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Ensayo Sobre El Keynesianismo


Enviado por   •  7 de Diciembre de 2012  •  3.626 Palabras (15 Páginas)  •  3.628 Visitas

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KEYNESIANISMO

El keynesianismo se describe como una política económica estatal, que conduce la demanda de bienes y de servicios y, en caso de necesidad de la economía, la reactiva a través de un incremento de los gastos públicos. Ha sido la corriente que ha dominado el pensamiento económico durante el tercer cuarto del siglo XX. Su fundamento se halla en la constatación de que un desempleo involuntario y permanente como el que se produjo durante la Gran Depresión, después de la crisis de 1929 no puede ser resuelto por el sistema económico a través de los mecanismos «clásicos» de retorno al equilibrio. El pensamiento keynesiano está en la base de todas las Políticas económicas aplicadas desde mediados de los años cuarenta del siglo XX, en los países capitalistas occidentales, caracterizadas por una intervención del estado compatible con el mantenimiento del liberalismo. También una buena parte de las teorías y políticas del crecimiento económico se basan en el principio keynesiano del multiplicador de la inversión.

Frente a la teoría económica tradicional, Keynes demostró la posibilidad de que exista un desempleo involuntario-es decir no causado por el rechazo a trabajar por salarios considerados bajos- y permanentes, que no se eliminará por los mecanismos automáticos del mercado, y recomendó la intervención del Estado en la economía. En la teoría clásica, el paro, cuando no es voluntario o tran¬sitorio, es una consecuencia de la rigidez en el sistema de precios, particularmente de la insuficiente flexibilidad a la baja de los salarios. De acuerdo con este enfoque, si se eliminasen dicha rigidez el juego de los mecanismos del libre mercado sería suficiente para alcanzar de nuevo el pleno empleo. De ahí que las recomendaciones de política económica fueran en el sentido de reducir los salarios, lo que provo¬caba una espiral deflacionista. Para Keynes, en cambio, el paro se produce por insuficiencia de demanda efectiva (consumo e inversión) que engendra un equilibrio de subempleo. El problema no está en el mercado de trabajo sino en el mercado de producción.

La demanda de bienes de consumo depende de la distribución de la renta, ya que la propensión al consumo es superior para las rentas bajas. Los gastos de inversión dependen de la comparación que hacen los empresarios entre el rendimiento esperado de los bienes de producción y el tipo de interés del dinero que se fija por los mercados monetarios. El desempleo de personas y recursos productivos se debe a una baja relativa del consumo, por la desigual distribución de las rentas que provoca un ahorro excesivo, y a una escasez de inversiones debida a las bajas expectativas de beneficios y a los elevados tipos de interés. El desajuste entre el ahorro que se realiza y el volumen de inversión que desean llevar a cabo los empresarios es el núcleo del problema. En esta situación no existe ningún mecanismo automático para eliminar el paro y el estado debe asumir la responsabilidad de alcanzar y mantener el pleno empleo mediante una política apropiada. En la visión keynesiana, la inversión es la variable clave cuyo aumento lleva, a través de un mecanismo multiplicador, a alcanzar niveles superiores de renta nacional y de empleo en un sistema económico. La política a aplicar consiste, en primer lugar, en una baja de los tipos de interés que hagan atractivas las inversiones privadas. Las ventajas de la política monetaria eran que permite la intervención estatal sin interferir en la autonomía de las empresas, que requiere poca burocracia y que es susceptible de una manipulación gradual. Sin embargo, la efectividad de esta política puede ser insuficiente si la confianza empresarial se ha debilitado de tal manera que la inversión no se recupera ni siquiera ante tipos de interés muy bajos. Por ello, Keynes era una decidido partidario de aumentar las inversiones públicas, incurriendo si era preciso en déficit presupuestarios. Abogaba por una distribución más igualitaria de las rentas que aumentase la propensión al consumo. Una mayor propensión al consumo implica un multiplicador más elevado y, con ello, un mayor efecto del aumento de la inversión sobre la renta nacional. En el punto central del keynesianismo está la demanda. Keynes tiene en su pensamiento los supuestos de la doctrina clásica y neoclásica. En su mira está la alta inestabilidad de la demanda del conjunto de la economía. Para ingresos crecientes descienden los gastos de consumo mientras gana significado el ahorro. La gente trabaja así no exclusivamente para poder satisfacer sus deseos de consumo actuales, sino también para crear ahorros y fortuna. El ingreso producido por la totalidad de la economía de un país en un periodo, por ejemplo un año, debería llegar a ser en su totalidad demanda efectiva y todo el ahorro se debería reinvertir.

La dimensión de las inversiones en forma predominante depende menos del tipo de interés (el precio del dinero) como mucho más de las expectativas determinadas de réditos futuros. Con respecto al futuro desarrollo de la economía hay que andar con cuidado, manteniendo tanto los ahorristas como los empresarios distancia de las inversiones. Un rol decisivo juegan las expectativas en la determinación de la oferta de una economía nacional (global). Si los empresarios cuentan con caídas de demanda, revisan sus planes de producción y de inversión correspondientes hacia abajo. Los puestos de trabajo disminuirán. Keynes logra explicar con su modelo los motivos teóricos de la crisis observada. Las conclusiones más importantes permanecen: que la demanda efectiva tiene mucha importancia en el conjunto de la economía, las expectativas negativas pueden hacer que una economía en su conjunto permanezca no ocupada en su totalidad y el efecto precios (especialmente el mecanismo de la tasa de interés) no siempre está asociado con la estabilización.

Un aspecto central de la revolución keynesiana de los años 1930 fue reconocer que en una economía de mercado una continua baja de actividad puede llevar a la desocupación, esto es que la economía no necesariamente debe tender al pleno empleo.

Crisis Financiera de 1929

Entre 1929 y 1939 tiene lugar una gran crisis económica de consecuencias nefastas en todo el mundo. La crisis estalla el 24 de octubre de 1929 en Wall Street, con un crac de la bolsa debido al sobreprecio de los valores que cotizaban, desde hacía años, al alza, por motivos especulativos. El crac de la bolsa supuso la descapitalización repentina de la industria y las empresas norteamericanas, y por exportación las de todo el mundo.

EE UU exporta la crisis al resto del mundo, con lo que se generaliza una cierta desconfianza ante el sistema capitalista

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