La Planificacion En La Educacion
lacartuchera15 de Julio de 2011
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INTRODUCCIÓN
La agresividad es considerada por diferentes autores del tema como una de las formas más negativas y destructivas que tiene el ser humano para interactuar y comunicarse con otros. Hoy en día, la agresividad se ha vuelto un elemento común en la personalidad de muchos individuos y esto tiene que ver básicamente con el estilo de vida actual al cual está sometido y enfrenta el ser humano continuamente en su vida diaria, ya sea en el escenario familiar, ámbito escolar o laboral. Ya no hay límites para que este fenómeno no se dé en cualquier esfera que integre la sociedad.
Tal es el caso, que la agresividad se ha hecho algo cotidiano para el hombre, al punto que ya no somos capaces de distinguirla claramente, y de relacionarnos sin tenerla presente, porque se ha vuelto ya parte de nuestro acerbo cultural.
En consecuencia se observa como la violencia escolar o mejor dicho la agresividad infantil ha llegado a los Centros Educativos convirtiéndose en un fenómeno que ha venido adquiriendo desde los años setenta (70), una gran importancia en países como Estados Unidos, Suecia, Noruega, Reino Unido entre otros. En nuestro país parece que su incidencia es menor pero empiezan a detectarse, cada vez más, manifestaciones preocupantes como consecuencia de la crisis social, cultural y familiar que se está sufriendo en todo el ámbito social. Actualmente este fenómeno se ha agravado demasiado. Los medios de comunicación y los periódicos nos avisan frecuentemente de los sucesos violentos o agresivos del cual son participes nuestros niños y adolescentes a diario dentro del contexto educativo.
Lo cierto es que la escuela se está convirtiendo en un reflejo de la realidad social que se vive, y en un amplificador en la emisión de conductas agresivas que experimenta el niño al relacionarse, ya sea por su familia, amigos, maestros o profesores.
Tomando en consideración algunos de estos aspectos, se puede decir que la agresividad infantil constituye una de las quejas que con mayor frecuencia tienen los padres y educadores, referentes al comportamiento que manifiestan los niños en el hogar y la escuela.
Por otro lado, a menudo ambos agentes de socialización y modelamiento abordan esta problemática no como un factor común, sino como un síntoma que se origina por alguno de los dos ambiente y nunca por la forma como llevan ambos sus relaciones sociales en conjunto. El desconociendo que ambos tienen de sí, ha afectado de cierta manera a que el niño asuma la agresividad como un medio para expresar su descontento y frustración al entorno que le rodea.
Por todo lo anteriormente expuesto, se considera necesario intentar comprender desde la presente investigación ¿cómo las conductas agresivas que manifiestan los niños están vinculada con la dinámica social que tiene la familia y la escuela?, a fin de contribuir con el estudio a promover estrategias que aminoren este problema que toma cada día va en aumento en nuestros ámbitos educativos.
El presente estudio costa de cuatro capítulos para el desarrollo de la investigación. En el Capítulo I se presentara la problemática que motivo el estudio, así como la justificación del mismo, las intencionalidades. El Capitulo II comprende una aproximación teórico referencial que fundamenta el trabajo investigativo.
Capítulo III describe la metodología a utilizar necesaria para la investigación. El Capítulo IV está dirigido a mostrar el análisis de la información, así como las conclusiones y recomendaciones.
CAPÍTULO I
APROXIMACIÓN A LA PREOCUPACIÓN TEMÁTICA
Cuando las relaciones humanas no son armónicas y la comunicación no es coherente, ocurre que sistemas de interrelación como son la familia y la escuela donde se vincula y aprenden los niños a socializarse con otras personas, pueden distorsionar de manera directa e indirecta los valores, destrezas sociales y afectivas que va adquiriendo y modelando la conducta.
Tomando en consideración lo antes mencionado, se puede decir que en la actualidad las relaciones humanas presente en estos dos agentes de socialización se muestran con cierto deterioro y aislamiento en sus relaciones, lo cual está provocando tensiones que pueden orientar al niño a comportamientos agresivos como alternativa de respuesta ante su entorno, ya que la falta de coherencia que se observa entre los valores propugnados por uno y otro, así como las experiencias vividas en cada escenario, las formas de interacción y conducta reforzante en la escuela y la familia están llevando al niño o niña a asumir conductas agresivas o de inadaptación social que pueden dañar su desarrollo a futuro.
