La Afectividad Masculina
Diego PlúasEnsayo4 de Septiembre de 2015
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Ensayo sobre el “La Afectividad Masculina”
Walter Riso
Ante todo los hombres son seres humanos, así como las mujeres, y aunque se ha intentado ocultarlo, tenemos más semejanzas que diferencias. Generalmente para decidir si un hombre tiene éxito, no se le pregunta si es feliz, más bien se le interroga sobre si tiene casa, carro, esposa, hijos, buen trabajo, buen puesto en su trabajo y claro, tiene que ser bien masculino, de lo contrario es considerado un perdedor, un fracasado, independientemente de si es feliz, como en el caso de un artista, que aunque no gane mucho con su arte, lo llena, le permite expresar lo que siente. Los hombres desarrollan la masculinidad en un proceso que se da desde la infancia, desde que toman conciencia de lo que son, desde que se identifican con el género masculino, desde que se dan cuenta que son hombres y empiezan a aprender lo que esto significa, copiar actitudes de un hombre que sea su modelo a seguir, su ideal, lo que quiere llegar a ser, mientras la mujer se convierte en su modelo antagónico, lo que no debe ser, lo que debe suprimir, arrancar de su ser. En la niñez se forma expectativas de lo que será, y en la juventud y adultez el no cumplimiento de estas puede generar sufrimiento, auto rechazo, contradicción.
No es fácil ser varón, con esta afirmación empieza el autor a exponer algunos elementos válidos a cerca de lo que significa ser un hombre en esta sociedad, que sin duda demanda muchas cosas, impone muchas más y reprime otras tantas. Sin duda es una carga tener que vivir demostrando que se es hombre, tener que reprimir las emociones, porque los niños no lloran, si lloran eres una niñita (como si ser niña fuera el peor insulto), debes ser fuerte, los hombres son fuertes, las mujeres hablan mucho, los hombres son callados. Que carga tener que ser siempre el macho que no habla, no llora, es siempre fuerte, y sabe hacerlo todo. Hace un tiempo está en discusión la feminidad y lo que significa, pero muy pocos hablan del costo de ser hombre, de lo pesado que es cargar con todos los estereotipos sobre los hombres, sobre lo que deben ser y lo que no, sobre lo que deben sentir y lo que no, lo que pueden y no expresar y cómo lo deben expresar. Muy pocos hombres se atreven a confesar lo cansado que puede ser estar todo el tiempo representando en escena una virilidad cuadrada y absoluta, pero por fin existen algunos que lo hacen, por fin está empezando a mencionar lo innombrable, a cuestionar lo incuestionable, la masculinidad, sus características, el ser hombre, el poder ser algo más.
Algo que también se le ha arrebatado al hombre es el tema de la paternidad, el padre es una figura ausente, se proclama a los cuatro vientos que los hombres no son capaces de criar a los hijos, que las mujeres son mejores y cosas así, sin embargo, como el autor expone, es un hecho científico que los niños criados por ambos padres son más saludables en todo sentido y los padres que disfrutan de verdad del amor de sus hijos también. Los hombres pueden también disfrutar de las actividades domésticas, hay hombres a los que les gusta cocinar, limpiar y arreglar la casa, cantar en la ducha y ver novelas solo que debido a la estructura cultural del sistema en el que vivimos aquellos hombres deben esconder, ocultar este tipo de aspectos que forman parte de su personalidad y afectividad por el gran peso que tiene la presión social, incluso se sienten obligados a seguir reproduciendo el machismo del que fueron víctimas creando así a nuevos agresores, sus hijos.
La sexualidad es el área más importante de la personalidad, al contrario de lo que la mayoría piensa, esta no se limita al acto sexual, abarca muchísimo más, es una expresión misma de la personalidad, el tono de voz, los colores que nos gustan, cómo expresamos nuestro afecto, el erotismo, todo es parte de la sexualidad, pero los hombres, cuya sexualidad supuestamente es aceptada y estimulada, también tienen muchas trabas en ese aspecto, les han generado un proceso esquizofrenizante al desligar el acto sexual de la afectividad, han reducido toda la complejidad de la sexualidad al coito, sin entender que la unión afectiva-sexual es lo más enriquecedor y placentero que existe y al dividirlo, al decirle al hombre que debe tener sexo con regularidad y sin demostrar su afectividad ante la pareja de turno solo para demostrar su hombría, están cercenando una parte importante de la experiencia, y esto genera también problemas en el matrimonio, el hombre ve a su conviviente como la persona que ama y se siente cómodo con ella en el plano afectivo descuidando el sexo por que ha desligado el amor del sexo, tiene amante(s) con las que hace mil cosas en la cama que no se atreve a hacer con la
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