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Ensayo El Matrimonio En La Antigua Roma


Enviado por   •  18 de Septiembre de 2014  •  6.300 Palabras (26 Páginas)  •  590 Visitas

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EL MATRIMONIO EN LA ANTIGUA ROMA

El matrimonio es una institución social que crea un vínculo conyugal entre sus miembros.

Este lazo es reconocido socialmente, ya sea por medio de disposiciones jurídicas o por la vía de los usos y costumbres. El matrimonio establece entre los cónyuges una serie de obligaciones y derechos que también son fijados por el derecho, que varían, dependiendo de cada sociedad. De igual manera, la unión matrimonial permite legitimar la filiación de los hijos procreados o adoptados de sus miembros, según las reglas del sistema de parentesco vigente. En Derecho romano, el matrimonio o iustae nuptiae es el celebrado conforme al Ius Civile, en que el adjetivo femenino plural iustae hace referencia a la conformidad de esta institución con el ius. Así, iustae nuptiae es el matrimonio cuyos efectos, tanto patrimoniales como familiares (concretamente, potestativos), son tomados en consideración en las decisiones de los juristas romanos. Así, por ejemplo, uno de estos juristas, Modestino, lo define como "la unión del hombre y de la mujer, implicando consorcio por toda la vida e igualdad de derechos divinos y humanos".

La cuestión de su naturaleza jurídica es uno de los grandes temas que ha sido objeto de discusión entre las distintas corrientes de pensamiento jurídico. Así, durante mucho tiempo se sostuvo que el matrimonio fue considerado por los romanos como un contrato, esto es, que surgía en virtud de un consentimiento con carácter contractualista, por considerársele como un acto inicial de voluntad del que se originaba un vínculo jurídico. En este sentido se llegó a sostener, que los contratos pueden ser obligatorios y no obligatorios y que el matrimonio es de estos últimos.

El matrimonio entre los romanos no era un respaldado por escrito; había una ceremonia con testigos donde además era entregada la dote de la mujer y por supuesto también una fiesta.

No había tampoco ningún alcalde o párroco que presenciara necesariamente la ceremonia. Era un acto privado “que ningún poder público tenía porqué sancionar”, pero era obligatorio llevar testigos. Al principio solo se podían casar los patricios (descendientes directos de los fundadores de Roma), pero hacia el 445 a.C. se pudieron casar también los demás ciudadanos, incluidos los plebeyos. Los que nunca se pudieron casar fueron los esclavos, los extranjeros, los actores y las prostitutas.

El matrimonio o iustae nuptiae, es uno de los elementos básicos del derecho de familia. Los romanos tuvieron una concepción muy particular.

La edad mínima para el matrimonio era de catorce años para los hombres y de doce años para las mujeres. Para poderse casar debía haber consentimiento mutuo y además aprobación por parte de ambos padres. La fecha preferida para casarse era en junio, poco antes del solsticio de verano (21 de Junio), cuando el sol está en su apogeo. Una de las costumbres matrimoniales era la presencia de diez testigos como también la de los regalos de boda. “La noche de bodas se desenvolvía como una violación legal” pero habían también algunos hombres que respetaban la timidez de su mujer, solo que en tales casos la sodomizaban; igual costumbre ha sido hallada en China. El matrimonio era un medio legal de enriquecimiento (por la dote), pero era sobretodo la manera que tenían los romanos de mantener el núcleo familiar (nombre de familia) y de traspasar el patrimonio de una generación a otra. En Roma, “la monogamia reina con exclusividad”, tanto en el matrimonio como en el concubinato.

El día antes de la boda la novia dedicaba los juguetes de su infancia a su Lares familiar (dios familiar representado en estatuillas a la entrada de la casa cuya función era protegerlos de los extraños), y también su bulla (collar protector del mal de ojo que usaban desde el octavo día de nacidos).

El día de la boda se iniciaba con un cortejo; se encendían antorchas que seguían un camino hacia la casa del novio. La prometida, que iba con un velo en su rostro, era acompañada por tres niños que debían tener a sus padres aún con vida. Dos niños iban tomados de la mano al lado de la novia, mientras que el tercero iba delante con una antorcha de espino que había sido encendida anteriormente en la casa de la esposa. Se consideraba que los restos de esta antorcha tenían la capacidad de otorgar longevidad. Se sentaba a los novios uno al lado del otro, ambos con la cabeza cubierta por un velo, en un banco cubierto con piel de oveja ofrecida en un sacrificio. Después continuaba con un acto en el que el novio daba una vuelta a la derecha del altar, tomaba un poco de sal y un pan redondo de espelta (una variedad de trigo), el panis farreus, que ambos compartían. Tal acto consagraba la unión y la mujer pasaba en ese momento de las manos del padre a las manos del flamante marido.

El matrimonio puede definirse como la cohabitación de 2 personas de distinto sexo, con la intención de ser marido y mujer, de procrear y educar a sus hijos y constituir entre ellos una comunidad absoluta de vida. Importaba una situación de hecho fundada en la convivencia del hombre y la mujer, cuyo comienzo no estaba marcado por formalidad alguna, a lo que se debía agregar la intención permanente y recíproca de tratarse como marido y mujer, llamado afectio maritalis contaba el matrimonio de 2 elementos: uno objetivo, la cohabitación, y otro subjetivo, la afectio maritalis. El matrimonio era una relación de hecho con consecuencias jurídicas.

a) La cohabitación no debe entenderse exclusivamente en sentido material, sino más bien ético, porque existía el caso de que los esposos no compartieran el mismo hogar y podía contraerse el matrimonio aunque el marido estuviera ausente, y la mujer estuviera en su casa. La ausencia de la mujer impedía el perfeccionamiento del matrimonio.

b) La afectio maritalis, no era meramente una manifestación de consentimiento inicial, si cesaba, el matrimonio se extinguía. No importaba un simple consentimiento, sino una relación fáctica creadora de status, el de marido y mujer. Este elemento tuvo una importancia vital: "no el concúbito, sino el consentimiento, constituye las nupcias".

La afectio maritalis no debía quedar en la conciencia de los cónyuges. Debía hacerse pública. Ésta se demostraba mediante declaración de los esposos, y de los parientes y amigos, por una manifestación exterior, llamada "honor matrimonii", que era el modo de comportarse en sociedad los esposos, y el trato que el marido dispensaba a la mujer.

2- Los Esponsales

El matrimonio solía ir precedido de una promesa formal de celebrarlo, realizada por los futuros cónyuges

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