ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Feminicidio En Juarez


Enviado por   •  18 de Agosto de 2013  •  9.873 Palabras (40 Páginas)  •  580 Visitas

Página 1 de 40

Los feminicidios de Juárez-Chihuahua - Pecados de violencia y deshumanización

Rafael Luévano

Resumen: En este artículo pretendo tratar teológicamente la realidad dramática, y a menudo minimizada, de los feminicidios en el contexto específico del Norte de México. Un número considerable de los asesinatos está relacionado con la violencia doméstica, y el resto con el narcotráfico, como resultado de la violencia con un objetivo concreto.

Palabras-Clave: Género, Violencia, Religión

Resumo: Neste artigo me proponho a tratar teologicamente da realidade dramática, e em princípio minimizada, dos feminícidios no contexto específico do Norte do México. Os assassinatos estão relacionados com a violência doméstica, e os demais com o narcotráfico, como resultado de violência com objetivo concreto.

Palavras-chave: Gênero, Violência e Religião

Abstract: In this article I aim to theologically deal with the dramatic reality, at first minimized, of the womencides that happened in Northern Mexico. The homicides are related to domestic violence and with drug dealing, and result from the violence with concrete aims.

Key-Words: Gender, violence and Religion

Desde 1993, he seguido los reportes de la desaparición de más de 250 mujeres, y el asesinato de por lo menos 500 mujeres que fueron brutalmente asesinadas en la población fronteriza de Ciudad Juárez, México [1] y en el estado de Chihuahua [2] . Aproximadamente dos terceras partes de estos asesinatos están relacionadas con violencia doméstica [3] . El resto se relaciona con el narcotráfico. Las muertes más perturbadoras son resultado de violencia con objetivo concreto. Mujeres jóvenes de entre 10 y 30 años, que son secuestradas, torturadas, violadas y asesinadas. En muchos casos sus cuerpos son mutilados. Muy a menudo se tiran los restos en las barriadas desérticas de la periferia de Ciudad Juárez [4] . En ocasiones, se dispone de los cuerpos de las víctimas en el centro del distrito financiero de la ciudad, en un aparente despliegue prepotente de la inmunidad del criminal ante la justicia [5] . Estos asesinatos se conocen comúnmente como los “asesinatos de las maquiladoras”, sin embargo, tal y como lo arguyo en este artículo, “feminicidio” es un término más apropiado para referirse a estos asesinatos [6] .

Las mujeres desaparecidas y asesinadas son sólo las víctimas mas obvias de esta violencia. En nombre de sus seres queridos asesinados, las familias y sus comunidades luchan por la justicia en los complejos sistemas policíacos, políticos y judiciales. Ha habido pocas persecuciones y el número de mujeres muertas sigue en aumento. Amnistía Internacional señala que, “la situación en Ciudad Juárez sigue siendo grave con por lo menos 28 asesinatos de mujeres reportados el año pasado (2005) y continuos niveles altos de impunidad, en particular en los casos del pasado” [7] . Estos horrores también desgarran a México entero. La violencia rampante amenaza las regiones fronterizas de los Estados Unidos, donde, para fines intensivos, el cartel del narco controla violentamente las actividades de la frontera [8] . ¿Es éste el futuro de todo el territorio fronterizo EUA-México?

En sus raíces, la violencia contra las mujeres es un ejemplo flagrante de pecado en Chihuahua. El asesinato y desmembramiento de estas mujeres rompe todos los límites de la dignidad humana. Estos actos desafían la dignidad divina con la que Dios ha dotado a estas mujeres. Estos actos son una revuelta en contra de Dios, que ama y atesora a estas mujeres. Según la prominente analista de violencia sexual en contra de las mujeres, M. M. Fortune, “la violencia sexual es un pecado… viola la calidad de persona del otro porque lo objetiviza, haciendo de ella o de él, una no-persona” .

No menos violentas y, por lo tanto, no menos pecaminosas son las estructuras sociales, políticas y económicas que crearon y ahora sostienen el entorno en que ocurren estos actos. Por ejemplo, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, o por sus siglas en inglés, NAFTA - North American Free Trade Agreement) es el motor que empuja este sistema y ha facilitado el aumento de las maquiladoras que emplean a miles de mujeres. Están también los policías que coartan las investigaciones y el indolente sistema judicial que una y otra vez ha demostrado ser ineficaz para poner un fin a estos asesinatos. Este complejo de violencia de distintas fuerzas alimenta una estructura devastadora de opresión, una “estructura pecaminosa” para decirlo en términos teológicos.

La teóloga feminista K. G. Cannon caracteriza el pecado como teniendo una dinámica doble. “El pecado es un alejamiento de Dios, no sólo una palabra o un hecho o un pensamiento que transgrede la ley religiosa, sino que el pecado puede ser también un hacer caso omiso de la voluntad de Dios para los demás e infringirles un mal” . El primer alejamiento denota una esfera personal de lo pecaminoso, que en este estudio le aplico a los actos inmediatos de violencia en contra de las mujeres. La segunda esfera de alejamiento es hacer caso omiso del bienestar de las demás personas; esto lo relaciono con las estructuras socioeconómicas y políticas de la opresión [11] .

Más aún, sin importar si la violencia ocurre como un acto individual o surge de la opresión estructural, la consecuencia de la violencia es siempre la misma. La violencia deshumaniza a sus víctimas. La violencia destruye las cualidades de ser persona relacionadas con el cuerpo, la personalidad, el espíritu, la cultura y el género del individuo y de la comunidad. Esta deshumanización, por lo tanto, es gravemente pecaminosa.

Por lo tanto, yo empleo la categoría teológica de pecado para explorar las transgresiones de violencia y deshumanización en esta reflexión teológica sobre las mujeres desaparecidas y asesinadas de Juárez-Chihuahua, México. Sostengo que, las asesinadas y desaparecidas surgen de y representan a mujeres que amenazan el papel tradicional del hombre dominante. La desaparición y los asesinatos de estas mujeres manifiestan machismos que se han vuelto maníacos. Asimismo, le doy especial atención e incluso rindo un homenaje a las personas que Elsa Tamez llama aquéllas “contra quienes se ha pecado” [12] . Son las mujeres desaparecidas y asesinadas, y sus familias, amistades y comunidades. Estas agresiones no se pueden ver como actos aislados, sino que se tienen que entender sólo como un elemento más dentro del vasto y trágico complejo de la violencia de las estructuras sociales, económicas y políticas. Examino los actos de los pecadores, la violencia estructural y las operaciones criminales del cartel de drogas.

Aunque se han callado sus voces, por su desaparición y su muerte, estas mujeres se han convertido en profetas. Su sufrimiento denuncia los reinos de la violencia en el norte de México. Su ausencia es un clamor que advierte el aumento de derramamiento de sangre y las consecuencias de la deshumanización. La violencia que se comete en contra de estas mujeres es una muestra de su liderazgo profético en un nuevo papel de las Latinas en México, un papel que sin lugar a dudas amenaza a los Latinos, concretamente a los hombres mexicanos. El creciente número de muertas pone en tela de juicio a ciertas estructuras sociales bien establecidas tanto en México como en los Estados Unidos.

Feminicidio: El asesinato de mujeres

Las violaciones en contra de las mujeres que conllevan secuestro, violación, mutilación y asesinato caben todas en la trágica historia de la agresión de los hombres en contra de las mujeres. “Feminicidio” es el término para esta muerte violenta de las mujeres. Las estudiosas feministas y de género, en la era moderna, han adoptado este término desde hace ya cerca de doscientos años para darle una definición potente y refinada [13] . Actualmente, como resultado de las muertes ocurridas en Ciudad Juárez-Chihuahua, y recientemente en Guatemala [14] , el término “feminicidio” ha entrado en la prensa nacional e internacional [15] . Diana E. H. Russell nos da esta definición: “el feminicidio es el asesinato de mujeres por hombres porque son mujeres” [16] . Ella y otras feministas se niegan a aceptar el concepto popular de que el asesinato de mujeres es un asunto privado y/o patológico, e insisten en que cuando los hombres asesinan a las mujeres o a las jóvenes, casi siempre están implicados en la dinámica de poder, de la misoginia y/o el sexismo [17] . Además, Russell escribe: “el feminicidio se encuentra en el extremo de una línea continua de terrorismo sexista contra las mujeres y jóvenes” [18] . En términos más sencillos “el feminicidio” es violencia de género [19] .

