La Discriminacion En Un Pais Multicultural

La discriminación racial en un país multicultural

En un país como el Perú, donde la diversidad racial es tan amplia y compleja, es casi imposible hablar de una segregación donde “blancos excluyen a negros”, como ocurre comúnmente cuando se habla de la discriminación entre razas. Un ejemplo claro se da en los Estados Unidos, donde es menos complicado identificar y señalar al sector discriminado, en este caso la gente de raza negra. Sin embargo, en nuestro país se podría hablar de un nuevo concepto, un “racismo peruano”. Dentro de este concepto, se encuentra la mezcla de diversas culturas y al mismo tiempo una discriminación en el que no solo influye el color de la piel, sino también distintos aspectos sociales como la posición económica y hasta el manejo del lenguaje y sus acentos derivados. El principal problema radica en que hasta el día de hoy, los peruanos nos esforzamos por negar este problema y vender al extranjero “una marca” que no vendría a ser más que una pantalla para cubrir nuestras carencias como una unidad nacional.

En el 2009, el ex mandatario Alan García hizo una advertencia a los habitantes amazónicos que se encontraban bloqueando las carreteras en señal de defensa de lo que consideraban su territorio. “Ya está bueno. Esas personas no tienen corona, no son ciudadanos de primera clase. ¿Qué le pueden decir 400 mil nativos a 28 millones de peruanos? ¿Tú no tienes derecho de venir por aquí? De ninguna manera, ese es un error gravísimo y quien piense de esa forma quiere llevarnos a la irracionalidad y al retroceso primitivo”, fueron las palabras del entonces presidente. El hecho de que un presidente establezca una clasificación de la sociedad donde diga que existen ciudadanos de primera y segunda clase nos indica cuán impregnado se encuentra el racismo en las personas de nuestro país. Este suceso nos permite identificar una característica del racismo en el Perú: La discriminación del “cholo” ha sido tan naturalizada que ya es parte de cada uno, es una costumbre incluso en las personas que se supone deberían guiar al país fuera de este tipo de exclusiones.

Al mismo tiempo, los peruanos hemos asumido defectos tales como la deshonestidad o la delincuencia como aspectos asociados al color de la piel. Es por eso, que casi por instinto miramos con cautela a una persona de tez morena o rasgos indígenas y protegemos nuestras carteras al pasar a su lado. Como resultado de estas actitudes discriminatorias que han sido tornadas en hábitos, tenemos un país donde las habilidades de una persona se miden por su aspecto físico, donde existen ciertos estándares que son aprendidos e inculcados incluso desde una corta edad, lo cual hace de este problema muy difícil de solucionar. Sobre todo, si al margen de esta división entre cholos y “la primera clase”, se encuentra la discriminación entre los mismos discriminados. Esto ocurre debido

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