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La Escuela Donde Todo Es Posible

nannitj19 de Noviembre de 2012

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LA ESCUELA DONDE TODO ES POSIBLE - Ségolene Royal

Los lenguajes, prioridad de la escuela maternal

La escuela maternal recibe actualmente casi a la totalidad de los niños de tres a seis años y a cerca de 35% de los niños de dos años. Reconocida por su creatividad pedagógica como escuela de pleno ejercicio, la material constituye el pedestal educativo sobre el cual se erigen los aprendizajes sistemáticos de la escuela elemental.

El presente texto no aborda todas las actividades de la escuela maternal. Pone el acento en el dominio de los lenguajes como desafío prioritario, no como un campo entre otros, sino como el que establece el vínculo entre todos y es el fundamento sobre el cual se edifican todos los aprendizajes.

La escuela maternal, primera etapa del éxito escolar

La escuela maternal favorece el florecimiento y el desarrollo de las capacidades sensoriales, motrices, relacionales e intelectuales de todos los niños que recibe En todos ellos, organiza la adquisición de competencias lingüísticas determinantes.. No obstante, algunos niños abordan el CP (Curso preparatorio) en situación ya problemática y muchos alumnos que se encuentran en situaciones de riesgo en la secundaria ya lo estaban desde el maternal . Es pues en ella donde, desde los primeros años, debe prevenirse el fracaso precoz y la deserción escolar que con frecuencia resulta de él.

La escuela, ciertamente, no es la única que se cuestiona; recibe a niños que son el producto de historias y contextos muy diferentes , cuyo manejo del lenguaje oral y ocasiones de encuentros con el escrito son extremadamente variables. Las desigualdades del nacimiento y de las condiciones de vida hacen indiscutiblemente compleja la tarea de los profesores, pero la voluntad de compensarlos y el rechazo a todo fatalismo deben movilizar a las maestras y a los maestros desde los primeros años de la escolaridad.

La escuela maternal dispone de un margen de maniobra y de eficacia cuya exploración sistemática se impone a los equipos pedagógicos. Sin forzar los ritmos ni optar por aprendizajes formales prematuros, pero igualmente sin inmovilismo y manteniendo con respecto a cada niño un nivel de exigencia que incita a anticipar, la escuela maternal puede permitir a todos sus alumnos abordar el curso preparatorio con un dominio de lo oral y una iniciación a la escritura suficientemente logrados para tener éxito en él. Mejor armados para dominar estos primeros aprendizajes, los niños tendrán menos dificultades para emprender los aprendizajes fundamentales de la escuela primaria; accederán más fácilmente a la lectura autónoma vivirán una escolaridad cuyos progresos continuos alentarán su confianza en ellos mismos.

La escuela maternal goza de ventajas preciosas: la plasticidad y la curiosidad de los pequeños alumnos en un período del desarrollo infantil en el que la evolución es muy rápida; la posibilidad de conjugar estrechamente el placer de aprender y la eficacia escolar; una benevolencia y una esperanza paternales fuertes. El esfuerzo emprendido a favor de la escolarización a los dos años, en condiciones adaptadas a su temprana edad, se proseguirá, particularmente en las zonas de educación prioritaria, donde este recibimiento precoz favorece la adaptación progresiva en la escuela e intenta dar una oportunidad adicional a los niños que no tienen necesariamente al alcance de la mano todos los recursos extraescolares de los que otros disfrutan.

En materia de prevención del fracaso y de la democratización de las condiciones del éxito escolar, la responsabilidad de la escuela maternal, por su lugar eminente y fundador, la lleva a ser la escuela donde todo es posible, la ambición está a su alcance.

Calidad de los aprendizajes y habilidades profesionales

Los debates e intercambios que tuvieron lugar durante los “Estados Generales de la Lectura y los Lenguajes” (en particular en el taller “Maternal, dominio de los lenguajes y comienzos”) demostraron el papel determinante de los tres y con frecuencia cuatro años de maternal. Pusieron en evidencia la importancia de la calidad de los aprendizajes efectuados en maternal para que todos los alumnos (sean cuales sean las diferencias de sus adquisiciones anteriores o familiares o su grado de familiarización con los códigos y prácticas en uso en la escuela) adquieran progresivamente las herramientas cognitivas y lingüísticas necesarias para una buena escolaridad elemental.

No se podría oponer la escuela del placer y del florecimiento a la de los aprendizajes estructurados: la escuela maternal debe, al contrario, ofrecer a todos la primera experiencia exitosa de un placer experimentado en el trabajo, del júbilo de descubrir, del poder de pensar para actuar mejor. Si se privilegia el “hacer” es con la preocupación de “hacer comprender”, puesto que, más allá de los éxitos puntuales y de las realizaciones visibles, es claro que se trata de comenzar a almacenar conocimientos explícitos y habilidades transferibles.

