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Endodoncia

elelharold14 de Agosto de 2012

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INTRODUCCION

La preparación biomecánica del conducto radicular, consiste en remover tejido pulpar, restos necróticos, microorganismos y dentina infectada, también en la conformación que facilitará la obturación, produciendo así el sellado del forámen apical. El objetivo final de la preparación químico-mecánica es proveer limpieza en el conducto radicular y paredes dentinales lisas a las cuales el material obturador pueda adherirse. (García, 2001). La morfología del sistema de conductos genera dificultades al profesional para lograr el total debridamiento del contenido del conducto, debido a que con la sola instumentación manual no se tiene acceso a todas las desviaciones de éste. Por tal razón, el clínico se ve obligado a utilizar sustancias irrigantes que permitan llegar a estas zonas con el fin de obtener una mejor desinfección del sistema de conductos radiculares.

La irrigación de los conductos radiculares tiene cuatro objetivos:

1. Limpieza o arrastre físico de trozos de pulpa, sangre líquida o coagulada, virutas de dentina, plasma, exudados, restos alimentarios, etc., con el fin de evitar el taponamiento del conducto.

2. Acción detergente y de lavado por la formación de espuma y burbujas de oxígeno de los medicamentos usados.

3. Acción antiséptica o desinfectante, y lubricante propia de los fármacos empleados.

4. Acción blanqueante, debido a la presencia de oxígeno liberado.

Las características de un irrigante ideal son: bactericida y/o bacteriostático, no debe lesionar los tejidos periapicales, por lo tanto deben ser poco citotóxicos, solvente de tejidos o de residuos orgánicos e inorgánicos, baja tensión superficial, lubricante, de fácil aplicación, acción rápida y sostenida, entre otras.

El NaOCI es aún el irrigante más utilizado en la endodoncia moderna por sus propiedades antibacterianas, lubricativas, y disolvente de tejido (Azuero, 2003). Los beneficios que proporciona el hipoclorito de sodio como irrigante durante la terapia endodóntica son: efectivos para eliminar el tejido vital y no vital, con un amplio efecto antibacteriano, destruyendo bacterias, hongos, esporas y virus, es excelente lubricante y blanqueador, favoreciendo la acción de los instrumentos, posee una tensión superficial baja, vida media de almacenamiento prolongada, y es poco costoso (Azuero, 2003). La baja tensión superficial del hipoclorito permite su penetración a zonas de difícil acceso, como conductos laterales y túbulos dentinales. El Hipoclorito de sodio por sí solo no remueve el barro dentinario, ya que sólo actúa sobre la materia orgánica de la pulpa y la predentina.

CONCLUSIÓN

Este protocolo de irrigación permite aumentar la difusión del NaOCI en los canalículos dentinarios potenciando su acción antibacteriana, obteniendo la remoción total de la capa de desechos dentinarios, es decir, del material orgánico e inorgánico.

HIPOCLORITO DE SODIO Y AGENTES QUELANTES

El barro dentinario asociado con la instrumentación durante la terapia endodóntica, se considera una delgada capa que ocluye los orificios de los túbulos dentinales y cubre la dentina intertubular de la pared del conducto preparada. Es bien conocido que dentro de la terapéutica endodóntica se han establecido pasos de procedimientos o técnicas de irrigación, instrumentación y obturación entre otras. Debido a la existencia de un conjunto de pasos programados se le ha denominado en consecuencia protocolo de irrigación endodóntica.

OBJETIVOS:

Como objetivo general: se planteó obtener una nueva propuesta de protocolo de irrigación en endodoncia la que a continuación se facilita como alternativa en este tipo

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