ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

HIGIENE INDUSTRIAL


Enviado por   •  25 de Octubre de 2012  •  27.559 Palabras (111 Páginas)  •  931 Visitas

Página 1 de 111

1.3 HIGIENE INDUSTRIAL

1.3.1 ASPECTOS BASICOS

LA HIGIENE INDUSTRIAL ES UNA TÉCNICA DE PREVENCIÓN DE ENFERMEDADES LABORALES MEDIANTE LA ACTUACIÓN EN EL MEDIO AMBIENTE DEL TRABAJO

la Higiene Industrial es la ciencia y el arte de la identificación, evaluación y control de aquellos factores o agentes ambientales, originados por el puesto de trabajo o presentes en el mismo, que pueden causar enfermedad, disminución de la salud o el bienestar, o incomodidad o ineficiencia significativos entre los trabajadores o los restantes miembros de la comunidad.

la Higiene Industrial centra su estudio en el ambiente que rodea al trabajador más que en este mismo, por cuanto es en ese ambiente donde se encuentran las causas básicas del proceso que desemboca en la enfermedad profesional; la Higiene Industrial efectúa, por tanto, una prevención esencialmente primaria de las enfermedades que padece el trabajador relacionadas con el puesto de trabajo.

Los primeros higienistas industriales propiamente dichos aparecen simultáneamente en Gran Bretaña y los Estados Unidos a finales del siglo XIX y comienzos del XX. En esa época el personaje más carismático fue la doctora Alice Hamilton, quien en 1910 comenzó su andadura en el hasta entonces poco explorado campo de controlar los factores de riesgo que conducían a la aparición de enfermedades profesionales. Los trabajos de la doctora Hamilton tuvieron una gran influencia en la aparición, en los Estados Unidos, de reglamentaciones orientadas a controlar los riesgos laborales e hicieron que fuera la primera mujer que formó parte del cuerpo docente de la Universidad de Harvard.

Puesto que el objetivo de la Higiene Industrial es el estudio del ambiente físico en cuanto puede afectar negativamente al hombre, su técnica fundamental de actuación es el estudio de la contaminación ambiental mediante la realización de lo que suele llamarse la encuesta higiénica.

Los objetivos de una encuesta higiénica son la determinación de cuál o cuáles son los agentes agresivos presentes en el ambiente, las causas de generación de los mismos y cualquiera otra circunstancia que pueda estar relacionada con la magnitud de los efectos patológicos que pudieran producirse, con un interés especial en los efectos patológicos con periodos de latencia prolongados, o que requieren exposiciones prolongadas, para que los efectos sean perceptibles.

LA ACTUACIÓN DE LA HIGIENE COMIENZA POR LA DETERMINACIÓN DE LOS FACTORES DE RIESGO PRESENTES EN EL AMBIENTE QUE PUEDEN TENER CONSECUENCIAS PATOLÓGICAS A LARGO PLAZO

LA INTERVENCIÓN PARA MODIFICAR EL AMBIENTE ES EL ELEMENTO CLAVE DE LA ACTUACIÓN DE LA HIGIENE INDUSTRIAL PARA EVITAR LOS RIESGOS DE ENFERMEDAD

La Higiene Industrial debe, lógicamente, trabajar en directa relación con la Medicina del Trabajo, ambas disciplinas son complementarias, comparten el objetivo y se aplican en el mismo entorno, pero mientras que la Higiene basa el análisis en el estudio del ambiente, la Medicina observa a las personas situadas en ese ambiente. La medicina será la que detecte los “fallos” de la Higiene que se materializarán en forma de enfermedades profesionales o de alteraciones de la salud, también advertirá de las limitaciones a la exposición que deberán respetarse en el caso de personas especialmente sensibles. La información aportada por la Medicina tiene que ser utilizada por los higienistas para mejorar las evaluaciones de riesgo o identificar nuevos riesgos que surgen en los puestos de trabajo con la implantación de nuevas tecnologías.

El interés de la Higiene por los factores de riesgo que causan daño a largo plazo es la diferencia esencial entre la Higiene y la Seguridad del Trabajo, pues esta última se interesa por aquellos factores de riesgo cuyos efectos tienen una relación muy directa con el daño que causan y un periodo de tiempo entre causa y efecto tan corto que mientras dura la exposición no es posible adoptar medidas preventivas ni de protección. Esta diferencia afecta sobre todo a las metodologías utilizadas para evaluar los riesgos en cada caso.

1.3.2 EXPOSICIÓN A AGENTES QUÍMICOS

Por exposición a un agente químico se entiende el contacto y la interacción de una sustancia o producto químico con el organismo humano, cualquiera que sea la forma o circunstancia en que dicho contacto se produzca. Si la exposición es consecuencia de la actividad laboral se habla de exposición laboral y, por extensión, de los riesgos para la salud que pueden derivarse de la misma. El ámbito clásico de actuación de la Higiene Industrial es el de las exposiciones crónicas, caracterizadas por un contacto con que no se aprecian efectos a corto plazo; no obstante, si la exposición se prolonga durante un periodo de tiempo suficiente, los daños a la salud se manifiestan. En este mecanismo de generación de daño a la salud, el patrón temporal de exposición y los mecanismos de interacción del organismo con las sustancias químicas son factores determinantes, que deben ser estudiados para poder conocer la magnitud de los riesgos y la necesidad de adoptar medidas preventivas.

Es importante notar que, aunque el efecto perjudicial (la intoxicación o la muerte) se manifiesta al cabo de un tiempo, que puede ser incluso de años, la exposición es intolerable desde el principio, cuando los efectos son inapreciables y no hay ningún signo externo de alteración de las funciones vitales. Es en ese momento cuando se debe actuar para eliminar la exposición intolerable y prevenir la secuencia de hechos posteriores. Se considera que una exposición es tolerable cuando los mecanismos de compensación normales del organismo puedan mantener el estado de equilibrio que caracteriza la salud.

LA DOSIS EXTENA ES EL PARÁMETRO MÁS SIGNIFICATIVO DE UNA EXPOSICIÓN

Otros aspectos a considerar son la vía de entrada del tóxico y su velocidad de penetración. Los tóxicos pueden entrar en el organismo por vía respiratoria, vía cutánea, vía digestiva y vía parenteral (que agrupa diferentes vías intraorgánicas como la endovenosa, la subcutánea, la intradérmica y la intramuscular).

El orden de mayor a menor efectividad es: vía intravenosa (parenteral), vía respiratoria, vía digestiva y vía cutánea, entendiendo por efectividad la intensidad y la rapidez de aparición del efecto.

Se denomina “tóxico” a toda sustancia externa que, al entrar en contacto con el organismo, puede provocar una respuesta perjudicial, daños serios o la muerte.

LA RUTA DE LOS CONTAMINANTES EN EL ORGANISMO COMPRENDE LAS FASES DE ABSORCIÓN, DISTRIBUCIÓN, BIOTRANSFORMACIÓN Y EXCRECIÓN

En muy pocas ocasiones el depósito de un tóxico produce lesiones en el tejido de acumulación, incluso se puede considerar el depósito como un mecanismo de defensa al evitar la acumulación de la sustancia en los lugares de acción. Los principales tejidos / órganos de depósito son las proteínas plasmáticas, el hígado, los riñones, el tejido graso y los huesos.

LA ACUMULACIÓN DE UN TÓXICO EN UN TEJIDO NO SUELE PRODUCIR LESIONES POR SÍ MISMA, PERO ES UN INDICADOR DE QUE EXISTE, O HA EXISTIDO, UNA EXPOSICIÓN, Y POR TANTO, UN RIESGO

El órgano más importante de la metabolización de los tóxicos es el hígado. Existen, sin embargo, órganos con una capacidad residual de transformación como el pulmón, los riñones, la piel, el corazón, los músculos y el cerebro.

Efectos de los tóxicos sobre el organismo

La clasificación de los efectos sobre el organismo puede hacerse sobre la base de múltiples criterios. Atendiendo al tiempo que transcurre entre la exposición y la aparición de los efectos, se habla de efectos agudos, si es inmediato a la exposición, o de efectos crónicos, si hay periodo de latencia; mientras que si se valora su evolución se clasifican en efectos reversibles o efectos irreversibles. Finalmente, la clasificación según el lugar de acción los divide en efectos locales y efectos sistémicos. Los primeros se producen en la misma vía de entrada, mientras que los segundos requieren la absorción y distribución del contaminante dentro del organismo, ejerciendo su acción en el/los órgano/s diana.

TIPOS DE TÓXICOS Y EFECTOS EN EL ORGANISMO

IRRITANTES Inflamación en las áreas de contacto, piel y mucosas ocular y del aparato respiratorio

CORROSIVOS Destrucción del tejido sobre el que actúa

NEUMOCONIÓTICOS Alteración pulmonar por partículas sólidas, de sustancias insolubles en los fluidos biológicos, que se depositan y acumulan en el pulmón

ASFIXIANTES Anoxia por desplazamiento del oxígeno del aire (asfixiantes simples) o por alteración de los mecanismos biológicos de oxidación (asfixiantes químicos)

ANESTÉSICOS Y NARCÓTICOS Depresión del sistema nervioso central

SENSIBILIZANTES Efecto alérgico en presencia de pequeñas cantidades, que puede manifestarse de forma diversa (asma, dermatitis, rinitis).

CANCERÍGENOS, GENOTÓXICOS Y TÓXICOS PARA LA REPRODUCCIÓN La catalogación de una sustancia en uno de estos grupos se hace en función de que induzca el desarrollo de un cáncer, produzca alteraciones del DNA u ocasione alteraciones en la fertilidad, reproducción o descendencia

TÓXICOS SISTÉMICOS Alteraciones o daños en órganos o sistemas específicos (hígado, riñón, piel, etc.) una vez absorbido y distribuido por el cuerpo.

CRITERIOS DE VALORACIÓN

Se entiende por criterio de valoración la definición de una situación, o el valor de una magnitud, con la que comparar la realidad para evaluar, de forma objetiva, el riesgo debido a la exposición a un agente químico.

En general, se parte del hecho de que en casi todos los ambientes están presentes casi todos los contaminantes. En estas condiciones la pregunta clave nunca debe ser si en un ambiente hay una sustancia determinada (la respuesta siempre será “posiblemente sí”). La pregunta útil es si la exposición a ese ambiente puede ocasionar daño a la salud; la respuesta correcta debería ser “no”, o por lo menos “casi seguro que no”.

Para obtener información cuantitativa se realizan ensayos biológicos para determinar la relación entre la exposición a una sustancia (dosis) y la intensidad del efecto (relación dosis-efecto) o el número de individuos que presentan un efecto determinado (relación dosis-respuesta).

Relación dosis-efecto

El valor de la dosis por debajo de la cual no se manifiesta ningún efecto define el denominado umbral de efecto (o de toxicidad). Debe indicarse que no todas las sustancias con efecto gradual presentan este umbral.

La determinación del umbral de efecto es problemática, una aproximación experimental es la determinación del denominado NOAEL (Not Observed Adverse Effect Level: Nivel sin efecto adverso observado) o del LOAEL (Lowest Observed Adverse Effect Level: Nivel más bajo con efecto adverso observado). El primero es la dosis o nivel de exposición máximo observado sin que se presente ningún signo adverso relacionado con la exposición, mientras que el segundo es la dosis o nivel de exposición más bajo para el que se ha observado algún efecto adverso.

Relación dosis-respuesta

LARELACIÓN DOSIS-RESPUESTA DESCRIBE LA RELACIÓN EXISTENTE ENTRE LA MAGNITUD DE LA EXPOSICIÓN Y LA PROPORCIÓN DE INDIVIDUOS AFECTADOS POR UN DETERMINADO EFECTO

La dosis efectiva media (dm) corresponde a la dosis para la cual el 50% de los individuos manifiesta el efecto considerado.

Existen asimismo otros datos de toxicidad que son interesantes desde el punto de vista del riesgo químico, por ejemplo: la dosis más baja a la que se ha descrito un efecto (o la muerte), la dosis a la que aparece un determinado efecto, o el valor de concentración en aire con Inmediato Peligro para la Vida o la Salud (IPVS).

Establecimiento de los Valores Límite Ambientales

Las relaciones dosis-efecto y dosis-respuesta son una forma de cuantificar los efectos de los agentes químicos en el organismo y son la base teórica para el establecimiento de los criterios de valoración.

El diseño y la aplicación de un criterio de valoración implica la respuesta a dos cuestiones básicas relacionadas entre sí: ¿Qué efecto máximo sobre la salud se establece como «admisible»? y ¿Qué porcentaje de la teórica población expuesta se está protegiendo realmente al establecer un valor límite, teniendo en cuenta los diferentes efectos que para distintas personas provoca una misma exposición a un contaminante?

Una vez conocido el valor de la dosis máxima tolerable, es necesario definir unas condiciones de trabajo estandarizadas, para proponer unos valores límite de concentración ambiental estimados a través de la relación entre la concentración ambiental y la dosis.

UN VALOR LÍMITE DE CONCENTRACIÓN EN AIRE DEBE IR ASOCIADO SIEMPRE A UN PERIODO DE TIEMPO DE EXPOSICIÓN

Conviene tener siempre presente que los VLA se definen exclusivamente para la evaluación y el control de los riesgos por inhalación de los agentes químicos tal como se produce en los ambientes laborales, por lo tanto deben ser utilizados por personas con experiencia, que conozcan y comprendan los mecanismos de absorción, metabolización y eliminación de los tóxicos para poder emitir juicios de valor correctos sobre una situación de exposición dada.

No obstante, el hecho de no sobrepasar un límite reglamentario no es garantía de que no haya efectos perjudiciales para la salud de ninguno de los trabajadores expuestos, por este motivo los reglamentos de prevención de riesgos por exposición a agentes químicos no se limitan únicamente a fijar valores límite, también contienen otras disposiciones que, junto con el cumplimiento de los límites ambientales, intentan garantizar la salud de todos los trabajadores.

Debido a los variados efectos que las sustancias químicas pueden provocar en las personas expuestas, se han definido diferentes tipos de valores TLV.

TLV-TWA. Media ponderada en el tiempo: Concentración media ponderada en el tiempo, para una jornada normal de 8 horas diarias y 40 semanales, a la cual la mayoría de los trabajadores pueden estar expuestos repetidamente día tras día sin sufrir efectos adversos. Este es el tipo más característico, al que se hace referencia habitualmente cuando se cita un valor TLV.

TLV-C. Valor techo: Concentración que no debería ser sobrepasada en ningún instante. La práctica habitual de la Higiene Industrial admite para su determinación el valor medio durante 15 minutos excepto para sustancias que puedan causar una irritación inmediata con exposiciones más cortas.

TLV-STEL. Límites de exposición para cortos periodos de tiempo: Concentración a la que pueden estar expuestos los trabaja- dores durante un corto espacio de tiempo, sin sufrir irritación, daño crónico o irreversible en los tejidos o narcosis importante. No es un límite de exposición separado e independiente sino un complemento de la media ponderada en el tiempo (TWA). Se define como la exposición media ponderada en el tiempo durante 15 minutos, que no debe sobrepasarse en ningún momento de la jornada, aunque la media ponderada durante las 8 horas sea inferior al TLV-TWA. Las exposiciones al STEL no deben ser mayores de 15 minutos y no deben repetirse más de 4 veces al día, existiendo un periodo mínimo de 60 minutos entre sucesivas exposiciones al STEL. Puede recomendarse un periodo de exposición distinto de los 15 minutos cuando ello esté avalado por efectos biológicos observados.

El documento del INSHT contiene una lista de valores límites ambientales para 600 sustancias y preparados, aproximadamente.

Los valores límite son de dos tipos:

Valor límite ambiental – Exposición diaria (VLA-ED).

Es el valor de referencia para la concentración media del agente químico en la zona de respiración del trabajador, medida o calculada, de forma ponderada con respecto al tiempo, para la jornada laboral real, y referida a una jornada estándar de 8 horas diarias.

El valor de esta concentración puede expresarse matemáticamente como:

La exposición semanal se calcula con la fórmula:

Valor límite ambiental – Exposición de corta duración (VLAEC).

Es el valor de referencia para la concentración media de agente químico en la zona de respiración del trabajador, medida o calculada, para cualquier periodo de 15 minutos a lo largo de la jornada laboral, excepto para aquellos agentes químicos para los que se especifique un periodo de referencia inferior.

El valor de esta concentración puede expresarse matemáticamente como:

El conjunto de valores VLA-ED y VLAEC, o en su defecto el límite de desviación, definen la situación que se considera aceptable, es decir: ambos límites deben ser respetados simultáneamente.

UNA EXPOSICIÓN SE CONSIDERA ACEPTABLE SI SE RESPETAN SIMULTANEAMENTE LOS VALORES LÍMITE PARA EXPOSICIÓN DIARIA Y PARA EXPOSICIÓN DE CORTA DURACIÓN

Valores límite biológico (VLB)

El control biológico es un medio de valoración de la exposición a las sustancias químicas que están presentes en el puesto de trabajo, a través de medidas del «determinante» o «determinantes» en los especimenes biológicos tomados al trabajador en un momento determinado. Los VLB (valores límite biológicos) son el valor de referencia.

El determinante puede ser la misma sustancia química a la que está expuesto el trabajador, sus metabolitos, o un cambio bioquímico reversible característico inducido por la sustancia. La medida puede realizarse en el aire exhalado, en la orina, en la sangre o en otros especimenes biológicos tomados del trabajador expuesto. De acuerdo con el determinante, el espécimen elegido y el momento de tomar la muestra, la evaluación indica alguna de las situaciones siguientes:

• La intensidad de una exposición reciente.

• La exposición media diaria.

• Una exposición crónica acumulativa.

Los VLB son valores de referencia para los indicadores biológicos asociados a la exposición global a los agentes químicos. Los VLB son aplicables para exposiciones profesionales de 8 horas diarias durante 5 días a la semana. La extensión de los VLB a periodos distintos al de referencia ha de hacerse considerando los datos farmacocinéticos y farmacodinámicos del agente en particular.

El control biológico es complementario del ambiental, y sólo tiene sentido su implantación cuando aporta mejoras significativas al uso aislado del control ambiental. El control biológico puede usarse, por ejemplo, para comprobar la eficacia del equipo de protección personal, para determinar el grado de absorción por vía dérmica o digestiva, o para detectar la posible exposición no laboral. La existencia de un VLB para una sustancia no quiere decir que necesariamente haya que hacer un control biológico en los trabajadores expuestos a la misma.

CAUSAS DE INCONSISTENCIA ENTRE RESULTADOS DE CONTROL AMBIENTAL Y BIOLÓGICO

ORIGEN DE LA CAUSA CAUSA

Estado fisiológico y de salud del trabajador Constitución de su organismo

Dieta (consumo de agua y grasas)

Actividad enzimática

Composición de los fluidos corporales

Edad, sexo, embarazo, medicación, situación de enfermedad.

Exposición laboral Intensidad de la carga física del trabajo

Fluctuación de la intensidad de la exposición

Absorción por la piel

Temperatura y humedad

Coexposición a otros productos químicos

Exposición extralaboral Contaminantes presentes en el hogar

Contaminantes durante el ocio (obvies)

Contaminación de alimentos

Estilo particular de vida Actividades después del trabajo

Higiene personal

Hábitos en la comida

Tabaco, consumo de alcohol, drogas

Metodología Contaminación del espécimen

Deterioro durante la toma de muestra, el almacenamiento y análisis

Sesgo en los métodos analíticos.

* El método analítico es la descripción de la serie de acciones y tratamientos necesarios para obtener la medida de la concentración de un contaminante en el ambiente, se puede decir que un método analítico es la descripción de todos los pasos a seguir para obtener un valor único de la concentración ambiental.

Los métodos analíticos para la medida de los contaminantes del ambiente de trabajo deben reunir unas características mínimas, establecidas en la legislación, o aceptadas por consenso general, para poderlos usar con fiabilidad. El conocimiento de esta conformidad se logra mediante las pruebas de normalización, entre varios laboratorios, siguiendo un protocolo de ensayos determinado. Al finalizar estas pruebas, que permiten conocer las características del método, si éstas cumplen los mínimos exigidos para su aplicación, el método queda normalizado o, en caso contrario, se rechaza su normalización.

Las técnicas analíticas que utilizan los métodos para la medida de los contaminantes presentes en los ambientes laborales dependen, fundamentalmente, de la naturaleza del contaminante y, además, de las restantes circunstancias de la medida.

Las técnicas basadas en la Cromatografía de gases, aplicables principalmente a la determinación de sustancias orgánicas, y las técnicas basadas en la Absorción Atómica, aplicables a la determinación de metales, son las más comunes, sin perjuicio de otras técnicas de análisis químico, ya que la gran variedad de substancias que pueden estar presentes en los ambientes laborales y las circunstancias tan diversas en que se pueden dar las exposiciones obligan a la utilización en Higiene Industrial de todo el abanico de técnicas analíticas.

