La casa para mi y yo para la casa

La casa para mí o yo para la casa

Cristian Leobardo Vaca Arellano                                                       Grupo 611

Considero que la frase de Le Corbusier “La casa es una máquina de habitar” fue interpretada de una manera distinta a la que el autor quiso expresar, él trata de adecuarse al medio en que estaba inmerso en los años 20, en donde las máquinas tenían un auge en la producción y era una innovación en la época, lo  que explica es cómo una materia prima que en este caso serían los materiales de construcción pueden mediante un proceso desde el propio diseño llegar a materializarse y ser explotados por un usuario específico.

Es demasiado banal pensar que al igual que un objeto estándar una casa pueda ser utilizada universalmente como modelo perfecto y que esta pueda reproducirse la cantidad de veces necesaria. Los arquitectos, ingenieros y demás especialistas en la materia interpretan muy a su conveniencia que la casa debe de reproducirse en masa como un objeto de uso cotidiano. Al hacer esto y al no utilizar los materiales correctos y propios de un sitio en particular además de no analizar a un usuario y sus necesidades, se convierte en un objeto de desecho a corto plazo, ya que estas implementaciones no funcionaran en determinado medio, además de causar un alto impacto en el ambiente.

Creo que los desarrollos de casas de interés social deberían ser mayormente regulados por las autoridades competentes, principalmente desde su diseño y aplicación al entorno, orientación, uso de materiales; ya que beneficiaría ámbitos desde lo económico y psicológico hasta lo sustentable y eficiente. Es difícil que un modelo de vivienda funcione para todos los estereotipos de familia pero considerando al menos estos aspectos creo que podrían adaptarse a una familia de cierta zona determinada, acostumbrada a un entorno distinto al de una ciudad a cientos de kilómetros.

Las viviendas inclusive diseñadas “especialmente para un usuario específico” en su mayoría de las veces no llegan a cumplir la expectativa, o la llegan a cumplir para algunos usuarios de la casa, centrar la atención en las comodidades y privilegios solo para algunos usuarios hacen de la casa un sitio inaccesible en el cual personas como niños o con capacidades diferentes se sienten en un sitio fuera de sintonía y del cual hay que adaptarse y acoplarse al mismo. Y  sucede lo mismo con las casas de interés social, al afán de que los usuarios no sienten ninguna identificación ni deseo por estar en su “máquina de habitar” convierten los espacios destinados a una acción en otra distinta y reconfiguran la manera de habitarlos. Esto hace pensar si la casa está diseñada y adaptada a mi o si yo me tengo que adaptar a la casa y cambiar mi modo de habitar aunque esto implique cambiar mis propias costumbres. Cada usuario ve de manera distinta el confort, la accesibilidad o la nula accesibilidad, el uso y no uso. Considero que todos los proyectos de casa habitación no son accesibles para todos, no se piensa en algo tan simple como el desenvolvimiento de un niño y en su mayoría se termina reconfigurando el espacio destinado en otro que funcione a las necesidades que se van presentando con los años, algo que es imposible de descifrar para los arquitectos pero que se puede pensar de una manera “estándar” mediante un proceso de análisis e investigación. Y  puede llegar a solucionar o a tratar de anticipar el uso posterior al espacio cuando este sea cambiado. Al igual pasa con los desechos de la casa cuando llega a desocuparse por completo, el arquitecto debe tener la capacidad de elección para que pasará cuando esto suceda, si los materiales se devolverán al ambiente o simplemente con hacer ciertas configuraciones esta casa puede ser apta para otra familia o incluso otro uso de suelo.

...