El número de feminicidios en América latina es espeluznante. Además de las 500 muertas en México, en Bolivia de 2003 a 2004 ha habido 373 asesinatos de mujeres; durante 2003, otros 143 en Perú; y más de 2000 en Guatemala. En Colombia, cada 6 días se reporta una mujer asesinada por su pareja o ex-pareja [20] . En los Estados Unidos, la conciencia pública de la violencia en contra de las mujeres ha aumentado en las tres últimas décadas [21] . Y hay muchas leyes y servicios sociales que ayudan a proteger a las mujeres maltratadas en los Estados Unidos. Estas estructuras apenas están surgiendo en México y luchan por mantenerse vivas.

Es fundamental distinguir esta forma de violencia del homicidio. El homicidio se define como “un ser humano que da muerte a otro”. Creo que el uso poco frecuente del término “feminicidio” revela una falta de atención a los análisis feministas y de género incluso en el campo de la criminología [22] . Vale la pena observar que el término “feminicidio” sigue ausente de la mayoría de los diccionarios en línea que más se consultan [23] . Y para nuestra consideración, observo que el término también está ausente de los informes oficiales que hacen las Naciones Unidas [24] y Amnistía Internacional [25] sobre las muertes en Cd. Juárez-Chihuahua. Tampoco aparece como clasificación de violencia en el Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre Violencia y Muerte; únicamente es en las partes finales del informe donde se clasifican los actos de violencia y los asesinatos según el sexo y la edad [26] . Todas estas omisiones indican además la falta de conciencia del motivo detrás de la violencia en contra de las mujeres y de la terminología para hablar de ello [27] . Así pues, se entiende según lo señala Russell que: “Como el concepto de feminicidio es todavía incipiente, hasta ahora se ha enfocado únicamente su forma más manifiesta – el asesinato” [28] .

Esencial para los feminicidios de Juárez-Chihuahua es el señalamiento de Russell de que “el gran número de mujeres y jóvenes que se describen como ‘desaparecidas’ constituye una prueba más de las espantosas dimensiones del feminicidio en todas las regiones del mundo hoy en día” [29] .

En el vocabulario de la teología feminista contemporánea de los Estados Unidos el término “feminicidio” es usado ampliamente. En la medida en que aumenta la preocupación por la tortura sexual y el asesinato de mujeres en América latina, aumenta el uso del término feminicidio [30] .

Estudio de caso: Sagrario González Flores

Consideremos el caso de Sagrario González Flores, que vivía con su familia en un distrito pobre de Lomas de Poleo en las afueras del este de Ciudad Juárez. Sus padres, Paula y Jesús me contaron la trágica historia del asesinato de su hija. Sagrario, de 17 años, fue víctima de un asalto dirigido [31] . Algún miembro de la familia la acompañaba siempre a las maquiladoras. Juntos cruzaban la ciudad todos los días para llegar a una de las ultramodernas maquiladoras: General Electric. Estaban empleadas junto con miles de otras trabajadoras.

Antes de recibir su cheque semanal todos los viernes, las trabajadoras eran misteriosamente retratadas. Después de haber sido fotografiada la primera vez, cambió el horario de trabajo de Sagrario. Ya no tenía el mismo horario que el resto de su familia. Con este cambio sin explicaciones se quedó desprotegida en su camino de ida y vuelta al trabajo. El viernes, 10 de abril de 1998, a las 3:45 de la tarde, salió de la planta ubicada en el parque industrial Bermúdez. Tenía que tomar dos autobuses hacia el oriente. El primero era un viaje de 7 millas al centro de la ciudad; la ruta del segundo autobús era de ocho millas por calles serpenteantes y sin pavimentar, con paradas en Felipe Ángeles y Anapra, para llegar a su casa en Lomas de Poleo [32] . Su madre, Paula y su padre, Jesús, me explicaron que cuando habían pasado quince minutos de la hora usual en la que llegaba, Paula, llena de pánico, sabía lo que había pasado. La policía encontró el cuerpo cinco días después en un terreno baldío de Loma Blanca en Calle Juárez, en el extremo opuesto de la ciudad. Sagrario había sido apuñalada varias veces y estrangulada. Al día siguiente, jueves 16 de abril, la familia fue a identificar el cadáver [33] .

Sagrario es el caso típico del perfil de la mayoría de las mujeres asesinadas. Era joven (la mayoría de las víctimas tienen entre 10 y 30 años), guapa, pobre, delgada, con pelo largo hasta los hombros. La madre de Sagrario la describe como buena hija, de carácter noble y muy querida por su comunidad, especialmente en la iglesia donde era catequista con los niños. También cantaba en el coro.

Los padres de Sagrario han llevado a cabo una investigación incansable, buscando solos información respecto a la muerte de su hija. Una actualización en febrero de 2005 hecha por Amnistía Internacional les dio un reconocimiento especial por sus esfuerzos en todos estos años por superar la resistencia de los investigadores de la policía [34] .

Existe un patrón en la violación sexual y asesinato de mujeres en Juárez-Chihuahua. Al parecer, a las víctimas se les hace un perfil sistemático, muy posiblemente a algunas basándose en las fotografías que les tomaron en el trabajo en las maquiladoras. Cuando se encuentran, los cadáveres muestran marcas de brutalidad más espantables que cualquier pesadilla. Las mujeres asesinadas no sólo han sido violadas sexualmente una y otra vez, sino que en muchos casos sus cuerpos han sido desmembrados o quemados. Muchas están mutiladas de manera grotesca, algunas tienen las tetillas desprendidas a base de mordidas o se les ha cortado la vagina con un cuchillo. A otros cuerpos se les ha tallado una “V” en la espalda arriba de los glúteos. Con ellos se marca el cuerpo como trofeo. En muchos casos, los padres de las víctimas pueden identificar algunos artículos de ropa, incluso ropa interior manchada. En algunos de los casos más macabros, el cadáver que lleva esa ropa no es su hija. En otras ocasiones, los padres encuentran tiras de la ropa de su hija recién asesinada en restos de esqueletos blanqueados por el desierto. En términos simples, alguien le quitó la ropa a un cadáver y se lo puso a otro [35] . Hay una historia extensa y bien documentada de las maneras en que los sistemas policiales, judiciales y políticos han distorsionado las investigaciones de estos crímenes [36] .

El contexto más amplio para los feminicidios Juárez-Chihuahua

Temas fronterizos, psicológicos, sociológicos y espirituales son todos parte del contexto de los feminicidios en Chihuahua. Las mujeres asesinadas y desaparecidas representan a una clase emergente de mujeres trabajadoras en México. No tienen precedente ni modelo. En una sociedad tradicionalmente patriarcal, las audaces iniciativas de estas mujeres de trabajar fuera del hogar las pone en riesgo. Estas trabajadoras son la viva representación de una independencia innovadora, un nuevo tipo de Latina del siglo XXI. Son mujeres de avanzada que tienen un papel creativo y de autoafirmación cada vez mayor. Tienen un ingreso y eso apunta hacia un papel cambiante en la familia y en la comunidad en su conjunto.

En la tradicional sociedad patriarcal mexicana, este nuevo papel amenaza el dominio de los hombres [37] . Las mujeres están poniendo en tela de juicio los lugares establecidos dentro de la sociedad, yo sostengo que, por lo menos en parte, el intento de destruir a estas mujeres es un indicio de rebelión por parte del hombre machista. En varias manifestaciones de feminicidio es visible un castigo pervertido y exagerado de los hombres, incluso la violación sexual doméstica y los asesinatos [38] . Aunque puede no ser el único motivo de la revuelta en contra de las mujeres mexicanas recién empoderadas, tampoco se puede hacer caso omiso del hecho.

