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LA DISCAPACIDAD EN AMERICA LATINA

beatrizsani20 de Diciembre de 2012

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LA DISCAPACIDADA EN AMERICA LATINA

ANTECEDENTES.-

América Latina se ha caracterizado por ser una de las regiones más desiguales e inequitativas del mundo.

Si en los años 60, 70, 80 y en especial 90, las crisis económicas y de la deuda externa fueron los factores que contribuyeron a que los problemas sociales se agudizaran, en la actualidad existe un cambio relativo.

Gracias a la labor realizada por ciertos gobiernos de turno, así como el apoyo recibido de organismos internacionales y la sociedad civil, han hecho que las políticas y acciones públicas estén contribuyendo en alguna medida al mejoramiento de la calidad de vida de la población y sus países.

Pese al avance en el diseño y aplicación de políticas públicas no ha existido un cambio sustantivo de la situación de las personas que tienen algún tipo de discapacidad. Si en unos casos se han aprobado leyes y normas n favor de las personas con discapacidad, generalmente estas no se aplican. Lo mismo sucede a nivel de políticas públicas, dotación de servicios especializados y acciones en el campo de la prevención, rehabilitación, libre acceso al espacio físico, inserción laboral, entre otros aspectos.

No obstante, existen iniciativas que vale la pena mencionar que se están realizando a nivel nacional y local que vale la pena resaltar.

Aunque no son las únicas, si son un ejemplo de modelo de gestión de la discapacidad que debería tomarse en cuenta al momento de definir caminos y planes de acción en otras ciudades de América Latina. Por ejemplo, los casos de Santa Fe de Bogotá (Colombia), Buenos Aires (Argentina) o Curitiba (Brasil) han adquirido notoriedad internacional por los resultados e impactos positivos que han tenido a favor de las personas con discapacidad.

En este estudio sobre “los modelos exitosos de gestión de las discapacidades en América Latina” destacamos los casos de lasa ciudades antes mencionadas, sin antes analizar varios aspectos que son importantes conocer acerca de la discusión conceptual que ahora existe sobre la discapacidad, sobre la situación de las personas con discapacidad en América Latina tomando como base los indicadores y datos existentes por país, así como la revisión de los problemas que aún persisten en la región y las acciones que se han llevado a cabo a nivel de diseño e implementación de políticas públicas.

En base a estas consideraciones, el presente documento tiene como afán comprender la situación de las discapacidades en América Latina, así como revisar principales iniciativas que se han hecho en términos de modelos exitosos de gestión.

2. DISCUSION CONCEPTUAL SOBRE DISCAPACIDAD

El término “discapacidad” no es algo fijo. Ha ido cambiando a medida que el conocimiento, comprensión y sensibilidad de la realidad que viven muchas personas con discapacidad se han ido profundizando.

Por ello, si en hace 30 años hablábamos de discapacidad de una forma, ahora tiene otra connotación y sentido.

Aunque esta situación pueda verse como una discusión meramente académica es importante mencionar que toda iniciativa que promueve la definición de un modelo de gestión de las discapacidades debe tener como fundamento un criterio actual y claro de lo que debe entenderse como “discapacidad”. En este sentido es importante unificar criterios, homologar definiciones y evitar partir de supuestos al momento de definir políticas y acciones concretas en este ámbito.

En esta parte hacemos una revisión de las diferentes formas de concebir la discapacidad a nivel internacional, las cuales en muchos casos han sido asumidas por los marcos jurídicos de los países.

A lo largo de la historia hay innumerables casos de exclusión social, una gran parte de estos de personas con discapacidad. Por lo general el primer paso de esta exclusión, la cual tiende a convertirse en discriminación, se ha basado en base de lo que se considera como “diferente”. Las diferencias de ciertos individuos, en casi todas las culturas y civilizaciones, han llevado a ser considerados como un peligro para el conjunto de la sociedad en general. En raras ocasiones estos individuos considerados como diferentes han sido vistos como portadores de cualidades o poderes superiores aprovechables el resto de la sociedad.

Dependiendo del contexto social, se han utilizado diversas formas de catalogar al “diferente”. Sin embargo, buena parte de los patrones usados para catalogar lo diferente se han basado en torno a lo que socialmente se concibe como normal. Los puntos de vista para definir lo normal van desde lo patológico o biomédico, lo estadístico, lo funcional, lo sociocultural y lo político (relaciones de poder).