La encuesta higiénica

El objetivo de una encuesta higiénica puede ser muy distinto de una encuesta a otra, entre los objetivos habituales se pueden citar:

• Identificación y cuantificación de los contaminantes presentes en el puesto de trabajo

• Evaluación del cumplimiento de normas legales o internas de la empresa

• Determinación de exposiciones para responder a quejas o denuncias de los trabajadores

• Obtención de datos ambientales para usos epidemiológicos

• Evaluación de la eficacia de métodos de control

Para que una encuesta higiénica sea eficaz se requiere, en la mayoría de los casos, seguir un procedimiento sistemático que permita obtener toda la información relevante tanto para realizar la evaluación en sí misma como para proponer las medidas adecuadas para evitar o reducir los riesgos presentes. En grandes líneas la sistemática a seguir será:

1 Conocer y familiarizarse con el proceso productivo: Conocer el proceso productivo implica recopilar y comprender la información relativa a todos los aspectos del proceso que pueden tener incidencia en la exposición de los trabajadores implicados en él. Esta información incluye:

a) El esquema funcional del proceso productivo.

b) El inventario de las sustancias químicas utilizadas en el proceso o asociadas al mismo.

c) Las fichas de seguridad de los productos utilizados.

d) El entorno físico en el que se encuentran los puestos de trabajo.

e) Los riesgos para la salud debidos a las sustancias químicas asociadas al proceso.

f) Las medidas de control implantadas en cada uno de los puestos de trabajo.

g) El estado de salud de los trabajadores.

h) Los resultados de evaluaciones anteriores.

2 Identificar los posibles riesgos en cada puesto de trabajo: Como parte de este proceso puede ser necesario consultar a los responsables del taller, a los mandos intermedios y a los propios trabajadores sus opiniones tanto como un dato, como para confirmar o matizar las opiniones del técnico que está planificando la evaluación. En esta fase previa no se pretende obtener ninguna conclusión, ni siquiera provisional, y conviene que quede claro a todas las personas involucradas que no se está prejuzgando ninguna situación, y que el único objetivo es elaborar una lista lo más exhaustiva posible, porque la experiencia muestra que la única forma de que ningún riesgo importante se olvide es considerar todos los riesgos, hasta los nimios. Conviene recordar que el Reglamento de los Servicios de Prevención obliga a consultar con los representantes de los trabajadores acerca del procedimiento de evaluación, a tener en cuenta la información recibida de los trabajadores, e incluso prevé la posibilidad de que se puedan consensuar con ellos los criterios de valoración.

3 Seleccionar los criterios de valoración aplicables: En la mayoría de los casos el criterio será un valor límite ambiental, que puede estar complementado con un valor límite biológico. Está claro que si un VLA tiene la característica de “ser de obligado cumplimiento” porque así lo establece un reglamento, será imperativo medir la concentración y comprobar que se cumple con la obligación reglamentaria, independientemente de su calidad técnica o preventiva. La exposición ocasionada por la presencia de contaminantes químicos en el medio ambiente laboral se expresa cuantitativamente mediante el valor de las concentraciones de dichas substancias en el ambiente durante el tiempo de exposición. La medición de la exposición comporta, en consecuencia, la determinación de las concentraciones ambientales de los contaminantes que la originan. Como estas concentraciones no suelen ser constantes a lo largo del tiempo, los valores que se determinen corresponderán en general a concentraciones medias referidas a un período de tiempo definido.

3.1 Procedimiento de evaluación: La evaluación de la exposición consistirá en comparar la exposición medida con un valor límite. Normalmente este proceso se realiza mediante la división de ambos valores, lo que lleva a un resultado que se denomina Índice de exposición (I); también se puede expresar en forma de porcentaje en cuyo caso se denomina porcentaje de la exposición máxima permisible (% EMP). La interpretación de este resultado es evidente: un valor de I=1, o de % EMP = 100 % significa que la exposición es igual al límite; cuanto más se acerca al valor nulo, más baja es la exposición, y cuanto mayor es, mayor es la exposición.

En términos matemáticos estos índices se definen como:

3.2 Evaluación de la exposición simultánea a varios agentes químicos: Un procedimiento cuantitativo de evaluación de este tipo de exposiciones, bastante generalizado, se apoya en la hipótesis de aditividad de los efectos. Este criterio se puede enunciar diciendo que en caso de una exposición a varias sustancias, si todas ellas tienen un VLA-ED definido para proteger frente al mismo tipo de efecto, el índice de exposición total será la suma de los índices de exposición individuales, pero si los VLA-ED están definidos para diferentes efectos de deberá considerar cada uno de ellos por separado. Por supuesto, si hay sospecha, o evidencia, de que los efectos de las sustancias obedecen a un modelo de potenciación o sinergia, este procedimiento no es aplicable y se debe recurrir a otros métodos que tengan en cuenta los mecanismos concretos de acción de las sustancias.

En forma matemática la definición anterior toma la forma

3.3 Estrategia de muestreo: Cuando se sospecha que la exposición está muy por debajo o muy por encima del valor límite, se pueden utilizar, para confirmarlo, técnicas fáciles de aplicar aunque sean menos precisas, como pueden ser mediciones realizadas cerca de la fuente de emisión o medidas en el caso más desfavorable, ya que si éstas son muy inferiores al valor límite, está claro que la exposición de los trabajadores también lo será; inversamente se pueden realizar mediciones en las condiciones de menor exposición, ya que si éstas resultan por encima del valor límite, la exposición global también será superior al límite.

Pero cuando se sospecha que la exposición está cerca del valor límite, hay que realizar una investigación más detallada. En este caso hay que considerar dos aspectos:

• Selección de los trabajadores a medir

• Selección de las condiciones de medida

3.4 Selección de los trabajadores a medir: Una posibilidad para reducir el número de muestras necesario para realizar una evaluación es dividir a la población expuesta en grupos homogéneos de exposición, es decir, grupos de trabajadores o puestos de trabajo en los que se espera que la variación de la exposición entre ellos sea menor que en el total. Se debe muestrear, por lo menos, a un trabajador por cada diez del grupo, pero la frecuencia de las mediciones y el número de trabajadores a muestrear dependen de:

• La precisión que se necesite en la evaluación de la exposición

• Lo alejada que esté la exposición del valor límite

• Las propiedades del agente químico

3.5 Selección de las condiciones de medida: Lo ideal es evaluar la exposición del trabajador tomando muestras personales que cubran toda la jornada de trabajo y sean representativas de las distintas actividades que pueda desarrollar durante la misma, es decir, intentar que cada una de las muestras obtenidas en el mismo trabajador se corresponda con cada una de las tareas que realiza. Esto no siempre es práctico, pero a veces es necesario obtener información diferenciada por tareas para prever las medidas preventivas.

Finalmente la estrategia de muestreo se concretará en la definición de:

• Las tareas a controlar

• Las sustancias a medir

• El método de toma de muestra

• El método de análisis

• La localización de los puntos de muestreo

• La duración de cada muestreo

• El horario y el intervalo entre las muestras

• Los cálculos que conducen a la concentración ambiental a partir de los resultados analíticos

• Las instrucciones técnicas adicionales adecuadas a las mediciones

3.6 Conclusión de la evaluación de la exposición laboral

Una vez comparada la concentración ambiental con el valor límite adecuado, de corta o de larga duración, se tiene que llegar a una de estas tres situaciones:

• La exposición está por encima del valor límite. Hay que identificar las causas por las que se excede la exposición, tomar medidas correctoras y repetir la evaluación de la exposición laboral.

• La exposición está muy por debajo del valor límite y presumiblemente seguirá así, debido a la estabilidad de las condiciones y el proceso de trabajo. En este caso no son necesarias mediciones periódicas.

• La exposición no entra en ninguna de las otras dos categorías. En este caso son necesarias mediciones periódicas.

Antes de decidir que una exposición es perfectamente aceptable y no requiere medidas preventivas conviene tener presente que la exposición existe a partir del valor cero del índice de exposición o del 0 % EMP, y que la Ley de Prevención de Riesgos Laborales requiere reducir los riesgos al mínimo, lo que en nuestro caso es equivalente a reducir la exposición al mínimo. Hay que evitar la simplificación de interpretar un índice menor que 1 (o un % EMP menor que 100 %) como “no hay riesgo” y que por lo tanto se concluye que “no son necesarias medidas preventivas”.

4 Evaluar los riesgos cuantitativamente, o cualitativamente

5 Elaborar el informe de evaluación que debe incluir la propuesta de medidas de control proporcionadas a la magnitud de los riesgos: Un informe de evaluación es un documento con una doble finalidad: por una parte, es el soporte para la comunicación a los interesados de los resultados de la evaluación de riesgos, pero por otra, debe servir además para dejar constancia de todos los datos relevantes que se han utilizado para emitir las conclusiones de la evaluación, de forma que puedan ser comprendidos o utilizados en el futuro por una persona distinta a la que realizó la evaluación. Es evidente que el informe debe ser redactado tanto si el resultado indica una exposición tolerable como excesiva. Como repetidamente se ha indicado, el final del informe debe estar dedicado a la propuesta de medidas preventivas. De lo anterior se deduce una consecuencia a menudo olvidada: antes de redactar un informe es necesario definir el objetivo que se pretende (informar o convencer) y el destinatario principal del informe. El autor debe conocer de antemano las expectativas y conocimientos del destinatario y tener presente al redactar el informe lo que ya sabe y lo que le conviene saber.

1.3.2. CONTROL DE EXPOSICIÒN A LOS AGENTES QUIMICOS

VISIÓN GLOBAL DE LAS TÉCNICAS DE CONTROL

La expresión “control de las exposiciones” significa implantar o ejecutar acciones eficaces para prevenir riesgos y mantener esta situación a lo largo del tiempo y en cualquier circunstancia. La palabra “control” también tiene una acepción distinta, así en el capítulo anterior se ha hablado de “control ambiental” y “control biológico” y también se habla de “control médico”, en estos casos tiene el significado de vigilancia, observación o evaluación de una situación, que tiene poco que ver con el significado que se le da en este capítulo.

Este planteamiento permite clasificar las acciones de control atendiendo al elemento sobre el que actúan, es decir, el agente químico en sí mismo, el proceso o instalación, el local o zona de trabajo y el método de trabajo. El planteamiento anterior permite una clasificación de las técnicas y métodos de control en cuatro grandes grupos: acciones sobre el agente químico, cuyo objetivo es evitar su presencia; acciones en el proceso, cuyo objetivo es eliminar o reducir la emisión al ambiente; acciones en el local o ambiente, cuyo objetivo es mantener la concentración ambiental del contaminante en un valor seguro; y acciones en el método de trabajo, cuyo objetivo es evitar el contacto directo entre el contaminante y el trabajador.

Prioridades en el control de riesgos

TÉCNICAS DE CONTROL DE EXPOSICIONES

TÉCNICA DE CONTROL ACCIÓN SOBRE

Agente contaminante Proceso/Instalación Local de trabajo Método de trabajo

Eliminación Sustitución total Sustitución del proceso Redistribución en planta Automatización

Robotización

Control Remoto

Reducción Sustitución parcial

Cambio de presentación Modificación del proceso

Mantenimiento preventivo Orden y limpieza Buenas prácticas de trabajo

Información

Formación

Motivación

Supervisión

Aislamiento Cerramiento o separación

Cabinas de seguridad Segregación de departamentos sucios

Ventilación Extracción localizada.

Extracción tipo push-pull Ventilación por dilución

Duchas de aire cortinas de aire Herramientas con extracción local incorporada

Impedir la exposición Cabinas para los trabajadores Horarios reducidos

Protección individual EPI de vías respiratorias

Guantes

Ropa de trabajo

ACCIONES PARA EL CONTROL DE RIESGOS

Acciones sobre el agente químico

Sustitución total de productos

Sustitución parcial

Cambio de presentación

Acciones en el proceso o instalación

Cambio de proceso

Modificaciones o ajustes en el proceso

Mantenimiento preventivo

Cerramiento del proceso

Cabinas de seguridad

Extracción localizada

Ventilación en push-pull

Limpieza de instalaciones y maquinaria

Segregación de zonas

Ventilación general

Duchas y cortinas de aire

Cabinas de control

Ideas tales como mantener en circulación la mínima cantidad posible de materiales, simplificar las líneas de transporte interno y evitar los almacenamientos de productos intermedios son las reglas de oro para evitar una manipulación excesiva de los productos que degenerará previsiblemente en emisiones innecesarias de contaminantes al ambiente.

Acciones en los métodos de trabajo

Los procedimientos de trabajo que entrañan peligro pueden eliminarse mediante automatización, robotización o control remoto.

Automatización

Buenas prácticas de trabajo

Formación e información

Reducción del tiempo de exposición

La obligatoriedad de la información (junto con la de consulta y participación de los trabajadores) está claramente establecida en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.

La formación es tan necesaria como la información. No es suficiente conocer cuáles son los riesgos, hay que saber cómo actuar frente a ellos. La Ley de Prevención de Riesgos Laborales también lo establece claramente en el artículo 19: “...el empresario deberá garantizar que cada trabajador reciba una formación teórica y práctica, suficiente y adecuada, en materia preventiva, tanto en el momento de su contratación, cualquiera que sea la modalidad o duración de ésta, como cuando se produzcan cambios en las funciones que desempeñe o se introduzcan nuevas tecnologías o cambios en los equipos de trabajo...”. Convendría recordar que el objetivo de la formación entendida como técnica preventiva no es impartir conocimientos (eso es informar), sino lograr un cambio de comportamiento.

Hay tres técnicas que son actualmente de uso muy frecuente y por ello se considera conveniente exponerlas con más detalle, ante la seguridad de que cualquier técnico de prevención de riesgos laborales deberá acometer la aplicación de alguna de ellas para solucionar un problema de control de riesgos higiénicos. Estamos haciendo referencia a la ventilación general, extracción localizada y equipos de protección individual.

Ventilación general El fundamento físico de esta técnica consiste en mezclar el aire contaminado presente en las proximidades del foco de generación con aire limpio, con la finalidad de obtener concentraciones más bajas; por este motivo también se identifica esta técnica con el nombre de “ventilación por dilución”. La ventilación general debe considerarse adecuada únicamente en aquellos casos en que los contaminantes son de baja toxicidad, su generación ocurre en muchos puntos del local y se encuentran en pequeñas concentraciones. Es, pues, el método a emplear en aquellos locales en los que se pretende básicamente eliminar el aire viciado, como en oficinas, talleres de confección, etc. Cuando se proyecta una ventilación general con el objetivo de controlar exposiciones a agentes químicos se deben respetar unos principios básicos que, si no son tenidos en cuenta, la hacen completamente ineficaz como técnica de control:

• Entradas de aire

• Situación de los extractores

• Caudal de ventilación

• Situación de las tomas de aire y descargas

• Distribución del aire

LA FORMA DE EXPRESAR LA TASA DE VENTILACIÓN EN RENOVACIONES POR HORA ES INCORRECTA.

LA TASA DE VENTILACIÓN DEBE INDICARSE EN UNIDADES DE VOLUMEN POR UNIDAD DE TIEMPO Y POR UNIDAD DE GENERACIÓN DE CONTAMINANTE

Extracción localizada La ventilación localizada, también llamada extracción localizada, tiene como objetivo captar el contaminante en la vecindad inmediata del punto donde se ha generado (el foco contaminante), evitando así que se difunda al ambiente general del local.

NORMALMENTE LOS CONTAMINANTES COMO SE PRESENTAN EN EL AMBIENTE (PARTÍCULAS FINAS, GASES O VAPORES) NO TIENEN MOVIMIENTO PROPIO Y SIGUEN EL MOVIMIENTO DE LAS CORRIENTES DE AIRE LOCAL

Equipos de protección individual Un Equipo de Protección Individual (EPI) es cualquier equipo destinado a ser llevado o sujetado por el trabajador para que lo proteja de uno o varios riesgos, que puedan amenazar su seguridad o su salud en el trabajo, así como cualquier complemento o accesorio destinado a tal fin. Se excluye la ropa de trabajo corriente, pero no la que ofrece protección.

EPI de vías respiratorias

EPI contra riesgos de contacto o penetración dérmica: Para prevenir el contacto con sustancias o productos químicos evitando tanto los daños inmediatos al contacto como la posible absorción dérmica de las sustancias químicas, se utilizan guantes, ropas de protección y pantallas o gafas.

La utilización de los EPI requiere una cierta organización desde su adquisición hasta su desecho y sustitución, que podríamos resumir en las siguientes acciones:

Comprobación de su calidad (marcado CE)

Consulta con los destinatarios o sus representantes

Obligatoriedad del uso

Formación sobre el modo de usar los EPI

Almacenamiento entre usos

Mantenimiento de los EPI

1.3.3. AGENTES CARCINÓGENOS

1.3.3.1 Cáncer laboral

Los procesos cancerosos son el resultado de la interacción entre el individuo y el entorno o, lo que es lo mismo, la interacción entre factores genéticos y factores externos al individuo pero estrechamente relacionados con él (dieta, hábitos tóxicos, exposiciones laborales, exposiciones medioambientales, etcétera). Se estima que las causas genéticas del cáncer constituyen un 20 % del total de cánceres, aunque su cuantificación es difícil teniendo precisamente en cuenta el papel de la interacción genéticoambiental. Por lo que se refiere a cáncer laboral, algunos autores han sugerido que se sitúa alrededor de un 5 % del total de cánceres diagnosticados.

Los agentes carcinogénicos son aquellos capaces de producir tumores cancerosos, también denominados neoplasias. La complejidad de estos procesos es muy elevada y es objeto permanente de investigación médica (oncología). Para comprender, de forma simplificada, en qué consiste el cáncer como enfermedad, así como los mecanismos de actuación de las sustancias que pueden provocarlo, es necesario referirnos a la estructura del material genético, punto de partida de todos los tumores cancerosos.

TIPOS DE CÁNCER (Localizaciones)

AGENTES ASOCIADOS (Sustancias O Proceso Químicos)

Y AÑO EN QUE FUE DESCRITA LA ASOCIACIÓN POR PRIMERA VEZ

Vejiga urinaria Aminas aromáticas (1895)

Hidrocarburos aromáticos policíclicos (1989)

Fabricación electrolítica de aluminio (1995)

Refino del petróleo (1982)

Cavidad nasal Formaldehído (1992)

Nieblas de ácido sulfúrico (1952)

Níquel y sus compuestos (1933)

Zapateros e industria del calzado (1970)

Hígado Cloruro de vinilo monómero (1974)

Bifenilos policlorados (1974)

Laringe Amianto (1935)

Gas mostaza (1955)

Nieblas de ácido sulfúrico (1952)

Neoplasias linfoides 1,3-Butadieno (1987)

Benceno (1904)

Industria del caucho (1960)

Óxido de etileno (1979)

Refino del petróleo (1982)

Mesoteliomas Amianto (1935)

Piel Aceites minerales (1922)

Aceites de esquisto (1876)

Arsénico (1822)

Bifenilos policlorados (1974)

Alquitranes y breas (1875)

Hollín ( 1775)

Refino del petróleo (1922)

Pulmón Acrilonitrilo (1978)

Amianto (1935)

Arsénico (1822)

Berilio y sus compuestos (1979)

Bisclorometil-éter (1973)

Cadmio y sus compuestos (1976)

Cromo hexavalente (1948)

Fabricación de vidrio (1987)

Escapes de motores diesel (1983)

Fundiciones (1977)

Gas mostaza(1935)

Gasificación carbón (1936)

Minería subterránea de hematíes (1956)

Nieblas de ácido sulfúrico (1952)

Pesticidas no arsenicales (1979)

Pintores (1976)

Producción aluminio (1981)

Producción de coque (1971)

Radón (1879)

Sílice (1986)

Talco asbestiforme (1979)

Los tóxicos para la reproducción (tóxicos para la fertilidad y tóxicos para el desarrollo) pueden actuar por mecanismos genotóxicos, esto es, induciendo modificaciones en los genes.

La acción carcinogénica de las sustancias puede proceder tanto mediante el daño a un gen normal que al verse alterado se transforma en un oncogén (activación de proto-oncogenes), o bien mediante la acción sobre un anti-oncogén (genes encargados de suprimir tumores).

Etapas del proceso:

Las tres etapas tienen un cierto grado de reversibilidad, que depende de muchos factores (tipo de genotóxico, tipo de enlace químico, acción simultánea de otros agentes). La etapa de iniciación, en general, muestra menor reversibilidad que la de promoción.

De acuerdo con lo indicado en el apartado anterior, podemos distinguir dos tipos de agentes carcinógenos según actúen en la primera o en la segunda fase del proceso de formación de un tumor:

• Carcinógenos genotóxicos: tóxicos para los genes, es decir, para el ADN. Actúan como iniciadores del proceso carcinogénico.

• Carcinógenos epigenéticos: provocan alteraciones de la regulación celular sin producir necesariamente una alteración de la secuencia de ADN. Actúan como promotores del proceso carcinogénico.

