Elogio De Una Madrastra

El elogio de la madrastra y Ciclismo en Grignan: semejanza y diferencia.

La juventud siempre ha sido tema idílico en la literatura. Elogio de la madrastra y Ciclismo de Grignan, nos muestran la juventud no sólo como un divino tesoro –como cuentan los abuelos nostálgicos- sino como una etapa cuya facultad principal, además de la inocencia va a ser la picardía.

El erotismo en la juventud, es un espejismo, una simulación de lo que en realidad la mente jovial parece escoltar, no hablo de percepciones, ni de esa indómita apariencia de lo que es ser joven: inocencia, ingenuidad, belleza y carencia de una experiencia; me refiero concretamente a todo lo contrario, me refiero al ser interior moribundo por saciar su curiosidad de saber ser, saber ser un otro evolucionado. Esto último, es algo en que Cortázar y Vargas Llosa supieron plantar de manera general en las obras anteriormente mencionadas.

Los personajes de las obras son un ejemplo concreto. Alfonsito, es un niño, un ángel, pero detrás de ese ángel existe una inestabilidad, un alter-ego: un demonio. Un niño geminiano, que juega intensamente con la suerte de su madrastra.

Con el otro ejemplo, me remitiré a Ciclismo en Grignan. La falda amarilla de la última chica de un grupo de tres, que ríe inocentemente, oculta unos muslos que se pasean por la silla de una bicicleta con forma de corazón. El balanceo de estos muslos y la paralela inocente risa de la niña parece ser un perfecto contraste: El goce del autoerotismo vs una cándida risa.

Es entonces, cuando la juventud viene a poseer una dualidad en cuanto a erotismo se refiere, una separación sustancial, un abismo que a su vez viene a derrotar los tabúes de la niñez, como lo muestra claramente Llosa; cosa que no es extraña en su afán por ilustrar la dualidad del ser humano.

Por otra parte, me gustaría tocar el tema del planteamiento del erotismo en ambas obras, pues es totalmente diferente. Llosa parece ser mucho más pornográfico en su obra, sin lugar a dudas totalmente desarraigado de cualquier control moral y socialmente establecido: lo erótico y las relaciones personales incorrectas.

La relación incestuosa entre madrastra-hijastro que tienen Alfonsito y Lucrecia son ejemplo claro de lo anteriormente dicho. ¿Qué es el incesto para la sociedad?, pero lo más aún curioso de este planteamiento de erotismo por Vargas Llosa, es la maldad de un niño que más que inocente parece ser Mephisto, pues sus intenciones no fueron ni siquiera realizadas por amor, como fuese sucedido con una relación edípica; sino que al contrario fueron una satisfacción y placer al descubrimiento incesante de su personalidad, ¿Qué es entonces ser infante para la sociedad?

No se trata de algo que consideremos enfermo o tabú, sino que simplemente nos pone sobre la mesa preguntas algo intensas, nos pone la “pornografía” erótica por delante de cualquier manifestación de lo que es moralmente correcto, incluso, la narración es tan relevadora que lleva a pensar con las vísceras. Lo que sucede con Alfonsito, sucede un poco con Lolita de Vladimir Nabokov. Ambos personajes pueriles que usan su aparente candidez para doblegar una realidad de la que no hacen parte y hacerla esclava de sus deseos.

Por otro lado, Cortázar plantea de manera totalmente diferente el tema erótico. Nos habla de un placer de imaginación, una picardía, un juego. El narrador invisible parece ser un voraz observador que da cuenta de la vitalidad de una inocente.

Ciclismo en Grignan es un extraño planteamiento de un erotismo inocente, es un erotismo pícaro y sentimental, cotidiano fogoso, muy contrario al que presenta Elogio de la madrastra. Además, parece también referirse al descubrimiento de los placeres de la sexualidad. Mientras la joven ríe y charla con sus acompañantes no parece dar cuenta del goce que su movimiento está causando,

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