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Etica Profesional

marlaamedina5 de Diciembre de 2012

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ÉTICA PROFESIONAL, ÉTICA Y VALORES

La ética profesional puede definirse como la ciencia normativa que estudia los deberes y los derechos profesionales de cada profesión. También se le llama Deontología. Al decir profesional no solo se refiere a que la ética es solo para quienes tienen un cartón o son profesionales, sino que está en especial va destinada especialmente a las persona que ejercen una profesión u oficio en particular.

La ética profesional tiene como objeto crear conciencia de responsabilidad, en todos y cada uno de los que ejercen una profesión u oficio, esta, parte del postulado de que todo valor está íntimamente relacionado con la idea de un bien.

La ética profesional se sustenta o toma bases fundamentalmente en la naturaleza racional del hombre. Esta naturaleza es espiritual y libre, por consiguiente tiene una voluntad que apetece al bien moral. Haga el bien y evite el mal.

La "ética" profesional estudia los códigos de "moral " profesional; pero no se limita a ellos, sino que, partiendo de los principios sentados como fundamento de la ética, deduce otros principios y criterios que iluminan los contenidos de la norma moral fijada en el código. Es importante, entonces, no olvidar la diferencia entre estos dos niveles: ética y moral profesional, aunque en la práctica se acepte la denominación de "códigos de ética" porque eso es lo usual en los círculos profesionales.

Los códigos actuales de moral profesional no se inician con un juramento. Este se supone realizado en el momento de la graduación, acto solemne en que la universidad, en nombre de toda la sociedad y con la autorización del Gobierno, declara al egresado idóneo para el ejercicio de la profesión. El nuevo profesional se compromete públicamente a cumplir los deberes y las normas propias de su profesión, y las autoridades académicas, responsables del depósito de conocimientos específicos de cada profesión, le entregan el título profesional que es su consagración.

La mayoría de las profesiones, en nuestro país y en el mundo, cuentan con un "consejo profesional" o “tribunal disciplinario”, que constituye la máxima autoridad dentro del gremio, encargado de velar por la conducta profesional de sus asociados. Este organismo establece el código moral de la profesión, con el respaldo oficial del Gobierno, y con frecuencia otorga el carné profesional, que en muchos casos es requisito para poder ejercer la profesión. Tiene, además, autoridad para sancionar a sus miembros de acuerdo con la gravedad de las faltas cometidas, pudiendo llegar hasta prohibir a alguien ejercer la profesión por un período particular o definitivamente.

Necesidad de la ética

Todo trabajador tiene o debe desarrollar una ética profesional que defina la lealtad que le debe a su trabajo, profesión, empresa y compañeros de labor. La ética de una profesión es un conjunto de normas, en términos de los cuales definimos como buenas o malas su práctica y relaciones profesionales. El bien se refiere aquí a que la profesión constituye una comunidad dirigida al logro de una cierta finalidad: la prestación de un servicio para lo cual existen varias condiciones o imperativos éticos profesionales:

1.- Competencia - exige que la persona tenga los conocimientos, destrezas y actitudes requeridos para prestar un servicio.

2.- Servicio al cliente - la actividad profesional sólo es buena en el sentido moral si se pone al servicio del cliente o usuario.

3.- Responsabilidad social – el profesional asume el compromiso de responder al cliente o usuario por el servicio que se le presta.

4.- Solidaridad - las relaciones de respeto y colaboración que se establecen entre los miembros de la misma profesión, con el fin de ayudarse y evitar perjudicarse unos a otros.

5.- Compromiso público - de observar las normas morales que la agremiación juzga necesarias para el logro de un ejercicio profesional irreprochable.

6.- Confiabilidad

Para lograr una conciencia ética profesional bien desarrollada es que se establecen los cánones o códigos de ética. En éstos se concentran los valores organizacionales, base en que todo trabajador deberá orientar su comportamiento, y se establecen normas o directrices para hacer cumplir los deberes de su profesión.

