Fundamentación de por qué el juego en el aula

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Jugando con figuras geométricas

El  primer juego cuenta con un tablero y fichas de figuras variadas, confeccionado con cartón reciclado. Su finalidad será que en niño/a sea capaz de completar la totalidad del espacio con las figuras geométricas a su disposición.

El segundo juego consiste utilizar botellas recicladas de plástico con tapas. Es un juego de construcción, donde las botellas están preparadas para encastrar unas con otras con el fin de construir figuras geométricas o la figura que los niños/as consideren en su imaginación.

Ambas propuestas pueden desempeñarse de manera individual o colectiva. Esto dependerá  con qué finalidad será utilizado cada juego, ya sea para entenderse, divertirse o desarrollar determinadas capacidades. Se podrían desarrollar tanto en el aula como en el patio, dependiendo la cantidad de alumnos/as y el espacio disponible.

DISEÑOS

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La consigna aprender jugando no es reciente. Hace 37 años la UNESCO publicó un documento en el que se propone al juego como estrategia pedagógica. Jugar “es la razón de ser de la infancia”, pero también “ofrece al pedagogo un medio de conocer mejor el niño y renovar los métodos pedagógicos”1.

Esta propuesta está destinada a acercar e introducir  a los niños al conocimiento y reconocimiento de las figuras geométricas para así, en una segunda instancia, indagar sobre sus conocimientos previos. Una vez que ellos den a conocer lo que saben sobre el tema, se podrá trabajar sobre la sistematización del contenido.

En las clases, se puede utilizar el juego con varios propósitos como por ejemplo: para desarrollar la atención y mejorar la concentración de los estudiantes: “Jugando hacemos pausas activas, cambiamos la rutina, nos relajamos y concentramos” o como estrategia para mejorar la comunicación con los niños, “conocer mejor sus gustos, necesidades y sus relaciones sociales”.

En el aula de clase, o fuera de ella, el juego tiene el potencial de dinamizar el aprendizaje, y también, de formar ciudadanías. Esto apunta a formar “sujetos activos en la construcción de conocimiento y la transformación de la sociedad”, lo que implica que más que entender nociones, se busca desarrollar una forma de pensar. Y en ello, el juego cumple un papel decisivo. 

Ahora, no todos los juegos son iguales y cada uno puede perseguir objetivos particulares: “hay juegos cognitivos que buscan relacionar conceptos; otros que sirven para activar y dinamizar; para mejorar la comunicación o para proyectar formas de ser. Aunque el juego se asocia generalmente con la competencia se proponen actividades en las que no se ganen puntos o se compita por estímulos con la intención de respetar la diversidad de los niños y garantizar la igualdad entre ellos.2

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