Ante esta impugnación de los papeles tradicionales tanto del hombre como de la mujer, hago las siguientes observaciones. Los pecados de deshumanización le pegan en el corazón mismo a lo que ha sido una percepción de la identidad de género centrada en el hombre, tanto de las mujeres como de los hombres de México. La iniciativa de las mujeres mexicanas de asumir un nuevo tipo de independencia tiene un precio altísimo. Los valientes pasos que dan estas mujeres pueden llevarlas por un sendero de muerte en muchos casos. Más aún, la violencia contra las mujeres ampliamente publicitada reafirma los estereotipos machistas. Parecería que los hombres violentos, o los hombres que matan son también víctimas de una confusión de género. Sin embargo, las víctimas verdaderas en estos casos son las desaparecidas y asesinadas. Aunque a las mujeres se les castiga con la muerte por salirse de sus papeles tradicionales, es común también encontrar hombres que buscan maneras de seguir afirmando su poder sobre las mujeres, lo que en ocasiones puede resultar en violencia o asesinato [39] .

Violencia estructural e institucional y deshumanización del feminicidio

Los feminicidios de Juárez y Chihuahua ocurren dentro de las estructuras nacionales e internacionales de la globalización. Estos feminicidios se inician y se complican todavía más por un sinnúmero de operaciones ilícitas que se han derivado de una economía global [40] . Para esta discusión, he decidido destacar cuatro factores. Primero, y en realidad sólo como anotación, reconozco la corrupción endémica de los sistemas estructurales mexicanos. Segundo, la implementación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que ha originado la proliferación de las maquiladoras en Juárez y Chihuahua que promueven una agitación social. Tercero, miles de mexicanos que han emigrado al norte de México para trabajar en estas maquiladoras. Estas migraciones se llaman comúnmente “las invasiones”, por el problema social y económico que provocan. El cuarto factor es el poder dominante del cartel de drogas mexicano.

La primera de estas opresiones son las estructuras actuales y construcción social de México. Entre ellas los sistemas jurídico y policial, así como las estructuras políticas y económicas. La corrupción de estas estructuras ha sido bien documentada en una serie de informes internacionales, y por los medios internacionales, últimamente reconocido por Alicia Pérez Duarte, la recientemente nombrada fiscal especial para los homicidios de las mujeres en México [41] . Describir los detalles de la corrupción en estas estructuras requiere de consideración por separado (Las notas en este ensayo ofrecen ciertas pruebas y numerosas fuentes para dicha discusión) [42] .

A continuación consideramos los efectos del TLCAN. El 1 de enero de 1994 se firmó el TLCAN que sigue definiendo el acuerdo jurídico de las relaciones económicas presentes y futuras entre los EUA y América latina, con excepción de Cuba [43] . Principalmente, “el TLCAN integra las economías de México, los Estados Unidos y Canadá eliminando la mayoría de los controles comerciales y de inversión en un periodo de 10 años, con algunos aranceles agrícolas que se eliminan gradualmente en un lapso de 15 años” [44] . En sus efectos más sencillos, este acuerdo significa que las empresas estadounidenses pueden producir bienes al otro lado de la frontera, aprovechar impuestos mínimos y abundante mano de obra barata. Delphi Automotive Systems, Siemens, Honeywell, RCA, General Electric, Levi Strauss, Lenex y muchas otras marcas conocidas han generado el surgimiento de las maquiladoras. Hay aproximadamente 300 de estas plantas maquiladoras. El TLCAN es aparentemente una situación de ganar-ganar. Las empresas estadounidenses se benefician abundantemente y los americanos disfrutan de todo, desde computadoras veloces hasta jeans muy sexies cuyo precio es menor al de los que se hacen en los Estados Unidos. Sin embargo, después de diez años del TLCAN, es imposible hacer caso omiso de los demás resultados que son demasiado obvios. Las clases trabajadoras a ambos lados de la frontera sufren de estándares de vida cada vez peores [45] .

El tercer factor es el aumento de la población en Ciudad Juárez debido a miles de mexicanos que van a trabajar allí de todas partes del país. Este movimiento poblacional es conocido coloquialmente como “las invasiones”. El salario es de aproximadamente cuatro a cinco dólares por día, con prestaciones mínimas o inexistentes, y no hay sindicatos. Aunque este salario puede parecer poco desde la perspectiva de alguien que vive en los Estados Unidos, en México está por encima del salario promedio que puede ganar la mayoría en su país de origen. Ahora los desiertos abiertos que rodean a Ciudad Juárez se ven poblados de ciudades perdidas con casuchas de cartón y lámina, sin luz, agua ni rutas de autobuses. Se trata de barrios bajos de pobreza y peligro, que se llaman Lote Bravo, Lote Baldío y Anapra.0 (Muchos de los cuerpos de las asesinadas se encuentran en los alrededores de estos distritos). La población oficial de Juárez es de un millón y medio de habitantes (la población de El Paso es de aproximadamente 700,000), sin embargo es imposible calcular los números reales. Se calcula que nada más en los últimos dos años solamente del estado de Veracruz cien mil personas emigraron a Juárez en busca de trabajo [46] . Este flujo constante de gente agrega una oferta de mano de obra fresca, dispuesta y barata.

El cuarto factor de la estructura de opresión es el dominio del cartel de drogas. Los Estados Unidos es el mayor consumidor de drogas ilícitas en el mundo [47] . Y ahora las redes combinadas de los carteles de drogas mexicanos y colombianos canalizan estas drogas a través de la frontera entre México y Estados Unidos. Los carteles de la droga mexicanos y colombianos también han llegado a un acuerdo internacional de comercio. Colombia exporta sus drogas al cartel mexicano que, a su vez, las mete de contrabando a los Estados Unidos [48] . Esto es también parte de la globalización. Pensemos que el 70% de toda la cocaína que llega a los Estados Unidos entra por México. Es casi imposible sobreestimar la influencia corruptora de los dólares del narcotráfico en el gobierno mexicano [49] . Sería, sin duda, ingenuo pensar que no fuera así en todos los niveles. Las recientes operaciones de decomiso y detenciones en todos los niveles de la patrulla fronteriza sirven como indicio del grado de corrupción [50] .

El poder del narcotraficante garantiza inmunidad ante la posibilidad de ser arrestado o perseguido penalmente. Ese mismo poder ha llevado a abusos de todo tipo, incluso crímenes en contra de las mujeres, concretamente los feminicidios Juárez-Chihuahua. Alicia Pérez Duarte relaciona el asesinato ahí con el ascenso del cartel de Carrillo Fuentes en 1993, aunque existen pruebas de que los asesinatos empezaron antes de esa época [51] . Más aún, es imposible calcular las influencias corruptas del narcotráfico en las estructuras financiera y políticas de los Estados Unidos. Sería ingenuo no considerar que existen [52] .

Cultura de violencia como contexto del feminicidio

Juárez y el estado de Chihuahua se han convertido en el Oeste Salvaje del siglo XXI [53] . La violencia es endémica al cartel de la droga que usa a Chihuahua como depósito para su comercio. La violencia es la forma como los narcotraficantes comercian. Las violaciones del cartel de la droga asumen muchas formas. Hay actos inmediatos de agresión; cualquiera que interfiera en las operaciones del cartel se muere. El negocio del tráfico de drogas produce un derramamiento de sangre cotidiano. Los grandes narcotraficantes están en guerra por dominar un negocio de miles de millones de dólares. Ocurre más violencia cuando las autoridades estadounidenses y mexicanas buscan narcóticos, dan la batalla para detener el narcotráfico o intentan llevar a los delincuentes ante la justicia.