Una breve revisión del a historia nos demuestra que estas definiciones de lo que se concibe, reconoce y acepta como “normal” ha estado atravesando por intereses de ciertos grupos y, en última instancia, por relaciones de poder. Es así como puede entenderse que ciertos grupos sociales hayan definido como normal y superior a ciertas características propias, con la finalidad de estar en una situación de ventaja frente a otros. De ahí parte la existencia de relaciones de dominio, exclusión y determinación.

No obstante, en términos de evolución de las especies acepciones socio-culturales de normal y no-normal no tiene sentido. La diversidad en contraste, significa más posibilidades de adaptación y por lo tanto más posibilidades de supervivencia. En consecuencia, la naturaleza no entiende de minusvalías, ya que cualquier variación es potencialmente aprovechable.

De esta manera se aprecia que no es acertado rechazar las diferencias o incluso catalogarlas de mas o menso valiosas. Al contrario, esas diferencias son inherentes a la naturaleza humana y es fuente de mejora para los individuos y la sociedad en conjunto.

Esto nos lleva directamente al concepto de inclusión social. La inclusión es un principio social y político que parte del punto de vista de que todos los seres humanos, por el mero hecho de serlo, tenemos derecho a participar en todos los contextos y situaciones sociales.

A diferencia de la inclusión, la exclusión se refiere al “proceso dinámico que lleva (a un individuo) a ser expulsado total o parcialmente de cualquiera de los sistemas social, económico, político y cultural. La exclusión puede también ser vista como negación de los derechos civiles, políticos y sociales de los ciudadanos” (Walquer, 1997:8).

En el caso de las personas con discapacidad, la exclusión ha adquirido dimensiones más graves: no inclusión en contextos y situaciones sociales, pero además negación de derechos civiles, políticos y sociales.

El camino que se ha seguido para romper con este cerco social y permitir una plena inclusión de las personas con discapacidad en la sociedad ha sido arduo. La Organización de los Estados Americanos (OEA) dentro de la Convención Interamericana contra la discriminación de Personas con Discapacidad de 1999, reconoce que el termino discapacidad ha sufrido varias modificaciones a lo largo del tiempo con el fin de tener una definición que permita acaparar en su totalidad todas aquellas especificidades.

En el Art. Primero de la Convención Interamericana contra la discriminación de Personas con Discapacidad de 1999 define discapacidad como “una deficiencia física, mental o sensorial, ya sea de naturaleza permanente o temporal, que limita la capacidad de ejercer una o mas actividades esenciales de la vida diaria, que puede ser causada o agravada por el entorno económico y social”.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU), de igual manera, han procurado superar los prejuicios existentes a lo largo del tiempo sobre la discapacidad. Entiende la discapacidad como “un concepto que evoluciona y que es el resultado de la interacción entre la deficiencia de una persona y los obstáculos tales como barreras físicas y actitudes imperantes que impiden su participación en la sociedad. Cuantos más obstáculos hay, más discapacitada se vuelve una persona. Las discapacidades incluyen deficiencias físicas, mentales, intelectuales y sensoriales tales como la ceguera, sordera, deterioro de la movilidad y deficiencias en el desarrollo. Algunas personas tienen más de una forma de incapacidad y muchas, si no todas, podrían llegar a tener alguna discapacidad en algún momento de su vida debido a lesiones físicas, enfermedades o envejecimiento”.

Aunque esta definición de la ONU no coincide plenamente con la de la OEA ambas hablan de deficiencias permanente o temporal que limita la capacidad de hacer actividades esenciales de la vida diaria, las cuales se ven agravadas por la existencia de obstáculos en el entorno. La definición de la OEA habla de obstáculos relacionados con el entorno económico y social, mientras que la definición de la ONU habla de obstáculos tales como barreras físicas y actitudes importantes que impiden a las personas con discapacidad su plena participación en la sociedad.

A si vez la Organización Mundial de la Salud señala dos nuevos términos esenciales para la comprensión de las discapacidades. Además de la ya conocida Discapacidad entendida como “cualquier restricción o impedimento del funcionamiento de una actividad, ocasionados por una deficiencia, en la forma o dentro del ámbito considerado normal para el ser humano”, se adhieren los conceptos de Deficiencia y anomalía.

Por deficiencia se entiende “cualquier pérdida permanente o transitoria” y por minusvalía “una situación desventajosa para una persona dada, resultante de un impedimento o una discapacidad, que limita o impide el cumplimiento de una función que es normal para esa persona

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