Los lenguajes en el centro de los aprendizajes

El lenguaje corresponde a las actividades de recepción y de comprensión (escuchar, leer) y a las actividades de producción (hablar, escribir), ya sea que las efectúen los niños mismos o por la intermediación de una profesora o un profesor. El inicio a la escritura constituye una etapa delicada para numerosos niños que no logran comprender que el lenguaje es a la vez una herramienta de comunicación y un objeto de estudio. La escuela maternal debe prepararlos eficazmente para ello.

Se concede a la lengua y a los lenguajes un lugar determinante en los objetivos y las prácticas de la escolaridad maternal porque: su dominio entra en la construcción de todos los aprendizajes; es unan dimensión y con frecuencia una condición de la adquisición de todas las competencias, transversales y disciplinarias, previstas en el transcurso del Ciclo 1. Afirmar esta primacía es delimitar la fuente de las desigualdades escolares y de las ulteriores dificultades de numerosos alumnos. Es querer que la escuela maternal sea, para todos, la primera etapa del éxito escolar.

Esta prioridad no se concibe a expensas de los otros campos de actividad, sino a partir de todos estos campos de descubrimiento que sirven al despertar, florecimiento y aprendizajes de los niños. Los juegos, los ejercicios, las situaciones de intercambio serán más ricas cuando las diferentes actividades integren expresamente esta dimensión lingüística y sus desafíos se identifiquen y jerarquicen claramente.

El lenguaje ayuda a poner en perspectiva las experiencias vividas. Trabajarlo en la escuela maternal es también permitir a los alumnos familiarizarse precozmente con sus diferentes registros y acercarse, de manera adaptada a su edad, al sentido de los aprendizajes escolares. En efecto, desde la maternal debe comenzar a implementarse una actitud eficaz desde el punto de vista escolar, que lleve al alumno a percibir, más allá de la tarea efectuada, su verdadero desafío. Es así como, desde este estadio, pueden prevenirse muchos malentendidos característicos de los alumnos en situación de riesgo en los grados primero y segundo, quienes fallan al realizar actividades propiamente cognitivas, aun cuando acepten formalmente las órdenes que se les dan.

I. El lenguaje oral, eje de los aprendizajes en la escuela maternal

La escuela maternal es primero la escuela de la palabra, pero el arpendizaje de lo oral también se realiza afuera, especialmente en la familia. La heterogeneidad de los hábitos lingüísticos de los niños puede ser fuente de malentendidos y los docentes a veces consideran agresivas palabras que para los alumnos son de uso común, aunque estén proscritas en el marco escolar.

Deben aceptarse con benevolencia las primeras formas de comunicación, frecuentemente inscritas en los intercambios no verbales y las primeras palabras. Se trata de acompañar estos intentos respetando la historia lingüística singular de cada niño, con el fin de conducirlo al registro común del lenguaje que requiere la escuela.

Un lenguaje explicito y estructurado

De la pequeña sección a la grande, las actividades que se ponen en práctica deben permitir:

• Aprender a intercambiar, primero en situación dual, luego en grupos pequeños y en todo el grupo reunido. La participación, que se limita con frecuencia en un primer tiempo a la yuxtaposición de la palabra del niño a la de los otros (esto puede ser una primera conquista importante), se vuelve más interactiva y supone entonces la escucha y la regulación de su propósito para hacerse entender. El manejo de un lenguaje explícito y estructurado, que toma sus distancias con las comunicaciones de connivencia y de proximidad, que lleva en sí mismo todos los datos que hacen posible la comprensión por parte del otro, constituye un objetivo esencial de la escolaridad maternal y determinante para los aprendizajes ulteriores.

• Aprender a practicar funciones variadas del lenguaje: designación, descripción, evocación, interpretación, cuestionamiento, juegos con las palabras testimonian que el lenguaje, asociado primero con la acción y el contexto presente, se convierte en lenguaje de representación, vehículo de lo imaginario y vector de aprendizajes.

• Aprender a comprender: escuchar e interrogar, interrogarse, establecer relaciones con experiencias anteriores y conocimientos, confrontar sus representaciones con las de los otros, justificar su interpretación son otras tantas modalidades de un trabajo de la comprensión (que abarca igualmente lo escrito y las imágenes) que debe practicarse regularmente; la reflexión colectiva inicia y alimenta así la reflexión individual

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