Los agentes que actúan solamente en una de las dos etapas se denominan carcinógenos incompletos, mientras los que lo hacen en las dos se denominan carcinógenos completos. Se denominan agentes procarcinógenos (o carcinógenos secundarios) aquellos que requieren modificaciones durante su metabolización para rendir una sustancia carcinógena, en contraposición a los carcinógenos primarios, que desarrollan sus efectos directamente sin necesidad de sufrir ninguna transformación bioquímica.

Evaluación de la relación dosis-respuesta para agentes carcinogénicos

1.3.3.2. Evaluación de la relación dosis-respuesta para agentes carcinogénicos

El desarrollo de un cáncer es un efecto sobre la salud que no posee intensidad. Pueden darse solamente dos situaciones: el proceso se inicia o bien no se inicia, sin que exista un efecto intermedio. La interacción de una sola molécula de genotóxico con el enclave adecuado de una molécula de ADN supone la posibilidad de que el proceso canceroso se inicie. Por lo tanto, se dice que la iniciación de un tumor es un fenómeno probabilístico. Cuanta mayor sea la dosis suministrada, mayor es la probabilidad de que inicie el proceso (es decir, de que el genotóxico interaccione con el sitio adecuado de la molécula de ADN). No obstante, el efecto es el mismo independientemente de la dosis: el inicio de un proceso canceroso.

Actualmente existe consenso en la comunidad científica acerca de la no existencia de valor umbral para los carcinógenos iniciadores. Sin embargo, el acuerdo no es tan claro respecto a los carcinógenos epigenéticos. Parece ser que en esta fase del proceso carcinógeno sí se observa un incremento del efecto al incrementar la dosis (el fenómeno progresa proporcionalmente a la dosis suministrada). La elucidación de los mecanismos de acción epigenéticos es todavía objeto de investigación científica. Por ello, en este apartado nos ceñiremos únicamente a genotóxicos.

La relación dosis-respuesta para carcinógenos es análoga a la observada para agentes químicos no carcinógenos: cuando aumenta la dosis, aumenta el porcentaje de sujetos afectados.

Otro factor importante a tener en cuenta en la respuesta de los individuos expuestos a un carcinógeno es su susceptibilidad genética. Algunos individuos, debido a características intrínsecas impresas en su material genético y previo a cualquier exposición mostrarán una mayor predisposición a contraer una determinada enfermedad. Finalmente, hay que destacar que el cáncer es una enfermedad que presenta tiempos de latencia variables (según su origen, localización, etc.) pudiendo llegar a ser extremadamente elevados. Por ejemplo, en el caso del mesotelioma pleural debido a exposición a amianto, los tiempos de latencia pueden llegar hasta los 30 años. Por el contrario, algunos tipos de leucemia pueden manifestarse antes de un año de haber sufrido la exposición.

1.3.3.3 Investigación Sobre Carcinogenicidad Química

A continuación se describen los tipos de estudios.

ensayos a corto plazo con células in Vitro: Este tipo de ensayos tiene com

objetivo la evaluación de la genotoxicidad de las sustancias mediante el estudio de

alteraciones en la secuencia del ADN de células in vitro de distintas especies

incluida la humana: mutaciones (inserciones, deleciones, intercambios de

secuencias, etc.), así como defectos en el proceso de duplicación del ADN

(intercambio de cromátidas hermanas, síntesis de ADN no programada, uniones

covalentes de tóxicos con el ADN, etc).

* Ensayos a largo plazo con animales: Se trata de pruebas que predicen bien el comportamiento de los tóxicos en humanos (tanto más cuanto más cercana a los humanos se encuentre evolutivamente la especie sobre la que se experimenta).

* Estudios epidemiológicos: Existen dos diseños principales de estudios epidemiológicos: estudios de casos y controles y estudios de cohortes.

En el primer diseño, se seleccionan sujetos con la patología que se desea estudiar (casos) y sujetos sin la patología (controles). Después se estudian las diferencias en la exposición sufrida por ambos grupos.

Los estudios de cohortes (especialmente las industriales) han sido muy importantes en la investigación de la carcinogenicidad de sustancias y procesos industriales. Aquí se seleccionan individuos con una exposición común y se siguen en el tiempo, evaluando al cabo de un determinado período cuántos de ellos han desarrollado la enfermedad que se desee estudiar.

* Análisis estructura-actividad: Este método estudia las analogías moleculares entre sustancias reconocidas como carcinógenas y las sustancias bajo estudio, realizando predicciones sobre su carcinogenicidad.

1.3.3.4 Clasificaciones de carcinogenicidad

Los criterios para la clasificación están basados en las propiedades toxicológicas de las sustancias, su metabolismo y sus efectos específicos sobre la salud, obtenidos a partir de datos experimentales in vitro, in vivo y estudios epidemiológicos. Consisten en la categorización del grado de evidencia de carcinogenicidad en humanos (carcinógenos probados, probables carcinógenos y posibles carcinógenos). La mayoría de clasificaciones hacen hincapié en la fuente de procedencia de la información: si están basados en estudios con humanos (estudios epidemiológicos) o bien en estudios a largo plazo con animales.

La clasificación en categorías que efectúa el RD 363/95 responde a las evidencias existentes respecto a la potencia de cada sustancia como cancerígena.

Primera categoría

Sustancias que se sabe son carcinógenas para el hombre. Se dispone de elementos suficientes para establecer una relación de causa / efecto entre la exposición del hombre a tales sustancias y la aparición del cáncer.

Segunda categoría

Sustancias que pueden considerarse carcinógenas para el hombre. Se dispone de suficientes elementos para suponer que la exposición del hombre a tales sustancias puede producir cáncer.

Tercera categoría

Sustancias cuyos posibles efectos carcinogénicos en el hombre son preocupantes, pero de las que no se dispone de una información suficiente para realizar una evaluación satisfactoria. Hay algunas pruebas procedentes de análisis con animales, pero que resultan insuficientes para incluirlas en la segunda categoría.

El etiquetado de estas sustancias está regulado por el Real Decreto 363/1995 anteriormente citado. A las sustancias clasificadas en la primera y en la segunda categorías de carcinogenicidad se les asignará el símbolo T «Tóxico» y las frases de riesgo R45 «Puede causar cáncer» o R49 «Puede causar cáncer por inhalación», mientras a las sustancias clasificadas en la tercera categoría se les asignarán el símbolo Xn «Nocivo» y la frase de riesgo R40 «Posibilidad de efectos irreversibles», frase que se utiliza igualmente para otras sustancias con determinados efectos adversos no carcinógenos.

Al igual que en el caso de los cancerígenos, el RD 363/95 clasifica los mutágenos en tres categorías.

Primera categoría

Sustancias que, se sabe, son mutagénicas para el hombre. Se dispone de pruebas suficientes para establecer una relación de causa / efecto entre la exposición del hombre a tales sustancias y la aparición de alteraciones genéticas hereditarias.

Segunda categoría

Sustancias que pueden considerarse como mutagénicas para el hombre. Se dispone de suficientes elementos de juicio para suponer que la exposición del hombre a tales sustancias puede producir alteraciones genéticas hereditarias.

Tercera categoría

Sustancias cuyos posibles efectos mutagénicos en el hombre son preocupantes. Los resultados obtenidos en estudios de mutagénesis apropiados son insuficientes para clasificar dichas sustancias en la segunda categoría.

A las sustancias mutagénicas de primera y segunda categorías se les asignará el símbolo T «Tóxico» y la frase de riesgo R46 «Puede causar alteraciones genéticas hereditarias», mientras a las sustancias mutagénicas clasificadas en la tercera categoría se les asignarán el símbolo Xn «Nocivo» y la frase de riesgo R40 «Posibilidad de efectos irreversibles».

El RD 363/95 clasifica también las sustancias tóxicas para la reproducción en tres categorías.

Primera categoría

Sustancias de las que se sabe que perjudican la fertilidad de los seres humanos.

Sustancias de las que se sabe producen toxicidad para el desarrollo de seres humanos.

Segunda categoría

Sustancias que deben considerarse como perjudiciales para la fertilidad de los seres humanos.

Tercera categoría

Sustancias preocupantes para la fertilidad humana.

A las sustancias tóxicas para la reproducción de primera y segunda categorías se les asignará el símbolo T «Tóxico» y las frases de riesgo R60 «Puede perjudicar la fertilidad» o R61 «Riesgo durante el embarazo de efectos adversos para el feto», mientras a las sustancias clasificadas en la tercera categoría se les asignarán el símbolo Xn «Nocivo» y la frase de riesgo R62 «Posible riesgo de perjudicar la fertilidad» o R63 «Posible riesgo durante el embarazo de efectos adversos para el feto».

1.3.3.5. Evaluación de la exposición a carcinógenos

La evaluación de la exposición a agentes carcinógenos en el lugar de trabajo se basa en el estudio de las posibilidades de que la exposición tenga lugar y no en las concentraciones ambientales de las sustancias. Los procesos a evaluar, cuando se encuentran en condiciones normales, deben evitar intrínsecamente la exposición a carcinógenos. Sin embargo, existe la posibilidad de que el trabajador entre en contacto con ellos bajo determinadas circunstancias, como por ejemplo: operaciones de toma de muestra del proceso que impliquen extracción de un circuito cerrado, operaciones de limpieza y/o mantenimiento de los equipos, circunstancias accidentales o anómalas (fugas, derrames,…).

1.3.3.6Prevención de riesgos laborales frente a agentes carcinogénicos

El reglamento establece la obligatoriedad de una evaluación inicial y periódica de los riesgos teniendo en cuenta todas las vías de entrada al organismo y contemplando los posibles efectos sobre la salud de trabajadores especialmente sensibles a estos riesgos. Debido a que la evaluación está basada en la presencia o ausencia de exposición, tal y como se ha comentado en el apartado anterior, las medidas a adoptar están priorizadas partiendo de la sustitución de los agentes carcinogénicos por sustancias que no presenten tales efectos. La sustitución del agente carcinógeno es un requisito obligatorio. En los casos en que no sea técnicamente posible sustituir el agente carcinogénico se tomarán las medidas preventivas adecuadas para eliminar el riesgo, que no se diferenciarán tecnológicamente de las aplicables para agentes químicos en general: encerramiento del proceso, reducción de la exposición de los trabajadores mediante otros métodos (ventilación, extracción localizada, uso de equipos de protección personal, etc.). Asimismo serán de aplicación medidas generales de prevención de riesgos laborales (señalización de los lugares de trabajo, procedimientos de trabajo adecuados, reducción en lo posible del número de trabajadores expuestos, correcto etiquetado y almacenado de productos y gestión de residuos).

1.3.3.7Control biológico de la exposición a carcinógenos

EL CONTROL BIOLÓGICO DE LA EXPOSICIÓN A CANCERÍGENOS DEBE TENER EN CUENTA EL TIEMPO DE LATENCIA DE LA ENFERMEDAD Y LA INEXISTENCIA DE UN VALOR UMBRAL DE NO-EFECTO

Los indicadores utilizados para estudiar la exposición a agentes carcinógenos genotóxicos pueden agruparse en:

Indicadores de dosis interna: Reflejan la cantidad de sustancia absorbida, sin evaluar efectos sobre la salud. Pueden diferenciarse dos tipos:

a) Determinación de la sustancia o sus metabolitos en fluidos biológicos

b) Determinación de la actividad mutagénica en fluidos biológicos.

Indicadores de dosis eficaz: Los indicadores de dosis eficaz miden la interacción del tóxico con el material genético mediante recuento de los aductos formados (enlaces covalentes del tóxico con moléculas biológicas). Las técnicas más usadas son 32P, técnica radiactiva con el isótopo 32 del fósforo, o técnicas inmunológicas del tipo ELISA.

Indicadores de efecto biológico precoz (o pre-efecto): Los indicadores de efecto biológico precoz (o pre-efecto) reflejan efectos derivados de la interacción del tóxico con el material genético, aunque no miden efectos sobre la salud sino cambios biológicos (aunque puede haber una relación directa).

Indicadores de susceptibilidad genética: Los indicadores de susceptibilidad genética miden características del material genético de los individuos que pueden ser determinantes para el desarrollo de un tumor. Reflejan, por tanto, la tendencia del individuo a sufrir daños en el material genético o la capacidad de su material genético de reparar daños.

Epidemiología molecular: cada vez cobra más importancia el estudio de determinados proto-oncogenes y oncogenes cuyas alteraciones determinan la posibilidad de desarrollar ciertos tipos de tumores. El campo que estudia estos aspectos se denomina epidemiología molecular y, aunque actualmente no es una herramienta utilizada para el control de los trabajadores, puede llegar a serlo en el futuro si se consigue establecer asociaciones específicas entre mutaciones genéticas y el desarrollo de tumores.

1.3.4. AGENTES BIOLÓGICOS

1.3.4.1 Características de los agentes biológicos

La diferencia fundamental que existe entre los agentes biológicos y los agentes químicos y físicos es que, mientras que éstos son materia inerte o distintas formas de energía, los agentes biológicos son seres vivos y como tales capaces de reproducirse. Finalmente, todos los organismos, con excepción de los virus, tienen una estructura física común cuya unidad básica es la célula.

Aunque estas características son comunes a todos los seres vivos, en este capítulo se hace referencia casi exclusiva a los seres vivos microscópicos o microorganismos. Además de una fuente de energía y nutrientes se precisan unos requisitos ambientales que pueden condicionar el desarrollo de los seres vivos, entre estos los más significativos son:

La temperatura: Entre los microorganismos existen diferencias en cuanto a la zona térmica en la que ocurre su crecimiento pudiéndose distinguir tres grupos principales: los termófilos, con rangos de temperatura entre 55 ºC y 75 ºC, los mesófilos, entre 30 ºC y 45 ºC; y los psicrófilos, entre 15 ºC y 18 ºC.

El oxígeno: anaerobios, aerobios y facultativos.

La humedad

El pH del medio

La luz

En todo caso, la presencia de un organismo en un entorno determinado está condicionada por tres factores: a) La existencia de un reservorio o lugar en que se den las condiciones ambientales para su crecimiento. b) La posibilidad de amplificación o multiplicación, lo que implica la continuidad en el aporte de nutrientes. c) Las opciones de dispersión, es decir, de abandonar su reservorio y colonizar uno nuevo.

1.3.4.2 Efectos en la salud y mecanismos de defensa

La relación entre huésped y parásito está determinada tanto por las características de los parásitos que favorecen su establecimiento y que causan daño como por los mecanismos de defensa del huésped. Los principales efectos para la salud son las infecciones, las reacciones alérgicas y los efectos tóxicos. Estos últimos son consecuencia de la acción sobre los tejidos o sus funciones, de determinadas sustancias producidas por los microorganismos (endotoxinas y micotoxinas). Entre los mecanismos de defensa se encuentran: la integridad de la piel, las sustancias antimicrobianas (lisozima), las células fagocitarias, la respuesta inflamatoria y la inmunidad humoral y celular.

Infecciones: Los procesos infecciosos consisten en la colonización de un huésped por un microorganismo patógeno. El término “virulencia” se usa para definir dos aspectos del microorganismo patógeno: su infectividad o habilidad para colonizar a un huésped y la severidad del daño producido. Los dos principales factores de la virulencia son la invasividad o capacidad para entrar en los tejidos del huésped, multiplicarse y diseminarse, y la producción de toxinas (exotoxinas).

Reacciones alérgicas: Hipersensibilidad tipo anafiláctico, Hipersensibilidad tipo citotóxico, Hipersensibilidad mediada por complejos, Hipersensibilidad mediada por células.

1.3.4.3. Agentes biológicos y prevención de riesgos laborales

Algunos agentes biológicos son patógenos, es decir, pueden causar enfermedades en las personas, y éste es el aspecto que tiene interés desde el punto de vista de la prevención de riesgos laborales y al que se limita el concepto de “agente biológico” en el resto de este capítulo. Como con cualquier otro factor de riesgo laboral los aspectos a tratar se refieren a la identificación de los agentes que presentan algún riesgo, a la determinación del mecanismo de la exposición, a concretar los posibles efectos perjudiciales y a los procedimientos o técnicas de evaluación y de control de las exposiciones.

Los priones, que no son seres vivos ya que no se ha demostrado que contengan material genético, sí se consideran agentes biológicos en este RD, puesto que son sustancias elaboradas por seres vivos que pueden ocasionar enfermedades. Reglamentariamente están incluidos en la categoría de “agentes no clasificados”.

Priones: No son seres vivos sino sustancias químicas, aunque su incidencia en el metabolismo de un animal superior o del hombre se parece más a la de un microorganismo que a la de un agente químico. Algunos ejemplos de enfermedades causadas por priones son la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, la encefalopatía espongiforme bovina y otras encefalopatías espongiformes transmisibles de origen animal. Por tratarse de moléculas, los mecanismos habituales de prevención, protección y tratamiento de enfermedades infecciosas (desinfección, vacunación, tratamiento con antibióticos, etc.) son ineficaces. En particular, los productos normalmente utilizados en la desinfección, por ejemplo: formaldehído, alcohol, glutaraldehído, peróxido de hidrógeno, radiaciones ultravioletas o radiaciones ionizantes, entre otros, son ineficaces. Los métodos de destrucción recomendados consisten en la utilización de hipoclorito sódico al 2% o el hidróxido de sodio 2M (2 moles / litro).

Virus: Las características que los distinguen son las siguientes: contienen un único tipo de ácido nucleico ADN o ARN, son parásitos obligados y dependen completamente de sus huéspedes para su reproducción, los virus proporcionan las instrucciones para crear nuevos virus, pero son las células del huésped quien los fabrica. La molécula de ácido nucleico del virus está encerrada por una cubierta o cápside que consiste en una capa simple de proteínas. Los daños causados por virus pueden ser: indetectables, leves, severos, fatales, teratogénicos o resultar en la formación de un tumor. Existen medicamentos que pueden bloquear el ciclo de replicación del virus pero tienen efectos tóxicos secundarios. Los antibióticos no afectan a los virus. Las medidas más eficaces son las gammaglobulinas y la vacunación. Algunos ejemplos de infecciones causadas por virus son: las Hepatitis B, A, C, las fiebres hemorrágicas o el Herpes, entre otras.

Bacterias: Son organismos procariotas, es decir, constituidos por una célula que contiene los dos tipos de ácido nucleico; su ADN se encuentra organizado en cromosomas dispersos en el citoplasma. Las bacterias tienen una membrana que encierra y protege la célula y pocas estructuras citoplasmáticas u orgánulos útiles para su desarrollo. Su reproducción es asexual por escisión binaria, es decir, cada microorganismo se divide en dos, cada uno de éstos en dos más y así sucesivamente; el resultado final es una colonia formada por millones de individuos que se hace visible a simple vista. Buena parte de las bacterias son formas de vida libre y contienen suficiente información genética y sistemas biosintéticos que les permiten su crecimiento y reproducción. Es lo que habitualmente se denominan “formas saprofitas”. Unas pocas bacterias son parásitos obligados, precisando, por tanto, colonizar a otro ser vivo. Algunas bacterias saprofitas son patógenos oportunistas, es decir, invaden otros seres vivos pudiendo causar enfermedad en determinadas circunstancias, por ejemplo, cuando el sistema inmunitario del huésped no funciona bien. Los efectos para la salud más importantes son los que se citan en la definición de agente biológico, es decir, infecciones, alergias o efectos tóxicos. Endotoxinas: Las endotoxinas forman parte de la pared celular de las bacterias Gram negativo. Se trata de sustancias químicas de tipo liposacáridos, cuya inhalación se ha relacionado con la aparición de problemas respiratorios y generales. Dependiendo de la dosis, se han demostrado efectos que van desde síndromes pseudogripales (fiebre, escalofríos, dolor, tos seca, presión torácica, etc.) hasta hipertensión, coagulación intravascular y shock letal.

Hongos: Los hongos son organismos cuyas células tienen un núcleo que encierra los cromosomas. La célula de los hongos es similar a las de las plantas y las de los animales, con todos los orgánulos necesarios para su desarrollo. Durante el proceso de digestión, los hongos producen metabolitos secundarios que son los responsables de sus efectos sobre el hombre; se trata de los antibióticos y de las micotoxinas. Los antibióticos, como la penicilina o la ciclosporina (utilizada como inmunosupresor en los transplantes), tienen en general efectos beneficiosos salvo para algunas personas que pueden desarrollar alergias a estos productos. Las micotoxinas son sustancias perjudiciales para los hombres y los animales provocando efectos tóxicos, algunos de gravedad. Los hongos también producen compuestos orgánicos volátiles responsables del clásico olor a húmedo de sótanos o locales mal ventilados. Entre los compuestos más representativos de este tipo están: los aldehídos, alcoholes como el etanol o el isopropanol, la acetona o el acetato de etilo. Las reacciones alérgicas pueden oscilar de una simple picazón a síntomas, moderados o severos, tales como: estornudos, lagrimeo, congestión nasal, dolor de cabeza, fiebre, dificultad de respiración, dolor en el pecho, diarrea y, en algunos casos, la muerte. Los causantes inmediatos de las reacciones alérgicas son las esporas de casi todos los hongos y casi todas las personas son sensibles a ellas. La manifestación de los síntomas depende de la susceptibilidad individual. Las infecciones causadas por hongos se denominan micosis. Éstas pueden ser sistémicas, afectando diferentes órganos internos (básicamente pulmones) o superficiales o cutáneas. LAS MICOTOXINAS SON SUSTANCIAS EXTREMADAMENTE TÓXICAS GENERADAS POR HONGOS. MUCHAS DE LAS ENFERMEDADES CAUSADAS POR HONGOS SON EN REALIDAD INTOXICACIONES POR MICOTOXINAS. La producción de micotoxinas, en general, ocurre cuando las condiciones para el crecimiento del hongo empiezan a ser limitantes, por lo tanto, el hecho de encontrar en un ambiente especies de hongos productoras de micotoxinas no implica necesariamente la existencia de micotoxinas.

