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Ensayo posconflicto


Enviado por   •  8 de Agosto de 2015  •  Ensayos  •  1.916 Palabras (8 Páginas)  •  1.497 Visitas

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ANTROPOLOGIA Y TEOLOGIA (LUNES 11-1)

EXÁMEN FINAL

DR. JOSE LUIS MEZA

ANA CRISTINA IBARRA

UNA MIRADA REALISTA AL POSCONFLICTO

Vivir en comunidad implica vivir en constante conflicto porque siempre habrá diferencias ideológicas. Sin embargo, hay diferentes alternativas para llevar estos conflictos para que, a diferencia del conflicto Colombiano, no resulte en una catástrofe de la humanidad en contra de si misma. El deplorable conflicto armado en Colombia ha causado ya suficiente daño, y no solo el estado, sino toda la sociedad en su conjunto, está en mora de ponerle un punto final. La necesidad de paz es urgente, pero para alcanzarla de manera realista es pertinente hacer una reflexión profunda del conflicto, conocer la verdad, perdonar, sanear las heridas, y reconciliarnos.

Si bien es cierto que todo el país está harto de la guerra, es aún más cierto que todo el país debe aportar para acabar con ella. Firmar un acuerdo de paz no es suficiente mientras no existan garantías para un posconflicto sano y justo tanto para los civiles, como para los agentes del conflicto, aunque en realidad todos somos agentes del conflicto. ¿Por qué digo que todos somos agentes del conflicto? Porque el secuestro, las minas antipersonas, la tortura, las masacres, las violaciones, el reclutamiento, y demás, se han vuelto algo tan rutinario que hemos caído en la indiferencia, y es de la indiferencia misma de donde realmente brota la violencia. la sociedad colombiana se empeña en reducir al absurdo las miserias que atraviesa la mayoría de la población, bajo el manto de la indiferencia, la negación, o la justificación. De ahí que aprender el cuidado del otro se nos convierta en una obligación. Es necesario que todo el país se informe y conozca la verdad para asumir la responsabilidad que nos corresponde con miras al futuro. Este conflicto no se trata del bueno contra el malo; no se trata de culpabilidad, sino de responsabilidades compartidas.

La permanencia del conflicto armado que se ha dado por más de cincuenta años no se debe únicamente a la pobreza y la desigualdad. Los intereses de los grupos económicos y las clases dominantes han contribuido a demacrar la democracia puesto que las condiciones de vida de los más vulnerables llevan a la sociedad a ello. Esta no es una guerra contra A o B, sino una guerra de todos contra todos que tiene su origen en las ansias de poder y el control de la tierra. Es una guerra prolongada, compleja (por los distintos agentes y sus distintas motivaciones y fines), discontinua (operaciones terroristas distintas), con diferencias regionales (se ve directamente en 7 de los 32 departamentos), pero sobretodo atroz, debido al número incalculable de víctimas. “La falta histórica de interés en el sufrimiento de tantos colombianos y colombianas ha hecho posible la impunidad y la ausencia de la reparación integral para las víctimas.”

Creer en la reconciliación como fruto del perdón, la memoria, y la justicia, es mirar el conflicto armado colombiano desde un punto de vista teológico que pretende la cooperación de toda la sociedad en la práctica del perdón como virtud moral y política. Esta es la única forma en la que el tejido social se restaure, los derechos de las víctimas se respeten, y se de el tránsito hacia una paz duradera. Sin embargo, esta paz duradera no puede ser fruto de un perdón basado en el olvido, sino más propiamente debe nacer de un perdón basado en la verdad, la reparación, y la garantía de no repetición.

Antes de tomar medidas, el punto de vista teológica del conflicto nos recuerda que todos somos humanos, y por lo tanto el mismo victimario es a la vez víctima. Como virtud moral, el perdón coincide con el núcleo del cristianismo, como se puede observar en diversos ejemplos de las escrituras. (Jesús pidiendo por sus victimarios en la cruz, por ejemplo). No hay personas buenas y malas; solo hay personas que hacemos cosas buenas y cosas malas. Por esto, Jesús dice en el evangelio “quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra.” Resistir la violencia sin recurrir a ella es trabajo de grandes, y para la sociedad Colombiana, cristianos o no cristianos, es hora de crecer, porque más que un pilar de fe, perdonar es una virtud moral que se torna política cuando es vivida con, para, y por los demás.

Sin dudarlo, el proceso de negociación con grupos al margen de la ley es una necesidad para ponerle fin a este ciclo mimético que desencadenó una violencia cíclica. No obstante, lo importante no es que se firme, sino lo que se firme. Históricamente, las élites gobernantes han jugado con la ilusión del país entero promesa tras promesa. ¿Cómo olvidar el frente nacional, la esperanza que se tenía en la constitución supuestamente humanista del 91, la ley de justicia y paz, entre muchas otras? Si ninguna de estas promesas pudieron alcanzar el objetivo de alcanzar la paz, ¿Por qué los Colombianos y Colombianas debemos creer en el proceso de paz que se está negociando en la Habana?

Hablar de poner la esperanza en la reconciliación en un país cuya guerra ha tenido un sinnúmero de víctimas y varias décadas de extensión puede ser considerado para muchos una falsa promesa por parte del gobierno de turno para manipular la esperanza de los ciudadanos y jugar con su popularidad.

Con esto no quiero decir que apoyar un proceso de paz está herrado, porque ciertamente es la única vía para salir de este conflicto. Lo que se debe poner en tela de juicio es lo que se está negociando y cómo se está negociando. Antes de apoyar o no este proceso, los Colombianos deben, una vez más, informarse para dotarlo de la legitimidad de la que carece. Una paz sin perdón es imposible, pero aún más imposible es forzar ese perdón porque sería una simple mascarada, y el rencor tarde o temprano revivirá el ciclo mimético y la revictimización reaparecerá. El perdón no puede ser producto de una negociación política por parte del gobierno; es libre y personal. ¿Cómo podría la sociedad colombiana perdonar sin conocer lo sucedido, ni qué medidas se tomarán en pro de la justicia?  

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