Estrés Laboral En Docentes

“Un reto más de la calidad del servicio educativo: El estrés laboral en docentes "

L.C.E Cindy Guadalupe Aguilar Cabrera

Resumen

Actualmente ya no basta con proveer a la población de educación, sino se busca que esta sea de calidad, capaz de dotar a los estudiantes de los conocimientos y competencias necesarias para enfrentarse y resolver los retos que le impone el mundo actual. Ante esta demanda de una educación de calidad resulta importante empezar a centrar nuestra atención en quienes se encargan de impartirla. La educación es proporcionada por los docentes por lo que su calidad está estrechamente vinculada con su bienestar. Al respecto, una problemática que afecta de manera predominante a esta sección es la presencia de estrés laboral el cual conlleva perjuicios en la salud de los docentes y en la productividad de los centros educativos. El presente artículo tiene como objetivo la realización de una descripción de las principales condiciones laborales consideradas como fuentes generadoras de estrés en los docentes, así como de las consecuencias a nivel personal y organizacional que son el resultado de experimentar estrés laboral en dicho sector profesional.

Palabras claves: estrés laboral, calidad en el servicio educativo, condiciones laborales, fuentes generadoras de estrés, consecuencias del estrés

Introducción

La búsqueda de la calidad educativa se ha convertido en una idea recurrente que invade todo el discurso de la política educativa contemporánea. En ese contexto discursivo, la mayoría de los agentes y actores de la educación voltean a ver a los maestros, tal pareciera que se ha creado un nuevo mito: la calidad educativa depende del trabajo de los docentes. Más allá de la pertinencia o no de este mito, y de la veracidad del mismo, sí puedo afirmar tajantemente que no estoy de acuerdo con la orientación que se le da por parte de las autoridades del sistema educativo nacional en México. No creo que la relación entre trabajo docente y calidad educativa sea simplemente mediada por la formación y actualización, en el mejor de los casos, o por la evaluación de su desempeño, en el peor de los casos.

En una concepción de la educación, al docente se le ha visto comúnmente sólo como “una persona que enseña”, un mero ejecutor de programas educativos. En consecuencia, en cuanto a su rol en el proceso educativo, las estrategias sólo se han centrado en el fortalecimiento de su formación y capacitación técnico-pedagógicas, lo cual es absolutamente necesario para un buen desempeño de su labor y el logro de los objetivos, pero a la larga resulta insuficiente. Ya que es necesario empezar a tener una visión integral del docente que lo sitúe ya no como instrumento si no como actor protagónico en el proceso educativo. Lo cual implica dar cuenta de que el docente es también una persona y como tal se encuentra sumergido en un conjunto de condiciones que lo afectan como individuo y como profesional. De tal manera que resulta necesario empezar a dirigir la vista hacia las condiciones en que vive y las problemáticas a las que se enfrenta (más allá de las dimensiones pedagógicas) y que de manera directa o indirecta pudieran impactar en su rendimiento laboral.

Las condiciones de salud y bienestar docente, son factores determinantes en su desempeño que por cierto es un terreno que ha sido poco explorado, principalmente aquí en México. Al respecto, una problemática de salud que se ha detectado comúnmente en el profesorado es el estrés laboral. Se ha demostrado que la docencia es una profesión altamente estresante. La presencia de estrés conlleva a consecuencias que perjudican su salud y la calidad de trabajo, por lo tanto puede afectar el aprendizaje y el rendimiento académico del alumnado. Por ello, se vuelve de vital importancia el conocimiento del entorno laboral en que se desenvuelve el docente y la manera en que dichas condiciones se tornan en fuentes de estrés.

El estrés laboral en los docentes.

El estrés es un término que, se ha vuelto de uso coloquial. Por ello es importante tener una definición clara y conocer sus mecanismos como primer paso para crear consciencia de su existencia y de su impacto en la salud de los trabajadores y en el funcionamiento de las organizaciones laborales para poder posteriormente construir intervenciones eficaces.

El término “stress” fue acuñado por Selye en 1936 en su trabajo donde se describen por primera vez los mecanismos psicofisiológicos subyacentes. Define al estrés como una respuesta no específica del organismo ante cualquier demanda que se le imponga. Al estímulo o demanda que induzca al estado de estrés se le conoce como estresor y puede ser cualquier situación o condición ya sea externa o interna, física o psicológica (Williams, 2004). Cuando el estrés está asociado directamente al contexto de trabajo se le llama estrés laboral y se define como la reacción que puede tener un individuo ante las exigencias y presiones laborales que no se ajustan a sus conocimientos y capacidades, y que ponen a prueba su capacidad para afrontar la situación (OMS, 2004; Secretaría de Salud, 2010).

La presencia del estrés laboral está íntimamente ligada a las condiciones laborales en que se desarrolla un trabajador, las profesiones de servicio o asistenciales son especialmente vulnerables debido a la responsabilidad con la gente. La docencia se incluye dentro de esta categoría. Se ha demostrado que enseñar es un trabajo mentalmente muy estresante aunque físicamente no lo sea tanto como profesión de servicio, se tienen que establecer continuamente nuevas relaciones interpersonales, no solamente con su objeto de trabajo propiamente dicho que son los alumnos, sino también con sus colegas, sus superiores y los padres de familia. A lo que se le agrega que el docente es depositario de una serie de expectativas y responsabilidades: se concibe como un formador social, se espera que les otorgue a los alumnos una educación integral y de calidad. Además de que tiene que realizar muchas actividades diferentes, y para la sobrecarga de trabajo que conlleva y el compromiso que se le exige

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