Protozoos: Son organismos unicelulares con una organización compleja y variada y también son complejos su morfología y su ciclo de vida.

Helmintos: Los helmintos o gusanos que tienen interés en prevención de riesgos son los que se conocen como macroparásitos. Son organismos pluricelulares con reproducción sexual por huevos y ciclos vitales complejos que a menudo implican varios huéspedes. Las profesiones con mayor riesgo son aquellas en las que se dan las condiciones necesarias para el desarrollo de estos gusanos como son: los trabajadores de minería y excavaciones; agricultores (arroz, café, plátanos, algodón, azúcar, tabaco); fabricantes de ladrillos; alfareros; horticultores, jardineros, etc.

1.3.4.4. Evaluación de la exposición a agentes biológicos

La interacción entre un agente biológico y un ser humano no tiene que ocasionar de forma necesaria una enfermedad o un daño a la salud. Para que se produzca un daño en la salud del huésped es preciso que se den las siguientes condiciones:

1 El agente biológico debe ser patógeno.

2 Debe existir un reservorio, es decir, un lugar con un substrato alimenticio en el que se den, además, las condiciones ambientales que permitan que un número suficiente de microorganismos viva y se reproduzca.

3 El agente biológico debe dispersarse, es decir, debe ser capaz de desplazarse por el entorno en algún soporte o portador (por ejemplo: bioaerosoles, vectores tales como mosquitos o ratas, etc.)

4 Debe existir una vía de entrada al organismo del nuevo hospedador (inhalación, ingestión, grietas en la piel, membranas mucosas, vía parenteral, etc.)

5 El nuevo hospedador debe ser susceptible al agente en cuestión.

Si cualquiera de estas condiciones no se cumple, no es posible la aparición de una enfermedad. Estas cinco condiciones definen la cadena de infección y las diferentes estrategias preventivas tienen como objetivo romper esta cadena en alguno o varios de sus eslabones. EN LA EXPOSICIÓN A AGENTES BIOLÓGICOS LA IMPORTANCIA DE LA VÍA DE ENTRADA ESTÁ CONDICIONADA POR LA ACTIVIDAD LABORAL DESARROLLADA.

Metodología de actuación frente a los riesgos causados por agentes biológicos: Los riesgos de la exposición a agentes biológicos son consecuencia de dos situaciones diferentes: En un caso la infección ocurre tras la existencia de un accidente laboral, habitualmente declarado, investigado y con causas casi siempre conocidas; en el otro caso, la infección es fruto de una exposición laboral similar a la exposición a agentes físicos o a compuestos químicos, en la que un contaminante puede estar presente en el ambiente en una concentración indeterminada que puede o no causar un daño en la salud de las personas.

Es cierto que se puede disponer o reunir bastante información sobre los posibles agentes, sobre su peligrosidad y sobre los focos de contaminación, pero no hay que olvidar que en numerosas actividades existe incertidumbre sobre la presencia de un agente patógeno (por ejemplo, la existencia de portadores asintomáticos); también es cierto que existen equipos para la medición de la contaminación biológica ambiental y de superficies y por lo tanto se pueden conocer los niveles de concentración en la situación estudiada; pero sólo en ocasiones se podrá efectuar una valoración cuantitativa del problema, puesto que por el momento no están establecidos criterios de valoración numéricos para este tipo de contaminantes que permitan emitir un juicio rápido sobre la peligrosidad de la situación.

La metodología de evaluación de las exposiciones a agentes biológicos se deberá basar, en consecuencia, en dos puntos principales: a) Obtención de la máxima información posible sobre los agentes implicados o los agentes sospechados. b) Eliminación o reducción de la presencia de esos agentes en el ambiente de trabajo. La determinación de la concentración del agente es un aspecto de menor relevancia. Siguiendo esta filosofía, el RD 664/1997 dispone que, en toda actividad que pueda suponer un riesgo de exposición a agentes biológicos, se determinarán la índole, el grado y la duración de la exposición de los trabajadores, para poder evaluar los riesgos que corren su seguridad o su salud y poder determinar las medidas que proceda adoptar.

LA INFORMACIÓN PREVIA SOBRE ACTIVIDADES EN LAS QUE ES FRECUENTE LA PRESENCIA DE AGENTES BIOLÓGICOS ES UN DATO FUNDAMENTAL PARA EVALUAR LAS EXPOSICIONES

EN MUCHAS OCASIONES EL CONOCIMIENTO DE LAS ACTIVIDADES Y LOS AGENTES BIOLÓGICOS LIGADOS A ELLAS, Y EL ESTUDIO DE LAS TAREAS ES SUFICIENTE PARA ELABORAR UN PLAN DE PREVENCIÓN CORRECTO

CLASIFICACIÓN DE LOS AGENTES BIOLÓGICOS

Características del agente Grupo de riesgo

1 2 3 4

Es fácil que ocasiones una enfermedad NO SI SI SI

La enfermedad se propaga fácilmente NO SI SI

Se dispone un tratamiento eficaz

Una forma útil de evaluar la exposición consiste en comparar los datos de concentración medidos en el lugar de trabajo con los valores obtenidos en las muestras tomadas bien en el exterior, bien en alguna zona que sirva como valor de fondo.

Otro criterio que puede resultar de utilidad, dependiendo del tipo de actividad, es que en las muestras no aparezca el microorganismo utilizado en el proceso de trabajo o ningún microorganismo patógeno.

También es posible establecer valores de referencia internos, para una actividad o proceso particular, basados en las concentraciones de microorganismos típicas obtenidas en las condiciones habituales de trabajo. Estos valores pueden servir como una base sobre la que detectar desviaciones que indicarán posibles contaminaciones.

1.3.4.5 Medidas preventivas

En el RD 664/1997 se proponen un conjunto de medidas para prevenir y reducir los riesgos por exposición a agentes biológicos.

En términos generales estas medidas consisten en las siguientes:

1 Reducción al mínimo posible del número de trabajadores expuestos o que se sospeche que pueden estar expuestos.

2 Establecimiento de procedimientos de trabajo adecuados y utilización de medidas técnicas para evitar o minimizar la liberación de agentes biológicos en el lugar de trabajo.

3 Aplicación de medidas de control higiénico compatibles con el objetivo de prevenir o reducir el transporte o la liberación de un agente fuera del lugar de trabajo.

4 Aplicación de medidas de protección colectivas.

5 Aplicación de medidas de protección individual cuando la exposición no pueda ser evitada por otros medios.

6 Utilización de los elementos de señalización.

7 Establecimiento de planes para hacer frente a los accidentes que incluyan agentes biológicos.

8 Establecimiento de medidas seguras para la manipulación y el transporte de los agentes biológicos.

9 Establecimiento de medios seguros que permitan la recogida, el almacenamiento y el tratamiento o evacuación de los residuos contaminados.

En bioseguridad el término clave es contención, concepto con el que se pretende describir el conjunto de medidas preventivas que proporcionarán protección tanto personal como experimental y medioambiental. Estas medidas de contención también se denominan “barreras”.

Barreras primarias: El ejemplo más representativo de este tipo de barreras son las cabinas de seguridad biológica (CSB) de las que se distinguen tres clases: clase I, clase II y clase III, en función de: su diseño, las características de la circulación del aire en su interior y el sistema de depuración del aire, que consiste, fundamentalmente, en filtros HEPA (High Efficiency Particulate Air).

Barreras secundarias: En general, las barreras secundarias son los elementos, asociados a la instalación, que rodean las barreras primarias. Su finalidad es prevenir el escape de microorganismos al ambiente debido normalmente a un fallo de las barreras primarias.

Medidas terciarias: Son los elementos que actúan directamente en el trabajador e incluyen: Los equipos de protección individual. La vigilancia médica. La inmunización y la higiene personal.

Información y formación de los trabajadores

Vigilancia sanitaria

Para que sea adecuada la vigilancia sanitaria debe ser previa a la exposición y a intervalos regulares en lo sucesivo. Esta vigilancia sanitaria debe comprender, como mínimo, un registro del historial médico y profesional del trabajador, la evaluación individualizada del estado de salud de los trabajadores y, cuando sea de aplicación, el control biológico y la detección de los efectos precoces y reversibles.

Inmunización activa. Vacunación

En la prevención de las enfermedades transmisibles se puede actuar en tres puntos diferentes de la cadena epidemiológica: la fuente de infección, los mecanismos de transmisión y el individuo sano susceptible. Las actuaciones para proteger al individuo sano son la quimioprofilaxis, la inmunización pasiva y la inmunización activa (vacunación). La palabra “vacunación” designa los fenómenos de inmunización en los que se emplea una suspensión de agentes infecciosos o ciertas partes de ellos, llamada “vacuna”, para provocar una resistencia frente a una enfermedad infecciosa.

1.3.5. RIESGO Y MEDICIÓN DEL RUIDO

1.3.5.1 La prevención frente al ruido

El empresario que adquiere una máquina o equipo de trabajo tiene la obligación de informarse, previamente a la adquisición, de los riesgos a que pueden estar expuestos los trabajadores que van a usarla o permanecer en sus proximidades y adoptar la decisión de compra con conocimiento de los riesgos, y por tanto consciente de las protecciones adicionales que va a necesitar en caso de que finalmente se decida por la instalación de una máquina ruidosa.

La experiencia muestra que confiar la prevención del riesgo de pérdida de capacidad auditiva inducida por ruido a la utilización de equipos de protección individual es una política poco eficaz y por tanto se debería aplicar sólo en los supuestos en que hay verdadera imposibilidad de eliminar el riesgo por otros medios, y además implantando unos procedimientos muy estrictos para lograr una eficacia preventiva real de los equipos de protección individual.

Una definición útil de sonido es: “fenómeno físico que provoca las sensaciones propias del sentido humano de la audición”, y un ruido sería todo sonido peligroso, molesto, inútil o desagradable.

Rangos de frecuencia

Las magnitudes características que permiten cuantificar el ruido son la presión sonora y la frecuencia. La presión sonora está relacionada con nuestra percepción de volumen o intensidad del sonido y la frecuencia con la percepción del tono.

El valor mínimo de la sensibilidad auditiva humana corresponde a un nivel de presión sonora de 0 dB y el umbral de dolor (200 Pa) resulta ser de 140 dB.

El oído humano es sensible, en sentido amplio, a sonidos de frecuencia comprendida entre 20 y 20.000 Hz. Como es lógico este rango es distinto entre individuos y varía con la edad y las características de cada sujeto. Se ajusta más a la realidad hablar de un rango de frecuencias audibles entre 100 y 5.000 Hz, lo que no implica ninguna limitación para la vida social, ya que el rango habitual de los sonidos generados por la voz humana y otras fuentes naturales está comprendido entre 200 y 3.000 Hz.

1.3.5.2. Efectos del ruido en la salud

El ruido produce efectos tanto sobre la audición como sobre otros órganos y sistemas del cuerpo humano.

Cuando los sucesivos frentes de sobrepresión y depresión llegan al oído, provocan el movimiento de la membrana timpánica; este movimiento se transmite, a través de la cadena de huesecillos del oído medio, hasta el caracol; en este órgano las perturbaciones ocasionan la deformación de una membrana en zonas concretas en función de la frecuencia del sonido y como consecuencia de ello las terminales nerviosas de esa zona generan impulsos nerviosos que son conducidos hasta el cerebro por el nervio auditivo. Es en el cerebro donde se produce la percepción del sonido y donde se reconoce como fuerte o débil, agradable o desagradable, conocido o desconocido, etc.

Una única exposición a un ruido brusco e intenso de nivel de pico muy elevado (disparo, explosión, etc.) puede producir la rotura de tímpano o daños en la cadena de huesos del oído medio y ocasionar una disminución de la capacidad auditiva. Este tipo de hipoacusia se llama de transmisión, ya que el elemento alterado es la cadena de transmisión y no hay daños en el órgano de Corti. Admite tratamiento curativo y generalmente es reversible, salvo complicaciones.

Más importantes, dado que son más graves y afectan a mayor número de personas, son los efectos auditivos que ruidos menos intensos, pero más persistentes, pueden provocar a largo plazo sobre el oído.

La pérdida temporal se produce inmediatamente después de una exposición a ruido intenso y se recupera el estado normal de audición al cabo de unas horas. Este efecto se produce como consecuencia de los mecanismos fisiológicos de defensa frente a una agresión externa; el efecto neto es una disminución de la capacidad auditiva, pero al cesar la agresión se recupera lentamente el funcionamiento normal y por ello la capacidad auditiva se recupera en un plazo de pocas horas.

La pérdida permanente de capacidad auditiva se produce como consecuencia de una exposición a ruido intensa y prolongada (varios años) y es debida a la destrucción de los terminales del nervio auditivo del caracol. Se trata de una hipoacusia de percepción ya que, aunque toda la cadena de transmisión se mantiene en perfecto estado, falla el elemento encargado de transformar el fenómeno ambiental en sensación nerviosa.

LA PERDIDA DE CAPACIDAD AUDITIVA INDUCIDA POR RUIDO ES BILATERAL, IRREVERSIBLE Y NO EVOLUTIVA, ESTÁ RECONOCIDA COMO ENFERMEDAD PROFESIONAL

Si tenemos en cuenta que el proceso de disminución de la capacidad auditiva es paulatino y progresivo, el valor preventivo de la realización de reconocimientos médicos periódicos que incluyan una prueba audiométrica es muy importante, ya que puede poner de manifiesto precozmente las posibles alteraciones en las personas expuestas a ruido incluso antes de que el individuo aprecie la disminución.

Además de la pérdida auditiva, también se atribuyen al ruido una serie de efectos fisiológicos negativos, tales como:

• Respiratorios: la exposición a ruido puede ocasionar un aumento de la frecuencia respiratoria que cesa al cesar la exposición.

• Cardiovasculares: Aumento de la incidencia de trastornos tales como hipertensión arterial y arteriosclerosis.

• Digestivos: Aumento de la incidencia de úlceras gastroduodenales y de la acidez

• Visuales: Alteraciones de la agudeza visual, el campo visual y la visión cromática.

• Sistema nervioso: Se han observado alteraciones en el electroencefalograma, trastornos del sueño, cansancio, irritabilidad, inquietud, inapetencia sexual.

• Endocrinos: Alteraciones en el funcionamiento normal de diversas glándulas como la hipófisis, tiroides, suprarrenales, etc. ocasionando variaciones de la concentración en sangre de las hormonas que segregan.

También tiene importancia el efecto que ocasiona el ruido de disminuir la capacidad de atención y el aumento del tiempo de reacción, lo que favorece el aumento de errores y el aumento de accidentes de trabajo.

1.3.5.3. Medición del nivel sonoro

El nivel de presión sonora se mide con un instrumento de lectura directa llamado sonómetro. Un sonómetro está constituido, esencialmente, por un elemento transductor (el micrófono) que transforma las variaciones de presión en variaciones idénticas de una magnitud eléctrica (normalmente una tensión), a continuación dispone de un conjunto de circuitos electrónicos para acondicionar la señal y obtener su valor eficaz y, finalmente, un mecanismo indicador (escala graduada o presentador numérico) en el que se lee directamente el valor del nivel de presión sonora y/o el nivel de pico expresado en dB. Si en el circuito electrónico de medida se incluye un filtro que se adapte a la definición de la escala de ponderación A, entonces la lectura del indicador será el nivel sonoro expresado en dBA.

Además de la posibilidad de seleccionar la escala de ponderación, los sonómetros disponen de un selector para elegir la velocidad de respuesta. Las normas de ensayo definen tres velocidades de respuesta: lenta, rápida e impulsiva. Esencialmente esta característica es una indicación del tiempo que tarda el instrumento en indicar el valor correcto del nivel sonoro de una señal estable, y se definen para saltos bruscos del nivel sonoro tanto en aumento como en disminución.

En la práctica el uso de una u otra respuesta depende de consideraciones de comodidad de uso y cuestiones de normalización de resultados, así para medidas del nivel sonoro con fines de evaluación de la exposición laboral, los reglamentos suelen especificar que la medición debe hacerse con la velocidad lenta.

El nivel de pico también se mide con sonómetros, si bien para esta función se debe seleccionar la forma de medición “pico” o “peak”, para que el resultado mostrado en el indicador sea el nivel de pico y no el nivel de presión sonora. No hay que confundir el nivel de pico con el nivel sonoro medido con la respuesta impulsiva. Para que un sonómetro pueda indicar correctamente el nivel de pico la respuesta en modo pico debe ser extraordinariamente rápida (típicamente inferior a 100 microsegundos).

En higiene industrial es habitual el uso del concepto de “dosis de ruido”; este concepto es una medida de la cantidad de energía sonora que alcanza a un trabajador en un periodo relativamente largo de tiempo (típicamente toda la jornada laboral). La dosis de ruido es proporcional al cuadrado de la presión sonora y al tiempo. Por convenio se eligen un valor de presión sonora y un tiempo de exposición como referencia, a cuya combinación se le asigna el valor 1 (o 100%) de dosis, normalmente la combinación de referencia es 90 dBA durante 8 horas.

Existen instrumentos que, funcionalmente, son como los sonómetros integradores, pero en los que el resultado se expresa en forma de dosis de ruido (en 0/1 o en %). A estos instrumentos se les llama dosímetros de ruido y también se comprueban de acuerdo con la norma CEI 804.

1.3.5.4. Evaluación de la exposición laboral a ruido

La evaluación se basará en la determinación del nivel de ruido diario equivalente y del nivel de pico máximo. Se repetirá siempre que cambien las condiciones de trabajo que puedan afectar a la exposición a ruido, y en todo caso cada tres años en los puestos de trabajo en los que el nivel de ruido diario equivalente sea superior a 80 dBA y cada año en los puestos de trabajo en los que el nivel de ruido diario equivalente sea superior a 85 dBA o el nivel de pico supere 140 dB.

LA EVALUACIÓN DEBE BASARSE EN LA MEDIDA DEL NIVEL DE RUIDO DIARIO EQUIVALENTE Y DEL NIVEL DE PICO MÁXIMO

El nivel de ruido diario equivalente está definido en el Reglamento del Ruido como

El nivel de ruido diario equivalente es un indicador global de la exposición a ruido ya que combina los dos factores que determinan el riesgo: la intensidad media del ruido y la duración de la exposición.

El cumplimiento del requisito de representatividad de la medición exigido por el Reglamento del Ruido requiere el análisis de cada caso particular para establecer las condiciones en que debe realizarse la medición. Como criterios de aplicación general pueden utilizarse los siguientes:

Lugar de medición

Duración de la medición

Número de mediciones

1.3.5.5. Control de las exposiciones

Según sea el resultado de la evaluación, es decir, el valor del nivel de ruido diario equivalente, el Reglamento del Ruido obliga a la implantación de un conjunto de medidas que se indican a continuación, y cuya periodicidad depende del valor obtenido en la evaluación.

En los puestos en los que el nivel diario equivalente supere 80 dBA las medidas a adoptar serán:

• Informar y formar, cuando proceda, a cada trabajador sobre:

a) La evaluación de su exposición a ruido y los riesgos potenciales

b) Las medidas preventivas adoptadas

c) La utilización de los protectores auditivos

d) Los resultados del control médico de su audición.

• Repetir la evaluación de la exposición cada tres años como mínimo.

• Realizar un control médico de la función auditiva de los trabajadores y posteriores controles periódicos quinquenales como mínimo.

• Proporcionar protectores auditivos a los trabajadores que lo soliciten.

Para minimizar los efectos perjudiciales que el ruido tiene para los trabajadores, el Reglamento del Ruido exige que en la medida de lo posible se adopten medidas tendientes a disminuir el nivel de ruido al que están expuestos; ello se puede conseguir de diferentes formas: disminuyendo la generación de ruido en el origen (foco), disminuyendo el nivel de presión acústica en el ambiente desde el origen al receptor (transmisión) y disminuyendo el nivel de presión acústica en el trabajador (receptor).

Se recomienda elegir equipos de protección individual con los que el nivel sonoro percibido se reduzca hasta un valor seguro, pero sin excesos, normalmente es suficiente un valor entre 65 y 80 dBA.

