La Pequeña Alfarera
Enviado por mareciitazuliit • 27 de Marzo de 2015 • 651 Palabras (3 Páginas) • 344 Visitas
La pequeña alfarera
La tía Guillermina es una excelente cocinera. También sabe tejer y bordar mejor que nadie. Sin embargo, lo que más le gusta es narrar los cuentos que ella misma inventa. Se le ocurren durante el día, mientras prepara la sopa o teje una bufanda. Cuando las historias están terminadas en su cabeza, reúne a sus numerosos sobrinos y les ofrece un rico atole. Luego todos se sientan en la sala para escucharla.
Una tarde, la tía Guillermina les dijo a sus sobrinos y sobrinas que miraran con atención la taza de atole que tenían en la mano, pues el cuento de ese día estaba relacionado precisamente con una taza de barro y hablaba de la libertad.
“En una tierra muy lejana —comenzó la tía Guillermina— vivía un malvado rey que mandaba a su ejército a invadir los reinos vecinos. La misión de ese ejército era llevarse a los niños y las niñas de las aldeas para conducirlos a su propio reino, el cual estaba situado más allá del desierto. Allí, los chicos eran obligados a trabajar como esclavos en las minas, las fábricas, los talleres y las casas de los ricos. Separados de sus familias, muchos de esos niños morían de tristeza o sucumbían víctimas de la fatiga y los malos tratos. Entre los secuestrados se encontraba Fiorella, una bella niña que había sido enviada a un taller de alfarería. Allí, junto con otros compañeros, pasaba los días fabricando cazuelas, ollas y platos. Era una labor agotadora.
”Fiorella soñaba con la libertad. Quería regresar a su pueblo para estar con sus padres y poder estudiar. Así que un día, aprovechando el descuido de los vigilantes, se escapó del taller. Con gran sigilo logró salir del reino y durante días vagó por el desierto. No sabía en qué dirección quedaba su casa. Caminó y caminó sin rumbo hasta que el calor y la sed se volvieron insoportables. Cuando estaba a punto de morir, llegó a una cueva en la que vivía una anciana. Ella la recibió y le dio de beber un dedal de agua. Le dijo que no podía darle más, pues en los desiertos el agua es más valiosa que el oro.
”Fiorella le contó a la anciana lo que le había ocurrido. Luego le preguntó si sabía el camino hacia su pueblo. Ella respondió que sí y que se lo diría si ella le daba algo a cambio. La anciana agregó que, puesto que había trabajado en una alfarería, seguramente podría fabricar una taza para ella. La única que tenía se había roto, y desde entonces bebía su té en el cráneo de un borrego. ‘Si tú fabricas una taza de barro para mí’, le propuso, ‘yo te diré cómo regresar a tu casa.’
”Fiorella estuvo de acuerdo y tomó un puñado de tierra para hacer la taza. Sin embargo, la tierra del desierto es muy seca y no hay forma de trabajarla, así que le pidió a la anciana un poco de agua. Ésta dijo que no podía dársela pues, como ya le había explicado, en los desiertos el agua es más valiosa
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