LA ORATORIA

I. ANTECEDENTES

Para poder adentrarnos en lo que respecta a la oratoria y sus cualidades, es preciso efectuar un corto viaje a través del tiempo y conocer un poco acerca de su vasta historia.

A. HISTORIA DE LA ORATORIA

1. LA ANTIGUA GRECIA

La historia nos enseña que la oratoria se instituyó como arte y se forjó de esta manera en Sicilia, teniendo como sito de su desarrollo a la antigua Grecia, allí logró a alcanzar el grado de instrumento fundamental para el alcance de prestigio y poder político.

Es más, en aquel entonces existían especialistas llamados logógrafos, que eran una especie de profesionales encargados de redactar discursos para los tribunales. Se distingue entre todos los logógrafos la figura de Lisias, quien era el más destacado.

Por otro lado, no es sino Sócrates, quien erige una escuela de oratoria muy reconocida en Atenas. Dicha escuela poseía un concepto mucho más amplio de lo que respecta a la oratoria, inculcaba valores patrióticos y enseñaba a los concurrentes la misión del orador. Para Sócrates, el orador debía ser un hombre culto, ilustrado y sobre todo, debía tener como motor de sí a los ideales éticos, todo ello con el fin de salvaguardar y perseguir el progreso del estado. Bajo estos principios y para este tipo de oratoria, quien destacó fue Demóstenes.

Sin duda alguna, el desarrollo de la oratoria en la antigua Grecia y más, específicamente, en Atenas, se debe a la existencia de un régimen democrático. Es en este régimen, que la oratoria toma la connotación de “arma esencial” en los menesteres políticos, tanto como en los asuntos legales. Tal es su importancia que la voz griega rhetor es, en Atenas, sinónimo de político.

De Grecia, la oratoria pasó a Roma, donde Marco Tulio Cicerón y otras figuras la perfeccionaron. Así, la oratoria influyó significativamente para la poesía y la literatura en general.

2. ROMA

El desarrollo e importancia de la oratoria en Roma están estrechamente vinculados al sistema político romano, que durante mucho tiempo estuvo basado en la consulta popular.

Es en este contexto que la oratoria poco a poco fue volviéndose un instrumento del cual valerse para influir sobre opinión pública en las contiendas políticas.

La oratoria pasó a tener un papel fundamental e indispensable en toda causa judicial, ya que, el abogado se valía de ella para decantar en favor de su cliente, la voluntad de los jueces.

En el ámbito de la educación de los jóvenes romanos, la oratoria consiguió singular relevancia, haciéndose imprescindible para aquellos que optaban por dedicar su vida a la carrea pública o participar en la actividad forense.

Muy aparte de lo ya mencionado, para el ciudadano común se tornó todo un espectáculo, pues solían asistir al Forum sólo para escuchar y aprender de los oradores y abogados.

a. La Oratoria antes de Cicerón

Por medio de la obra de Cicerón, hemos podido conocer a los oradores más notables de dicha época y región.

Del primer orador, del imperio romano, del cual podemos tener conocimiento es de Apio Claudio El Ciego, quien data del siglo III a.C., y a quien Cicerón menciona como un notable orador, quien poseía un carácter agrio pero con amplios recursos políticos.

Generalmente los oradores más notables estaban estrechamente vinculados a la política, y entre ellos Cicerón, también destacó especialmente a Lucio Bruto, a Catón, a Escipión, a Marco Antonio, a Craso, entre otros.

La oratoria realmente llegó a establecerse en Roma, gracias a los rethores griegos, que fueron traídos por los patricios, para que eduquen a sus hijos.

El rhetor, así, completaba la educación impartida por el litterator y el grammaticus, con ejercicios denominados suasoriae y controversiae.

Las suasoriae eran las consultas ficticias planteadas a personajes ilustres, que debían justificar qué los motivaba a tomar una decisión en ciertas situaciones dadas. En cuanto a las controversiae, éstas eran ejercicios prácticos de un nivel superior, que tenían un contexto preferentemente jurídico y un alcance dialéctico avanzado.

b. Marco Tulio Cicerón (106-43 a.C.)

A pesar de ser de origen plebeyo, la familia de Cicerón tenía una gran fortuna, gracias a ello pudo recibir buena educación tanto en Roma como en Grecia.

Destacó notablemente en la carrera política y forense debido a su gran elocuencia.

Tal fue el renombre que alcanzó Cicerón en la vida política, que luego de seguir el cursus honorum, pasó a formar parte del senado a la mínima edad exigida por dicha círculo. Con ello se convirtió en el mejor ejemplo de homo novus, al conseguir dicho honor, no por antepasados ilustres, sino por méritos propios.

La obra de Cicerón es muy extensa. Entre sus obras de oratoria y retórica se destaca lo siguiente:

Tratados de retórica

-De oratore, en el cual expone sus puntos de vista personales sobre las cualidades y la formación que debe recibir el buen orador. A la par se analizan los diferentes estilos oratorios y las

-Orator, donde describe, lo que para Cicerón, es el orador ideal y ofrece consejos para su preparación. Fue considerada su obra más importante.

-Brutus, en ella narra una reconstrucción de la oratoria latina; es de esta obra de donde podemos conocer a muchos notables oradores de la antigua Roma.

Discursos

-De corte político: Las Catalinarias contra Catalina, Las Filípicas contra Marco Antonio, entre otras a favor de Pompeyo.

-Netamente judiciales: Las Verrinas contra Verres, El exgobernador de Sicilia o Promilone a favor de Milón.

c. La oratoria posterior a Cicerón

Con la llegada del principado y del poder imperial, la oratoria pierde su importancia política, debido a que la persuasión, el discurso y la retórica, quedan relegadas al concentrarse todo el poder en una persona, cuya voluntad era ley. La oratoria pasa a ser una actividad propia de las escuelas, pero decae definitivamente en el foro.

En el siglo I d.C. destaca Marco Fabio Quintiliano, de origen español, quien logra ser catalogado como el mayor maestro de la elocuencia. Éste escribió en 12 libros acerca de la formación del orador.

II. LA

...