1.3.5.6. Vigilancia de la salud de los trabajadores expuestos a ruido

Ya se ha indicado que el Reglamento del Ruido requiere que, si el nivel de ruido diario equivalente supera el umbral de 80 dBA, es obligatorio implantar un programa de vigilancia de la salud que incluya reconocimiento audiométricos. El Anexo 4 del Reglamento establece las condiciones en que debe llevarse a cabo este control.

1 El objetivo del control de la función auditiva es la prevención y no el diagnóstico de una enfermedad; por lo tanto, debe realizarse de forma que posibilite la detección precoz de los posibles casos de hipoacusia debida a la exposición a ruido antes de que se produzcan.

2 Deberá realizarse siempre bajo la responsabilidad de un médico.

3 El control incluirá los siguientes reconocimientos

a) reconocimiento inicial al incorporarse al trabajo;

b) reconocimientos periódicos en función del nivel de ruido diario equivalente en el puesto de trabajo, si bien esta periodicidad puede modificarse a criterio del médico responsable;

c) reconocimientos adicionales a los trabajadores que accidentalmente hubieran estado expuestos a un nivel de pico superior a 140 dB o a los que presenten síntomas que a juicio del médico responsable haga necesarios dichos reconocimientos.

4 El reconocimiento inicial incluirá como mínimo una anamnesis y una otoscopia combinada con un control audiométrico, que se repetirán al cabo de dos meses.

5 Los reconocimientos posteriores incluirán siempre una otoscopia y un control audiométrico.

6 El control audiométrico incluirá por lo menos una audiometría de tonos puros para determinar el umbral de audición según norma ISO 6189-1983.

7 Los audiómetros que se utilicen deberán estar calibrados y mantenidos de acuerdo con las normas ISO 6189- 1983, ISO 389-1975 y CEI 645.

1.3.6. RIESGO POR VIBRACIONES

Una vibración consiste en el movimiento de un cuerpo sólido alrededor de su posición de equilibrio sin que exista desplazamiento neto del objeto que vibra. Las vibraciones se transmiten por el interior de un objeto y también a través de los puntos de contacto, entre diferentes objetos. En prevención de riesgos laborales se estudian dos modelos diferenciados de vibración: las que afectan a todo el cuerpo y las que afectan al sistema mano-brazo.

El movimiento vibratorio más simple es el de tipo sinusoidal, es decir, la función que describe la variación temporal del desplazamiento es una sinusoide. La vibración se caracteriza por su frecuencia y por su intensidad; la frecuencia es el número de veces por segundo que se realiza el ciclo completo de oscilación y se mide en hertzios (Hz); 1 Hz equivale a un ciclo por segundo. Teniendo en cuenta los efectos causados en el organismo humano, tienen interés las vibraciones cuya frecuencia está comprendida entre 1 y 1500 Hz.

La intensidad de una vibración puede medirse indistintamente en unidades de desplazamiento, velocidad o aceleración del elemento vibrante. Las tres magnitudes están relacionadas entre sí, de forma que sólo es necesario medir una de ellas para conocer completamente la intensidad de la vibración.

Aceleración eficaz: Habitualmente se utiliza el valor eficaz de la aceleración como magnitud característica de la intensidad de una vibración, en cuyo caso la unidad de medida es el m/s2. El valor eficaz de la aceleración viene dado por la expresión:

LA ENERGÍA MECÁNICA IMPLICADA EN UNA VIBRACIÓN ES PROPORCIONAL AL VALOR CUADRÁTICO MEDIO DE LA ACELERACIÓN

Valor pico de la aceleración: Es el valor máximo instantáneo de la aceleración observada en un periodo determinado

La relación entre el valor de pico y el valor eficaz observados durante el mismo periodo de tiempo se llama “factor de cresta de la vibración”.

Valor máximo transitorio: Es el máximo del valor medio móvil durante el periodo de medición. El valor medio móvil en cada momento es la raíz del valor cuadrático medio de la aceleración en un periodo de tiempo corto inmediatamente anterior al momento de observación.

Esta definición coincide con la raíz del valor cuadrático medio de la aceleración durante el tiempo inmediatamente anterior al momento de observación. Si la vibración es de intensidad constante coincidirá con el valor eficaz, pero si la vibración presenta choques o fenómenos transitorios el valor móvil experimentará crecimientos y decrecimientos que seguirán las variaciones de la amplitud de la vibración.

Dosis de vibración a la cuarta potencia: Es un tipo de medida de la amplitud de las vibraciones que es más sensible a los picos o transitorios que el valor de pico máximo, o el valor MTVV.

Se trata de una medida de dosis, no un valor promedio, que queda definido por la expresión:

Para la medida de la intensidad de una vibración, es decir, del valor eficaz de la aceleración, se utiliza un transductor llamado acelerómetro que se fija firmemente al objeto vibrante; el acelerómetro convierte la aceleración del movimiento en una señal eléctrica que se conduce mediante un cable hasta la unidad de medida, en la que se encuentra el integrador de la señal y el circuito de presentación del valor eficaz, o de cualquiera de los otros parámetros que se acaban de definir.

Hay que tener en cuenta que un acelerómetro sólo es sensible al movimiento en una dirección del espacio. Puesto que el movimiento vibratorio se produce en las tres direcciones del espacio será necesario realizar varias mediciones cambiando la posición del acelerómetro para obtener el valor de cada una de las tres componentes espaciales, o bien utilizar un acelerómetro triaxial que consiste en tres acelerómetros montados en una cápsula con tres cables de salida separados. En todo caso la caracterización completa de una vibración requiere la medida de la amplitud en tres ejes perpendiculares entre sí.

Ya se ha indicado que normalmente las vibraciones no tienen una frecuencia determinada, sino que están compuestas por un conjunto de oscilaciones de distintas frecuencias, y, de forma similar al caso del ruido, la agresividad de una vibración depende de su frecuencia, por ello en los criterios de evaluación se proponen escalas de ponderación que modifican la señal en función de la peligrosidad de cada frecuencia.

Las escalas de ponderación son distintas para las vibraciones que afectan al sistema mano-brazo o a todo el cuerpo, y en este caso también son distintas según el eje de medida (longitudinal o transversal respecto al eje cabezapie). En las últimas ediciones de las normas de evaluación también se proponen escalas de ponderación distintas en función de que el objetivo de la medición sea evaluar el riesgo para la salud, el confort o la percepción de las vibraciones.

EFECTOS DE LAS VIBRACIONES SOBRE EL ORGANISMO:

Las vibraciones de muy baja frecuencia (inferiores a 1 Hz), que afectan a todo el cuerpo, pueden originar pérdida de equilibrio, mareos y vómitos. Es el caso bien conocido de los mareos ocasionados por el movimiento de balanceo de los barcos, o de otros medios de transporte.

Las vibraciones de frecuencias comprendidas entre 1 y 80 Hz, que afectan a todo el cuerpo, pueden ocasionar lumbalgias, hernias, pinzamientos discales y lesiones raquídeas, así como síntomas neurológicos tales como la dificultad para mantener el equilibrio. Este tipo de vibraciones, y las lesiones asociadas a ellas, se observa frecuentemente en los puestos de trabajo de conductor de vehículos de todo tipo, pero también puede darse en casos de permanencia, sentado o de pie, sobre plataformas sometidas a vibración.

Las vibraciones de frecuencia superior a 20 Hz y hasta 1500 Hz son las típicas de las herramientas manuales rotativas o alternativas y sus efectos se concentran en el sistema mano-brazo. Son muy comunes las lesiones óseas de muñeca y codo y las alteraciones angioneuróticas de la mano como calambres o trastornos en la sensibilidad. La manifestación más frecuente es el llamado síndrome de Raynaud o de dedo blanco inducido por vibración (DBV).

En cualquier caso, la gravedad de los efectos de las vibraciones sobre el organismo depende de las características de la vibración (aceleración y frecuencia), de la duración de la exposición, de la parte del cuerpo afectada (todo el cuerpo o el sistema mano-brazo) y de la dirección del movimiento vibratorio respecto al cuerpo.

LA EXPOSICIÓN A VIBRACIONES PUEDE OCASIONAR LESIONES ÓSEAS, MUSCULARES, ARTICULARES Y ANGIONEURÓTICAS QUE ESTÁN RECONOCIDAS COMO ENFERMEDAD PROFESIONAL

EVALUACIÓN DEL RIESGO:

Vibraciones transmitidas a todo el cuerpo:

La vibración debe medirse de forma que se obtenga el valor de la aceleración eficaz en el punto de contacto entre el cuerpo humano y el objeto vibrante. La duración de la medida debe ser suficiente para obtener un valor representativo de la exposición. Para la evaluación de riesgos para la salud sólo se consideran las frecuencias comprendidas entre 1 y 80 Hz, aunque alguna propuesta recomienda ampliar este rango hasta 0,5 Hz.

Si los datos disponibles de amplitud de la vibración están especificados en forma de valores de aceleración eficaz en bandas de tercio de octava, es posible calcular la aceleración eficaz ponderada mediante la expresión:

aw aceleración eficaz ponderada en frecuencia en cada eje (m/s2)

ai aceleración eficaz en cada banda de tercio de octava encada eje (m/s2)

wi factor de ponderación dado en la tabla o figura anteriores para el eje pertinente

La intensidad total de la vibración en los tres ejes

Siendo:

av aceleración total ponderada en frecuencia (m/s2)

awx, awy, awz, aceleración eficaz ponderada en frecuencia en cada eje (m/s2)

Con fines de evaluación de riesgos para la salud los valores de los factores de ponderación de cada eje son:

Suponiendo que el riesgo sea proporcional a la energía mecánica transmitida al cuerpo por la vibración, el valor de aceleración eficaz ponderada en frecuencia podrá ser referenciado a una duración diaria de 8 h, mediante la expresión:

aceleración eficaz ponderada en frecuencia referida a 8 horas (m/s2)

factor adimensional que depende del eje de medida

aceleración eficaz ponderada en frecuencia durante el tiempo T (m/s2)

T duración diaria de la exposición (h)

El valor de se puede calcular para cada uno de los ejes ligados al cuerpo, y es un valor que engloba todos los parámetros que determinan el riesgo de la exposición, es decir, intensidad y frecuencia de la vibración y duración de la exposición.

La norma ISO 2631:1997 propone un valor límite para aw,8 de 0,808 m/s2 y un nivel de acción de 0,404 m/s2 aplicable por separado a cada uno de los tres ejes.

También establece un valor límite máximo para aw,T de 5,6 m/s2 y un nivel de acción de 2,8 m/s2.

Es más inmediato, para expresar el resultado de la evaluación, transformar el resultado en un porcentaje de la exposición máxima permisible (% EMP) que vendría dado por:

En la que todos los símbolos tienen el mismo significado que en la ecuación anterior. Es obvio que el límite sería el 100 % EMP y el nivel de acción se establecería en el 50 % EMP.

El valor límite debe interpretarse como un valor por encima del cual es probable la aparición de efectos adversos en la salud de los trabajadores expuestos, mientras que el nivel de acción sería un valor seguro, en el sentido de que no hay evidencias de que por debajo de él se hayan observado efectos adversos.

La zona intermedia, entre el 50 y 100 % EMP, tiene la consideración de zona de indeterminación, es decir, será necesario adoptar medidas de vigilancia ambiental y del estado de salud de los trabajadores expuestos, así como la implantación de medidas técnicas de control que sean de aplicación fácil.

Para duraciones de la exposición inferiores a 4 horas diarias se recomienda el uso de la Dosis de Vibración a la cuarta potencia en vez del valor eficaz.

Los efectos de las vibraciones que presentan fenómenos transitorios de corta duración o choques de gran intensidad no están bien estudiados, y su evaluación basada en el valor de la aceleración eficaz puede infravalorar el riesgo. Si el factor de cresta de la aceleración es superior a 9 se recomienda no utilizar el criterio basado en el valor eficaz de la aceleración y utilizar criterios basados en la medida del MTVV (Maximum Transient Vibration Value) o VDV (Vibration Dose Value) definidos antes.

Vibraciones transmitidas al sistema mano-brazo

La aceleración debe medirse con el acelerómetro situado en el punto más próximo por el que la vibración penetra en la mano y en perfecto contacto con la herramienta.

Se han definido dos sistemas de ejes, el basicéntrico y el biodinámico, que se indican en la figura. Para realizar las mediciones se puede elegir cualquiera de ambos, pero por razones prácticas de colocación del acelerómetro, el sistema basicéntrico es el más utilizado.

El parámetro utilizado para caracterizar la vibración es la aceleración eficaz ponderada en frecuencia.

Basicéntrico Biodinámico

Para la transmitida al conjunto mano-brazo

Se basa en el cálculo del valor de la exposición diaria, normalizado para un periodo de referencia de 8 horas, a(8), expresada como la raíz cuadrada de la suma de los cuadrados de los valores eficaces de la aceleración ponderada en frecuencia, determinados según los ejes ortogonales (awx, awy y awz)

Para la transmitida al cuerpo entero

Se basa en el cálculo del valor de la exposición diaria, a(8) expresada como la aceleración continua equivalente para un periodo de 8 horas calculada como el mayor de los valores eficaces o el mayor de los valores de dosis de vibración, de las aceleraciones ponderadas en frecuencia determinadas según los tres ejes ortogonales (1,4awx, 1,4awy, awz) para un trabajador sentado o de pié.

El TLV declara que este criterio pretende prevenir la aparición de la “etapa 1” del sistema Stockholm de clasificación para el Dedo Blanco inducido por vibración, llamado también síndrome de Raynaud. Esta etapa significa que se presentan “efectos ocasionales sólo en los extremos de uno o más dedos”.

Hay que tener en cuenta que no se conoce suficientemente bien el efecto de las vibraciones que afectan a la mano y que, en consecuencia, cualquier trabajador expuesto debe ser objeto de vigilancia para detectar los primeros síntomas y adoptar las medidas preventivas necesarias tan pronto como aparezcan. El hecho de que se implante un sistema de vigilancia del estado de salud no justifica que no se adopten las medidas técnicas posibles para reducir la exposición a vibraciones que es, lógicamente, la mejor medida preventiva.

CONTROL DE EXPOSICIONES

Para disminuir el nivel de vibración de una máquina se deberán implantar medidas técnicas tendentes a:

• evitar la generación de vibraciones (desgaste de superficies, holguras, cojinetes dañados, giro de ejes, etc...);

• desintonizar las vibraciones (modificando la frecuencia de resonancia por cambio de masa o rigidez del elemento afectado);

• atenuar su transmisión al hombre (interponiendo materiales aislantes y/o absorbentes de las vibraciones).

También es importante como medida preventiva el manejo correcto de las herramientas manuales y mantener las manos y el cuerpo calientes y secos. La herramienta se debe sujetar con la menor fuerza prensil posible compatible con un uso seguro.

Cuando se está expuesto a una vibración continua, un pequeño descanso de unos 10 minutos cada hora ayuda a moderar los efectos adversos que la vibración tiene para el trabajador.

El uso de protecciones individuales (guantes, fajas, etc.) puede ayudar a evitar los efectos perjudiciales de las vibraciones, pero siempre deben ser considerados como elementos complementarios de las medidas de tipo técnico.

1.3.7. AMBIENTE TERMOHIGROMÉTRICO

El ser humano es un organismo homeotermo, esto implica que las reacciones metabólicas requieren una temperatura constante (37 1ºC) para desarrollarse, y en consecuencia el propio organismo dispone de mecanismos muy potentes de regulación de la temperatura interna. La energía térmica siempre fluye desde los lugares con mayor temperatura hacia los lugares más fríos. Cuando cualquier objeto recibe calor su temperatura aumenta, y si pierde calor su temperatura disminuye, de forma que el flujo de calor tiende a equilibrar las temperaturas. No se pueden evitar ni el flujo de calor ni el equilibrio final de la temperatura de un cuerpo con su entorno, lo que significa que, por bueno que sea el aislamiento, si no hay aporte de calor, la temperatura de un cuerpo acabará siendo igual a la del ambiente que le rodea.

El conjunto de los mecanismos de termorregulación está gobernado por el hipotálamo, un área del sistema nervioso central situada en la base del cerebro. Su funcionamiento es similar al de un termostato, recibe información mediante una amplia red de receptores sensibles a la temperatura y sus variaciones distribuidos por todo el organismo, y activa los mecanismos fisiológicos necesarios para mantener la temperatura interna constante, incluyendo la descomposición de principios inmediatos para producir energía térmica en caso necesario.

La unidad oficial de energía o calor es el joule (símbolo J), que equivale a 0,239 calorías.

El flujo térmico se medirá en watts (símbolo W) o kilowatts (kW), el kW equivale a 861 kcal/h.

En estudios de fisiología y de higiene industrial tiene interés el flujo térmico por unidad de superficial corporal, que se medirá en W/m2, o kW/m2.

En algunos estudios se utiliza la unidad met que equivale a un flujo térmico de 58 W/m2 (o 50 kcal h-1 m-2). La definición de met se deduce al considerar el flujo térmico equivalente a la generación media de calor de una persona en reposo (104 W o 90 kcal/h), a través de la superficie corporal media (1,8 m2).

El organismo humano genera calor de forma continua. Se puede considerar el calor generado como un subproducto de cualquier reacción bioquímica o de cualquier trabajo mecánico realizado. Es costumbre identificarlo con el nombre de carga o consumo metabólico, o simplemente metabolismo si no hay posibilidad de confusión. El símbolo es M y la unidad de medida el watt, o el watt/m2 si se refiere a la superficie corporal.

Cuanto más intensa sea la actividad física del individuo, mayor será también la carga metabólica. Incluso en condiciones de reposo absoluto y en ayunas se genera una cierta cantidad de calor que recibe el nombre de metabolismo basal. El valor medio del metabolismo basal es de 70 W.

Los métodos aplicables para la medida de la producción de calor por la actividad metabólica se pueden agrupar en dos categorías; Los basados en la medida del consumo de oxígeno y los basados en la medida de la frecuencia cardiaca.

AUNQUE EXISTEN INSTRUMENTOS PARA ELL, LA MEDIDA DIRECTA O INDIRECTA, DE LA CARGA METABÓLICA NO ES FRECUENTE EN EL ÁMBITO DE LA HIGIENE INDUSTRIAL

Puesto que existe una relación entre la actividad física y la generación de calor el modo más simple de presentar los datos es una tabla como la adjunta

CLASIFICACIÓN DE LA ACTIVIDAD METABÓLICA

Actividad Generación de calor (W/m2) Valor medio

Para cálculos (W/m2)

Reposo absoluto M<65 65

Actividad ligera 65<M<130 100

Actividad moderada 130<M200 165

Actividad pesada 200<M<260 230

Actividad muy pesada M>260 290

En actividades laborales corrientes es muy raro encontrar cargas metabólicas sostenidas durante toda la jornada laboral superiores a 200 W/m2. En periodos más cortos de tiempo pueden alcanzarse, sin embargo, valores muy superiores, hasta de varios miles de W/m2, como ocurre al realizar un esfuerzo, pero siempre estarán compensados con periodos de menor actividad, de forma que el valor medio diario raramente supera el valor indicado.

INTERCAMBIOS TÉRMICOS CON EL AMBIENTE

El cuerpo humano está recibiendo constantemente o cediendo calor al medio ambiente, a través de diversos mecanismos. Los más importantes son: la evaporación del sudor, la convección y la radiación.

Evaporación del sudor: La evaporación del sudor es un mecanismo de eliminación de calor, pues el sudor, que esencialmente es agua, toma de la piel con la que está en contacto el calor necesario para el paso del estado líquido a vapor. Es importante destacar que la eliminación de calor se produce sólo si el sudor se evapora y no por el mero hecho de sudar. En un ambiente muy húmedo, por ejemplo, es posible sudar mucho pero no evaporar prácticamente el sudor, por lo que el efecto de eliminación de calor por sudoración queda anulado.

La cantidad de sudor que puede evaporarse por unidad de tiempo depende fundamentalmente de dos variables ambientales: la humedad absoluta y la velocidad del aire. Cuanto mayor es la humedad más difícil es evaporar el sudor; asimismo, cuanto mayor es la velocidad del aire tanto mayor es el flujo de sudor que es posible evaporar.

ES POSIBLE EVAPORAR SUDOR INCLUSO SI LA HUMEDAD RELATIVA ES DEL 100%

La presión de vapor del agua a la temperatura de la piel (35ºC) es de 5,6 kPa; se producirá evaporación del sudor siempre que la presión parcial del vapor en el aire sea inferior a ese valor, independientemente de cual sea la humedad relativa.

Convección: El organismo puede ganar o perder calor por convección. La convección es un mecanismo de intercambio de calor entre la piel y el aire en contacto con ella. El flujo de calor se produce en el sentido de mayor a menor temperatura. Cuando la temperatura del aire es inferior a la de la piel, el mecanismo de convección posibilita la evacuación de calor, pero si el ambiente está a una temperatura superior se producirá una ganancia de calor a través de la piel. Asimismo, puede también demostrarse que esta magnitud, en cualquiera de los dos sentidos, es tanto mayor cuanto más elevada es la velocidad del aire.