En virtud de la finalidad propia de su profesión, el trabajador debe cumplir con unos deberes, pero también es merecedor o acreedor de unos derechos. Es importante saber distinguir hasta dónde él debe cumplir con un deber y a la misma vez saber cuáles son sus derechos. En la medida en que él cumpla con un deber, no debe preocuparse por los conflictos que pueda encarar al exigir sus derechos. Lo importante es ser modelo de lo que debe ser profesional y moralmente ético. Por ejemplo, un deber del profesional es tener solidaridad o compañerismo en la ayuda mutua para lograr los objetivos propios de su empresa y, por consiguiente, tener el derecho de rehusar una tarea que sea de carácter inmoral, no ético, sin ser víctima de represalia, aun cuando esto sea para lograr un objetivo de la empresa. Al actuar de esa manera demuestra su destreza en la toma de decisiones éticas, mientras cumple con sus deberes y hace valer sus derechos. Además, demostrará su honestidad, que es el primer paso de toda conducta ética, ya que si no se es honesto, no se puede ser ético. Cuando se deja la honestidad fuera de la ética, se falta al código de ética, lo cual induce al profesional a asumir una conducta inmoral y antiética.

Hay tres factores generales que influyen en el individuo al tomar decisiones éticas o antiéticas, los cuales son:

1. Valores individuales - La actitud, experiencias y conocimientos del individuo y de la cultura en que se encuentra le ayudará a determinar qué es lo correcto o incorrecto de una acción.

2. Comportamiento y valores de otros - Las influencias buenas o malas de personas importantes en la vida del individuo, tales como los padres, amigos, compañeros, maestros, supervisores, líderes políticos y religiosos le orientarán su comportamiento al tomar una decisión.

3. Código oficial de ética - Este código rige el comportamiento ético del individuo, mientras que sin él podría tomar decisiones antiéticas.

Un aumento en las regulaciones rígidas en el trabajo a través del código de ética ayudará a disminuir los problemas éticos, pero seguramente no se podrá eliminarlos totalmente. Esto es así, debido a las características propias de la ética que establecen que ésta varía de persona a persona y así lo que es bueno para uno puede ser malo para otro; está basada en nuestras ideas sociales de lo que es correcto o incorrecto; varía de cultura a cultura, por lo cual no se puede evaluar un país con las normas de otro; y está determinada parcialmente por el individuo y por el contexto cultural donde ocurre. No obstante, el profesional debe reconocer que necesita de la ética para ser sensible a los interrogantes morales, conocer cómo definir conflictos de valores, analizar situaciones y tomar decisiones en la solución de problemas.

Por otro lado, existen decisiones del profesional que en oportunidades derivan de algunos aspectos negativos que ensombrecen las buenas intenciones de los códigos morales. Entre ellos destacamos:

Las posiciones de privilegio y superioridad (segregación), que van generando conciencia de impunidad jurídica y de autonomía moral en el gremio frente al resto de la sociedad.

La creación de un monopolio en la prestación de los servicios profesionales, que asegura a los asociados ingresos económicos elevados y poder.

Expliquemos brevemente estos dos peligros o trampas que encierran los códigos de moral profesional. El primero surge de la misma especialización científica a que han llegado las profesiones. Sólo quienes se han consagrado durante varios años al estudio de la ciencia propia de una profesión son capaces de dar aplicación a los conocimientos encerrados en ella. Esto hace que el profesional se sienta superior en la escala social a los demás trabajadores. Y le lleva a rechazar cualquier intromisión exterior en la fijación de las normas que regulan el ejercicio de su profesión. Como se siente superior, establece unas normas de comportamiento que aseguren esta superioridad, pretendiendo así liberarse de rendir cuentas por su comportamiento ante otras personas e instituciones distintas a las de su propio gremio. Esto se da sobre todo en las profesiones que tradicionalmente han sido consideradas como superiores, con cierto carácter sagrado y regio, en especial el sacerdocio, la medicina y la abogacía. Últimamente se aprecia tendencia a protestar contra ese mito observándose demandas a médicos, ingenieros o abogados.

El monopolio profesional busca asegurar el trabajo, la fama y la buena remuneración para todos los miembros de la profesión. Por eso sus organismos directivos controlan las formas de competencia entre los colegas, las formas de criticar o denunciar faltas en el ejercicio profesional, las tarifas de los servicios prestados y, en algunos países, hasta el número mismo de candidatos a formarse en la profesión.

Las normas que propician actitudes tanto de privilegio como de monopolio, deberían ser cuestionadas en los códigos de moral profesional, ya que constituyen obstáculos que deforman los valores sociales de la profesión. El criterio para destacar el auténtico valor moral en la normativa de un código nos da los principios de la ética general.

DIFERENCIAS ENTRE MORAL Y ÉTICA

La Frontera entre la deontología y la ética profesional; para evitar la imprecisión del significado es conveniente remitirse

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