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La configuración y significados del placer sexual y erótico en mujeres universitarias de la ciudad de México


Enviado por   •  16 de Abril de 2018  •  Informes  •  2.193 Palabras (9 Páginas)  •  103 Visitas

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La configuración y significados del placer sexual y erótico en mujeres universitarias de la ciudad de México.

Se considera que el placer está en el cuerpo y esto se basa a través de experiencias y se observa la sexualidad heteronormativa,  y esto es por medio de la visibilidad de la mujer de México. Por otro lado se piensa que el erotismo es un punto importante en la vida de las personas por lo que encerrarlo a una opinión política, comunidades científicas de la sociedad, culturales o económicas. Este tema del erotismo y placer no se ha estudiado de manera profunda sino que solo sabemos de esto por medio de reflexiones, sin olvidar que el movimiento feminista y el psicoanálisis ha tocado este punto como un motivo de lucha, y así tenerlo presente en nuestros derechos sexuales.

Si nos enfocamos en el placer empírico por medio de las personas sería algo valioso ya que se podrían responder ciertas cuestiones como las problemáticas sociales, cambios sociales, la normatividad institucional y las relaciones de género. El placer es un espacio privilegiado donde convergen discursos sobre los cuerpos, la belleza, la moral, los derechos humanos, las políticas públicas, entre otros; esto favorece la investigación del cruce de aquéllos y las tensiones entre las normas sociales, las prácticas individuales, las emociones y sensaciones en la vida cotidiana. Por otro lado, en términos teóricos y metodológicos nos plantea dificultades y retos, al cuestionar debates clásicos entre dicotomías como lenguaje y cuerpo; lo social y lo individual; el cuerpo y la cultura; la razón y las emociones; las identidades sexuales y el deseo; sin embargo nos acerca a cómo las y los sujetos viven y piensan la sexualidad, y a ellas/os mismas/os. Se realizó un estudio con mujeres heterosexuales con una de edad de 19-25 años que ya tenían una vida sexual activa y que tenían en común su espacio geográfico que es la ciudad de México. Se notó que las mujeres con mayor escolaridad prefieren postergar la vida materna y la unión con su pareja pero siguen manteniendo una vida sexual, también se observó que en el DF hay más accesibilidad a lo que son los servicios de. Se hicieron estudios en dos universidades públicas como la UNAM y la UCAM ambas universidades se encuentran en zonas con mucha población y con bajos recursos por lo que los estudiantes tenían que trabajar y estudiar además de vivir con sus padres aun, al finalizar los estudios se percataron de que la mayoría no tenía pareja y que solo una estudiante ya era madre cuando empezó a laborar.

Sobre el placer sexual y erótico de las mujeres.

Thomas Laqueur (1994) muestra cómo hasta el siglo XVIII el discurso dominante representaba los cuerpos como versiones jerárquicas del mismo sexo, donde el cuerpo femenino era interpretado como una versión inferior e invertida del masculino; en este periodo se enfatizó el placer sexual y el orgasmo femenino como elementos de una fecundación exitosa. Posteriormente en el siglo XIX se creía que la mujer solo estaba para reproducir y que el orgasmo en ella no era necesario esto se adoptó en las costumbres occidentales. A partir del siglo XVIII y XIX la sexualidad se volvió un tema de interés para los médicos ya que lo relacionaron con malestares, enfermedades y particularmente en las mujeres. En 1979 Foucault ya mencionaba la idea de que las mujeres se enfermaban de la histeria y que esto era por tener útero. Por otro lado, si bien el derecho al placer sexual y erótico de las mujeres se asocia principalmente a la segunda ola del feminismo en la segunda mitad del siglo XX, un antecedente relevante es el pensamiento del filósofo Charles Fourier para el feminismo socialista del siglo XIX, a través de su texto “Nuevo orden amoroso”.  Fourier ve esto de un lado positivo al ver que las mujeres se quieren vincular consigo mismas y además de tener placer y mejorar la sociedad. Una de sus propuestas de cambio social es la liberación de las mujeres en su capacidad para recuperar el libre uso de sus cuerpos; de tal manera, cuestiona el matrimonio como institución represora y restrictiva, del placer y la libertad sexual.

Desde el feminismo, diferentes autoras plantean cómo el placer sexual y eró- tico cuestiona el discurso de la diferencia sexual radical, donde supuestamente las mujeres están “diseñadas” de manera natural para la reproducción. Maines (1999) realiza una interesante revisión histórica, en la que cuestiona la concepción de alivio como tratamiento médico a mujeres histéricas en el siglo XIX; además rastrea el inicio del vibrador como sustituto al masaje genital necesario para este fin. Koedt dice en 1972 que la sexualidad de la mujer se define cuando complace al hombre. Freud decía que el orgasmo femenino en el clítoris era algo de una adolescente, y que cuando se tiene una pareja este orgasmo debe ser producido maduramente en la vagina. Para koedt el hayo[a] placer de la mujer está en el clítoris. Goneman en (apud. Alcántara) 2003 tenía la idea de que la vagina solo fue construida para satisfacer al hombre y que la rigidez y la ninfomanía son patologías. Tiefer (1995) señala que la sexualidad explicada en términos de salud repercute en que el placer sexual se deposite en partes concretas del cuerpo, y a partir de determinadas respuestas; de tal manera que se piensa como opuesto a la enfermedad, reduciéndolo a un instrumento al servicio de la medicina patogénica. Tiefer advierte, en este sentido, los peligros de mensajes que tienden a normalizar y homogeneizar las conductas humanas en torno a cómo debe ser experimentado el placer. Vance (1989) señaló la relación de oposición entre el placer y el peligro en la sexualidad de las mujeres desde el siglo XIX a partir de la visibilización de la violencia, el acoso, el incesto y la amenaza del ataque sexual por parte de los varones, lo cual centró la sexualidad femenina en la contención de los impulsos masculinos, acompañada de una actitud de temor y vigilancia que generaba el autodominio, el control del deseo o la timidez. En México, la filósofa Graciela Hierro (2003) señala la simetría del placer tanto como en hombre y mujer, esa es la relevancia de poder llegar a una libertad de la mujer en cuanto a su sexualidad. Giddens apoya el feminismo ya que plantea una igualdad en en el hombre y la mujer, esto podría generar un orden emocional y reconstitución en la intimidad ya que esto va derivado del  placer.

Explorando el placer sexual desde el discurso

En primera instancia cabe señalar que abordo el placer sexual y erótico a partir de los discursos que le dan forma, lo que me acerca a la noción de dispositivo de sexualidad propuesta por Foucault (2007 [1976]) como un constructo social histórico, producto de la modernidad. La sexualidad en Occidente parece ser un dispositivo eficaz en tanto no remite a una sujeción exterior prohibitiva, sino que responde a la pregunta por quiénes somos; incita y produce una proliferación del habla de lo que pareciera ser nuestra verdad interior más profunda. Se trata de un lugar de inteligibilidad y producción de sí. El dispositivo opera de manera diferenciada de acuerdo a los cuerpos sexuados, con base en la retórica de la diferencia sexual radical desde la ciencia médica, la psicología, la sexología, entre otras; es decir, a partir de la diferencia biológica, de órganos y caracteres sexuales, se sostiene la oposición –y complementariedad– entre hombres y mujeres, marcando lugares fijos y una relación binaria. Es decir, las conductas y las normas sexuales se han codificado desde este marco a partir de órganos sexuales opuestos y partes del cuerpo que “naturalmente” embonan [empalman]; así como desde un lugar psíquico-cultural donde se producen la atracción, el placer y el deseo por el otro sexo, bajo el axioma del opuesto que completa.

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