Es accesible la historia a los niños?
yeralocampoDocumentos de Investigación17 de Junio de 2012
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I.- ¿Es accesible la historia a los niños?
J. Leif G. Rustin
La imaginación y el sentido.
Los aspectos de la historia son muy variados, algunos de ellos están al alcance de la mentalidad de los niños y les gustan. Disfrutan con la narraciones que excitan su imaginación, viva y a la vez pobre que difícilmente se alimenta por si misma. La historia consiste en historias con curiosos personajes como lo de los cuentos. Estos personajes están comprometidos en acciones que son casi siempre luchas y los niños luchadores por naturaleza, se apasionan por todo lo que sea lucha. Él niño se emociona fácilmente con sentimientos simples. Lo pintoresco y lo dramático le encanta. Esto le inicia muy poco en la historia propiamente dicha y en pensamiento histórico.
El interés por la vida real.
Interés propiamente histórico que despierta realmente el sentido de la historia en el niño. Es nuestro apoyo mas valioso en y seguro en esta difícil enseñanza.
El esfuerzo de memoria.
El estudio de la historia exige un esfuerzo de memoria muy grande. Obliga a retener muchos hechos, nombres propios, fechas, sin relación lógica entre si. Se pretende que hay que aprovechar la vivacidad y frescura de la memoria infantil para fijar todas esas cosas, que mas tarde les serán útiles, en los espíritus nunca mejor dispuestos ha recibirlas.
Las nociones.
Son las nociones secundarias de la historia, las que constituyen, para los niños, la mayor dificultad de este estudio. Representan el principal obstáculo para la memorización.
El tiempo
A menudo que el niño traduzca a números las duraciones y las compare y a la medida que la historia llena los espacios de tiempo cuando se establece la noción de tiempo histórico, de una larga duración anterior a el mismo y a los seres que le rodean. Pero el pensamiento abstracto y en gran parte verbal, del tiempo histórico. No llega a convertirse en sentimiento exacto sino muy lentamente y después de una larga experiencia.
La vida de las sociedades
Pero el escollo más difícil de salvar durante mucho tiempo es la ignorancia de los niños respecto de la vida de los adultos y de las colectividades. Se trata de convertir una historia de niños, la disfrazamos y la vaciamos de su sustancia. El niño apenas conoce más que a su familia. Solo muy lenta y bastante groseramente adquiere la idea de una vida colectiva organizada en la comuna y la nación. Y la historia pertenece a las colectividades. Los temas de las lecciones de historia rebasan pues, casi, siempre y con mucho, y la comprensión de los alumnos. Aun cuando repiten aproximadamente lo que se les ha dicho o han leído, no podemos estar seguros de que lo hayan comprendido.
Los temas de historia rebasan pues, casi siempre y con mucho la experiencia y la comprensión de los alumnos. Aun cuando repiten aproximadamente lo que se les ha dicho o han leído, no podemos estar seguros de lo que hayan comprendido.
Los niños comprenden muy bien este aspecto de la historia: hombres que luchan entre si. Están siempre dispuestos a admirar al que triunfe. Pero ¿y el juego político? Sin hablar de la extraña lección moral. Hay que tener presente la suma de experiencias necesarias para que las palabras adquieran verdaderamente un sentido.
La localización geográfica
La enseñanza d la historia exige de los niños mucha soltura en cuanto a la representación geográfica.
II.-Dificultades que presenta la orientación de este aprendizaje.
Buenaventura Tijerina.
Todas las materias de enseñanza presentan multitud de problemas en la orientación de su aprendizaje, pero ninguna como la historia requiere una técnica mas compleja y mayor cuidado en el empleo de métodos especiales, a fin de lograr resultados mas o menos satisfactorios. Son muchos los problemas que plantea el aprendizaje de esta actividad escolar, debido principalmente a su naturaleza abstracta y a la multitud de nociones que son necesarias para formar en los niños una reconstrucción mental de los hechos históricos, siquiera sea en una forma aproximada: las nociones a que nos referimos son las de localización en el tiempo y en el espacio.
