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Función Social De La Propiedad & Código De Ética Del Administrador


Enviado por   •  17 de Febrero de 2015  •  2.803 Palabras (12 Páginas)  •  165 Visitas

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Introducción

Cuando se habla de la función social de la propiedad, usualmente se quiere decir que los derechos de propiedad deben estar limitados y regulados por el Estado, de tal manera que los dueños tengan, además de derechos, responsabilidades con la sociedad. Es un criterio que procura armonizar el ejercicio del derecho a la propiedad.

Además podremos conocer grandes rasgos de la propiedad; que se describe como un derecho o la facultad de los seres humanos para tomar posesión de una determinada cosa.

¿Qué es la función social de la propiedad?

La FSP es un principio general, un criterio que procura armonizar el ejercicio del derecho a la propiedad privada cuando el ejercicio de este derecho tiene impacto en el interés público. El principio de FSP debe ser tenido en cuenta, orientando las decisiones judiciales y la implementación de políticas públicas, cuando un ejercicio abusivo del derecho a la propiedad privada pudiera impedir el disfrute de derechos fundamentales de otras personas o el conjunto de ellas.

Cuando se habla de la función social de la propiedad, usualmente se quiere decir que los derechos de propiedad deben estar limitados y regulados por el Estado, de tal manera que los dueños tengan, además de derechos, responsabilidades con la sociedad.

Algunas personas, consideran que las limitaciones a la propiedad redundan en beneficios para toda la sociedad. Como los propietarios tienen derechos y responsabilidades con la sociedad, deben cumplir su doble rol usando la propiedad de aquella manera que la sociedad, por medio del derecho, considera más adecuada.

Si bien esta postura permite un control total del Estado sobre cómo las personas usan la propiedad, es importante rescatar que existen diferentes ‘grados’ en los que la propiedad cumple una función social. La pregunta es, por lo tanto, cuál es la función social de la propiedad más deseable para toda la sociedad. Dado que existe un mercado de la propiedad, y que es posible tasar los costos que resultan de su uso, la función social de la propiedad más deseable es aquella que permita usar la propiedad al máximo generando los menores costos sociales posibles.

Esto se cumple en aquellos casos es los que la propiedad está en las manos de aquellas personas que la ponen a producir más. Una mayor y mejor producción de la propiedad implica más y mejores bienes en el mercado. En este sentido, las personas que ponen a producir la propiedad prestan un verdadero servicio social porque por medio del mercado le proveen a la sociedad bienes y servicios que ésta considera útiles. Por lo tanto, las normas jurídicas deberían buscar que la capacidad para darle un uso útil a la propiedad y la propiedad productiva coincidan.

Y sin embargo, es importante preguntarse qué implicaciones traen estas consideraciones frente a la igualdad a nivel social. Si todas las personas tuviéramos los mismos derechos sobre la propiedad, y pudiéramos negociar estos derechos, el resultado final no necesariamente seria una igualdad como la inicial. Además, este reparto inicial implica que la propiedad se desperdicia, porque no está en manos de aquellas personas que pueden usarla para brindarle más y mejores bienes a toda la sociedad.

Si existieran los derechos de propiedad plenamente definidos, los costos sociales de usar la propiedad como la polución y demás serían internalizados por los propietarios. La responsabilidad que tienen los dueños de la propiedad con la sociedad puede entenderse de esta manera, y entonces la función social de la propiedad implica tanto producir todo lo posible como interiorizar todos los costos sociales posibles. Los sistemas jurídicos pueden contribuir a lograr esta función social deseable de la propiedad haciendo que la producción de una persona no implique costos que otra deba asumir.

Los impuestos pueden usarse para incentivar la internalización de los costos sociales que producen ciertas actividades, pero al mismo tiempo resultan un arma de doble filo. Los impuestos, si son excesivos, desalientan la producción de ciertos bienes y servicios que la sociedad considera deseables, y por lo tanto su uso indiscriminado lleva a que la sociedad deje de tener a su alcance dichos bienes y servicios. En este sentido, hay que buscar un equilibrio entre los impuestos y el uso de la propiedad, de tal manera que se recauden fondos y al mismo tiempo se incentive el uso de la propiedad en términos de lo que las personas, por medio del mercado, demandan.

Las personas que ponen a producir la propiedad prestan un verdadero servicio social porque proveen a la sociedad bienes y servicios útiles.

Significado del término propiedad

En el término latino “propietas” es donde se encuentra el origen etimológico del concepto propiedad que a continuación vamos a analizar en profundidad. Un vocablo aquel que se forma a partir de la unión de tres partes claramente delimitadas: el prefijo pro- que equivale a “movimiento hacia delante”, el adjetivo “privus” que significa “de uno solo” y el sufijo –tas que indica “cualidad”.

Así, tras la unión de los citados elementos, resultó que propietas se utilizaba para referirse a algo que tenía la “cualidad de ser para uno mismo”.

El concepto de propiedad describe al derecho o facultad de los seres humanos para tomar posesión de una determinada cosa. La propiedad puede abarcar tanto a algo que está enmarcado en los límites de la ley (como una vivienda o un coche) o de un atributo o cualidad individual (como lo puede ser la simpatía, el talento, el respeto, etc.).

Entendido desde el plano jurídico, propiedad es la noción que engloba al poder directo que se puede lograr en relación a un bien. Este poder concede a su dueño o titular el derecho o la capacidad de disponer sin restricciones del objeto adquirido o apropiado, teniendo como limitaciones aquellas que imponga la ley.

El derecho de propiedad, dicen los expertos, abarca a todos aquellos bienes que sean susceptibles de apropiación y que deben resultar útiles, ser limitados y estar en condiciones de ocupación. Por ejemplo: “Ayer me entregaron el título de propiedad del coche”, “Mi abuelo me dejó como herencia dos propiedades en la costa”, “Ten cuidado con esa máquina, que no es de mi propiedad”.

En este sentido, tendríamos que dejar patente la existencia de lo que se conoce con el nombre de Registro

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