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La Investigación Educativa Y Su Impacto Social

armir6 de Septiembre de 2012

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La Investigación Educativa y su Impacto Social

Ponente: Dra. Armir Hernández

armirhernandez@cantv.net

La educación permanente del docente se plantea como una estrategia de cambio educativo empleada con éxito en distintos escenarios. La preocupación se centra en asumir una posición coherente del desempeño pedagógico, que esté en armonía y sea reciproca con el desarrollo global característico del nuevo orden social, situación que ha demandado el análisis de la práctica pedagógica sobre la transformación de los saberes pedagógicos disciplinares en saberes sociales para el beneficio social.

En este marco de referencia se ubica la presente ponencia fundamentada en una Propuesta Doctoral, la cual persigue como objetivo general: Construir fundamentos teóricos para la formación teórica Praxiológica del docente con Pertinencia Académica en el Sistema Educativo Venezolano. En virtud de lo expuesto cabe destacar una interrogante necesaria ¿Es posible generar un proceso de educación permanente del docente a partir de una práctica educativa reflexiva que impacte significativamente su formación docente?

Sin lugar a dudas, la actitud investigativa de docentes universitarios en los actuales momentos, presenta algunos hechos que por su complejidad, requieren de un análisis singular, particular y aislado: uno de ellos es el relacionado con la formación, capacitación y/o actualización al que deben responder las instituciones de Educación Superior, en la formación de su personal en el área de investigación, de manera tal, que se interrelacione la docencia con la investigación.

Por lo tanto la labor investigativa del docente se debe sustentar en el descubrimiento de potencialidades del docente como activador de nuevos escenarios, teniendo como premisa el conocimiento disciplinar y la perspectiva necesaria de lo interdisciplinar, observándose en lo cotidiano de su práctica el espíritu inquisidor, de cuestionador. Consciente de su responsabilidad social, la que se involucraría en procesos de recreación en el ámbito de la investigación, pero no se quiere decir la noción de “Investigación sobre la propia práctica”, y que haría a todo docente un investigador (sobre sí mismo), sino que el sentido de la categoría de investigador, que se trata de desarrollar es el investigador en cuanto productor de conocimientos nuevos sobre un área específica, comunicados públicamente en eventos.

En general la formación de profesionistas que se desarrolla en la educación superior, tiene una consecuencia en el entorno social, tanto en lo referido a sus prácticas como habilidades de aplicación en el ámbito pragmático y técnico, como a la actividad intelectual teórico metodológica, en la que está implícita la perspectiva de transformación social que se espera de estos sujetos portadores del conocimiento social y universal, que da cuenta de perspectivas y utopías que tienen su origen en la confrontación continua con la realidad, que a los sentidos de éstos tiene una estructura esencialmente crítica que posibilita opciones de proyectos de una sociedad que integre, que flexibilice y que parta de un análisis crítico del propio conocimiento, como de los fenómenos que se tamizan entre el desarrollo conceptual vigente.

Si se reconoce como la necesidad de legitimación social la función de vinculación que desde la universidad se entiende como posibilidad de desarrollo de la institución y por lo mismo complejo, se podría asumir como una responsabilidad y como una perspectiva cotidiana del quehacer, así mismo este puente se debería observar desde las tareas administrativas, hasta las académicas, donde la comunidad encuentre apoyo, apertura hacia los problemas de su desarrollo. Si se articula la concepción de formación al de vinculación, desde una perspectiva de sensibilidad social, se puede integrar a esta concepción el trabajo que involucra la investigación, entendida como el proceso por medio del cual se incrementa la visión analítica y profunda de la realidad, teniendo como resultado una aportación al bienestar social y dando apertura hacia nuevos estadios de desarrollo intelectual, así también el proceso de investigación es un factor germen de la interrelación en general de la universidad y la sociedad.