De acuerdo con lo dicho anteriormente, se observa como la violencia escolar ha llegado a los Centros Educativos convirtiéndose en un fenómeno que ha venido adquiriendo desde los años setenta (70), una gran importancia en países como Estados Unidos, Suecia, Noruega, Reino Unido entre otros, en donde las manifestaciones agresivas han tomado unos matices alarmantes que van desde la utilización de objetos para agredir hasta armas de fuego; es evidente el deterioro que han llegado las relaciones sociales que están presentes en estas sociedades.
En nuestro país parece que su incidencia es menor pero empiezan a detectarse, cada vez más, las manifestaciones preocupantes como consecuencia de la crisis social, económica, cultural y familiar que se está sufriendo en todo el ámbito social. Actualmente este fenómeno se ha agravado demasiado. Los medios de comunicación y los periódicos nos avisan frecuentemente de los sucesos violentos o agresivos del cual son participes nuestros niños y adolescentes a diario dentro del contexto educativo no solo nacional sino mundial.
La escuela refleja en parte la sociedad a la que pertenece. Los niños, niñas y adolescentes tienen en el Centro Escolar un escenario social donde inician y consolidad sus relaciones personales, aprende a resolver sus conflictos y adquirieren formaciones para su futuro. Sin embargo, la realidad nos dice que la escuela en América Latina y Caribe se ha convertido en un espejo de riesgo para los niños, niñas y adolescentes, porque en ella confluyen formas de violencia con diversas prácticas, como por ejemplo la conflictividad en las aulas, violencia física o psicológica entre otros, ya sea de docentes hacia los estudiantes o viceversa, así como de otros adultos que forman parte de la estructura escolar y entre los mismos alumnos.
Por tanto, se ha vuelto más frecuente que se reporten conductas agresivas en las escuelas. Hoy en día los reportes de este tipo de comportamiento van desde el mismo preescolar hasta sexto grado, situación que anteriormente ocurría esporádicamente l, pero con el paso del tiempo vemos que la familia y la escuela han sufrido cambios significativos que han afectado de manera singular la forma como nos relacionamos y comunicamos con los niños.
Un reflejo de esta situación es la que se presenta en la Escuela Integral “Siso Martínez”, ubicada en la ciudad de Aroa del Municipio Bolívar, Estado Yaracuy, la cual representa una de tantas Institutos Educativos Venezolanos que afrontan los comportamientos agresivos en los estudiantes sin comprender los factores reales que la originan. Especialmente cuando factores como la familia, el entorno sociocultural y la escuela están influyendo para que esta problemática se agrave y se afiance más en la conducta que demuestra el niño a futuro a los demás.
Al respecto Cholbi M, Gloria (2010) señala en su artículo sobre la agresividad infantil que:
El niño mientras viva rodeado de modelos agresivos, irá adquiriendo un repertorio conductual caracterizado por una tendencia a responder agresivamente a las situaciones conflictivas. El niño no es adivino, no nace sabiendo, ni aprende solo; no puede saber cómo debe comportarse si no es viendo cómo lo hacen los demás. Los niños aprenderán a comportarse de acuerdo a los patrones de conducta que les presentemos, según los modelos que tengan oportunidad de observar y según las consecuencias de las conductas que observa (p 2)
Por esta razón, la conducta agresiva de estos niños se debe comprender desde una perspectiva circular, en donde las manifestaciones agresivas son producto no solo por un sistema familiar que se caracteriza fundamentalmente por padres distanciados afectivamente, con ineficiente en la imposición de normas a sus hijos, que tienen presencia de alcoholismos y violencia conyugar entre otros, sino también de un sistema escolar con maestros y profesores lamentablemente incapaces de encontrar un cauce para resolver conflictos de manera pacífica, sin caer en la descalificando, humillando, gritos hasta llegar al rechazo incluso de aquel estudiante que no cumple con sus expectativas educativas por no tener otra manera de resolver los conflictos.
Por consecuencia el niño está expuesto en sus entornos a modelos agresivos que por un lado son constantemente validados y reforzados, pero que por otro contrariamente son afianzados a través de los valores y actitudes que promulgan la familia y la escuela en su convivencia diaria dando constancia de las formas cómo interactúan y se relacionan.
Por lo tanto las conductas agresivas que manifiestan estos niños y niñas pueden ser un síntoma de la forma como las personas llevan sus relaciones de convivencia. Un ejemplo de las implicaciones a dicha exposición son las relaciones
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