INSTITUCION EDUCATIVA INSTITUTO TECNICO INDUSTRIAL “LUCIO PABON NUÑES”.

CUENTO SOBRE LA RECONCILIACION, LA PAZ Y EL PERDON

RAFAEL DAVID MONTAGUT AMAYA

INSTITUCION EDUCATIVA INSTITUTO TECNICO INDUSTRIAL “LUCIO PABON NUÑES”

AREA DE ETICA Y VALORES

GRADO 10-A

OCAÑA

2016

EL PUEBLO QUE SE NEGÓ A ODIAR

Esta es la historia de un pequeño pueblito, que vivía al borde de la paz y de la guerra. Sus habitantes vivían en paz y armonía; sin embargo la guerra se encontraba presente entre ellos, ya que había una atroz guerra entre los países que lo rodeaban.

Este pueblito y sus habitantes repugnaban y evitaban la guerra, sin embargo su ubicación les impedía alejarse de la guerra, y constantemente quedaban atrapados en medio de la confrontación; lastimosamente en muchas de estas ocasiones muchos de los habitantes del pueblito resultaban heridos o perdían la vida.

Las personas de este pueblo no tenían la oportunidad de protegerse ni de atacar a los ejércitos que los atacaban, así que tenían que limitarse a correr y esconderse.

En ese pueblito vivía una niña de 11 años, llamada Ester que a pesar de su poca edad, ella era testigo de la atrocidades de la guerra, ya que perdió a su padre incluso antes de nacer; además había tenido que huir del pueblo con su madre (quien era el único familiar que aun tenia) cuando se presentaban estos enfrentamientos, o cuando el pueblo era invadido.

Todos en el pueblo escucharon que los presidentes de las dos naciones se habían reunido para buscar una solución al conflicto, sin embargo ellos no esperaban lo que les iba a ocurrir.

La noticia les llegó por medio de una pancarta que fue dejada en el centro del pueblo, la cual decía:

-“La reunión de las autoridades de nuestras solemnes naciones han llegado a la conclusión de que la única forma de evitar la guerra es separándonos”.

Sin embargo los habitantes de este pueblito no entendieron perfectamente el mensaje e hicieron caso omiso. Hasta que un día vieron cómo se levantó un muro que separaba a las dos naciones, y debido a que este pueblo estaba en medio de las dos naciones, el muro paso por la mitad del pueblo.

Pero cuando los ejércitos llegaron a la construcción del muro, obligaron a las personas a quedarse en el lado que se encontraban y por desgracia la pequeña Ester se encontraba al lado contrario de su madre. Y así se completó el muro, separando a quienes vivían a cada uno de los lados y a Ester de su madre.

Durante años nadie supo que había pasado con la gente del otro lado, y Ester crecía en la soledad y en la tristeza de no saber qué había sucedido a su madre.

Sin embargo el muro no fue la solución a los problemas, ya que la guerra siguió y cada vez los habitantes de este pueblo estaban más tristes y temerosos por lo que les pudiera pasar a ellos y a quienes estaban al otro lado del muro.

Un día de abril, un hombre del pueblo no soportó más lo que estaba viviendo,  tomó un pico y se lanzó sobre el muro en un fallido intento de destruirlo, sin embargo fue detenido por los oficiales que custodiaban el muro.

Uno de los oficiales dio la orden de matarlo a un joven soldado, quien se negó y lanzó al suelo su arma, lastimosamente el joven fue castigado por desobedecer las órdenes. El joven fue agredido verbal y físicamente por los demás soldados, hasta que llegó Ester y se lanzó a protegerlo, aunque ella también fue agredida. Sin embargo logró que dejaran ir al joven soldado.

Mientras caminaba, Ester notó que cada vez eran más las personas que se animaban a luchar por la paz y a destruir el muro, así que buscó a voluntarios para que fueran con ella a destruir ese muro que tantas tristezas les había causado, pero se llevó una gran sorpresa al ver que eran muchas las personas que las acompañaron.

Cuando llegaron al muro sucedió algo que no se  esperaban, los oficiales que tanto daño les habían causado, no intentaron evitarlo, se unieron a ellos derribando el muro. Sorpresivamente las personas del otro lado del muro también se habían unido.

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