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LAS MENINAS DE VELAZQUEZ


Enviado por   •  7 de Julio de 2013  •  1.893 Palabras (8 Páginas)  •  481 Visitas

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"LAS MENINAS " Diego de Velázquez

En el mundo occidental, desde el siglo V al siglo XV se desarrolló el arte Medieval o del medioevo, caracterizado fundamentalmente por una fuerte impronta religiosa. A finales del siglo XV, durante todo el siglo XVI y parte del siglo XVII tuvo lugar el Renacimiento, en donde el hombre y su esencia protagonizaron el rol principal, reflejándolo en todas las artes. El estilo Barroco, abarcó todo el siglo XVII y principios del XVIII. Durante este se abandonaron características como el equilibrio, el orden y la claridad (la idealización), dando lugar a una concepción más compleja y recargada (a veces hasta el exceso); privilegiando el refinamiento y lo ornamentado.

Si bien el arte barroco se manifestó principalmente en la Europa occidental, se extendió a buena parte del continente europeo y debido al colonialismo ejercido por las potencias colonizadoras del viejo continente, a varias regiones de Latinoamérica.

Las Meninas, es una obra exponencial de este período y la obra más famosa del pintor español Diego Velázquez. Fue también fuente de inspiración para pintores y escultores de la talla de Luca Giordano, Richard Hamilton, Francisco de Goya, Pablo Picasso y Jorge Oteiza entre otros y motivo de reflexión de pensadores como Foucault.

Cabe destacar que el debido reconocimiento a esta obra, recién se le otorgó en el siglo XIX, cuando la pintura llegó al Museo del Prado; hasta esa fecha, las obras del pintor no habían tenido tanta repercusión y difusión.

ANALISIS FORMAL

La forma en que Velázquez plasma su arte en este lienzo de 310 por 276 centímetros, pintado en 1656, es de suma complejidad; montando en la imagen un variado número de elementos, manejándose entre diferentes planos y apelando a diversos recursos que enaltecen y magnifican la pintura.

La representación del espacio mediante los diferentes ejes expuestos y los distintos enfoques de la luz, revelan un gran manejo de la técnica, donde se pone de manifiesto la maestría del artista.

Las figuras humanas se presentan distribuidas a lo ancho de la obra, desde un margen hasta el otro.

Casi en el centro de la composición se encuentra la infanta Margarita, en un primer plano otorgado además por el factor luminosidad, que la convierte en el personaje protagónico del cuadro. Acompañan a la infanta dos meninas, a la izquierda y a la derecha y completa esta línea horizontal, una bufona enana adulta; ubicándose así este grupo prácticamente en la mitad del plano de la obra.

Por debajo de este eje se presenta otro eje inmediato al anterior, sobre el costado derecho del cuadro. El mismo está conformado por la figura de un niño enano y un perro echado.

A la izquierda del cuadro se ubica el propio Velázquez, en una suerte de autorretrato.

En un segundo plano y a la derecha de la escena encontramos dos personajes adultos, un hombre y una mujer; ambos están en penumbra, para marcar el espacio y distancia del resto.

Analizando la correlación entre la ubicación y el espacio en que aparecen los personajes y elementos pintados, vemos como el artista maneja los ejes horizontales y verticales. Este recurso otorga un ordenamiento al espacio y los elementos que componen la escena, a la vez que ornamenta y engalana la obra; revelando una de las principales características del arte barroco.

Ubicados en un contexto superior y más elevados, los dos grandes cuadros que cuelgan en la pared, otorgan las líneas de fuga y también una perspectiva aérea, que permite apreciar claramente los rostros de la infanta y las doncellas (contrastando con las imágenes más borrosas de los demás personajes); sugiriendo una sensación atmosférica que otorga profundidad a la escena, a través del aire que rodea a los personajes, dese los centrales e iluminados que componen la infanta y sus doncellas, hasta el resto de los demás más difuminados hacia el fondo.

Este efecto espacial crea la sensación de que la sala se continuara en el lienzo, como si los personajes de la obra, compartieran espacio con los espectadores que la observan. A la vez nos sentimos observados por el pintor y nuestra visión es la misma que tienen los reyes y que una de las posibles interpretaciones, es que estuvieran siendo retratados por Velázquez.

En un tercer plano aparece un hombre subiendo una escalera, más alejado del resto.

Por último al centro y al fondo se destaca un espejo, que refleja la imagen de los reyes.

Como en todo el Barroco el color cumple un rol protagónico en esta obra pictórica, utilizando la luz para plasmar los fuertes contrastes entre escenas iluminadas, escenas oscuras y escenas claroscuras. La luminosidad otorga a los personajes y al conjunto en sí mismo, efectos casi teatrales. Esto puede apreciarse al observar el haz de luz lateral que entra por la ventana e ilumina a la infanta y las doncellas, o a la luz que entra en la estancia por la puerta de la pared posterior, iluminando la silueta del hombre, la puerta y la escalera.

Otro elemento central a analizar es la utilización del color. En esta obra Velázquez no hace elección de una variada gama de colores, pero si un manejo de gran riqueza de tonalidades. Privilegió el uso de los plateados en las vestimentas de los personajes y resaltó diferentes tonalidades del color rojo (en el búcaro, en los colores de su paleta, en la Cruz de Santiago, en la mancha del ropaje del enano y en los pañuelos de la Infanta y de Isabel de Velazco).

Utilizó

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