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Ensayo Psicoanalítico De Elogio De La Madrastra


Enviado por   •  5 de Octubre de 2014  •  1.733 Palabras (7 Páginas)  •  308 Visitas

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“Elogio de la madrastra”

Mario Vargas Llosa

Dentro de la psicodinamia, primeramente la genética, es importante mencionar las manifestaciones de angustia del personaje al no poder dejar de controlar sus conductas compulsivas de orden y limpieza (lo cual se demuestra en sus abluciones nocturnas y lentas antes de dormir) y expresa su angustia también en su temor a ser descubierto en sus obsesiones sexuales (lo que se observa en la pintura y estampados de alacranes que se coloca en el cuerpo antes de tener relaciones sexuales o en sus colecciones de figurillas y libros eróticos guardados bajo llave). Sus rituales complicados (como los describe el autor) de limpieza corporal requieren un tiempo determinado cada noche para acicalarse, tarareando siempre la misma canción y destinándole un día de la semana a cada órgano y miembro de su cuerpo; romper con esa rutina, o cualquier otra, también sería algo que provoca angustia en Don Rigoberto.

Su evidente neurosis obsesiva, permite inferir que el núcleo del problema tiene su origen en una fijación en la etapa anal; algunas de sus manifestaciones conductuales se observan en que retiene bajo llave sus tesoros más preciados y no soporta perder el control, además apaga su erección con agua fría porque aún no es tiempo de excitarse cuando no ha terminado su ceremonia de limpieza nasal. Aunque no se tienen suficientes datos sobre sus primeras relaciones de objeto, es claro que los conflictos intrapsíquicos e infantiles del personaje se relacionan con el deseo de identificación con sus padres, a sucesión una identificación proyectiva por parte de ellos para que llegara a realizar sus anhelos y una forma retroactiva de culpa por no haber cumplido las expectativas de sus figuras paternas que, finalmente, se torna en la convicción de haberlos frustrado y en la necesidad obligada de estar limpio, ser ordenado y perfecto. Sin embargo, es imposible llegar a la cumbre de la perfección, por lo que las conductas compulsivas seguirán pretendiendo serlo simbólicamente. Ahora bien, en su actual relación con Doña Lucrecia, se puede observar la representación del objeto amado en donde procura ser perfecto y estar completamente limpio para cuando se culmina el placer nocturno.

Es preciso que Don Rigoberto reactive mecanismos de defensa como la común represión, como cuando le pregunta a Fonchito sobre su tarea cuando éste le está preguntando el significado de la palabra “orgasmo” que escuchó de Doña Lucrecia, además es imprescindible mencionar que nuestro personaje tiene un bagaje de educación católica; el aislamiento ideoafectivo como protección de percibir dolor y angustia, como cuando le da el crédito a Doña Lucrecia de la futura compra de la moto y no a su “genuino orgullo” de tener un hijo ejemplar o como cuando Fonchito lo abraza y Rigoberto prefiere acomodarle el pelo revuelto "disfrazando el tacto con caricias discretas”; utiliza constantemente la intelectualización de todo fenómeno que Don Rigoberto estudia u observa que se refleja en su constante discurso y pensamientos en los que cita a ensayistas, poetas, historiadores como justificación y escudo contra las ansiedades del conflicto externo (como cuando menciona que pensar en el Teorema de Pitágoras baja su erección o cuando en los encuentros sexuales con Lucrecia menciona siempre mitos ancestrales o los momentos en que remite autores durante sus rituales de limpieza); usa defensivamente solitarias prácticas higiénicas como compensación, inclusive menciona que de esa manera puede reponer no ser rico, famoso, extravagante y genial, aunque algunas de sus conductas podrían ser también formación reactiva como cuando se ríe a carcajadas de los miedos que tenían él y Doña Lucrecia al casarse por temor a que no congeniara con su hijo, pero después acepta sus tremendos celos ante Foncho; la negación también es recurrente cada vez que decide “no ver” lo que está sucediendo por evitar enfrentarse con conflictos intrapsíquicos, como cuando Doña Lucrecia regresa de haber despedido a Alfonso en camisón y él menciona el evento como un detonante para los sueños eróticos de su hijo utilizando a su mujer como musa y pudiendo haber prevenido, cuando retrocedía en la lectura de la composición de su hijo para no aceptar lo escrito o como cuando nuestro personaje considera que no debe averiguar nada más sobre el amor que le tiene Foncho a Doña Lucrecia y debe cambiar de conversación; por último, también recurre de vez en cuando a la anulación cuando es supersticioso, repitiendo mantras para no envejecer que llama “magia simpatética”, y cuando es creyente adjudicando su “dicha” a Dios.

Respecto a la hipótesis dinámica se puede decir que la libido de Don Rigoberto está fijada en el conflicto anal, ya que en su vida sexual busca cumplir sus fines sexuales de forma organizada y busca también el control del objeto; este hecho limita que posteriormente adquiera habilidades que le permitan sentirse perfecto, además de disfrutar que su medio social perciba que tiene una rutina estable dentro de su trabajo como gerente en una compañía de seguros. Sus impulsos sexuales están fijados también en una etapa fálica, donde a través del placer busca que no lo abandonen; este personaje aclara que sus ceremonias nocturnas están destinadas para Doña Lucrecia en el lecho conyugal, intenta reinventarse una y otra vez en la cama con Doña Lucrecia pero sin perder la rutina, pues se describe que la acaricia circular y metódicamente... además de que la sexualidad y el erotismo son lo más vigente en su relación de pareja.

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