Tenemos también que considerar lo obvio; el cartel de drogas es una industria ilícita. Por producción, ventas, uso y exportación la industria de narcóticos en su gran escala desafía los sistemas jurídicos de los gobiernos mexicano y estadounidense. Mediante esta violación, el cartel de drogas le quita el poder a estas estructuras. De hecho, la boyante industria de narcóticos se burla de ellas. El cartel de drogas distorsiona las estructuras tradicionales de justicia mediante el soborno, el terrorismo y, por supuesto, la violencia continua.

Trágicamente, el impacto de estas actividades se extiende para llegar mucho más allá del mundo de los narcotraficantes. Se asimila a la cultura cívica. En Ciudad Juárez y en el estado de Chihuahua la violencia de rutina le da no sólo al criminal sino a la persona común y corriente “permiso” para tener un mal comportamiento civil. Hay que pensarlo así; ¿Qué consecuencia puede tener pasarse un alto, maltratar a alguien en la casa, o incluso asesinar a un ser querido, cuando los narcotraficantes pueden cometer crímenes mucho peores? Muchas veces se cometen estos delitos mucho menores sin consecuencias. No hay investigación y los delincuentes fácilmente salen libres sin ningún castigo. Más aún, hay la percepción generalizada y correcta de que las autoridades civiles no tienen el poder para detener el narcotráfico y, lo que es peor, de que las autoridades están coludidas con el cartel de drogas. Estas percepciones rompen la confianza en el sistema de justicia y legal de la localidad y de la nación. Su impotencia genera una actitud de “permiso” y lleva a una mayor violencia social. En Juárez, los vulnerables y los pobres son el objetivo constante de la violencia. Las mujeres de la ciudad, que han sido asesinadas y desmembradas, se eligen en parte porque sus familias tienen pocos recursos legales, si es que tienen alguno. El terror de la pasión de Cristo se ve relegado a los pobres y los oprimidos.

Finalmente, la falta de ley y la corrupción son precursoras de una violencia social en constante aumento. Esta violencia se convierte en licencia para comportarse de manera pervertida, copiar crímenes y actos de psicópatas. Como hemos visto, las víctimas de esta violencia son las mujeres jóvenes e indefensas.

La teoría del asesinato de Diana Washington Valdez

Hay un sinnúmero de teorías respecto a los feminicidios y sería imposible explorarlas a todas en este ensayo. Sin embargo, creo que esta consideración sería deficiente si no ofreciera por lo menos los hallazgos de mi investigación. De las muchas teorías que se han presentado para explicar los asesinatos de las trabajadoras, no he encontrado ninguna tan aterradora y atroz como las de Diana Washington-Valdez, periodista de The El Paso Times. Ha cubierto todos los detalles de los asesinatos no resueltos en los últimos diez años y su profundo conocimiento de la situación hace que sus conclusiones sean incluso más contundentes. En una conversación, Diana Washington-Valdez me explicó su teoría acerca de por qué tantas mujeres han sido asesinadas. Esto también lo narra en su libro de reciente aparición Cosecha de mujeres: Safari en el desierto mexicano [54] .

Hay seis familias importantes, a quienes ella se refiere como “gente poderosa”. Se cree que los asesinos son los hijos de estas familias ricas, a quienes la gente llama “juniors”. Ella cree también que hay por lo menos dos asesinos psicópatas. Esta información no es nueva, lo original son las teorías de Washington-Valdez sobre los motivos para los asesinatos, la especificidad de los apellidos y el alto nivel de elección deliberada del objetivo, y el grado detallado al que llega la corrupción gubernamental.

Washington-Valdez cree que las mujeres son asesinadas por dos razones. La primera para demostrar el poder de estas seis familias. Muchos creen que los “juniors” cometen estos crímenes simplemente para probar que sus familias tienen el poder para hacerlo sin ninguna consecuencia legal. El segundo motivo es más perturbador. Washington-Valdez cree que los crímenes se cometen por “diversión”, “por sport”. La violación y el asesinato son el entretenimiento del siglo XXI de hombres sumamente poderosos, hasta el grado de estar intoxicados. Por ello la segunda parte del título de su libro, Safari en el desierto mexicano. Los hombres poderosos toman a las mujeres como presa en su búsqueda de diversión, como si estuvieran cazando animales. Se trata de un safari humano en el que se busca a mujeres con un perfil determinado, a quienes luego se fotografía y se asesina.

Todavía están por verse las reacciones, la crítica y futura investigación del trabajo y teorías de Washington-Valdez. Dadas sus conclusiones tan espeluznantes, parece indicado en este momento ofrecer otra consideración de la naturaleza de la violencia. Es el terrorismo de México. Una violenta declaración del cartel de drogas de que ellos ahora tienen el control de México y que están fuera del alcance de la justicia.

El pecado y los feminicidios de Juárez-Chihuahua

El feminicidio es asesinato y sin lugar a dudas un pecado. Las mujeres que son brutalmente asesinadas en el norte de México padecen un dolor físico y psicológico indecible, además de desesperación espiritual incuestionable. Ya sea que estas muertes sean ejemplos de cómo los señores de la droga demuestran su poder, o la obra de psicópatas o de “juniors” excepcionalmente privilegiados –o alguna combinación de todo ello- , estos asesinatos son indicio de la locura del machismo. En otras palabras, en Chihuahua hay licencia para que un hombre haga un “acting out”, una representación exterior de todos los trastornos psicológicos, fantasías o furias que sienta.

Estas desapariciones y asesinatos ocurren dentro de la cultura de la violencia. Las fábricas propiedad de los Estados Unidos, cuyo surgimiento ha sido facilitado por el TLCAN y el mercado para las drogas ilícitas de los Estados Unidos, al igual que muchos otros factores económicos, políticos y sociales de los Estados Unidos son también combustible para encender la violencia fronteriza. Otra cosa que contribuye mucho a esta violencia es el cartel de drogas. Lleva a cabo el nivel más alto de actividades ilícitas continuas, al tiempo que explota a las estructuras mexicanas que existen actualmente y, en cierta forma, las domina. Todo esto se complica aún más por la falla sistémica del gobierno mexicano para llevar a los asesinos ante la justicia. Así pues, estos trágicos asesinatos han seguido ocurriendo durante más de doce años.

Esta cultura de la violencia es la etapa oscura en la que se están rompiendo las relaciones de poder entre hombres y mujeres, y las mujeres mexicanas son las víctimas. La muerte de estas mujeres despierta un sinnúmero de preocupaciones esenciales entre las feministas Latinas. En nuestra actividad teológica, se necesita un analista feminista más consistente que ofrezca mejores respuestas teológicas a la actual corriente de violencia. Como lo señala E. Schüssler Fiorenza,

“Esta violencia debe entenderse en términos sistémicos y colocarse en un continuum de poder y control de hombres de élite sobre las mujeres y los niños, que abarca no sólo incidentes de violencia física sino también un empobrecimiento deshumanizante. La mayoría de los análisis de la violencia masculina en contra de las mujeres y los niños está motivada por un deseo de control de propiedad y celos que están profundamente arraigados en las tradiciones religiosas, culturales y políticas de Occidente y en su manera de entender las cosas” [55] .

Pero también, es indispensable considerar en cualquier examen a largo plazo los problemas espirituales, psicológicos y sociológicos de los hombres que cometen estos crímenes. Se requiere de un trabajo teológico más profundo sobre los nuevos papeles no-patriarcales que están forjando los hombres Latinos. Esta tarea es más urgente en virtud de que la violencia y deshumanización en Chihuahua ilustra la relación causa y efecto entre la violencia y sus consecuencias pecaminosas y deshumanizantes. La violencia siempre genera deshumanización.