LA CONVECCIÓN DEPENDE DE LA TEMPERATURA Y DE LA VELOCIDAD DEL AIRE. SU SENTIDO ES DESDE EL CUERPO MÁS CALIENTE HACIA EL MÁS FRIO

Radiación: La radiación es un fenómeno de intercambio térmico que se produce entre dos cuerpos sólidos cuyas superficies están a diferente temperatura y que se encuentran uno “a la vista” del otro.

El origen de este fenómeno se encuentra en el hecho de que cualquier objeto emite radiación infrarroja en cantidad tanto mayor cuanto más elevada es su temperatura; al mismo tiempo, absorbe una parte de la radiación infrarroja que recibe de otros objetos que lo rodean y refleja el resto. Este es el mecanismo de transporte de energía desde el Sol hasta la Tierra.

La velocidad de intercambio de calor por este mecanismo depende de las temperaturas de las superficies de los cuerpos que se “ven” y de la superficie “vista” de cada uno de ellos.

Para poder cuantificar el fenómeno se define la temperatura radiante media, que es la temperatura media de los objetos que rodean el cuerpo (ponderada con la superficie de los distintos objetos y con la distancia al cuerpo). Según que la temperatura del cuerpo sea superior o inferior a la temperatura radiante media del entorno el efecto neto será una ganancia, o una pérdida, de calor del cuerpo en cuestión. El intercambio de calor por radiación no está influenciado por la velocidad ni la temperatura del aire ni ninguna otra magnitud ambiental, excepto la temperatura radiante media.

BALANCE TÉRMICO DEL CUERPO HUMANO

En términos estrictamente físicos estas condiciones se pueden concretar diciendo que el balance térmico del cuerpo humano debe ser nulo. El balance térmico nulo se expresa mediante la ecuación:

M = E + R + C

siendo:

M la generación de calor por el metabolismo

E la pérdida de calor por evaporación

C la pérdida de calor por convección (será negativa si se trata de una ganancia)

R la pérdida de calor por radiación (será negativa si se trata de una ganancia)

Cualquier situación ambiental debe permitir que la relación anterior se cumpla. La condición de balance térmico nulo es necesaria para el mantenimiento de la actividad vital del ser humano. Pero además, si las condiciones ambientales son muy extremas (por calor o frío), pueden requerir un esfuerzo excesivo a los mecanismos fisiológicos de regulación, que se conoce con el nombre de estrés térmico o estrés por frío, con consecuencias perjudiciales en la salud y que, por tanto, deben ser evitadas. La prevención de riesgos consistirá, por tanto, en identificar, evaluar y evitar las circunstancias ambientales que pueden dar lugar a una situación de estrés.

Limitándonos ahora a los elementos ambientales se puede afirmar que el intercambio térmico entre el hombre y el medio ambiente está controlado por cinco variables ambientales:

1 La temperatura del aire, que controla el intercambio por convección.

2 La humedad absoluta del aire, que controla el intercambio por evaporación.

3 La velocidad del aire, que afecta a la magnitud de los dos anteriores.

4 La temperatura radiante media, que controla el intercambio por radiación.

5 El tipo de vestido, que afecta a la magnitud de todos los intercambios.

Cuando se desee efectuar una evaluación de la agresividad térmica de un ambiente será pues necesario tener en cuenta las cinco variables, bien sea de forma directa utilizando los valores de las mismas medidos experimentalmente, bien mediante el empleo de índices de evaluación ambiental en los que se combinen los efectos de varias o de la totalidad de dichas variables.

MEDIDA DE LAS MAGNITUDES AMBIENTALES

Temperatura del aire: La temperatura del aire se mide con termómetros. Puede utilizarse cualquier tipo, tanto los clásicos de vidrio como los basados en sensores con indicación digital. Se recomienda una precisión mejor que 0,5ºC.

Humedad del aire: Existen instrumentos, llamados higrómetros, que dan una indicación directa de la humedad del aire en forma absoluta (g de vapor/kg de aire), o relativa (%). Se recomienda una precisión en la medida de la humedad absoluta mejor que 0,15 kPa. El instrumento más utilizado para la medida de la humedad del aire es el sicrómetro. Un sicrómetro está formado por dos termómetros, uno de ellos es un termómetro ordinario y mide la temperatura del aire, que se identifica con el nombre de temperatura seca. El segundo termómetro tiene el bulbo, o elemento sensor, recubierto con un paño de algodón empapado en agua destilada, el objeto es mantener una película fina de agua que moje completamente el elemento sensor del termómetro de forma que la indicación de este sea la temperatura de la película de agua, esta temperatura se identifica con el nombre de temperatura húmeda del aire.

Conociendo los valores de las temperaturas seca y húmeda la composición del aire húmedo queda completamente definida y se pueden leer en un diagrama sicrométrico el resto de magnitudes de interés (humedad absoluta, humedad relativa, punto de rocío, etc.).

Velocidad del aire: La medida de la velocidad del aire se realiza con anemómetros. Existe una gran variedad de modelos de diferentes diseños y aplicables a la medida de la velocidad del aire en puestos de trabajo. No obstante, la medida de la velocidad del aire no es sencilla, debido a la enorme variabilidad de esta magnitud tanto respecto al tiempo como al espacio. Para mediciones aplicables a la evaluación de riesgos el instrumento utilizado debe ser lo menos direccional posible, es decir, debe indicar el valor correcto de la velocidad del aire independientemente de su dirección, y ser capaz de medir con precisión a partir de 0,2 m/s.

Temperatura radiante media: Los radiómetros son instrumentos que miden el flujo térmico por radiación, a partir del cual se puede deducir el valor de la temperatura radiante media del entorno. En el ámbito de la evaluación de riesgos, la estimación de la temperatura radiante media se realiza de forma indirecta, a partir de la temperatura de globo. La temperatura de globo es la temperatura indicada por un termómetro situado en el centro de una esfera de cobre de 15 cm de diámetro pintada de color negro mate (emisividad > 0,95). Con esta disposición, el termómetro indica la temperatura de la esfera de cobre, la cual a su vez es la temperatura a la que se establece un estado de equilibrio estacionario en el que el flujo de calor que recibe la esfera por radiación desde el entorno es igual al que sale de la esfera por convección. Puesto que el primero es función de la temperatura radiante media y el segundo es función de la velocidad y temperatura del aire se puede deducir la ecuación que relaciona estas variables:

1.3.7.1 EVALUACIÓN DE LAS EXPOSICIONES AL CALOR

Cuando se pretende evaluar el riesgo para la salud de un trabajador ocasionado por una situación térmicamente agresiva, la evaluación debe tener en cuenta tanto las características térmicas del ambiente (agresividad térmica ambiental) como la intensidad del trabajo realizado por el individuo. En cierta forma el propio individuo es uno de los orígenes de la contaminación.

Los efectos de la mayor parte de las agresiones ambientales se ponen de manifiesto a largo plazo, de una forma lenta y progresiva y, generalmente, reversible si cesa la exposición; este es el proceso típico de las enfermedades profesionales. En el caso del calor, sin embargo, las cosas suceden de una forma distinta. La exposición excesiva al calor no da lugar a un deterioro lento y progresivo de ninguna función vital; dicho de otra forma: no se conocen “enfermedades profesionales” derivadas de una exposición intensa y duradera a un ambiente térmico agresivo. Muy al contrario, las consecuencias se manifiestan bruscamente, en forma de lo que podríamos llamar “accidentes biológicos”, de los que quizá el más familiar es el desmayo de los soldados que hacen largas horas de guardia en un día caluroso.

Sin duda el efecto más grave de la exposición a situaciones de calor intenso es el “golpe de calor” que consiste en un colapso de los mecanismos de termorregulación del organismo, las consecuencias pueden ir desde el simple desmayo hasta dejar secuelas irreversibles e incluso la muerte. El agotamiento y los calambres son otros de los síntomas que se observan como consecuencia de la exposición al calor. Junto con estos efectos se manifiestan también los debidos a la descompensación de los electrolitos en los fluidos orgánicos y la deshidratación asociados a la pérdida de líquidos fisiológicos que implica la sudoración.

UN ÍNDICE ES UNA COMBINACIÓN DE LOS VALORES DE LAS VARIABLES AMBIENTALES QUE CONTROLAN LOS PROCESOS TÉRMICOS. POSIBILITA EL USO DE UN SOLO NÚMERO PARA INDICAR LA AGRESIVIDAD DE UN AMBIENTE

El índice WBGT (Wet Bulb Globe Temperature)

Se calcula directamente a partir de lecturas de termómetros. Las ecuaciones de cálculo son:

WBGT = 0,7 THN + 0,3 TG, aplicable en interiores, o exteriores en la sombra; o

WBGT = 0,7 THN + 0,2 TG + 0,1 TA, aplicable si hay radiación solar

Siendo:

WBGT el valor del índice.

THN la temperatura húmeda natural, que es la temperatura indicada por un termómetro húmedo, pero sin forzar la circulación del aire y sin apantallar, es decir que el movimiento del aire alrededor del sensor y la radiación son las existentes en el lugar de medida.

TG es la temperatura indicada por un termómetro de globo de 15 cm de diámetro.

TA es la temperatura del aire.

La utilidad de este índice es evidente: no precisa instrumentos complicados, es fácil de calcular y en el resultado influyen todas las variables ambientales que intervienen en los intercambios térmicos del organismo humano. En la práctica todas las organizaciones implicadas en temas de salud laboral (OSHA, NIOSH, ACGIH, OMS, INSHT, ISO, UNE) recomiendan su uso, si bien siempre aclaran que debe usarse como método rápido para discriminar si en una situación dada hay riesgo de estrés térmico, y no como método cuantitativo de evaluación del riesgo.

El índice de sudoración requerida

EL ÍNDICE DE SUDORACIÓN REQUERIDA COMPARA LA CANTIDAD DE SUDOR QUE DEBERÍA EVAPORARSE PARA MANTENER EL EQUILIBRIO TÉRMICO CON LA CANTIDAD MÁXIMA DE SUDOR QUE SE PUEDE EVAPORAR EN EL AMBIENTE EN ESTUDIO

La comparación de la evaporación requerida con la evaporación máxima, expresada en forma de porcentaje, es el valor del índice. Un valor inferior al 100 % indica que se puede alcanzar el equilibrio térmico, mientras que un valor superior al 100 % indica que las condiciones no permiten alcanzar el equilibrio térmico y, por tanto, el riesgo de estrés térmico es elevado.

De los muchos métodos que se han propuesto para evaluar las situaciones de agresión intensa por calor (estrés térmico), los basados en el índice WBGT como indicador de la agresividad ambiental, combinando su valor con el de la carga térmica metabólica, son los que han encontrado mayor aceptación tanto por su sencillez como por su eficacia.

REDUCCIÓN DE LA AGRESIVIDAD AMBIENTAL

Muchas situaciones de estrés térmico están asociadas a la existencia de focos radiantes de importancia y, por ello, deberá prestarse una atención particular al apantallamiento de los mismos, para evitar que la radiación térmica llegue al trabajador, o aislando los elementos calientes para reducir la temperatura de la superficie. Hay que tener en cuenta que la emisión de radiación se produce desde las superficies calientes hacia las superficies más frías que se pueden “ver” desde el foco.

Al disponer pantallas hay que prever su enfriamiento, precisamente por recibir la radiación la pantalla se calentará y se convertirá en un foco de radiación, en vez de un elemento de protección. La refrigeración puede conseguirse si la pantalla tiene láminas metálicas en forma de aletas de refrigeración, o cualquier otro dispositivo que aumente la superficie de contacto con el aire de forma que se facilite la evacuación del calor recibido por radiación. También se puede refrigerar con serpentines de agua integrados en la pantalla. La temperatura y la humedad elevadas también pueden ser causas de situaciones de estrés térmico, aunque generalmente se quedan en factores que generan un ambiente muy inconfortable sin llegar a ocasionar situaciones de estrés térmico. En estos casos los sistemas de climatización son la solución.

SI LA TEMPERATURA ES INFERIOR A 35ºC Y LA HUMEDAD ABSOLUTA INFERIOR A 5,6 kPa, LAS DUCHAS DE AIRE SON EFICACES PARA REDUCIR EL RIESGO

En cualquier caso la adopción de medidas tendentes a reducir la agresividad ambiental requiere un análisis detallado de la situación para determinar el efecto individual de cada medida concreta y es recomendable recurrir a un experto que aconseje en la adopción de las medidas para cada caso.

REDUCCIÓN DE LA CARGA METABÓLICA

Pueden también considerarse distintos medios de reducir la actividad física, por ejemplo empleando medios mecánicos para el manejo de piezas, o bien reducir el tiempo de exposición estableciendo una rotación entre distintos puestos, o bien periodos de descanso. Ya se ha indicado que debido a la inmediatez de los efectos de la exposición al calor los periodos de descanso deben ser cortos y frecuentes, es decir: es correcto programar una actividad de forma que se descanse 15 minutos cada hora, pero no 1 hora de cada cuatro, aunque la proporción trabajo / descanso sea la misma.

PROTECCIÓN INDIVIDUAL

En el caso de exposiciones intensas a calor los equipos de protección individual consisten en vestimentas que aíslan al trabajador del medio, normalmente tienen su aplicación en el contexto de ofrecer una protección adecuada durante el tiempo necesario para realizar ciertas operaciones de inspección o mantenimiento. Consisten en trajes, o prendas de vestir, aislantes y aluminizados, que en ocasiones son casi herméticos y disponen de algún mecanismo que permite climatizar el interior del traje. Su aplicación debe realizarse bajo la supervisión de un experto que decida sobre la protección real que ofrece el equipo frente al ambiente, así como sobre el tiempo que puede ser usado y la duración y frecuencia de los periodos de descanso.

ACLIMATACIÓN AL CALOR

La aclimatación es un fenómeno fisiológico de origen mal conocido en virtud del cual los individuos, sometidos a una situación de estrés térmico intenso, mejoran la calidad de su respuesta fisiológica frente a la agresión que reciben. Así, por ejemplo, un individuo aclimatado es capaz de soportar una situación dada con menor ritmo cardíaco que antes de aclimatarse y, al mismo tiempo, reduce también la concentración salina del sudor. La aclimatación se logra en un periodo breve (una semana aproximadamente) pero se pierde también con rapidez, hecho que debe tenerse en cuenta tras una ausencia prolongada del trabajo cualquiera que sea su causa. Habida cuenta de que los trabajadores expuestos a ambientes térmicos agresivos sudan con gran intensidad, es necesario estimular la reposición del agua perdida poniendo a su disposición agua abundante no demasiado fría, de manera que puedan beberla con frecuencia. Es recomendable que el agua sea ligeramente salada (1 g de sal por litro) a menos que los trabajadores estén bien aclimatados y, de motu propio, sazonen abundantemente su comida.

1.3.7.2 CONFORT TÉRMICO

Por confort térmico se entiende una situación en la que el sujeto no experimenta ninguna sensación térmica, en otras palabras, no experimenta sensación de calor ni de frío. Se trata, por tanto, de evaluar sensaciones, con la carga subjetiva que ello comporta, y, por tanto, no es de extrañar que entre las herramientas de estudio y análisis se incluyan las encuestas.

En primer lugar el confort térmico vendrá dado no sólo porque se verifique el intercambio térmico equilibrado, además, será necesario que esa condición se alcance sin necesidad de un esfuerzo excesivo para los mecanismos de regulación. Por ejemplo, no será confortable una situación en la que se requiera una gran sudoración para mantener el balance, ni tampoco una situación en la que haga falta ir muy abrigado o desarrollar una actividad muy elevada para no enfriarse; en otras palabras: para que una situación ambiental dada pueda ser calificada de confortable es preciso que los intercambios térmicos entre los individuos y el ambiente no sean de gran magnitud.

La sensación térmica producida por un ambiente se evalúa mediante una escala de 7 puntos que se indica en la tabla.

Calificación del ambiente Muy caluroso Caluroso Ligeramente caluroso Neutro Ligeramente frío Frío Muy frío

Puntuación +3 +2 +1 0 -1 -2 -3

Realizando una encuesta sobre un número grande de personas se puede obtener el llamado Índice medio de valoración (IMV), que será el valor medio de las puntuaciones otorgadas por cada individuo al ambiente considerado.

De forma global se pueden citar las condiciones ambientales que delimitan la zona de confort, es decir, los límites fuera de los cuales es imposible que se den sensaciones térmicas confortables. Estos límites son:

• Carga metabólica entre 46 y 232 W/m2 (Actividad desde reposo hasta moderada).

• Aislamiento del vestido inferior a 0,310 m2 ºC / W (Ropa interior completa y traje de invierno como máximo).

• Temperatura del aire entre 10 y 30 ºC.

• Temperatura radiante media entre 10 y 40 ºC.

• Velocidad del aire inferior a 1 m/s. (Si la actividad es sedentaria, una velocidad dentro de este rango puede ser molesta).

• Presión parcial del vapor de agua inferior a 2,7 kPa.

• Humedad relativa entre el 30 % y 70 %.

IMV Proporción de individuos que puntúan con

0 -1 ó +1 -2, +2 -3, +3

-2 5 20 45 30

-1 27 48 20 5

0 55 40 5 0

+1 27 48 20 5

+2 5 20 45 30

Nótese, por ejemplo, que, cuando la valoración media es neutra (IMV = 0), sólo el 55 % de los individuos consideran que el ambiente sea neutro, un 40 % tiene la sensación de que es ligeramente caluroso o ligeramente frío (+1, y -1) y el 5 % restante tienen una sensación clara de frío o calor(+2, y –2). Incluso una situación claramente calurosa en promedio (IMV =+2) es considerada neutra por el 5 % de los individuos, sólo ligeramente calurosa por un 20 % adicional, calurosa por el 45 % y muy calurosa por el 30 % restante.

Las condiciones establecidas son:

• Temperatura: entre 17 ºC y 27 ºC si se realizan trabajos sedentarios o entre 14 ºC y 25 ºC si son trabajos ligeros.

• Humedad relativa: entre 30 % y 70 %, excepto si hay riesgo por electricidad estática en cuyo caso el límite inferior será 50 %.

• Velocidad del aire: inferior a 0,25 m/s en ambientes no calurosos; inferior a 0,5 m/s en trabajos sedentarios en ambiente caluroso; inferior a 0,75 m/s en trabajos no sedentarios en ambientes calurosos. Se exceptúan las corrientes de aire expresamente diseñadas para evitar el estrés térmico en situaciones de exposición intensa al calor. Para los sistemas de aire acondicionado los límites son 0,25 m/s en trabajos sedentarios y de 0,35 m/s en los demás casos.

1.3.7.3 EXPOSICIÓN A FRÍO

La exposición al frío intenso, aun por periodos breves, puede producir congelación. La congelación se localiza preferentemente en la periferia del cuerpo, siendo las zonas más afectadas las mejillas, nariz y orejas, ya que el rostro no suele cubrirse. Los dedos de las manos y los pies también pueden sufrir congelación.

Sentir dolor en las extremidades es el primer síntoma de peligro ante el estrés por frío. Otro síntoma externo indicativo de una exposición peligrosa a frío es el tiriteo, que alcanza el máximo cuando la temperatura interna del cuerpo baja a 35ºC. El tiriteo es un mecanismo de defensa del organismo para generar el calor necesario que compense la pérdida de calor hacia el ambiente. La aparición de tiritones debe ser considerada como una señal de peligro inminente y tiene que cesar la exposición a frío de forma inmediata cuando se observa que un trabajador comienza a tiritar. La más grave consecuencia de la exposición al frío es la hipotermia, que consiste en una pérdida del calor corporal. La disminución de la temperatura cerebral produce confusión, seguida de descoordinación, incapacidad para mantener el ritmo de trabajo y aletargamiento. En casos extremos, pero raros, puede sobrevenir la muerte.

Índice IREQ (Aislamiento requerido de la vestimenta): Sirve para evaluar el riesgo por enfriamiento general del cuerpo. Se basa en cuantificar el aislamiento térmico que debe proporcionar la vestimenta para evitar una pérdida neta de calor del cuerpo que tendría como consecuencia el enfriamiento general.

Índice WCI (Índice de enfriamiento por el viento): Este índice está diseñado para evaluar el efecto local de enfriamiento, teniendo en cuenta la temperatura del aire y la velocidad del viento. Está pensado para ser usado en la evaluación de ambientes exteriores y se supone que la persona expuesta utiliza una ropa de abrigo adecuada. Una interpretación práctica del WCI es la temperatura de enfriamiento, que se define como la temperatura ambiente que en condiciones de calma (1,8 m/s) produce el mismo enfriamiento de las superficies expuestas de la piel que las condiciones ambientales reales.

Dado que, en la mayoría de los casos, no es posible modificar las condiciones ambientales, las medidas preventivas deben orientarse hacia la protección, la formación y la ergonomía. La formación en el empleo adecuado de la ropa, en la toma de conciencia de que el frío entraña riesgos y en la detección de los síntomas y signos de la exposición y congelación precoces, así como en la realización de la tarea, son requerimientos esenciales para que el trabajo se desarrolle en condiciones seguras.

