LA SALUD UN NEGOCIO QUE SE PAGA CON LA VIDA

Deplorable, saber que en Colombia tengamos que llegar a los extremos para acceder a los servicios en salud, que cada día fallecen personas implorando ser atendidas oportunamente, ver que los usuarios o clientes solo expresan inconformidades y rabia cuando están en los centros asistenciales y que falta mucho para comprender la magnitud de los problemas generados por las inconsistencias de este campo. La salud o mal llamada salud –publica se esta entregando a consorcios privados que introducen la comercialización en la atención medica y donde los pacientes se han convertido en un “comprador“, en un cliente con exigencias y los médicos en “vendedores” incrementando lo errores médicos y violando los principios de la ética, como lo señala la revista cubana Salud Publica. Es aterrador, el bienestar de las personas sometidos a un sistema mercantil propio del régimen capitalista centrado en el monopolio.

Y no es para menos, precisamente hace dos meses ocurrió un caso en Neiva nada ajeno a esta realidad. Una mujer con su hija de 7 meses como acto de protesta se encadenó en las instalaciones de la EPS Solsalud, en busca de solución oportuna para que le suministraran el medicamento que requiere su hija, pues ella sufre de una patología que consiste en el irregular funcionamiento de la proteína que hace que la sangre no alcance los niveles de coagulación adecuados. La niña había dejado de recibir el medicamento que la EPS debía suministrarle para mantenerse en buen estado de salud, de lo contrario su hija se agravaba, como ya le había sucedido días antes luego de una cirugía por la misma enfermedad. A la entidad no le bastó con que ya la mujer había interpuesto una tutela por el mismo caso que ganó, para ese entonces le entregaron los medicamentos pero luego, tuvo que llegar a los extremos encadenándose para lograr ser escuchada; es el reflejo de la indignación de una madre que busca garantizar la vida de su hija y donde el ente público encargado no está ejerciendo su deber. Casos como este se repiten constantemente y no precisamente con personas como esta mujer, sino con personas que prefieren conformasen porque ya saben los impedimentos que le ponen para ser escuchados, en un sistema que impone y poco incluye.

En gran medida quienes están en esta situación son las personas de los estratos bajos cobijadas por el régimen subsidiado, como la mujer que se encadenó, personas que engruesan una de las cifras más grande del país, la de gente pobre. Mientras quienes pertenecen a los estratos altos cuentan con salud pre-pagada y tiene sus inconvenientes pero llevan la ventaja de exigir porque están pagando.

¿Cuantos pacientes sufren las consecuencias? ¿Que tanto son escuchadas las denuncias?, y ¿cuantos funcionarios son los que responden ante la justicia? Por un lado los escándalos de los funcionarios de los centros de salud no son ajenos a la realidad pero se queda en eso, escándalos y las situaciones de fondo como los presupuestos

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