Esta violencia y deshumanización nos amenaza a todos, ya que compartimos una solidaridad humana y espiritual con estas mujeres. Más aún, si tales actos espantosos de maltrato humano se permiten en Chihuahua, ¿qué impediría a tal violencia que se extienda? Los Estados Unidos están literalmente a un tiro de piedra de Juárez. ¿Puede una reja de alambre en la frontera o las lodosas aguas del Río Bravo contener estos malos tratos humanos tan absolutamente desenfrenados? Así pues, los gritos silenciosos y que al tiempo resuenan por doquier de las mujeres de Chihuahua deben, sin lugar a dudas, perseguirnos a todos y a todas. Son la profecía no sólo de las tragedias innombrables de su propio sufrimiento, son testimonio de los pecados de violencia y deshumanización que dejados sin restricción se extenderán como virus y nos afectarán a todos de formas aún más terribles.

El deber ético de la actividad teológica es ofrecer mejores respuestas a la realidad extendida de la violencia sexual en contra de las mujeres. Existe una apremiante necesidad de seguir desarrollando una labor teológica que se conecte con las experiencias cotidianas de la gente trabajadora, para que reciba apoyo la transformación de las pautas violentas de los individuos y de las estructuras sociales. Para ello, como lo sugiere E. Schüssler Fiorenza, es indispensable un cambio radical de la política religiosa del significado, a fin de superar los “grandes obstáculos en el camino de mujeres y niños maltratados que quieren cambiar las situaciones de violencia” [56] . Existe también la urgencia de promover el compromiso de la iglesia para eliminar la violencia sexual en contra de las mujeres. Y, es deber de la iglesia erradicar este pecado para que su mensaje de dignidad humana y justicia social sea creíble.

BIBLIOGRAFIA

Amnesty Internacional News, se puede conseguir de http://www.amnesty.org.uk/news_details.asp?NewsID=17037; Internet (accesado: 24 de octubre de 2006).

CANNON, Katie G. “Sin” [Pecado] en Virginia Fabella, MM y R.S. Sugirtharajah, (ed.), Dictionary of third world theologies, [Diccionario de teologías del Tercer Mundo], Orbis Books, Maryknoll, N.Y. 2000, p. 184.

CAPUTI, Jane & RUSSELL, Diana E.H. (ed.), Femicide: the politics of women-killing [Feminicidio: La política de los asesinatos de mujeres], Twayne Publishers, New York 1992.

DRUG, Etienne G. & DAHLBERG, Linda L. MERCY (et al), Informe mundial sobre la violencia y la salud, Organización Mundial de la Salud, Ginebra. 2003

FIORENZA, Schüssler Fiorenza, “Ties that bind: Domestic violence against women” [Lazos que atan: Violencia en contra de las mujeres], en Mary John Mananzan, Mercy Amba Oduyoye, Elsa Tamez, et al., (ed.), Women resisting violence. Spirituality for life [Mujeres que resisten la violencia. Espiritualidad para la vida], Orbis Books, Maryknoll, N.Y. 1996, p. 42.

FORTUNE, Marie M. Sexual violence. The sin revisited [Violencia sexual. Otra vez el pecado], The Pilgrim Press, Cleveland, Ohio 2005, pp. 1, 3.

FUENTES, David Cortés. “Sin” [Pecado] en Edwin David Aponte y Miguel A. de la Torre, (ed.), Handbook of latina/o theologies [Manual de teologías latinas], Chalice Press, St. Louis, Missouri 2006, pp. 91-92.

National Organization for Women, “Stop the killing of the women of Juarez: Femicide of Juarez fact sheet”, se puede acceder en http://www.now.org/issues/global/juarez/femicide.html; Internet (accesado: 24 de octubre de 2006).

PATERSON, Kent, “Femicide on the rise in Latin America” [El feminicidio aumenta en América Latina], Women’s UN Network (WUNRN) [Red de las Naciones Unidas para las Mujeres), se encuentra en htpp://globalpoliticaian.com/artilcesdes.asp?ID=1654&cid+7&sud+67; Internet (accesado: 10 de marzo de 2006).

RUSSELL, Diana E. H. & HARMES, Roberta A. (ed.), Femicide in global perspective [El feminicidio en una perspectiva global], Teachers Collage Press, New York 2001, pp. 13, 23.

RUSSELL, Diana E. H. “Some men’s ‘final solution’ for women” [La solución final de algunos hombres para las mujeres], en Diana E. H. Russell y Roberta A. Harmes, (ed.), Femicide in global perspective [Feminicidio en la perspectiva global], Teachers College Press, New York, 2001, p. 185.

RUSSELL, Diana E. H. Russell, “Introduction: The politics of femicide” [Introducción: La política del feminicidio], en Diana E. H. Russell y Roberta A. Harmes, (ed.), Femicide in global perspective, Teachers College Press, New York 2001, p. 3.

TAMEZ, Elsa. “Justification by Faith” [Justificación por la fe], en Letty M. Russell y Shannon Clarkson, (ed.), Dictionary of feminist theology [Diccionario de teología feminista], Westminster John Knox Press, Louisville, KY 1996, pp. 162-163.

Rafael Luévano é professor de teologia e estudos religiosos na Universidade de Chapman, de Orange County, Califórnia - onde vem trabalhando no campo da espiritualidade e misticismo. Obteve doutorado em Teologia pela Universidade Católica de Nimega, Holanda. É sacerdote na Diocese de Orange. E-mail: rluev25421@aol.com.

[1] En la primavera de 2005, llevé a cabo la investigación de campo en Cd. Juárez, México, sobre la muerte y desaparición de mujeres. Buena parte de este estudio y mis opiniones han sido reportados en esta investigación primaria. Los fondos para dicha investigación provienen de varios patrocinios de Chapman University en Orange, California.

[2] Los informes que calculan el número de mujeres asesinadas y desaparecidas varían muchísimo. Todos los informes independientes claramente luchan con la discrepancia entre sus hallazgos y los de los informes oficiales del gobierno mexicano. Las cifras de Diana Washington Valdez son las más recientes. Ella ofrece su propia lista de las víctimas: “Remontándose a 1993, muchachas adolescentes han sufrido atrocidades inenarrables, incluso ser violadas por bandas y ser mutiladas. Entre 1993 y 2005, aproximadamente 470 muchachas y mujeres han muerto por violencia en Ciudad Juárez, México - muchas más que las 379 muertes que el Procurador General Federal mexicano reportó para ese periodo”, Diana Washington Valdez, Harvest of women: Safari in Mexico [Cosecha de mujeres: Safari en el desierto mexicano], Peace at the Border, Burbank, California 2006, p. 1. Véase también el Apéndice 2, para su lista cronológica de víctimas, 359-73. Rosa Linda Fragoso también revisa la documentación oficial y asimismo aporta cifras claramente diferentes a las que se presentan en los informes oficiales del gobierno. Obsérvese que la fecha de este conteo se diferencia de la de Diana Washington Valdez. Señalo que Fregoso cuenta las mujeres desaparecidas y a una altura escandalosa: “Para principios de 2002, según un informe preparado por la Red Ciudadana contra la violencia, el número de mujeres asesinadas había aumentado a 269, con el añadido de 450 desaparecidas. Entre 1985 y 1993, como contraste, treinta y siete mujeres fueron asesinadas en Ciudad Juárez”, Rosa Linda Fregoso, Mexican encounters [Encuentros mexicanos], University of California Press, Berkeley 2003, p. 2. Los informes de la prensa por lo general citan el número de víctimas de asesinatos en aproximadamente 400. Por ejemplo: “La policía mexicana también está acusada de mal manejo de la investigación de la muerte de Silvia Arce, de 29 años, en Ciudad Juárez, donde cerca de 400 mujeres han sido victimadas desde 1993 y un gran número de casos siguen sin resolverse”. The Associated Press, “Commission to examine Mexican killings”, [Comisión para examinar las muertes en México], marzo 29, 2006; Publicado: 6:648 p.m. EST (23:48 GMT), disponible en http://hosted.ap.org./dynamic/external/archive.ap.org/; Internet (accesado: 30 de marzo, 2006). Con respecto al número de mujeres desaparecidas, el número exacto nunca será determinado. Los cálculos varían entre 250 y 450. Amnistía Internacional observa que desde 1998, “el relator especial de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, Asma Jahangir, fue la primera autoridad de la comunidad internacional en dirigir su atención a la gravedad del problema de las mujeres de Ciudad Juárez: “Desde 1993 […] en Ciudad Juárez […] muchachas de hasta 15 años han sido asesinadas, inusitadamente luego de haber sido violadas y en muchos casos mutiladas. Muchas más han ‘desaparecido’ y no encuentran mención en las cifras oficiales que presentan las autoridades’ “ y señala que “según la información brindada por las autoridades estatales al relator especial de la IACHR (Comisión Interamericana de Derechos Humanos) de la gente que se reporta como desaparecida entre 1993 y 2002 en Ciudad Juárez, un total de 257 no fueron registrados. En marzo de 2003, las autoridades le dieron a los delegados de Amnistía Internacional una lista de 69 casos para ese periodo que reconocen como ‘personas actualmente desaparecidas’ y son objeto de investigaciones oficiales. Las organizaciones no gubernamentales en el estado, por otra parte, sostienen que más de 400 mujeres siguen desaparecidas. La diferencia en las cifras parece mostrar que los procedimientos empleados para registrar que una persona ha sido encontrada carecen de rigor, con lo que se genera una gran incertidumbre acerca del número verdadero de mujeres desaparecidas”, Amnistía Internacional, Muertes intolerables: 10 años de secuestros y asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez y Chihuahua, Amnesty International Report, disponible en http://www.amnestyusa.org/women/, y http://www.amnistiainternacional.org/publica/ISBN_8486874912.html; Internet (accesado: octubre 24, 2006), 24.

