Heidegger Y Frege
osckar9124 de Junio de 2014
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Evaluación final
De Filosofía del lenguaje
Frege y Heidegger
Comparación y contraste de
Sobre sentido y referencia y Ser y Tiempo
De Maio Dario
demaiodario@hotmail.com
Universidad Nacional de General San Martín
Escuela de Humanidades
Carrera de Filosofía
Curso 2012
Consigna de la evaluación final
Compare y contraste la distinción entre sentido y referencia, por un lado y la concepción del habla por otro. Discuta los posibles resultados o consecuencias de esta comparación. ¿Brinda esta comparación alguna ventaja?
Índice del trabajo
El Rede y la fundamentación ontológico- existencial del lenguaje
Sinn y Bedeutung: la concepción fregueana del lenguaje
Sobre Sinn y Bedeutung en de Ser y tiempo
Beredetes y Geredetes: un acercamiento entre Heidegger y Frege.
Conclusiones: Dos filósofos distintos y el mismo giro lingüístico
Bibliografía
El Rede y la fundamentación ontológico- existencial del lenguaje
Comenzaremos nuestra comparación de las concepciones de Frege y Heidegger a partir del uso técnico que este último hace del término Rede, el cual podemos traducir por “habla” o “discurso”, y del lugar dado por ambos autores al lenguaje.
Heidegger nos dice refiriéndose al § 34: “La presente interpretación del lenguaje no tenía otra finalidad que mostrar el “lugar” ontológico de este fenómeno dentro de la constitución de ser del Dasein” . Lo cual quiere decir que, la preocupación de este último está en dar con las condiciones de posibilidad del lenguaje en la estructura de la existencialidad del Dasein. Es aquí donde encontramos que interviene el habla, pues en aquel parágrafo se nos dirá que “el fundamento ontológico-existencial del lenguaje es el habla” , y esta es la primera distinción que cabe remarcar entre Frege y Heidegger.
La preocupación de la obra filosófica del primero se centra en fundamentar, no el lenguaje, sino, en primer lugar, la aritmética; “establecer de manera perspicua los fundamentos lógicos y filosóficos de la aritmética” . En un segundo lugar se consideraría la necesidad de abordar el lenguaje natural de una forma analítica, de modo tal que, se logre despejar las ambigüedades que este contiene y dar así con un lenguaje artificial, lógicamente perfecto, construido particularmente para poder dar cuenta correctamente de los temas y problemas concernientes a la lógica, las matemáticas y otras ciencias, donde “no se introduzca ningún nuevo signo como nombre propio, sin que tenga asegurada una referencia” .
El segundo no encuentra tales problemas de ambigüedad o de imprecisión en el uso cotidiano del lenguaje, sino en las concepciones tradicionales acerca del lenguaje que han imperado desde las reflexiones entorno al logos en la antigüedad. Según Heidegger “los griegos no tienen ninguna palabra para el lenguaje; ellos comprendieron este fenómeno (…) como habla” ; posteriormente la filosofía habría comprendido el logos preponderantemente como proposición y sería a partir de allí que el lenguaje, constituido por palabras y proposiciones que aspiran a dar cuenta de los entes mundanos, sería el objeto de distintas disciplinas, como la lingüística, la gramática e incluso la filosofía del lenguaje. Las cuales solo colaborarían a ocultar la efectiva fundamentación de este fenómeno del lenguaje en la ontología del Dasein.
En este develar el fundamento del lenguaje, en el § 34 Heidegger, define al habla como la articulación del sentido y significaciones de la comprensibilidad afectivamente dispuesta propia de un estar-en-el mundo y un coestar; siendo aquello que después devendrá en el lenguaje. De allí que, para Heidegger, sentido y significación sean previos, ontológicamente, a la palabra y la proposición.
Mientras que el tratamiento dado por Frege al lenguaje tiene en vista la constitución del mismo en proposiciones o enunciados; como lo muestra su tratamiento de la oración compuesta y la distribución de la verdad entre las oraciones. Heidegger presenta la formación de proposiciones como fundada en un tipo de interpretación, más radical que la interpretación teórica, la cual se dirige al trato directo del Dasein con los entes; sea como estar-ahí o como útiles, y teniendo como horizonte una comprensibilidad ya articulada por aquel habla. Esta diferencia de nivel entre fundante y fundado determinará que, aunque los términos Sinn y Bedeutung se encuentren en las obras de ambos autores, adquieran para cada uno un uso diferente.
