Examen De Oposición

120 PREGUNTAS DIJIERON… ¡YA ERES PROFE!

El domingo 15 de julio de 2012 se aplicará por quinta ocasión el concurso nacional de oposición para el otorgamiento de plazas docentes. Esta evaluación se deriva del acuerdo de la Alianza por la calidad de la educación que suscribieron la SEP y el SNTE en mayo del 2008 y tiene como propósito asegurar la transparencia en la manera en que se asignan las plazas a los maestros y garantizar que quienes dirigen el sistema educativo, los centros escolares y quienes enseñan sean seleccionados adecuadamente.

En la primera convocatoria presentaron el examen 86,536 aspirantes y el 91.7% no alcanzó el nivel aceptable, lo cual provocó una avalancha de críticas procedentes de diferentes sectores sociales. Sin embargo, los dirigentes del Sindicato y de la SEP después de aceptar que los resultados eran decepcionantes dijeron que en el examen no había reprobados y utilizaron el argumento de que se trataba de un simple procedimiento de selección. A diferencia del 2008, en el 2011 nada más el 2.27% del total de sustentantes (137,254) se ubicaron en el rango de no aceptable. En principio, estos datos demostraban que se había producido un avance en la calidad de la docencia en México, aunque evidentemente la prueba que se aplica en el concurso no es confiable y por supuesto, no sirve para evaluar las capacidades y actitudes de los maestros. Tal vez el examen sea válido para que el reparto de plazas sea más racional y justo, también para responder a las exigencias nacionales e internacionales sobre estándares y evaluación del desempeño docente o para ocultar todas las deficiencias en la formación del profesorado, pero definitivamente se trata de una farsa, de una simulación y de un consuelo momentáneo porque la realidad de las aulas es mucho más precisa y rotunda que el insubstancial saldo de una evaluación teórica.

El examen de oposición consta de ciento veinte preguntas de opción múltiple que deben resolverse en tres horas y media, tiempo insuficiente para seleccionar a los mejores maestros del país. La prueba se divide en tres áreas temáticas (habilidades intelectuales, conocimiento de la educación básica y competencias docentes) que pretenden medir los conocimientos básicos que debe poseer un maestro antes de ingresar y para permanecer en el servicio. No obstante, los evaluadores olvidan que si se desea alcanzar este propósito la evaluación debería ser congruente con las condiciones que ha de cumplir una prueba eficaz.

En primer lugar, tendría que ser confiable en los resultados, así como consistente, veraz y convincente para quien lo sustenta:

¿Hasta qué punto el organismo que elabora el examen de oposición (OEIF) puede ser autónomo si sus miembros dependen del SNTE y de la SEP? ¿Desde cuándo los directivos, inspectores y maestros son considerados especialistas en evaluación educativa y psicometría? ¿Los setenta integrantes de la OEIF tienen experiencia en investigación educativa y formación docente? ¿Participan de manera conjunta en la toma de decisiones o unas cuantas personas controlan todo el proceso? ¿El conocimiento que tienen sobre el tipo de maestros que requiere el país en qué criterios se fundamenta? ¿Esa concepción sobre el profesor ideal es homogénea, diversa o contradictoria? ¿Quién supervisa, certifica y otorga validez final al examen de oposición? ¿Resulta suficiente asegurar que los responsables del diseño tienen amplia experiencia y reconocimiento en la educación para garantizar que la prueba mida lo que debe medir?

En segundo término, las áreas y las preguntas del examen tendrían que ser suficientes, pertinentes y representativas del conjunto de destrezas, conocimientos,

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