LOS SISTEMAS PÚBLICOS DE SALUD EN MÉXICO

Los indicadores de un país, miden el nivel de desarrollo de un país. El sistema de salud en México muestra rezagos en 3 indicadores, la equidad, la igualdad y la cobertura financiera.

La desigualdad y el contraste sin característicos en México, en donde el nivel de salud tiene un efecto directo sobre el crecimiento económico.

La salud no es mercancía, caridad ni privilegio sino un derecho social. No hay, ni puede haber, desarrollo humano sin un sistema de salud y seguridad social universal e integral.

El Estado no puede abdicar de su responsabilidad de garan¬tizar el acceso a la salud a todos los ciudadanos. La de¬finición de las políticas que garanticen la seguridad social y la salud de los mexicanos es tarea ineludible del estado y más aún, una obligación establecida en la Constitución Política de nuestro país, que establece el derecho a la salud. Es responsabilidad de todos garantizar este derecho.

A pesar de los avances alcanzados en el siglo XX, se mantienen rezagos a los que se han sumado nuevos retos derivados de las transiciones demográfica y epidemiológica, como la cobertura insuficiente y desigual, la baja eficacia de los recursos, la mala utilización de las unidades y los desequilibrios financieros.

En términos de inversión total, considerando recursos públicos y privados, el porcentaje fue menor al promedio latinoamericano; Costa Rica, por ejemplo, destinó 7.3; Bra¬sil, 7.6; y Uruguay, 9.8%, frente a 6.5% que alcanzó México en 2005. Si nos quisiéramos medir con los miembros de la OCDE encontraríamos que somos el país que destina el menor porcentaje del PIB al gasto en salud y también es el país en donde el financiamiento tiene deficiencias y su distribución y no contribuye a reducir las disparidades en los indicadores de salud.

Como resultado de diversas reformas a la Ley General de Salud, en 2004 empezó a operar el Seguro Popular cuyo financiamiento es tripartito: recursos federales asigna-dos por la Secretaría de Salud, recursos estatales y cuota familiar. Sin embargo, no resulta evidente que la creación del seguro popular sea la solución más conveniente para ampliar la cobertura.

La salud tiene un efecto directo sobre la productividad y el ingreso e in¬directo sobre el crecimiento económico, mediante procesos de acumulación de capital humano, la desigualdad entre grupos y regiones afecta de manera directa la productividad y puede generar pobreza en el ámbito local.

En México una parte muy importante de la población sigue sufriendo los llamados problemas del subdesarrollo: infecciones, diarreas, desnutrición, padecimientos ligados al embarazo y el parto y, al mismo tiempo, se incrementan los problemas derivados del crecimiento industrial y urbano: diabetes, enfermedades del corazón, crónico-degenerativas, mentales y adicciones.

Aquellos estados con menores índices de margi¬nación reciben mayor cantidad de recursos públicos, y sus poblaciones cuentan con mayores coberturas de seguridad social. En contraste, en las entidades que presentan mayores grados de marginación, los recursos destinados a la salud son menores y sus poblaciones no se encuentran protegidas por la seguridad social.

La inequidad de los servicios públicos de salud tiene que ver también con la heterogeneidad de los niveles de cobertura y calidad. En cuanto a la heterogeneidad en la calidad de los servi¬cios prestados, ésta tiene que ver no sólo con la insuficiencia de la financiación sino también con la deficiente organiza¬ción y administración de los servicios, escasa capacitación de personal, pocos mecanismos de supervisión y evaluación, así como sistemas de información deficientes.

En ese sentido, programas como el seguro popular de salud pueden contribuir a incrementar la heterogeneidad

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