INTELIGENCIA EMOCIONAL.

OBJETIVO.

El objetivo del presente trabajo es el de presentar un caso personal donde se involucre el manejo de un conflicto y en el cual se puedan analizar los resultados al utilizar inteligencia emocional o dejarse llevar por los impulsos de las emociones.

A lo largo de mi carrera profesional en la empresa en la que actualmente me encuentro laborando, he pasado por muchas etapas de crecimiento donde he tenido la fortuna de desarrollar mis habilidades personales y ampliar mis conocimientos profesionales; encontrándome en situaciones donde nunca estuve limitado en la toma de decisiones donde existía la posibilidad de provocar pérdidas económicas de alto impacto en la organización. Esta situación de confianza hacia mi persona, la traduje en un alto compromiso con la empresa en la cual invertí el 100% de mi dedicación y tiempo aún sobre mi vida personal, familiar y sentimental. Lo que gané fue conformar el equipo más sólido, motivado y eficiente de la empresa a lo largo de tres años. Lo que perdí nunca lo vi llegar hasta que me golpeo desprevenidamente.

Mi necesidad de crecimiento y el control alcanzado en las actividades que coordinaba, me llevó a experimentar varios tipos de emociones, ya que una vez terminada la alegría por los logros alcanzados, provocó que pasara por un estado de aburrimiento al no tener más retos enfrente ni propuestas de crecimiento que me ofrecieran, por el contrario mi mapa del mundo indicaba que era un riesgo para la empresa el que dejara la posición que ocupaba.

Después de un tiempo, el aburrimiento se tradujo en enojo al sentirme perjudicado y traicionado al no recibir el ofrecimiento de un plan de carrera que en algún momento me llevara a ocupar una gerencia dentro de la organización considerando los resultados alcanzados.

Mi creencia de que el desarrollo profesional está basado 100% en los resultados de la tarea, me llevó a dejar de lado las relaciones interpersonales. Pues si bien los resultados eran destacados nunca me preocupe por interrelacionar con los directivos de la empresa, más bien me incomodaba la inseguridad que sentía y optaba por evitar la posibilidad de entablar una plática más allá de las cuestiones de trabajo. Esta barrera que me puse, no me permitió comentar mis inquietudes y me quede esperando a que se “dignaran” a acercarse a mi persona para hablar de mi plan de carrera.

Una vez pasada esta etapa, inicié a experimentar la tristeza al sentirme decepcionado de la empresa, pues después de todo el tiempo que sacrifique con mi familia, con mis amigos, y con mi novia no obtenía el reconocimiento que esperaba.

Esto me trajo pensamientos que hicieron sentirme fracasado totalmente y aun cuando tenía el reconocimiento por parte del equipo de trabajo y de otras áreas empecé a minimizar los logros, maximizar la importancia de los problemas y a hacer comentarios negativos sobre la forma de dirigir de los demás. Es por demás decir que esta situación impactó al equipo de trabajo y contribuyó al inicio de su desintegración. Mi pensamiento se alimentó de la idea que esto era el resultado de un complot en mi contra para que las cosas empezaran a ir mal y de provocar que el ambiente de trabajo se volviera pesado, agudizando mi malestar dentro de la empresa.

Finalmente, después de un par de semanas de este cumulo de emociones, decidí solicitar la oportunidad de ayudar en otras áreas de la empresa con fines de ser capacitado y con la intención de llegar a coordinar esas áreas en un futuro. Ante la negación de esta posibilidad decidí comunicarle a mi jefa que había decidido abandonar la empresa, pues después de mucho pensarlo me convencí que después de los resultados obtenidos no sería difícil encontrar nuevas oportunidades en otra empresa.

Ante esta situación, mi jefa me propuso ocupar una posición Gerencial en una de las plantas de

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