Para que sea posible el conocimiento del hecho histórico, el razonamiento y la madurez mental. Necesitan atención que en ellos forzosamente es voluble; memoria todavía por almacenar los recuerdos, los brotes insignificantes de una imaginación solamente objetiva, asomos de un razonamiento en su forma concreta y análisis y síntesis completamente rudimentarias.
El viejo principio pedagógico que establece que en la enseñanza se debe ir de lo conocido a lo desconocido, es en esta materia de muy difícil aplicación, pues en ella se trata de dar a conocer y de hacer comprender y sentir hechos pasados desconocidos, trata de dar a conocer y de hacer comprender y sentir hechos pasados desconocidos.
Es necesario colocar a los niños frente a aquello de que se les habla, y si esto no fuera posible, frente a su representación, ambas cosas muy difíciles tratándose de la historia, la descripción oral no tendrá jamás el mismo valor que la representación de los objetos reales.
El maestro también debe poseer el don de despertar en sus alumnos con esta enseñanza un profundo interés por los asuntos históricos que se consideran, y para esto es indispensable saber dar a las narraciones el mas vivo colorido de la realidad, actuar la historia, en una palabra, polarizar las tendencias de los niños hacia las actividades que es espontanea en ellos y llevarlos hacia un campo en completo acuerdo con sus gustos y sus tendencias y en armonía de la pedagogía.
Las nociones de tiempo son en los alumnos por completo vagas, especialmente en los primeros grados escolares. Es preciso por lo tanto ir poco a poco aclarando y completando esas nociones, que son imprescindibles para que las narraciones de los sucesos humanos tengan sentido. Para formar las ideas cronológicas, el maestro puede proceder presentando a los niños ejemplos concretos, sencillos y muy conocidos y al alcance de su incipiente mentalidad. El conocimiento geográfico conviene irlo formando también sirviéndose de un procedimiento intuitivo, sencillo y gradual.
El contenido y los propósitos de la enseñanza son también algo que debe conocer de antemano el maestro, pues ante el se abren estas dos perspectiva: enseña la historia externa con su fárrago, llena de falsedades, dar una clara comprensión de los múltiples factores que en la convivencia humana determinan la civilización actual y que nos encaminan en marcha triunfal hacia la patria del futuro o sea la patria universal.
La actitud y condiciones del maestro frente a la enseñanza de la historia.
El maestro debe poseer gran habilidad y multitud de circunstancias especiales que lo capaciten para transportar a sus alumnos en alas de la fantasía, a regiones a veces muy lejanas, y hacerlos vivir por breves momentos épocas remotas en la que actuaran personajes de todas clases. Esas condiciones son semejantes en el historiador y en el maestro para lograr una enseñanza eficiente.
Es necesario que el maestro posea una visión completa del suceso que va exponer en su clase. Para esto debe dominar el tema en su conjunto y de manera integra, con gran acopio de detalles a fin de hacer interesante la narración. Debe poseer un justo sentido de perspectiva y proporciones de los hechos que considera, a fin de estudiar cada periodo como parte de una época anterior y de la que vendrá después. Es preciso que abrigue un deseo vehemente y sincero de afirmar y decir siempre la verdad, que el docente posea gran habilidad para narrar de manera sencilla, agradable y atrayente para los niños.
Salta a la vista la gran ventaja de que el educador posea una excelente memoria que retenga con facilidad los acontecimientos con todo sus pormenores, ya que sean estos fechas, lugares, nombres, etc. Es preciso también que el maestro sepa agrupar y analizar los hechos de la manera más conveniente y lógica a fin de lograr así el mayor grado de la comprensión infantil. La enseñanza de la historia reviste una esencial importancia, se trata del interés y entusiasmo que debe concederse al tema que se estudia esta cualidad depende del éxito de la clase.
Juicio sano y profundamente reflexivo. Esto en el lenguaje ordinario significa que el maestro debe poseer la facultad de distinguir lo verdadero de lo que no es, a fin de que exponga a sus alumnos los conocimientos históricos con la rectitud de pensamiento y el buen sentido que hacen falta para merecer ese nombre.
El juicio dice Kant “es el carácter distintivo de lo que se llama el buen sentido, cuya falta es un defecto
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