En general el trabajo de la investigación se sustenta en el descubrimiento de potencialidades del docente como activador de nuevos escenarios, teniendo como premisa el conocimiento disciplinar y la perspectiva necesaria de lo interdisciplinar, observándose en lo cotidiano de su práctica el espíritu inquisidor, de cuestionador. Por lo tanto se debe contemplar la necesidad de reivindicación de la actividad académica en las instituciones de educación superior, partiendo de concebir al docente como un sujeto conciente de su responsabilidad social, la que se involucraría en procesos de recreación en el ámbito de la investigación, pero no se quiere decir la noción de “Investigación sobre la propia práctica”, y que haría a todo docente un investigador (sobre sí mismo), sino que el sentido de la categoría de investigador, que se trata de desarrollar es el investigador en cuanto productor de conocimientos nuevos sobre un área específica, comunicados públicamente en eventos y/o revistas científicas especializados, aunque este enfoque no necesariamente quedaría excluido.

En este orden de ideas urge la necesidad de que las Instituciones de Educación Superior deben promuevan la investigación para orientar la oferta de sus servicios educativos, científicos y tecnológicos hacia la demanda de los sectores productivo y social, con iniciativas de pertinencia y viabilidad social; así mismo incorporar en este proceso académico la evaluación y actualización permanente los planes de estudio, con el fin de obtener su flexibilización; la pertinencia del proceso de enseñanza aprendizaje, de investigación y de vinculación con el entorno social.

En general el enfoque de los desarrollos curriculares de acuerdo a las necesidades sociales, ha sido tratar primeramente de resolver prioritariamente los sectores productivos de mayor crecimiento tecnológico, a través de la adecuación lineal de sus perfiles con las condiciones inmediatas de estas necesidades, aunque los sectores más rezagados tendrían que ser atendidos también por las instituciones de educación superior, tanto en un caso como en el otro es necesario ofrecer espacios de aplicación de la creatividad de los egresados, principalmente con la idea de desarrollar estrategias para incrementar la productividad de los procesos, así en particular propiciar modelos de organización innovadores que generen oportunidades de desarrollo ocupacional, lo que implica que esta capacidad creativa posibilite desde la misma esencia del sistema productivo.

La educación superior de acuerdo a lo anterior, deberá desarrollar la creatividad, capacidad para resolver problemas, para implementar tecnologías, para organizar y participar en proyectos sociales, todo ello implica una exigencia para los procesos de formación profesional que deban incorporar estrategias de desarrollo en el ámbito de la investigación, lo que facilita propiciar las capacidades definidas anteriormente.

En esencia, la necesidad de mantener activa una visión crítica, creativa que posibilite definir escenarios alternativos que rompan con la tendencia definitoria que se observa y que en corto plazo tendrá resultados negativos para la sociedad. En general al conformarse los procesos de formación con los valores, los conocimientos que la racionalidad de lo establecido determina y a partir de ello; así entonces, se hace necesario la configuración de alternativas que tengan la posibilidad de resolver los problemas estructurales del sistema productivo y en general los problemas de subsistencia de la sociedad, acotándose en este aspecto, lo que le es responsabilidad al ámbito de la educación superior.

La necesidad de desarrollar un entorno de creatividad, implica reconocer la situación que se mantiene en nuestra institución respecto a la forma en que se lleva la práctica docente, porque hoy encontramos en muchos de sus espacios académicos una docencia contaminada de improvisación y burocratización, deshumanizada, con marcada naturaleza informativa más que formativa, limitada en autocrítica, etcétera; además, con un docente que muchas veces lleva a cuestas una imagen devaluada ante los demás y, peor aún, una representación devaluada ante sí mismo; producto de las condiciones precarias en que realiza su tarea, que en este caso en particular manifiesta la estructura académico administrativa, una reducida participación y una falta de conciencia, sustentada en la ausencia de una clara política que oriente las acciones de desarrollo de la práctica docente distinta que rescate la necesidad de la investigación.

La relación pedagógica que es observada en la práctica cotidiana frecuentemente se establece alrededor de y con referencia a los saberes que se desarrollan tal como se presentan, como parte de un currículum y no como contenidos a confrontar, a descifrar, en tanto el conocimiento que es la dinámica aparece siempre en su carácter de relativo e inacabado, como algo siempre susceptible de ser comprendido, mejorado y completado, así por tanto la práctica es la simple transmisión convencional de conocimientos, basada en una lógica formal explicativa, impide que en la enseñanza se postule y desarrolle una epistemología que permita la aprehensión de la realidad, la cual implica, en su caso, una reestructuración-construcción del objeto de conocimiento a través de una lógica de descubrimiento, que articule campos disciplinarios y analice los fenómenos que se expresan

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