Hay que evitar el contacto de la piel con superficies que estén a temperaturas inferiores a –7 ºC para ello se deben utilizar guantes o manoplas.

Se considera que en trabajos en exteriores en condiciones de frío intenso el tiempo de exposición no debe exceder de cuatro horas diarias.

LA PROTECCIÓN FRENTE AL FRÍO SE FUNDAMENTA EN EL USO DE ROPA DE ABRIGO Y EN LA PROGRAMACIÓN DE PAUSAS EN EL TRABAJO PARA RECUPERAR EL CALOR PERDIDO

1.3.8. RADIACIONES NO IONIZANTES

Las radiaciones electromagnéticas son una forma particular de propagación de energía que tiene su origen en cambios del nivel energético a nivel atómico o molecular. Todos los cuerpos emiten y absorben radiaciones, es decir, las radiaciones son capaces de interaccionar con la materia.

Las radiaciones electromagnéticas se caracterizan por su frecuencia y su intensidad. Todas las radiaciones electromagnéticas tienen una energía intrínseca, que es la energía del fotón, proporcional a su frecuencia. La energía de un fotón viene dada por: Q = h • f

siendo

Q: energía del fotón (J)

h: cte de Plank = 6,63 10-34 (Js)

f: frecuencia de la radiación (Hz)

La energía del fotón es un factor de riesgo importante, ya que de él dependerá su capacidad de alterar la materia, o sea, el tipo de efecto que puede ocasionar, cuando interaccione con ella, se trata por tanto de un aspecto cualitativo. Las radiaciones más energéticas, las de mayor frecuencia, pueden ocasionar la fragmentación de los átomos (ionización), en este caso se habla de radiaciones ionizantes. Este capítulo está dedicado a las radiaciones no ionizantes (RNI), es decir, las que no tienen suficiente energía para ionizar la materia, y a los campos eléctricos y magnéticos estáticos.

Para ionizar un átomo se precisa una energía superior a 2 10-18 J. Para que un fotón tenga esta energía, su frecuencia debe ser superior a 3 1015 Hz (3 PHz).

Las radiaciones de alta frecuencia se suelen identificar por su longitud de onda, que es el cociente de dividir la velocidad de propagación (300.000.000 m/s) por la frecuencia, de esta forma resultan números más fáciles de manejar.

Este rango tan amplio de frecuencias se divide en bandas, cada una de las cuales recibe un nombre. En orden decreciente de frecuencia, o sea de mayor a menor energía del fotón, se habla de radiaciones ultravioleta (UV), visible (Vis), infrarroja (IR), microondas, radiofrecuencia y radiaciones ELF. Las separaciones entre las diferentes bandas no obedecen a ningún criterio ni propiedad física definida, son simplemente divisiones arbitrarias que sirven para establecer una clasificación según el tipo de efecto biológico que puede producir la radiación, o según sus aplicaciones técnicas.

LA RADIACIÓN LÁSER ES UNA RADIACIÓN ELECTROMAGNÉTICA EN LA BANDA ÓPTICA (UV, Vis, IR) QUE NO SE DISPERSA, Y POR ELLO TIENE PROCEDIMIENTOS ESPECÍFICOS DE EVALUACIÓN DE RIESGOS

El aspecto cuantitativo de las radiaciones electromagnéticas está determinado por la intensidad de la radiación, que normalmente se indica mediante la densidad de potencia de la radiación o irradiancia, que es el flujo de energía por unidad de tiempo y de superficie que transporta la radiación.

Para la cuantificación de las radiaciones se utilizan dos sistemas de unidades, el radiométrico y el fotométrico. El sistema radiométrico es un sistema estrictamente físico, mientras que el fotométrico es un subconjunto del anterior que se utiliza exclusivamente para la radiación visible y que tiene en cuenta la sensibilidad del ojo humano.

El sistema radiométrico de unidades es el más utilizado con fines de evaluación de riesgos por exposición a radiaciones, mientras que el fotométrico se usa para establecer límites o especificaciones de iluminación y, en algunos casos, para la evaluación de riesgos debidos a la radiación visible.

Energía radiante

Energía emitida, transferida o recibida en forma de radiación. Se suele identificar con el símbolo Q, la unidad es el joule (J).

Flujo o potencia radiante

Es la cantidad total de energía radiante emitida por una fuente, transferida por una radiación, o que incide en una superficie en la unidad de tiempo. Se identifica con el símbolo P, su unidad es el watt (W). El equivalente fotométrico de esta magnitud se llama flujo luminoso y su unidad es el lumen (lm). El lumen es la cantidad de potencia radiante en la banda visible ponderada con la sensibilidad del ojo humano.

Intensidad radiante

Es el flujo radiante emitido por una fuente puntual de radiación por unidad de ángulo sólido en una dirección determinada. Se identifica con el símbolo I, su unidad es el W/sr. El equivalente fotométrico se llama intensidad luminosa y su unidad es la candela (cd) que equivale a un flujo de un lumen en un ángulo sólido de un estereorradián (lm/sr). La candela es la unidad fundamental del sistema fotométrico, es decir, se define como un patrón primario y las demás unidades se derivan de esta definición.

Irradiancia

Es el flujo radiante que incide sobre la unidad de superficie, es común identificarla con el símbolo E, la unidad es el W/m2. En el caso de las radiaciones de no ópticas recibe el nombre de densidad de potencia de la radiación, tiene las mismas unidades, pero se identifica con el símbolo S. Es la magnitud más utilizada para cuantificar el riesgo asociado a una radiación. El equivalente fotométrico se llama iluminancia y su unidad es el lux (lx) que equivale al lm/m2.

Exitancia o emitancia radiante

Es el flujo radiante que emite una fuente por unidad de superficie; es común identificarla con el símbolo M, la unidad es el W/m2. Sólo se aplica a las radiaciones ópticas. La diferencia con la irradiancia es que se trata de una radiación emitida, no recibida. En el sistema fotométrico recibe el mismo nombre y su unidad es el lm / m2.

Radiancia

Se aplica a fuentes de energía radiante óptica extensas. Es el flujo radiante que se emite por la unidad de superficie de la fuente en la unidad de ángulo sólido en una dirección dada, es común identificarla con el símbolo L, su unidad es el W/(m2 sr).

Su equivalente fotométrico se llama luminancia o brillo fotométrico y su unidad es el lm/(m2 sr) o cd/m2.

Exposición radiante

Es la cantidad de energía radiante incidente en una superficie, es común identificarla con el símbolo H, la unidad es el J/m2.

Intensidad de campo electromagnético

En un punto alejado de la fuente de radiación (campo lejano o zona de Fraunhofer) los campos eléctrico y magnético que constituyen la radiación son perpendiculares entre sí y a su vez perpendiculares a la dirección de propagación y se cumplen relaciones sencillas entre las intensidades de cada uno de ellos y la densidad de potencia de la radiación.

1.3.8.1 EFECTOS DE LAS RADIACIONES NO IONIZANTES

La interacción de las radiaciones sobre el organismo humano ocasiona un efecto distinto según sea la frecuencia de la radiación. Las radiaciones de frecuencia extremadamente baja (Radiación ELF) inducen corrientes eléctricas en el interior del organismo que pueden alterar la circulación de iones o provocar una estimulación directa de las células musculares y nerviosas. Las radiaciones de la banda de radiofrecuencias y microondas pueden ocasionar un calentamiento de la materia, debido a que la energía de la radiación se absorbe por las moléculas aumentando la cantidad de movimiento de las partículas atómicas, o sea, aumentando su temperatura. Las radiaciones visibles y UV, además de los efectos térmicos, pueden inducir reacciones químicas.

La magnitud del efecto y su localización depende de la facilidad con que las radiaciones puedan ser absorbidas, lo cual a su vez es función de la frecuencia de la radiación. Las radiaciones de menor frecuencia afectan al organismo en su conjunto, o a moléculas situadas en cualquier punto del organismo en función de la capacidad de absorción de la energía de cada estructura molecular.

Las radiaciones ópticas son absorbidas más fácilmente por cualquier tipo de materia ya que la absorción se hace en forma de cambios de la estructura electrónica de los átomos, por tanto sus efectos sobre el organismo se localizan fundamentalmente en la parte externa (piel y ojos) que reciben directamente la radiación.

RADIACIÓN ULTRAVIOLETA

De entre todas las radiaciones no ionizantes, las de más energía son las radiaciones ultravioleta, que abarcan el rango de longitudes de onda comprendido entre 180 y 400 nanómetros, no son visibles, ni detectables por ningún sentido humano, lo que significa que no existe ningún procedimiento de autodefensa que alerte en caso de existir la exposición.

La irradiancia UV que incide sobre una superficie se mide con un radiómetro de UV, que es un instrumento similar al fotómetro, con la única diferencia de que el sensor está especialmente diseñado para este tipo de radiación. La irradiancia se expresará en W/m2.

Los efectos de las radiaciones UV se producen sobre todo en la piel y el ojo. Entre los efectos sobre la piel el más conocido es el eritema que es un enrojecimiento doloroso de la parte de piel expuesta que se manifiesta de forma casi inmediata a la exposición; en situaciones de exposición prolongada la piel puede quedar afectada de forma permanente con pérdida de elasticidad. La exposición ocular genera una conjuntivitis muy dolorosa, que aparece entre 2 y 24 horas después de la exposición, tiene una duración de entre 4 y 6 días y no suele dejar secuelas. A largo plazo el efecto más grave de las radiaciones UV es su incidencia en la aparición de cáncer de piel.

La peligrosidad de las radiaciones UV no es homogénea en toda la región espectral, las radiaciones de longitud de onda superior a 315 nanómetros (UVA) son las menos agresivas, y la radiación de 270 nanómetros es la más agresiva. Atendiendo a este hecho los criterios de evaluación de la exposición se establecen en función de la longitud de onda de la radiación.

El valor de la exposición efectiva se calculará multiplicando la irradiancia efectiva por el tiempo diario de exposición (en segundos). El resultado no debe superar el límite de 30 J/m2 (Valor límite para 270 nm).

La radiación UV es fácilmente absorbida por cualquier material, en consecuencia el control de la misma para evitar sus efectos sobre los trabajadores no ofrece dificultades particulares. Los cerramientos y apantallamientos de las fuentes son la solución típica para el caso de que no sea necesario «ver» la fuente de rayos UV.

RADIACIÓN VISIBLE E INFRARROJA

La radiación visible tiene longitudes de onda comprendidas entre 400 nm (azul) y 770 nm (rojo). Las longitudes de onda superiores, hasta 1400 nanómetros, constituyen el infrarrojo próximo, y entre 1400 nm y 1 mm, el infrarrojo lejano.

Los efectos de estas radiaciones sobre el cuerpo son fundamentalmente de tipo térmico (calentamiento de la superficie irradiada) y oculares (lesiones de la córnea y la retina).

El ojo es un órgano con una capacidad de autoprotección frente a la luz visible muy elevada, el parpadeo y el reflejo pupilar actúan como mecanismos naturales de protección frente a los efectos de las radiaciones visibles en la retina. No obstante, las radiaciones del IR próximo (hasta 1400 nm) pueden alcanzar la retina, y estos mecanismos de autodefensa no son eficaces en esta región del espectro.

Para realizar una evaluación de la exposición hay que conocer la radiancia espectral de la fuente luminosa y la irradiancia espectral medida en los ojos del trabajador. Para la medida de estas magnitudes se deben utilizar radiómetros equipados con filtros adecuados a las funciones de ponderación que se indican más adelante

LAS SITUACIONES DE RIESGO POR EXPOSICIÓN A LA LUZ VISIBLE SÓLO PUEDEN DARSE EN CASOS DE VISIÓN DIRECTA DE FUENTES DE LUZ INTENSA

La radiancia espectral integrada de la lámpara, ponderada con la función B, debe ser inferior a 0.01 W/(cm2 sr) si el tiempo de visión es superior a 10.000 segundos (2,8 horas). Para tiempos de visión inferiores, el producto de la radiancia por el tiempo de visión debe ser inferior a 100 J/(cm2 sr).

La exposición a radiación infrarroja de longitud de onda entre 770 y 3000 nm debe limitarse a una irradiancia total de 10 mW / cm2 para tiempos de exposición superiores a 1000 segundos (16 minutos) o a 1,8Ê t3/4Ê W / cm2 para tiempos inferiores.

Dada la moderada peligrosidad de las radiaciones visible e infrarroja no es común encontrar puestos de trabajo en los que las exposiciones constituyan un riesgo y, en todo caso, el uso de apantallamientos de las fuentes de luz, para evitar la visión directa, y de oculares de protección son los procedimientos más eficaces para reducir las exposiciones hasta límites seguros.

RADIACIÓN LÁSER

Esencialmente un láser es un dispositivo capaz de producir una radiación óptica monocromática (de una sola longitud de onda), coherente (no se dispersa al alejarse de la fuente) y direccional.

En esencia los efectos son los mismos que los de la radiación ordinaria de la misma longitud de onda, si bien en el caso de la radiación láser, por tratarse de una radiación no dispersa, la energía del haz disminuye muy poco con la distancia, lo que en la práctica se traduce en que su peligrosidad es mayor a igualdad de potencia de la fuente generadora, ya que puede concentrar la energía en una superficie muy pequeña.

La norma EN 60825:93 es el documento básico sobre seguridad de los equipos o aparatos que utilizan radiaciones láser (productos láser). Esta norma define la exposición máxima permisible (EMP) como “Nivel de radiación láser al que, en circunstancias normales, pueden exponerse las personas sin sufrir efectos adversos.

Representan el nivel máximo al que es posible exponer la piel o los ojos sin que se produzcan lesiones inmediatas ni después de un periodo prolongado de tiempo”.

El apartado 13 de esa norma define las exposiciones máximas permisibles teniendo en cuenta:

1 El modo de exposición, que puede ser:

a) visión directa del rayo

b) visión de una fuente extensa o reflexión difusa

c) exposición de la piel

2 La longitud de onda de la radiación láser

3 El tiempo de exposición, que a su vez viene condicionado por la duración de cada pulso de emisión y de la frecuencia de repetición de los pulsos.

CLASE 1 Productos láser clase 1

CLASE 2 Radiación láser, no mantenga la vista en el haz, Producto láser clase 2

CLASE 3A Radiación láser, no mantenga la vista en el haz, ni lo mire directamente con instrumentos ópticos. Producto láser clase 3A

CLASE 3B Radiación láser, evite la exposición al haz, Producto láser clase 3B

CLASE 4 Radiación láser, evite la exposición ocular o la piel a radiaciones directas o difusas. Producto láser clase 4

ABERTURA

LASER Evitar la exposición, se emite radiación láser por esta abertura

PANELES DE

ENCLAVAMIENTO Precaución, radiación láser. En caso de apertura y desactivación de bloqueos de seguridad

En lo que respecta a la señalización de zonas, es útil el concepto de “Distancia nominal de riesgo ocular” (DNRO) definida como distancia a la cual la irradiancia del haz es inferior a la EMP para la córnea. El cálculo de este valor facilitará la situación de los controles de acceso a la zona de riesgo.

La selección de las protecciones individuales oculares debe tener en cuenta la longitud de onda de la radiación contra la que se pretende proteger, y deben tener pantalla lateral para evitar la incidencia lateral del rayo en el ojo. Las normas EN 207 y EN 208 describen los requisitos exigibles a las gafas y filtros de protección contra láser y la identificación de los niveles de protección que proporcionan.

MICROONDAS Y RADIOFRECUENCIAS

Las radiofrecuencias incluyen las radiaciones de frecuencia comprendida entre 30 kHz y 300 MHz. Las microondas son radiaciones de frecuencia entre 300 MHz y 300 GHz. Ambos tipos de radiaciones tienen aplicaciones en el campo de las telecomunicaciones (radio, TV, radar, etc.). Además, las microondas tienen una amplia aplicación como fuente de calor y se utilizan en soldadura, endurecimiento de resinas, operaciones de recocido y temple, secado de materiales, etc.

Los efectos son de tipo térmico, aumentando la temperatura de órganos internos y no sólo superficialmente. El efecto es mayor en los órganos poco vascularizados debido a su dificultad para evacuar el calor, entre estos órganos se encuentran las partes transparentes de los ojos que están muy poco irrigadas.

También se han citado efectos no térmicos relacionados con la interferencia de estas radiaciones con las membranas biológicas y con alteraciones en la transmisión de la información genética. Las recomendaciones de la International Radiation Protection Association (IRPA) para las radiaciones de microondas y radiofrecuencias tienen como objetivo limitar la cantidad de energía absorbida por el cuerpo a 0.4 Watts por kg de peso. El margen de frecuencias de más absorción, el más agresivo, es el comprendido entre 10 y 400 MHz, que corresponde a las frecuencias usadas en las transmisiones de TV, FM y telecomunicaciones. Las medidas habituales de protección incluyen:

• Cerramiento de las fuentes

• Separación entre las fuentes y las personas

• Disminución de los tiempos de exposición

• Reorientación de las antenas para que su zona de radiación

• no pase por zonas ocupadas

• Señalización de zonas para evitar el acceso

• Sistemas de enclavamiento de las máquinas que impidan el uso no autorizado

CAMPOS MAGNÉTICOS Y ELÉCTRICOS ESTÁTICOS Y RADIACIÓN ELF (< 30 KHZ.)

Sin duda el origen mayoritario de exposición a estos campos son las líneas eléctricas de transporte de energía y las instalaciones asociadas (estaciones transformadoras, centrales de producción y distribución, etc.). Alrededor de un cable por el que circula una corriente eléctrica alterna de 50 Hz se crea un campo eléctrico y otro magnético de esa frecuencia y cualquier persona situada en sus proximidades estará expuesta a él. La extensión del uso de la energía eléctrica permite afirmar que no hay nadie que no esté expuesto a un campo electromagnético de 50 Hz, una vez más el problema no es la exposición, sino la determinación de la exposición tolerable o de los valores límite.

Los efectos fisiológicos mejor descritos son los fotofosfenos, que consisten en la sensación de fogonazos o destellos luminosos en el interior del ojo. También se han descrito experimentos de laboratorio mostrando alteraciones en los intercambios de iones en los fluidos biológicos y modificaciones en los niveles hormonales.

En la práctica hay pocas medidas técnicas que puedan implantarse para reducir las exposiciones. Los sistemas de apantallamiento basados en el principio de la jaula de Faraday son eficaces para reducir la intensidad del campo eléctrico, pero poco eficientes para el magnético.

El alejamiento de las fuentes (o de las personas) y la limitación de los tiempos de permanencia en las zonas en las que existan campos son las soluciones reales que se pueden prever para limitar los riesgos.

Deben conectarse todos los objetos a tierra o utilizar guantes aislantes cuando se deban manejar objetos no conectados a tierra. Una medida aconsejable es utilizar medios de protección individual (guantes, trajes, aislamientos) si la intensidad de campo es superior a 15 kV/m.

1.3.9. RADIACIONES IONIZANTES

Con el nombre de radiaciones ionizantes (RI) se identifican aquellas radiaciones que al interaccionar con la materia alteran la estructura atómica originando partículas con carga eléctrica (iones), es decir, producen la ionización de los átomos.

El origen de estas radiaciones siempre es atómico, se pueden producir en el núcleo del átomo o en los orbitales y pueden ser de naturaleza electromagnética o corpuscular. Las radiaciones ionizantes de naturaleza electromagnética son similares, en naturaleza física, a cualquier otra radiación electromagnética pero tienen una longitud de onda inferior a 100 nm, lo que implica una energía fotónica tan elevada que, cuando la radiación es absorbida por un átomo, éste se ioniza. Las radiaciones corpusculares están constituidas por partículas subatómicas moviéndose a velocidades próximas a la velocidad de la luz.

A la radiación natural debe sumarse la radiación procedente de actividades en las que se emplean tecnologías que utilizan fuentes radiactivas o equipos generadores de RI. Las dosis recibidas por el hombre a causa de esta radiación artificial son debidas en su mayoría a los usos de RI en medicina, pero también pueden darse exposiciones como consecuencia del uso de RI en aplicaciones militares, actividades industriales y centrales nucleares. Los protones tienen carga positiva, los electrones carga negativa y los neutrones no tienen carga. Los isótopos de un elemento simple son átomos que tienen el mismo número de protones pero diferente número de neutrones.

Radiactividad: Los átomos de algunos elementos, tanto naturales como producidos artificialmente, son inestables y tienden a pasar a su estado fundamental o de mínima energía mediante cambios en su estructura y la consiguiente emisión de una radiación. A este fenómeno se le conoce como “radiactividad” y a los elementos que lo producen como “radionucleidos” o “radioisótopos”. Este proceso de “autodestrucción” espontánea es continuo hasta llegar a un átomo estable (por ejemplo: un átomo de uranio natural, después de experimentar una serie de desintegraciones, se convierte en un átomo de plomo que es el átomo estable final). De este proceso de desintegración atómica se deducen las dos consecuencias más significativas de la radiactividad: a) no es posible eliminar o evitar artificialmente la radiactividad de un átomo inestable; y b) los átomos inestables tienen una vida limitada, aunque en ocasiones puede ser de centenares o miles de años. Las características varían de un tipo a otro de radiación, siendo importante considerar su energía y su capacidad de penetración, que en gran parte son consecuencia de su naturaleza (corpuscular o electromagnética).