[3] Las estadísticas y discusión más detallada de estos asesinatos se encuentran en las fuentes citadas anteriormente, véase la nota 2.

[4] Circulan varias teorías. Algunas de las mujeres asesinadas son víctimas de violencia doméstica. Un porcentaje de las desaparecidas se descuenta comúnmente como “huidas con el novio”. Hay rumores de que a estas mujeres las matan con el fin de cosechar sus órganos, que a su vez se venden por sumas increíbles en el mercado negro internacional. El murmullo de la Santería y de cultos semejantes desata el terror en Juárez y por todo Chihuahua. En las calles de Juárez se dice que es el mismo diablo el que hace presa de las jóvenes víctimas inocentes. Hay pruebas que señalan a por lo menos dos psicópatas sueltos.

[5] Sólo en la medida en que sea pertinente para esta consideración teológica, ofrezco los detalles inmediatos de la desaparición y los asesinatos de algunas de las víctimas. No intento de ninguna manera resolver estos asesinatos. Soy teólogo, no investigador o periodista de crímenes.

[6] Aunque estos feminicidios se conocen comúnmente como “los asesinatos de las maquiladoras”, yo no uso estos términos. Primero, un buen número de las mujeres asesinadas y desaparecidas no trabajaban en las maquiladoras o en las fábricas, sino que eran estudiantes y estudiantes de distintos orígenes, como trabajadoras domésticas. Segundo, los asesinatos se han difundido más allá de Ciudad Juárez en otras partes del estado de Chihuahua. Tercero y más importante, concretamente uso y propongo el término “feminicidio” con todos sus significados implícitos, que se presentarán brevemente en este artículo.

[7] Amnistía Internacional, Muertes intolerables, p. 22.

[8] “El soborno de los funcionarios federales y locales por parte de los contrabandistas mexicanos aumenta de manera muy marcada y con él aumenta el miedo de que una cultura de la corrupción se esté apoderando de la frontera de 2,000 millas desde Brownsville, Texas, hasta San Diego. Por lo menos 200 empleados públicos han enfrentado cargos por haber ayudado a pasar narcóticos o inmigrantes ilegales por la frontera entre México y los Estados Unidos desde 2004, por lo menos el doble de la actividad ilícita documentada en años anteriores, según un examen de los registros públicos hechos por Times. Miles más están siendo investigados. Se han presentado cargos penales en contra de agentes de la Patrulla fronteriza, de la policía local y de un sheriff del condado, vehículos automotores, empleados, y supervisor del FBI, examinadores de migración, guardias de la prisión, funcionarios de la escuela del distrito y personal uniformado de todas las ramas del ejército de los Estados Unidos, entre otros. La gran mayoría se ha declarado culpable o ha sido convicta. Los funcionarios en Washington y en la frontera están preocupados por lo que esté debajo de la superficie. ‘No es más que la punta del iceberg’, dijo James ‘Chip’ Burrus, subdirector de la división de investigación penal del FBI”, Ralph Vartabedian, Richard A. Serrano y Richard Marosi, “Rise in bribery test integrity of U.S. border” [El aumento de los sobornos pone a prueba la integridad de la frontera de Estados Unidos], The Los Angeles Times, 23 de octubre de 2006, se puede encontrar en http://www.latimes.com/nationworld/nation/; Internet. (accesado: 6 de noviembre, 2006).

[9] Marie M. Fortune, Sexual violence. The sin revisited [Violencia sexual. Otra vez el pecado], The Pilgrim Press, Cleveland, Ohio 2005, pp. 1, 3.

[10] Katie G. Cannon, “Sin” [Pecado] en Virginia Fabella, MM y R.S. Sugirtharajah, (ed.), Dictionary of third world theologies, [Diccionario de teologías del Tercer Mundo], Orbis Books, Maryknoll, N.Y. 2000, p. 184.

[11] “Ningún académico hispano/latino sostiene que su comprensión y perspectiva del pecado son independientes de las perspectivas y la comprensión de otros cristianos de distintas tradiciones de fe. La reflexión y comprensión del pecado en hispano-americana es una empresa ecuménica que se ancla en un diálogo de colaboración entre los católicos romanos y las distintas expresiones dentro de las denominaciones protestantes. Más aún, la comprensión teológica hispana del pecado está profundamente arraigada en la experiencia de un pueblo social y económicamente marginado. Su experiencia histórica es una minoría étnica y sus raíces históricas se relacionan más con pueblos en las otras tierras de los americanos. La reflexión de la teología hispana sobre el pecado es una empresa socialmente comprometida e informada. La perspectiva hispana del pecado está [pues] basada en la Biblia, ecuménicamente comprometida y contextualmente informada por la experiencia hispana dentro del contexto norteamericano”, David Cortés Fuentes, “Sin” [Pecado] en Edwin David Aponte y Miguel A. de la Torre, (ed.), Handbook of latina/o theologies [Manual de teologías latinas], Chalice Press, St. Louis, Missouri 2006, pp. 91-92.

[12] Elsa Tamez, “Justification by Faith” [Justificación por la fe], en Letty M. Russell y Shannon Clarkson, (ed.), Dictionary of feminist theology [Diccionario de teología feminista], Westminster John Knox Press, Louisville, KY 1996, pp. 162-163. Véase también Contra toda condena. La justificación por la fe desde los excluidos, Departamento Ecuménico de Investigaciones, San José, Costa Rica 1991, pp. 41-49.

[13] “El término feminicidio se ha empleado desde hace casi dos siglos. Se usó por primera vez en A satirical view of London at the commencements of the nineteenth century [Una mirada satírica de Londres al principio del siglo XIX] (Corry) en 1801 y significaba ‘matar mujeres’. En 1827, se publicó la tercera edición de The confessions of an unexecuted femicide [Confesiones de un feminicidio no ejecutado]. Este breve manuscrito fue escrito por el feminicida William MacNish y trataba de su asesinato de una joven. Y, según la edición de 1989 del Oxford English dictionary el vocablo en inglés femicide apareció en el Law lexicon [Léxico de Derecho] de Wharton en 1848, lo que sugiere que se ha vuelto un delito por el que se puede iniciar un juicio penal. Sin embargo, aún después de mis recientes descubrimientos sobre la historia del término femicide, no intenté sustituir la definición del diccionario por la mía porque estaba convencido, y lo sigo estando, de que el aspecto sexista de la mayoría de los asesinatos de mujeres por hombres necesita incorporarse en la definición de femicide”, Diana E. H. Russell, “Defining femicide and related concepts” [Definición de feminicidio y otros conceptos relacionados] en Diana E. H. Russell y Roberta A. Harmes, (ed.), Femicide in global perspective [El feminicidio en una perspectiva global], Teachers Collage Press, New York 2001, pp. 13, 23.

