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LUIS CARLOS GALAN


Enviado por   •  3 de Septiembre de 2014  •  1.965 Palabras (8 Páginas)  •  269 Visitas

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Luis Carlos Galán….

El sueño que no fue y el legado olvidado

YEDINNSON STHYVEN RAMIREZ SANCHEZ

20 AÑOS

SEPTIMO SEMESTRE

UNIVERSIDAD MINUTO DE DIOS

Ingeniería industrial

Bogotá D.C; 10 de Mayo de 2013

LUIS CARLOS GALÁN….

EL SUEÑO QUE NO FUE Y EL LEGADO OLVIDADO

Colombia, un país que se debate en la paradoja entre la riqueza de sus recursos y la falta de memoria de su propia historia. A pesar de ser catalogado como el país más feliz del mundo, su conciencia de los legados y de la injusticia es bastante baja y casos como el de Luis Carlos Galán terminan relegados a los expedientes perdidos en los anaqueles de los juzgados o simplemente en la memoria de los colombianos. Es de vital importancia para uno de los países más hermosos del mundo y en tiempos de orgullo patrio (exacerbado cada cuanto por triunfos deportivos y/o musicales) repensar los casos que engalanan nuestra historia y entender esencialmente el papel que un personaje como Galán tiene para las generaciones pasadas, presentes y futuras, pues su nombre es justamente un sueño de libertad y justicia, y simultáneamente es la muestra más grande de la amnesia cultural e histórica en la que se ubica nuestra nación y sus habitantes.

Colombia es sinónimo de amor y grandeza, no hay orgullo más grande que ser vestidos por la bandera tricolor; el amarillo, azul y rojo son colores que traen esperanza, alegría y ganas de luchar con el fin de buscar un futuro mejor. A pesar de tantas injusticias políticas y sociales los colombianos somos personas trabajadoras, honestas, solidarios y dispuestos siempre a recibir a nuestros visitantes y hacerlos sentir como en casa. ¿Cómo no ser el país más feliz del mundo? si Colombia es un lugar mitológico, privilegiado por la naturaleza, es el país más biodiverso del mundo por metro cuadrado, y uno de los más ricos en recursos naturales, es un paraíso, es uno de los pocos lugares del mundo en donde todavía se pueden encontrar nuevas especies de flora y fauna (según fuente del ministerio de medio ambiente el 50% del territorio colombiano permanece aún inexplorado). Colombia es reconocida a nivel mundial por la producción de café, flores, esmeraldas, carbón y petróleo, además, su diversidad cultural y la variedad de climas hacen de este país un lugar con el suficiente espacio para atender los diferentes gustos tanto de los nuestros como de los foráneos.

Sin embargo a pesar de tanta belleza los colombianos históricamente nos hemos convertido en un país sin memoria; olvidamos nuestras tradiciones, nuestros errores, nuestros logros y nuestros problemas, somos un país sensacionalista capaz de lograr grandes gestas y luego arruinarlo todo; un país en donde gobernadores, alcaldes y hasta presidentes con mandatos muy malos son reelegidos, un país en donde el secuestro y asesinato de nuestros niños se convierte en la noticia principal de los diversos medios de comunicación durante algunos días, nos conmocionamos con la noticia y la situación que viven las familias, nos alegramos o entristecemos según sea el resultado final, pero sin embargo no se toman las medidas necesarias para evitar estos acontecimientos y al cabo de unos días estamos viviendo de nuevo la misma historia.

El magnicidio de Luis Carlos Galán ocurrido el 18 de agosto de 1989 fue uno de los golpes más estremecedores que haya recibido Colombia en su trágica historia. Tanto, que una reacción menos inmediata o menos dramática por parte del presidente de la época hubiera sido inaceptable ante la indignada opinión nacional e internacional. La memoria de Galán constituiría uno de los legados más significativos de nuestra historia, sin embargo, nuestra falta de conciencia histórica producto de la contemplación y explicación mítica que hacemos del mundo, no nos permite acceder a niveles de reflexión e indagación capaces de entender el valor del líder y educador político asesinado. Han transcurrido más dos décadas desde su asesinato y junto con él los sueños de millones de colombianos también fueron sepultados, y aunque el país aún enfrente las consecuencias del magnicidio la “tradición” en nosotros de olvidar nuestra historia hace que todo el legado político, social, económico y educativo se halla perdido y ninguno de los llamados líderes políticos en la actualidad parece tener la suficiente voluntad, el carácter fuerte y el firme deseo de hacerse cargo de una herencia que le pertenece a los colombianos.

“La comprensión adecuada de la personalidad de Galán implica entender su tiempo histórico” (Hernando Roa Suarez, 2009) ya que durante sus años de vida desarrolló su gestión política de una forma limpia y transparente, durante toda su vida se comprometió con la solución de los problemas más significativos del país, buscó incansablemente educar e incentivar a los jóvenes acerca de temas políticos, convirtió la política en un arte, un arte en el cual él era su máximo exponente y en donde la combinación de sus valores carismáticos, tradicionales y legales; acompañadas de su gran voluntad de poder y vocación de servicio público, se concretaron en un original liderazgo.

Galán, como representante de un sueño político, encarnó uno de los proyectos sociales más grandes de los que se hubiesen propuesto para su tiempo y que de haberse realizado habría generado niveles de desarrollo necesarios para un país sumido en una gran crisis a finales de los años 80, época en la cual el apellido Galán significó esperanza y compromiso hacia la búsqueda de un cambio que se hacía cada vez más necesario (y que aún se necesita). Durante el desarrollo de su campaña política Galán promulgó y buscó por todos los medios la construcción de una Nueva Colombia, durante uno de sus discursos políticos Galán hablo de su principal objetivo, “[…] el objetivo es construir,

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