Escrito Analítico. Lacan y la Guerra

Escrito Analítico

Lacan y la Guerra

El texto inicia con la poca preocupación de Lacan sobre el tema de la guerra, que para Freud fue de suma importancia a plantear una pregunta y escudriñar sobre esta, así pues esta poca inquietud que demostraba Lacan, hacía que sus escritos en cierto punto abordaran este tema que para él no era de mucho agrado. Por consiguiente en la biografía hecha por Elisabeth Roudinesco sobre lacan, nos muestra un apartado en el cual describe su vida y las situación por las culés desde niño le han tocado vivir, por ejemplo el simple hecho de haber nacido entre dos guerras mundiales o que no haya tenido un padre presente debido a la guerra, puesto que debió ir a esta como sargento de caballería entre otras labores, esto último se presenta cuando el es adolecente y tiempo después, es él quien debe enrolarse en la dimensión de la guerra, pero de una manera distinta, en la cual ejerce un papel “de odas” tal cual como él lo describe.

Luego de la victoria de Inglaterra en la segunda guerra mundial, motivan a Lacan a escribir su único texto que en general trata específicamente sobre la guerra y el desempeño que tuvieron los psiquiatras en la confrontación bélica, lo cual llamó una “intervención psicológica de filiación psicoanalítica”, dando buenos resultado en la selección de oficiales y el principio de una cura, llevándolo a valorar y pensar que su trabajo fue el instrumento para la victoria de Inglaterra en esa guerra.

Adelantándonos un poco en el texto, Lacan describe la guerra como una forma de “comercio interhumano” en el cual inscribe una relación importante que compromete el vínculo de los semejantes en donde se ve implicada una negociación, un trato, un pago o una apuesta; así pues Lacan se refiere de manera explícita en sus seminarios y escritos siendo esta su labor.

En cuanto a la guerra y las producciones, Lacan nos dice que la guerra es el esplendor de destrucción y de muerte, así mismo Lacan lo describe como ciudades devastadas, restos de escombros y las ruinas, donde alude todo esto a la Roma antigua. Por otro lado Lacan también describe a la guerra como un inicio de creación y de producciones que en ocasiones se vio dando paso al progreso, partiendo de ella y para ella.

En el siguiente apartado del colectivo y la guerra nos habla del asunto del mando y de la moral que son explicados por la vía de la identificación, ya que por ella según Lacan resalta que es posible “el encantamiento destinado a reabsorber del todo las angustias y los medios de cada uno en una solidaridad grupal en la vida y en la muerte”, teniendo como punto central y de partida la homogeneidad y la subordinación al servicio de las armas.

En el apartado del odio y la guerra, Lacan nos expone que el odio está presente en la guerra, en donde algunos privilegiados lo realizan plenamente; así mismo nos explica que en la dimensión imaginaria del odio, la destrucción del otro es sorprendente en la estructura misma de la intersubjetividad, que es postulada por Hegel como un callejón sin salida entre dos consciencias en lucha por un prestigio. Al mismo tiempo nos habla de una “relación dual”, un estilo de guerra en el cual se pone en juego del uno y del otro, una captación imaginaria entre el “tú y el yo”. También nos habla de que la guerra se encuentra enmarcada por lo simbólico en la dimensión imaginaria y en consecuencia de esta, el odio no se satisface con la desaparición del adversario y aspira más allá, a la pérdida del individuo; así pues como la civilización del odio y por consiguiente la destrucción, sin asumir sus consecuencias.

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