[14] Amnistía Internacional, “Más de 2,200 mujeres y jóvenes han sido brutalmente asesinadas en Guatemala desde 2001. En 2005, se registraron 665 muertes y entre enero y mayo de este año ha habido 299 asesinatos de mujeres”. Amnesty Internacional News, se puede conseguir de http://www.amnesty.org.uk/news_details.asp?NewsID=17037; Internet (accesado: 24 de octubre de 2006).

[15] El término “feminicidio” se puede encontrar en un buen número de reportajes de televisión o en línea, periódicos o revistas que hablan de las muertes en Cd. Juárez y Guatemala. Por ejemplo, véase la hoja de noticias sobre feminicidios en Juárez de la Organización Nacional para las Mujeres, “Alto a la muerte de mujeres en Juárez”, donde se dice lo siguiente: “Definición de feminicidio: El feminicidio es el asesinato en masa de mujeres por el mero hecho de ser mujeres. Es el término que se acuñó como respuesta a los asesinatos de casi 400 jóvenes mujeres en la frontera de México-Estados Unidos en ciudad Juárez, al sur de la frontera en El Paso, Texas”, National Organization for Women, “Stop the killing of the women of Juarez: Femicide of Juarez fact sheet”, se puede acceder en http://www.now.org/issues/global/juarez/femicide.html; Internet (accesado: 24 de octubre de 2006).

[16] Diana E. H. Russell, “Introduction: The politics of femicide” [Introducción: La política del feminicidio], en Diana E. H. Russell y Roberta A. Harmes, (ed.), Femicide in global perspective, Teachers College Press, New York 2001, p. 3.

[17] Russell, “Introduction”.

[18] Rusell, “Introduction”, p. 4.

[19] Kent Paterson, “Femicide on the rise in Latin America” [El feminicidio aumenta en América Latina], Women’s UN Network (WUNRN) [Red de las Naciones Unidas para las Mujeres), se encuentra en htpp://globalpoliticaian.com/artilcesdes.asp?ID=1654&cid+7&sud+67; Internet (accesado: 10 de marzo de 2006).

[20] Paterson, Ibid..

[21] Véase Russell, “Introduction” que presenta una revisión completa del término feminicidio. Sabrina Denney Bull hace un resumen de la literatura sobre el feminicidio y ofrece una revisión de cinco definiciones académicas del término en su “Violence against women media (mis) representations of femicide” [Las (malas) representaciones de feminicidio en los medios acerca de la violencia en contra de las mujeres], conferencia presentada en la Séptima Conferencia Internacional sobre investigaciones de políticas de mujeres, IWPR, “Women working to make a difference” [La mujeres trabajan para cambiar las cosas], Universidad George Washington, Washington, D.C., (junio de 2003), disponible de http://www.iwpr.org/pdf/Bull_SabrinaDenney.pdf; Internet (accesada: 6 de noviembre de 2006). Véase también Jane Caputi y Diana E.H. Russell, (ed.), Femicide: the politics of women-killing [Feminicidio: La política de los asesinatos de mujeres], Twayne Publishers, New York 1992.

[22] Russell, “Defining femicide”, pp. 12- 14.

[23] El término “femicide” no figura en el Diccionario Merriam-Webster en línea, véase la ayuda de ortografía en inglés que se encuentra en http://www.m-w.com/dictionary/femicide/; Internet (accesado: 23 de octubre de 2006).

[24] Convenio de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de todas las formas de discriminación en contra de las Mujeres, “Reporte sobre México generado por el Comité sobre la Eliminación de la Discriminación en contra de las Mujeres, según el artículo 8 del Protocolo Opcional del Convenio, y respuesta del gobierno de México”, disponible de http://www.un.org/womenwatch/daw/cedaw/cedaw32/CEDAW-C-2005-OP.8-MEXICO-E.pdf; Internet (accesado: 14 de enero de 2006).

[25] Amnistía Internacional, Asesinatos intolerables.

[26] Etienne G. Drug, Linda L. Dahlberg, James A. Mercy, Anthony B. Zwi y Rafael Lozano, (eds.), Informe mundial sobre la violencia y la salud, Organización Mundial de la Salud, Ginebra 2003. Véase especialmente el capítulo uno: “La violencia, un problema mundial de salud pública”, pp. 1-23, y el capítulo seis: “La violencia sexual”, pp. 160-197. Este Informe también está disponible en: http://www.paho.org/Spanish/AM/PUB/Violencia_2003.htm

[27] Russell, “Introduction” p. 7.

[28] Diana E. H. Russell, “Some men’s ‘final solution’ for women” [La solución final de algunos hombres para las mujeres], en Diana E. H. Russell y Roberta A. Harmes, (ed.), Femicide in global perspective [Feminicidio en la perspectiva global], Teachers College Press, New York, 2001, p. 185.

[29] Russell, “Some men’s…”, p. 186.

[30] Paterson, “Femicide on the Rise”.

[31] En este documento decidí presentar el estudio de un caso en lugar de resumir o hacer la crónica de la extensa y compleja historia de los asesinatos. Para ver una relación detallada de dicha crónica, véase Washington Valdez, Cosecha de mujeres.

[32] Washington Valdez.

[33] Entrevista personal con Jesús y Paula González Flores, (Aparpa, Juárez, México, 12 de marzo de 2005, la entrevista está disponible en cinta).

[34] “En días recientes, se ha detenido a un sospechoso de haber participado en el asesinato de Sagrario González Flores, de 17 años, acaecido en 1998. Aunque aún está por determinarse la importancia del arresto, la oficina del Procurador de Justicia local ha buscado llevarse el crédito por este avance. Sin embargo, como ocurre con mucho de lo que sucede en Ciudad Juárez y Chihuahua, este proceso es un testimonio de los esfuerzos de su familia durante muchos años para superar la resistencia de los investigadores para seguir esta línea de investigación”, Amnesty News, “Mexico justice falls in Ciudad Juárez and the city of Chihuahua” [La Justicia mexicana cae en Ciudad Juárez y en la ciudad de Chihuahua], News Feature, 28 de febrero de 2005, se puede encontrar en http://news.amnesty.org/index/EBGAMR410072005; Internet (accesado: 20 de enero de 2006).

[35] Película de Lourdes Portillo, “Señorita extraviada”, Women Making Movies [Mujeres que hacen películas], New York 2001.

[36] Naciones Unidas, “Informe sobre México, realizado por el Comité sobre la Eliminación de la Discriminación en contra de las mujeres, según el artículo 8 del Protocolo opcional al Convenio, y réplica del gobierno de México” Comité de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Discriminación en contra de las mujeres, disponible en http://www.un.org/womenwatch/daw/cedaw/cedaw32/CEDAW-C-2005-OP.8-MEXICO-S.pdf; Internet (accesado: 18 de enero de 2006; Amnistía Internacional, Asesinatos intolerables; Mexican Solidarity Network, “2004-Femicides of Ciudad Juarez” [2004-Feminicidios de Ciudad Juárez] Mexico Solidarity Network, se puede encontrar en http://www.mexicosolidarity.org/Special%20Reports/2004-Femicides%20in%20Ciudad%20Juarez/index.html; Internet (accesado: 26 de octubre de 2006); Washington Valdez, Harvest of Women; Fragoso, Mexican Encounters, pp. 1-29.

[37] “Los maridos de Ramona y de Norma eran hombres que crecieron en la cultura machista mexicana, que pone un extremado énfasis en probar la virilidad a costa de lo que sea. A veces se manifiesta en violencia doméstica y en la actitud general de la policía que no toma en serio los reportes de violencia familiar o de ataques sexuales. Los padres sentían que de algún modo habían fallado al no proteger bien a sus hijas y se culpaban de su muerte. Otro hombre, padre de una víctima de 1998, confesó que había dejado de tener relaciones sexuales con su esposa desde que mataron a su hija. No pudo superar el sentimiento de que también le había fallado a su esposa”, Washington Valdez, Harvest of women, p. 14.

