LA GUERRA SANTA .

INTRODUCCION

La guerra santa es una guerra justificada por Dios que conduce a la salvación eterna de quien muere en ella. Las guerras de religiones diferentes las Cruzadas, son ejemplos conocidos de guerra santa.

En los tiempos modernos se ha usado también como un modo de definir diferencias culturales e históricas entre combatientes, sin que sea la religión necesariamente la causa principal un ejemplo es el conflicto del Ulster. Las religiones monoteístas que surgieron en Oriente Próximo judaísmo, cristianismo e Islam se articularon de un modo u otro en torno a la guerra santa según la cual Dios invita a sus fieles a ser agentes de la lucha cósmica contra el mal. La guerra santa se puede entender metafóricamente, como cuando se llama a los ascetas cristianos soldado de Cristo, o bien en el sentido estricto de la palabra. El Antiguo Testamento contiene numerosos ejemplos de Dios luchando al frente del pueblo de Israel. San Agustín el principal teólogo de la Iglesia occidental primitiva, desarrolló la idea de la guerra justa definiéndola como una lucha contra el pecado.

LA GUERRA SANTA

Marco teórico

El conflicto moderno de medio oriente tiene raíces que yacen de manera profunda en la historia de nuestra cultura. En su libro, tratando con la guerra santa en el Judaísmo, Cristianismo e Islam, Karen Armstrong examina esas raíces y las relaciona a los asuntos actuales. Estas tres grandes religiones han tenido sus guerras santas, aunque hemos convertido todo en algo doloroso enfocándonos en el Islamista "yihad" en los últimos años. Ella dedica más tiempo a las Cruzadas medievales que a otras cosas, pero Armstrong comienza con los antiguos inicios del Judaísmo y la tierra prometida. La fe ligada a un lugar forma el inicio de la guerra santa, por lugares geográficos, necesita ser tomada de los ocupantes ajenos y defendida de intrusos. El conflicto religioso sobre un lugar se convierte en algo más violento si más de una religión considera ese lugar como sagrado. El antigua conquista Hebrea a Palestina puede considerarse una guerra santa ya que Palestina fue la tierra prometida por Dios a los niños de Israel. Después de discutir la devoción del antiguo hebreo a la tierra prometida y sus pérdidas a través de la gran diáspora, Armstrong cambia la dirección de atención al Cristianismo e Islam. En un sentido, estas tres religiones son universalistas. Donde Dios es omnipresente tanto como omnisciente y eterno, pero estas tres también tienen su sentido particular de lugares sagrados. Con el Islam, el concepto de lugar sagrado es ampliado considerablemente. No solo la Meca, Medina y Jerusalén han sido veneradas como ciudades santas, sino también la vasta región del Islam, donde la fe tomo fuerza durante siglos después de Muhammad. Todo Arabia, Egipto e Irán, por ejemplo, son lugares sagrados bajo ojos Musulmanes, y deben ser defendidos ante amenazas extranjeras. Durante su temprana historia, ni el Cristianismo ni el Islam tuvieron una verdadera guerra santa. Luego que el Imperio Romano se convirtiera al Cristianismo, la fe cristiana germino en Europa occidental. Las grandes conquistas islámicas del séptimo al noveno siglo DC vieron una enorme expansión territorial, pero estas no fueron guerras santas en sentido completo. Siguiendo los mandamientos del Corán, al igual que políticas practicas, el Islam en sus tiempos medievales toleraba las otras dos religiones de libro. Permitía a judíos y cristianos practicar sus creencias religiosas dentro de territorio musulmán y emprender peregrinajes a Jerusalén. Aunque viviendo en una especie de guerra fría, Bizantino y Califa habían aprendido a convivir en el siglo XI e incluso respetaban las culturas de cada uno. Solo el asalto turco a fines del siglo XI logro que Bizantino se sintiera amenazado y pidiera ayuda al Papa romano. En la temprana

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