LA EVALUACIÓN FORMATIVA EN EL AULA

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LA EVALUACIÓN FORMATIVA EN EL AULA[pic 4]

Definitivamente la evaluación es un proceso complejo, dinámico, sistemático; pero muy necesario para disponer de elementos y criterios  que facilitan o hacen posible retroalimentar el proceso de aprendizaje y de enseñanza dentro de un contexto de mejora continua. Por este motivo, la reflexión juega un papel transformador de la práctica docente y de la pedagogía que se utiliza en el aula de clases para desarrolla los contenido curriculares. Esa reflexión permite actuar de manera consistente en áreas específicas de la intervención didáctica, por lo que el docente es capaz de reorientar su metodología de trabajo a fin de alcanzar mejores resultados siempre.

Aunado a ello, esa reflexión-acción, también permite la regulación del proceso educativo. Es decir, crea la oportunidad para que estudiantes y profesores evalúen el avance y logro de los objetivos que los unen en el aula de clases. Permite aclarar hacia dónde se dirigen como colectivo y sujetos de aprendizaje, en dónde se ubican en el proceso educativo y momento de estudio y definir cómo se puede seguir avanzando, juntos, para alcanzar mejores resultados.

Por lo tanto la reflexión mueve a la acción y esa acción a la regulación para que de nuevo se continúe reflexionando en la mejora permanente. Los docentes lo hacen mejorando su intervención, su práctica, sus orientaciones hacia los alumnos. Los estudiantes detectan la guía que ofrece el docente para que ellos alcancen los aprendizajes esperados. En suma, la evaluación formativa permite el análisis y la reflexión para ajustar, reorientar y retroalimentar el proceso de enseñanza a fin de mejorar de manera permanente.

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