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Gobernabilidad Y Gobernanza En La Administración Pública


Enviado por   •  31 de Julio de 2012  •  1.451 Palabras (6 Páginas)  •  1.086 Visitas

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Gobernabilidad y Gobernanza en la Administración Pública

Escrito por Pablo Alberto Valenzuela

Hoy encontré este ensayo que escribí hace algunos semestre y quise compartirlo. Es un pequeño análisis sobre dos conceptos, la gobernabilidad y la gobernanza y cómo estas ideas influyen en el funcionamiento de la administración pública.

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El presente ensayo tiene por finalidad determinar la relación que existe entre los conceptos de gobernabilidad y gobernanza, y como ambas ideas tienen implicancia con la forma de administrar las instituciones públicas. Para llevar a cabo mi objetivo, el trabajo estará dividido en tres partes: En primer lugar me dedicaré a definir de manera sucinta los conceptos involucrados, posteriormente daré una revisión de la relación existente entre ambas ideas para, finalmente, establecer la conexión entre los conceptos de gobernanza y gobernabilidad con la Administración pública y la forma de llevarla a cabo.

Gobernabilidad es un concepto relativamente nuevo, aparece en 1975 cuando Samuel Huntington publicó un estudio sobre la crisis de las democracias. La idea de Huntington decía relación con el exceso de demandas ciudadanas hacia el sistema democrático de Estados Unidos y la incapacidad del gobierno para satisfacerlas (Griggs:1999). En este punto encontramos a la gobernabilidad como la forma de alcanzar eficazmente la satisfacción de las demandas públicas, los ciudadanos determinan los fines del gobierno, en tanto los tecnócratas gestionan los medios administrativos con el fin de que los primeros sean eficazmente alcanzados(Joignat:2007). Actualmente, sin embargo, la gobernabilidad dice relación con la habilidad del gobierno y de los distintos sectores sociales para combinar en forma, en un periodo dado, tres grandes aspiraciones que han calado hondamente en la cultura cívica: un crecimiento económico dinámico basado en el mercado, márgenes satisfactorios de equidad, igualdad de oportunidades, protección social y grados creciente de participación ciudadana en las decisiones políticas (CCI: 1997:7). En pocas palabras, por tanto, es posible decir que la gobernabilidad se refiere al ejercicio de lo que podría llamar “un buen gobierno”.

La gobernanza, en tanto, tiene que ver con la relación que se establece entre la sociedad civil y el Estado (McCarney 1998). Dicha relación ya no debe ser entendida como el Estado protector y la sociedad protegida, sino que más bien se debe entender como una relación cooperativa entre ambos para la formulación de políticas públicas. Es decir, ya no existe un modelo jerárquico donde el Estado ejerce un poder soberano sobre los integrantes de la sociedad civil.

Ahora que los conceptos de gobernabilidad y gobernanza están relativamente claros, cabe preguntarse cuáles son los desafíos que le plantean a la administración pública las ideas subyacentes: La gobernanza, como la he descrito, es un concepto que resulta particularmente influyente en la forma de administrar el Estado, debido a que plantea cambios en las rutinas burocráticas que se llevan a cabo en el aparato público y que se encuentran fuertemente institucionalizadas. La gobernabilidad, en tanto, le propone nuevos desafíos a la administración del Estado, ya que hay nuevas tareas a las que éste debe hacer frente. Es decir, la forma en que las ideas de gobernanza y gobernabilidad influyen en la Administración Pública están directamente relacionadas con los nuevos desafíos que se le plantean al Leviatán e incluso, me atrevería a decir que la gobernabilidad es una consecuencia de la gobernanza. A continuación intentaré ahondar en esta idea.

Para comprender el punto anterior es importante entender las nociones de Estado que se dan hacia fines del siglo XX. Tenemos un modelo neoliberal que empieza a imponerse en occidente y la caída del modelo socialista al otro lado de la cortina de hierro parecía confirmar la idea de que el Estado debía encargarse solamente de tareas tales como la defensa, las relaciones internacionales, la recaudación de impuestos, la mantención del orden público y la justicia, tomando un rol subsidiario y dejando al sector privado la libertad necesaria para actuar allí donde se le requiriera. No obstante, las enormes desigualdades derivadas del neoliberalismo han desacreditado al Estado “de mercado” como opción para el progreso equitativo.

Es aquí donde aparecen los desafíos que los nuevos tiempos le plantean a los aparatos estatales: por un lado la necesidad de alcanzar progreso económico con márgenes de equidad sustanciales y con altos grados de protección social por parte del Estado, es decir, Estados “gobernables”; pero por otro lado surge la interrogante de cómo conseguir este objetivo,

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