Sinn y Bedeutung: la concepción fregueana del lenguaje
En Sobre sentido y referencia, Frege busca explicar y argumentar en favor del uso de estos conceptos, introducidos en obras anteriores, como un modo de superar las dificultades de sus contemporáneos acerca de la cuestión de la significación y del signo, de relevancia para la lógica y la matemática. Ejemplo de esto es el tratamiento que Frege realiza de la relación llamada “identidad” o de “igualdad” en esta obra.
Según Frege, cuando decimos a = b, lo que queremos decir es que ambos términos se refieren a lo mismo, o sea que “estaríamos hablando justamente de esos signos [“a” y “b”]; se aseveraría [por lo tanto] una relación entre ellos” . Aseverada la relación de identidad, sí estos dos términos o signos son iguales, entonces aquel juicio no sería informativo, no nos diría nada nuevo, y sería meramente analítico. Para ser sintético, para decir algo nuevo del objeto, el juicio debería llevar alguna diferencia entre ambos términos a la identidad en el objeto. Así pues, ¿esta diferencia de signos es arbitraria o esta justificada en algo? ¿Si no se distinguen por aquello que nombran, por qué se distinguen a y b? Aquí Frege nos dice que “solo puede haber una distinción si a la diferencia de signos corresponde una diferencia en el modo de presentación designado” , de modo que al decir que “el lucero de la mañana” y “el lucero de la tarde” es lo mismo (el planeta Venus), es debido a que el primero indica que este aparece durante el alba; el segundo que se pensaba era otro planeta, no es más que el mismo que vuelve a poder ser visto al atardecer, lo cual nos dice algo nuevo sobre aquel astro.
Esta interpretación de la relación de identidad le sería a Frege imposible de formular si no estuvieran operando los conceptos de sentido (Sinn) y referencia (Bedeutung). Pues el signo o un nombre propio, que puede ser de una palabra o de un compuesto de palabras, no es simplemente algo que está por otra cosa; sino que implica un denotar algo y un expresar algo. Aquello denotado o designado por el signo es la referencia, el objeto mismo. Lo expresado por el signo, es el sentido; o sea “donde está contenido el modo de presentación” del objeto que es designado. Frege se encarga de dejar en claro el carácter objetivo de ambos, sentido y referencia, con respecto a la subjetividad intrínseca de las imágenes mentales que pueden acompañarlos en cada sujeto al mentar algún objeto en particular . Los términos “sentido” y “referencia” a la vez, designan cosas distintas, dependiendo que se los considere a partir del nivel del nombre propio o del de la oración asertórica compuesta. Mientras que en el primer nivel, al hablar de la referencia y el sentido de este queremos indicar, como ya señalamos, al objeto que este denota y el modo por el cual aquel objeto se presenta. Esto ya no se aplica al segundo nivel, que se compone por lo menos por un nombre propio, pero que también está integrado por otras palabras que permiten estructurar la oración y expresar un pensamiento relativo a los objetos, a la vez que denotar un valor de verdad al cual se refiere la oración completa dependiendo del modo en que confluya el valor de verdad de sus partes, empezando por los nombres propios. La vinculación tan estrecha entre el uso de los términos, con respecto al nivel del análisis del lenguaje, evidenciaría que la preocupación de Frege es dar cuenta de estos fenómenos lingüísticos en sí mismos, sin aspirar a tratarlos desde una perspectiva ontológica.
Esta relación, que Frege introduce, entre el uso de “sentido” y “referencia” respecto estos dos niveles no se encuentra en el uso que Heidegger da a los mismos términos. Esto se debe, a que parte del carácter de fundado del lenguaje respecto del habla. Lo cual demandaría una indagación sobre sus condiciones de posibilidad; lo mismo ocurre con la proposición como fenómeno derivado de la interpretación y por tanto ya articulado por el habla también.
Heidegger no solo distingue el lugar de la verdad, del lugar de la predicación, como Frege, sino que más radical aún, postula a este fenómeno como algo totalmente distinto a lo que entiende la tradición y mucho más originario que la esfera del lenguaje, por tanto previo a lo que Frege concibe como referencia de la oración .
Por último, el tratamiento de
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