La presencia del Romanticismo en las obras de Bécquer  es:

• Individualismo, rebeldía, culto a la libertad y pesimismo

• Atracción por lo misterioso, lo irracional, lo inexplicable, lo fúnebre,  la muerte, los cementerios

• Gusto por el pasado como forma de evadirse de la realidad, especialmente la Edad Media

• Estilo retórico, exagerado, con palabras esdrújulas, interrogaciones y exclamaciones retóricas.
  

 En el romanticismo se destaca el egocentrismo, o como comúnmente se dice: “la exaltación del yo”, en la cual se ha considerado el arte individual en donde hay una liberación social.  El romanticismo es la contraparte del neoclasicismo, cuyo éste último tiene como objetivo resaltar la importancia de la razón sobre el sentimiento y la imaginación, a diferencia del romanticismo que tiene como finalidad el valorar las emociones a través del concepto del individualismo y la libertad.

“El Monte De Las Animas” Es una leyenda de tipo suspenso que se desarrolla en un ambiente surrealista y  sobrenatural, que como tema principal es la nostalgia y el miedo que se siente al estar en el monte de las ánimas. El temor de ver los esqueletos de los guerreros templarios y supuestamente ver a los lobos disfrutar de un sangriento festín.

La estructura temporal de la historia seria lineal puesto que lleva un orden continuo que depende uno del otro para la conclusión.

La historia se construye por tres partes:
La introducción, que comienza  en el momento en el que el escritor se despierta por el sonido de las campanas, “monótono y eterno” describe el autor en primera persona, recordando una leyenda del día de los santos difuntos en Soria. Con miedo al recordarla, puesto que no podía dormir por el miedo, se pone a escribirla.
A esto le podemos llamar un prólogo, que sería la parte introductoria de la introducción.
Es decir, lo que nos hace saber de dónde surge la historia, porque el autor nos la relata y por qué el miedo al escucharla.

La segunda parte de la introducción seria, desde donde la historia cambia a ser narrada de primera persona por el autor, a ser narrada en tercera persona por el mismo autor, refiriéndose a los personajes principales del cuento.

Comenzando en la cabalgata que tienen Alonso con su prima Beatriz, pidiéndole salir del monte antes del anochecer, puesto que Alonso siente temor por el monte haciendo una recapitulación de lo que ya había ocurrido en ese lugar tiempo atrás y que Beatriz desconocía.

El desarrollo de la historia podemos decir que empieza en el cambio de escena  en donde se encuentran los primos escuchando a las viejas hablar sobre historias referentes al día de los santos difuntos. Seguido de cuando entablan una conversación, Alonso, intentando conquistar a según la historia, Su bella prima Beatriz, Ofreciéndole un presente.

En esta parte de la historia es donde viene la raíz de la explicación del porqué de la conclusión. Su prima Beatriz, más a fuerza que de gana, recibe el presente, esperando Alonso a recibir algo a cambio  la chica le dice que le iba a dar una banda Azul que para Alonso significaba algo que identificaba su ser. Para esto la banda se le había caído en el monte, pero para probar al enamorado, lo manda al monte de las ánimas a buscar el Presente que ella le daría a él.

No fue más que un capricho de la mujer. Algo para ver qué tan dispuesto estaba hacer algo por ella. Pero cuando “intenta detenerlo” Alonso ya no estaba, ya se dirigía al monte de las animas.

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