[38] La preocupación inicial del estado patriarcal por que la mujer cumpla con reglas de moralidad y decencia es una forma de violencia institucional que hace que las mujeres sean directamente responsables por la violencia que se dirige en su contra. Así, las mujeres que no se someten al modelo de mujer madre/esposa (las lesbianas, las mujeres que trabajan, las que expresan deseo sexual y demás) son castigadas según se merecen. En efecto, se convierte a las mujeres en objeto de vigilancia; su decencia y moralidad se vuelven el objeto del control social. Lo que es más, el pasar la culpa al carácter moral de las víctimas en efecto hace que sea natural la violencia en contra de la mujer”, Fragoso, Mexican encounters, pp. 4-5.

[39] Reconozco la confusión de género del hombre mexicano, así como la realidad de que los hombres hagan un ‘acting out’, o que actúen para desentrañar esta confusión. Sin embargo, ello no compromete la realidad principal de que los hombres quieren seguir afirmando su poder y control sobre las mujeres. Cuando no lo logran, los hombres matan a las mujeres.

[40] “En un mundo globalizado, el feminicidio no es nada más un horror local. Las fuerzas sociales, económicas y políticas que están transformando al mundo y expulsando a las poblaciones para cruzar las fronteras también ponen su sello en el asesinato de mujeres. Los feminicidios florecen en áreas donde se están sufriendo revueltas sociales marcadas por conflictos anteriores o actuales, rivalidades violentas entre grupos organizados internacionalmente, el desplazamiento de antiguas economías en favor de nuevas e ilícitas, así como la corrupción y el debilitamiento formas tradicionales de poder del estado. Los caminos surtidos, posiblemente transnacionales de los feminicidios son alucinantes. En comentarios recientes, Alicia Pérez Duarte, la fiscal especial federal, recientemente nombrada en México, se alejó de la negación anterior por parte de la oficina en Chihuahua del Procurador General del Estado, de que el crimen organizado y los narcotraficantes no estaban involucrados en los asesinatos y violaciones de Ciudad Juárez… La fiscal especial mexicana no descuenta que haya un posible vínculo entre los asesinatos de Ciudad Juárez y grupos internacionales de lavado de dinero, prostitución, pornografía y pedofilia, que usan a las agencias de modelos, los cafés de Internet y las escuelas de computación para encubrirse”, Paterson, “Femicide on the rise”.

[41] Paterson, Idid.

[42] Véanse sobre todo las notas 8, 19, 24, 35, 50.

[43] Mexican Solidarity Network, “2004-femicides of Ciudad Juarez”.

[44] El TLCAN se basa en el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Canadá, firmado en 1988: El TLCAN dispone acerca de los derechos de propiedad intelectual más firmes (patentes, derechos de autor y marcas registradas) en cualquier acuerdo bilateral o internacional. Esto es particularmente favorable a las compañías de alta tecnología, farmacéuticas y de entretenimiento basadas en los Estados Unidos; Antes del TLCAN, México podía revisar todas las propuestas de inversiones extranjeras para determinar si eran de interés nacional. El TLCAN ha abolido ese derecho; El TLCAN evita que los gobiernos de todos los niveles le dé preferencia a comprar de proveedores locales o promover las disposiciones de contenido local; El TLCAN dispone que se hagan expeditas de viaje para empresarios que deseen viajar entre Estados Unidos y México, pero no tiene ninguna disposición para los trabajadores que quieren viajar; El TLCAN elimina las restricciones de equidad y participación en el mercado para servicios financieros como seguros, banca y valores; Según las disposiciones del Capítulo 11, el TLCAN permite que los inversionistas hagan una demanda legal en contra de los gobiernos anfitriones antes paneles secretos formados por expertos en comercio, a quienes se les prohíbe tomar en consideración las leyes o tradiciones nacionales para tomar sus decisiones. Las deliberaciones se realizan en secreto y se prohíbe a la sociedad civil que presente su testimonio; En la preparación para firmar el TLCAN, los Estados Unidos insistió en más de 300 cambios a la Constitución mexicana y a la estructura jurídica de ese país. Quizá la más significativa fue la reforma al artículo 27 de la Constitución que acabó con la distribución de tierras a los campesinos según el programa de ejidos”, Mexican Solidarity Network, Ibíd.

[45] Mexican Solidarity Network, Ibíd.

[46] Entrevista personal con el Reverendo Renato Arsenio León, obispo católico de Juárez (Juárez, México: 15 de marzo de 2005, entrevista disponible en cinta).

[47] Portillo, “Señorita extraviada”.

[48] Entrevista personal con Robert Almonte, entrenamiento/consultoría sobre administración de la ley y seguridad pública – especialización en destrucción de la droga (El Paso, TX: 15 de marzo de 2005, entrevista disponible en cinta); Richard Sandoval, “A perfect store at the border” [Una tormenta perfecta en la frontera] U.S.News and World Report, 28 de marzo de 2005, disponible de http://www.usnews.com/usnew/news/articles/050328/28mexico.htm Internet (accesado: 6 de noviembre de 2006).

[49] Mexican Solidarity Network, “2004-femicides”.

[50] Vartabedian, Serrano y Marosi “Rise in bribery”[Aumento en los sobornos]

[51] Paterson, “Femicide on the rise”.

[52] “En el contexto estadounidense, la influencia corruptora del dinero de la droga se ve generalmente como problema aislado sin implicaciones serias o constantes. Este es un mito popular oculto por la detención irregular y las convicciones de agentes de las agencias de administración de la ley, en ambos lados de la frontera y ciudades del interior, por su participación directa en el comercio ilícito de drogas. El mito popular nos hace creer que los carteles de la droga existen en México pero que de alguna manera no acompañan a las drogas al cruzar la frontera, argumento asombroso que contradijo el informe de 1998 de la Oficina General de Contabilidad (General Accounting Office GOA), que cita ejemplos de corrupción de la policía relacionada con las drogas, hechos públicos en Atlanta, Chicago, Cleveland, Detroit, Los Angeles, Miami, Nueva Orleáns, Nueva York, Filadelfia, Savannah y Washington, D.C. – y la lista no es de ninguna manera exhaustiva. La mitad de todos los oficiales de la policía que fueron convictos como resultado de casos conducidos por el FBI entre 1993 y 1997 fueron detenidos por delitos relacionados con la droga, según el informe del GOA”, Mexican Solidarity Network, “2004-femicides”.

[53] En mis entrevistas con los líderes de la comunidad en El Paso y Ciudad Juárez, me sorprendió descubrir que muchos descartaban las desapariciones de mujeres y los feminicidios como si fueran simplemente parte de la violencia normativa de cualquier comunidad fronteriza. Esto me pareció algo más que el simple caso omiso de la vida de cientos de mujeres. Más bien, se trataba de una incapacidad para reconocer la enorme amenaza que está presente en esta región.

[54] Editorial Océano, México, D.F., 2005. Le agradezco a Diana Washington-Valdez que haya compartido conmigo sus investigaciones antes de su publicación.

[55] Elisabeth Schüssler Fiorenza, “Ties that bind: Domestic violence against women” [Lazos que atan: Violencia en contra de las mujeres], en Mary John Mananzan, Mercy Amba Oduyoye, Elsa Tamez, et al., (ed.), Women resisting violence. Spirituality for life [Mujeres que resisten la violencia. Espiritualidad para la vida], Orbis Books, Maryknoll, N.Y. 1996, p. 42.

[56] Schüssler Fiorenza, “Ties that bind”, p. 49; véase también, pp. 48-52.

...

Descargar como  txt (64.1 Kb)  
Leer 39 páginas más »
txt