HACIA UNA PEDAGOGÍA DE LA LIBERACIÓN

HACIA UNA PEDAGOGÍA DE LA LIBERACIÓN

En Pedagogía del oprimido (1970), la obra más representativa de Paulo Freire, se  realiza una crítica del modelo educativo tradicional en América Latina. Es importante señalar que su contexto de producción ocurre durante el exilio en Chile debido a la dictadura militar brasileña. El pedagogo propone la educación como práctica de la libertad. Para ello construye dos categorías que se contraponen: educación bancaria y educación liberadora. Además  analiza la relación entre educador y educandos.

En la educación bancaria, el rol del educador  es el de un agente indiscutible, es decir él es quién disciplina y posee el conocimiento. Es único sujeto del proceso. Su tarea es depositar el conocimiento en los educandos que son considerados objetos, más precisamente recipientes a los cuales hay que llenar. Entonces, los educandos reciben los depósitos para guardarlos y archivarlos. “Referirse a la realidad como algo detenido, estático, dividido y bien configurado o en su defecto hablar o disertar sobre algo ajeno a la experiencia existencial de los educandos deviene, realmente, la suprema inquietud de esta educación”, afirma Freire (1970, p. 71). Los educandos  siguen la prescripción de una forma mecánica y pasiva. Se puede observar cómo en algunas clases de matemáticas se continúa enseñando las tablas de multiplicación mediante repetición y memorización. También esto se evidencia en lecciones de inglés, donde hay cuadernillos con pasos a seguir según niveles técnicos de dificultad pre establecidos.

¿Por qué el modelo tradicional de educación  triunfa? En la medida que la educación bancaria anula el poder creador y la criticidad de los educandos se satisfacen los intereses paternalistas de los opresores. Freire cita que “lo que pretenden los opresores es transformar la mentalidad de los oprimidos y no la situación que los oprime” (1970, p.75). En consecuencia, esto permite una mejor forma de dominación y la reproducción de las desigualdades sociales. Sin embargo, los educandos pueden despertar de su realidad y reaccionar contra su domesticación. “La solución no está en el hecho de integrarse, incorporarse a la estructura que los oprime sino transformarla para que puedan convertirse en ‘seres para sí’”, destaca (1970, p. 76).  En la educación liberadora, el educador es un revolucionario que lucha por el pensamiento auténtico, activo y crítico.  No intenta domesticar y tampoco rechaza el compañerismo. Su tarea es humanista y busca la transformación. Los  hombres se educan entre sí con la mediación del mundo y de esa forma, se liberan a sí mismos.

Como se mencionó, Pedagogía del oprimido es una obra elemental para comprender al oprimido y como éste mediante la praxis puede llegar a la transformación. Una vez transformada la realidad opresora, esta pedagogía del ser del oprimido pasa a ser la pedagogía de los hombres libres y emancipadores.

Bibliografía

FREIRE, PAULO (2002). Pedagogía del oprimido (pp. 71-81). BUENOS AIRES. SIGLO XXI EDITORES.

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