Radiación Es la emisión de partículas formadas por núcleos de Helio. Tienen una energía muy elevada y muy baja capacidad de penetración. Pueden ser absorbidas por una hoja de papel.

Radiación ß: Es la emisión de un electrón desde el núcleo del átomo como consecuencia de la transformación de un neutrón en un protón y un electrón.

Radiación ß+: Es la emisión de un positrón, partícula de masa igual al electrón y carga positiva. Es el resultado de la transformación de un protón en un neutrón y un positrón. Las radiaciones ß tienen un nivel de energía menor que las y una capacidad de penetración algo mayor; son absorbidas por una lámina de metal.

Radiación de neutrones: Es la emisión de partículas sin carga, de alta energía y gran capacidad de penetración.

Radiación Son radiaciones electromagnéticas procedentes del núcleo del átomo, tienen la misma naturaleza que las radiaciones electromagnéticas no ionizantes, pero de longitud de onda inferior (100 nm). Tienen menor nivel de energía que las y ß y mayor capacidad de penetración, lo que dificulta su absorción por los apantallamientos.

Rayos X: También son de naturaleza electromagnética pero se originan en los orbitales atómicos como consecuencia de la acción de electrones rápidos sobre la corteza del átomo. Son las radiaciones de menor energía pero presentan una gran capacidad de penetración, siendo absorbidos sólo por apantallamientos especiales de grosor elevado.

La intensidad de la radiactividad de un radionucleido es el número de transformaciones nucleares espontáneas que se suceden en la unidad de tiempo; se denomina actividad (A) y su unidad de medida en el sistema internacional (SI) es el Becquerelio (Bq) que equivale a una desintegración por segundo. El nivel de energía de una radiación ionizante se mide en electronvoltios (eV), kiloelectronvoltios (keV) o megaelectronvoltios (MeV). El electronvoltio corresponde a la energía que adquiere un electrón cuando se le aplica, en el vacío, una diferencia de potencial de 1 voltio y equivale a 1,6x10-19 Joules.

Para evaluar los efectos de las radiaciones sobre la materia inerte o los seres vivos se utilizan las magnitudes “dosis absorbida” y “dosis equivalente”. La Dosis absorbida (D) es la cantidad de energía cedida por la radiación a la unidad de masa de la materia irradiada. La unidad de medida en el sistema internacional es el Gray (Gy) que equivale a 1J/kg. La antigua unidad de dosis, el rad (radiation absorbed dose), equivale a 0.01 Gy.

1.3.9.1 EFECTOS DE LAS RADIACIONES IONIZANTES

Los daños biológicos más importantes producidos en la célula se deben a la acción sobre las moléculas de ADN (ácido desoxirribonucleico), que juegan un importante papel en la vida celular. La radiación puede producir fragmentaciones en las moléculas de ADN, dando origen a aberraciones cromosómicas e incluso a la muerte celular, o bien puede ocasionar transformaciones en la estructura química de la molécula ocasionando mutaciones que afectan al mensaje genético.

La acción sobre la célula no es selectiva de manera que la energía de la radiación se deposita aleatoriamente en cualquier molécula, sin ningún tipo de preferencia. Como consecuencia de ello, los daños producidos en el organismo son inespecíficos, es decir, no son distintos a los producidos por otras causas, y pueden tener tanto carácter somático, es decir, manifestarse en el propio individuo, como genético, apareciendo en generaciones posteriores. A su vez, estos efectos en el individuo pueden aparecer inmediatamente después de la exposición (efectos inmediatos) o manifestarse después de un periodo de tiempo (efectos diferidos). La utilización de los rayos X fue una de las primeras aplicaciones de las RI. Al cabo de muy poco tiempo de iniciarse su utilización, se hizo patente la necesidad de protegerse contra los efectos perjudiciales de las radiaciones, motivando la creación de comisiones para este fin. Así, en el año 1928 se creó la Comisión Internacional de Protección Radiológica (ICRP), organismo dedicado al estudio de los efectos de las RI y de los riesgos de su utilización. Posteriormente, en la mayor parte de países, se han ido estableciendo normativas que regulan la utilización de las RI, el transporte de productos y materiales radiactivos y la protección contra las mismas.

La definición de instalación radiactiva es muy amplia, y como idea general es válido enunciar que cualquier instalación, máquina o local en el que exista una fuente radiactiva o un generador de radiación ionizante (aparatos de rayos X o aceleradores de partículas) tiene la consideración reglamentaria de instalación radiactiva.

Las instalaciones radiactivas se dividen en tres categorías, según lo previsto en la Ley 15/1980 de creación del CSN.

Instalaciones de 1ª categoría. Son las instalaciones denominadas del ciclo del combustible nuclear y las instalaciones industriales de irradiación. Se denomina “instalaciones del ciclo del combustible nuclear” a las fábricas de producción de uranio, torio y sus compuestos y a las fábricas de producción de elementos combustibles de uranio natural.

Instalaciones de 2ª categoría. Son instalaciones en las que la actividad radiactiva es superior a mil veces la de exención o, en caso de mezcla de isótopos, la suma de los cocientes entre la actividad presente de cada isótopo y la de exención es igual o superior a mil.

Instalaciones de 3ª categoría. Son instalaciones en las que la actividad radiactiva es superior a la de exención e inferior a mil veces ésta o, en caso de mezcla de isótopos, si la suma de los cocientes entre la actividad presente de cada isótopo y la de exención se sitúa entre uno y mil. Los aceleradores de partículas y las instalaciones donde se utilicen fuentes de neutrones se consideran instalaciones de segunda categoría.

Toda instalación radiactiva está obligada a recibir inspecciones periódicas, normalmente anuales, que serán realizadas por personal facultativo del Ministerio de Industria y Energía, del CSN y, en su caso, por personal de las Comunidades Autónomas que tengan encomendadas estas funciones.

Las instalaciones radiactivas del ciclo del combustible nuclear requieren: autorización previa, autorización de construcción, autorización de explotación, autorización de desmantelamiento y clausura y, en su caso, autorización de modificación y de cambio de titularidad.

Las instalaciones radiactivas con fines científicos, médicos, agrícolas, comerciales o industriales requieren: autorización de funcionamiento, declaración de clausura y, si es necesario, autorización de modificación y de cambio de titularidad.

NINGUNA INSTALACIÓN RADIACTIVA PUEDE INICIAR SU FUNCIONAMIENTO ANTES DE DISPONER DE LA NOTIFICACIÓN PARA LA PUESTA EN MARCHA QUE AUTORICE AL TITULAR EL INICIO DE LAS OPERACIONES

Las autorizaciones serán otorgadas por el Director general de Energía con excepción de las instalaciones de primera categoría que serán concedidas por el Ministro de Industria y Energía.

El personal que manipule material o equipos radiactivos y el que dirija dichas actividades deberá estar provisto de una licencia específica concedida por el CSN.

Existen dos tipos de licencias, la licencia de supervisor, que capacita para dirigir y planificar el funcionamiento de una instalación radiactiva y las actividades de los operadores, y la licencia de operador, que capacita para la manipulación de materiales o equipos productores de radiaciones ionizantes, conforme a los procedimientos e instrucciones preestablecidos.

Las licencias de operador y supervisor tienen un plazo mínimo de validez de cinco años, son personales e intransferibles y específicas por campo de aplicación. El CSN establece los campos de aplicación en que deben encuadrarse las actividades del personal con licencia, según la finalidad y tipo de instalación.

En toda instalación radiactiva autorizada debe disponerse de un “diario de operación” en el que se refleje de forma clara y concreta toda la información referente a la operación de la instalación. El diario deberá estar numerado, autorizado, sellado y registrado por el CSN.

El responsable de la instalación radiactiva es siempre el titular de la misma y está obligado a archivar los registros que se obtengan de los equipos de medida existentes en la instalación. También está obligado a presentar, en la Dirección General de la Energía y en el CSN, el informe anual de la instalación, los informes sobre incidencias o comportamientos anómalos o defectuosos, los informes de pruebas o comprobaciones periódicas, así como cualquier otro informe requerido por el CSN.

1.3.9.2. IRRADIACIÓN Y CONTAMINACIÓN

Se denomina “irradiación” a la transferencia de energía de un material radiactivo a otro material, sin que sea necesario un contacto físico entre ambos, y “contaminación radiactiva” a la presencia indeseada de productos radiactivos en cualquier superficie, materia o medio, incluyendo las personas. Es evidente que toda contaminación da origen a una irradiación.

Si la sustancia radiactiva puede ingresar en el organismo del trabajador por cualquier vía (respiratoria, dérmica, digestiva o parenteral), se habla de un riesgo de contaminación radiactiva. Esta situación es mucho más grave que la simple irradiación, ya que la persona sigue estando expuesta a la radiación aunque se aleje de la fuente o abandone el puesto de trabajo. Sólo cesará la exposición cuando por los procesos metabólicos normales elimine los radionucleidos del organismo o desaparezca por decaimiento natural la actividad radiactiva de los mismos.

Según el origen de la radiación, la exposición puede ser:

• Externa: exposición del organismo a fuentes exteriores a él.

• Interna: exposición del organismo a fuentes interiores a él.

• Total: suma de las exposiciones externas e internas

Según el patrón temporal la exposición se clasifica en:

• Continua: exposición externa prolongada, cuyo nivel puede variar con el tiempo, o exposición interna por incorporación permanente de radionucleidos, cuyo nivel puede también variar con el tiempo.

• Única: exposición externa de corta duración o exposición interna resultante de una incorporación de radionucleidos en un corto período de tiempo.

Según la parte del cuerpo humano expuesta a la radiación, esta puede ser:

• Global: exposición considerada como homogénea en el cuerpo entero.

• Parcial: exposición sobre uno o varios órganos o tejidos, sobre una parte del organismo o sobre el cuerpo entero, considerada como no homogénea.

La gravedad del posible daño producido por la irradiación debida a una contaminación radiactiva estará en función de la actividad y el tipo de radiaciones emitidas por los radionucleidos. Por ejemplo, el riesgo de irradiación por contaminación es mayor si se trata de radiaciones o que si consiste en radiación .

1.3.9.3. MEDIDA DE LAS RADIACIONES IONIZANTES

Teniendo en cuenta su funcionalidad, los instrumentos de medida se pueden clasificar en dos grupos: Detectores de radiación y dosímetros. Los detectores indican la dosis en un tiempo corto mientras que los dosímetros están diseñados para medir la dosis recibida durante periodos de tiempo relativamente largos.

Un detector de radiación es un instrumento de lectura directa, generalmente portátil, que indica en una pantalla la tasa de radiación, es decir, la dosis de radiación en un periodo de tiempo corto, habitualmente dosis por minuto. Muchos modelos también disponen de un altavoz que emite pulsos de sonido en proporción a la tasa de radiación. Este tipo de instrumentos es útil para tareas de inspección de equipos, medida de niveles de contaminación o medida de la radiactividad ambiental.

Los dosímetros también son medidores de radiación pero están diseñados para medir la dosis de radiación durante periodos de tiempo relativamente largos (semanas o meses), y su utilización principal es medir la dosis a la que está expuesto el personal que trabaja, o que permanece, en zonas en las que existen radiaciones. LOS DOSÍMETROS DE TERMOLUMINISCENCIA SON LOS MÁS UTILIZADOS EN LA ACTUALIDAD.

ALMACENAN LA ENERGÍA RADIANTE RECIBIDA Y LA LIBERAN MAS TARDE EN FORMA DE LUZ CUANDO SE CALIENTAN

1.3.9.4. LÍMITES DE DOSIS

Los límites de dosis son valores que nunca deben ser sobrepasados y que pueden ser rebajados de acuerdo con los estudios de optimización y justificación adecuados. En el ámbito de la UE los límites de dosis se han ido reduciendo progresivamente y se encuentran recogidos en las sucesivas directivas EURATOM. En nuestro país los límites de dosis están recogidos en el RD 783/2001 que aprueba el Reglamento de Protección Sanitaria contra Radiaciones Ionizantes. Estos límites se aplican a la suma de las dosis recibidas por exposición externa e interna en el período considerado y distinguen entre el personal profesionalmente expuesto y el público en general, además de ciertos casos especiales, como son las mujeres con capacidad de procrear o embarazadas, y determinadas operaciones especiales planificadas. Las dosis totales consideran tanto las dosis debidas a fuentes internas como a fuentes externas.

En el caso de incorporación de radionucleidos en el organismo, se define el “límite anual de incorporación” como el nivel de actividad radiactiva que, introducida en el organismo, ocasiona, para un individuo dado, una dosis integrada igual al límite anual de dosis. Se entiende como “dosis integrada” la que sería recibida en cincuenta años por un órgano o tejido, como consecuencia de la incorporación de uno o varios radionucleidos. El “límite derivado de concentración de un radionucleido en el aire inhalado” se define como la concentración media anual en el aire inhalado expresado en unidades de actividad por unidad de volumen, que en caso de ser inhalada por un individuo durante un año laboral de 2000 horas daría lugar a una incorporación igual al límite de incorporación anual.

1.3.9.5. PRINCIPIOS BÁSICOS DE PROTECCIÓN RADIOLÓGICA

La política de protección debe basarse en limitar el uso de las radiaciones ionizantes a las situaciones en que esté plenamente justificado por los beneficios que aporta, o sea que los beneficios que se obtienen compensan los riesgos. En estos casos la utilización de RI ha de efectuarse procurando que el nivel de exposición y el número de personas expuestas sea lo más bajo posible.

El nivel de dosis de radiación recibida por un individuo, en las proximidades de una determinada fuente radiactiva, depende de tres factores fundamentales: el tiempo de exposición, la distancia entre la fuente y el individuo y la materia interpuesta entre ambos. En consecuencia, las medidas preventivas incidirán en estos aspectos.

LA PROTECCIÓN CONTRA LA IRRADIACIÓN EXTERNA SE BASA EN: REDUCIR EL TIEMPO DE EXPOSICIÓN, AUMENTAR LA DISTANCIA A LA FUENTE Y APANTALLAR LA FUENTE

Así pues, una hoja de papel sería suficiente para detener la radiación , la radiación sería totalmente absorbida por unos pocos centímetros de algún material ligero (como vidrio, madera, etc.), mientras que para obtener un blindaje adecuado para la radiación o los rayos X es necesario emplear materiales pesados como el hormigón o el plomo.

LA PROTECCÓN CONTRA LA CONTAMINACIÓN RADIACTIVA SE BASA EN EVITAR CUALQUIER CONTACTO ENTRE EL MATERIAL RADIACTIVO Y EL TRABAJADOR

Es obligado llevar un control de los radioisótopos o radionucleidos utilizados, desde su llegada hasta su salida, indicándose el tipo de radionucleido, su vida media y su actividad.

Los equipos y prendas de protección deben estar claramente señalizados y no han de salir del área si no han sido previamente descontaminados. No se debe permanecer con ropa de calle en el interior de la zona radiactiva.

En la instalación radiactiva debe estar absolutamente prohibido comer, beber, fumar y aplicarse cosméticos. A la salida de las zonas controladas o vigiladas es recomendable la instalación de detectores de radiación que permitan la detección de una posible contaminación.

La gestión de residuos radiactivos ha de ser específica y diferenciada, siendo necesario disponer de un plan de gestión de los mismos. Debe disponerse de contenedores perfectamente identificados y que proporcionen una protección suficiente. Es importante contemplar que, cuando la actividad de un radionucleido se reduce a cero, deja de ser un residuo radiactivo; de ahí la conveniencia de utilizar radioisótopos de vida media corta que, después de un tiempo de almacenamiento, pueden eliminarse como residuo no radiactivo.

El personal debe estar entrenado sobre la actuación en casos de incidentes o accidentes.

Limitándonos al ámbito laboral las medidas preventivas consisten fundamentalmente en:

• Definición de trabajadores profesionalmente expuestos,

• Delimitación de zonas y su señalización,

• Puesta en práctica de controles dosimétricos (personales y ambientales),

• Formación e información del personal,

• Vigilancia médica.

De acuerdo con el reglamento de protección sanitaria, los trabajadores se clasifican en trabajadores de categoría A o de categoría B, según sea la probabilidad de recibir determinados niveles de dosis. Pertenecen a la categoría A las personas que por las condiciones de su trabajo no es improbable que reciban dosis superiores a 3/10 de alguno de los límites anuales de dosis establecidos en el reglamento de protección, mientras que pertenecen a la categoría B las personas que por las condiciones de su trabajo es improbable que reciban dosis superiores a 3/10 de alguno de los límites anuales de dosis.

El objetivo de estas medidas es impedir el acceso a todo personal ajeno. En función del nivel de exposición, se establecen las siguientes zonas:

Zona controlada: Zona en la que existe la posibilidad de recibir dosis efectivas superiores a 6mSv/año oficial o una dosis equivalente superior a 3/10 de los límites de dosis equivalentes para cristalino, piel y extremidades. Las zonas controladas se pueden subdividir en:

a) Zona de permanencia limitada: Zona en la que existe el riesgo de recibir una dosis superior a los límites anuales de dosis. Se señaliza con un trébol amarillo sobre fondo blanco.

b) Zona de permanencia reglamentada: Zona en la que existe el riesgo de recibir en cortos periodos de tiempo una dosis superior a los límites de dosis. Se señaliza con un trébol naranja sobre fondo blanco.

c) Zona de acceso prohibido: Zona en la que hay riesgo de recibir, en una exposición única, dosis superiores a los límites anuales de dosis. Se señaliza con un trébol rojo sobre fondo blanco.

Zona vigilada: Zona en la que, no siendo zona controlada, exista la posibilidad de recibir dosis efectivas superiores a 1mSv/año oficial o una dosis equivalente superior a 1/10 de los límites de dosis equivalente para cristalino, piel y extremidades. Se señaliza con un trébol gris / azulado sobre fondo blanco.

TIPO DE ZONA COLOR DE IDENTIFICACIÓN

ZONA VIGILADA GRIS

ZONA CONTROLADA VERDE

ZONA DE PERMANENCIA LIMITADA AMARILLO

ZONA DE ACCESO PROHIBIDO ROJO

ZONA DE PERMANENCIA REGLAMENTADA NARANJA

Las dosis recibidas por los trabajadores profesionalmente expuestos deberán determinarse con periodicidad no superior a un mes para la dosimetría externa y con la periodicidad necesaria para la dosimetría interna en aquellos trabajadores que estén expuestos a riesgos de incorporar radionucleidos.

Las dosimetrías individuales deben ser realizadas por entidades expresamente autorizadas para este fin por el CSN. Para los trabajadores de categoría A es obligatoria la dosimetría externa individual representativa de la dosis recibida por la totalidad del organismo durante toda la jornada laboral. Para los trabajadores de categoría B no es preceptivo el uso de dosímetros personales si se puede disponer de un sistema de dosimetría ambiental, de área o de zona, que permita controlar de forma segura que las dosis recibidas por los trabajadores son inferiores a 3/10 de los límites de dosis establecidos.

ES OBLIGATORIO MEDIR PERÓDICAMENTE LA RADIACIÓN AMBIENTAL EN LAS ZONAS VIGILADAS Y CONTROLADAS

El personal profesionalmente expuesto, incluidos los estudiantes, deberán recibir una formación adecuada y suficiente sobre el riesgo de exposición a RI y sobre las medidas de protección radiológica, que incluirá, entre otros, los siguientes aspectos: los riesgos de las RI y sus efectos biológicos, las normas generales de protección, las precauciones que deben tomarse en un régimen normal de trabajo y en caso de incidente / accidente, las normas específicas de protección, estableciendo métodos y medios para la adecuada protección, el conocimiento e instrucción sobre los instrumentos de detección y medida de las radiaciones así como de los equipos y medios de protección individual, la obligación de efectuar reconocimientos médicos periódicos, la actuación en caso de emergencia, el cumplimiento de las medidas técnicas y médicas y las responsabilidades derivadas de cada puesto de trabajo relativas a la protección radiológica.

El personal que ya trabaje en una instalación radiactiva y sea considerado como profesionalmente expuesto está obligado a someterse a un reconocimiento médico con una periodicidad anual y disponer del correspondiente protocolo médico individualizado que deberá archivarse durante al menos 30 años desde el cese de la actividad en la instalación.

La vigilancia de la salud de los trabajadores profesionalmente expuestos debe efectuarse por un servicio médico especializado, propio o contratado, y debidamente autorizado por los órganos competentes de las Comunidades Autónomas, previo informe del Consejo de Seguridad Nuclear.

...

Descargar como  txt (175.4 Kb)  
Leer 110 páginas más »
txt