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La descentralización en el Perú actual


Enviado por   •  12 de Junio de 2014  •  4.342 Palabras (18 Páginas)  •  261 Visitas

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La descentralización en el Perú actual (antecedentes, desarrollo y perspectivas)

por Domingo García Belaunde Profesor Ordinario de la Pontificia Universidad Católica del Perú(Lima).

Sumario: 1. Antecedentes y situaciones previas. 2. El dilema de la época. 3. La Confederación Perú-boliviana. 4. La Federación de los Andes. 5. El siglo XIX. 6. Avances y retrocesos. 7. La Constitución de 1979 y su secuela. 8. La transición democrática y lo que viene después. 9. Bibliografía. 10. Anexo.

1. Antecedentes y situaciones previas.

Para entender la situación actual por la que atraviesa el Perú en materia de descentralización, nada mejor que echar una ligera ojeada sobre los antecedentes y la forma como los hechos se fueron sucediendo a través del tiempo.

Lo primero que hay que señalar es que el Perú, al igual que los demás países de la América Latina, se forma, en realidad, a partir de los sucesos ocurridos en el siglo XVI,

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cuando las coronas española, primero, y portuguesa, después, inauguran nuevas rutas oceánicas. Lo que tradicionalmente se llamó y conoció como descubrimiento de América, pero que en realidad, tal como se acostumbra decir en los últimos años, es de encuentro de dos mundos. El mundo indígena, autóctono, en cierto sentido original y único con sus peculiaridades, y el mundo occidental que lo representaba en grado sumo, en aquél momento, España y Portugal, y sobre todo el primero.

Desde entonces han pasado muchas cosas,y no siempre en la misma dirección. Los avances colonizadores fueron muy distintos a los que se llevaron a cabo, sobre todo, en el Africa, durante el siglo XIX, y bastante alejados de lo que fue la colonización inglesa en el norte de América. Mientras que en el norte lo que hubo fue un traslado físico de una parte inglesa a nuevas tierras americanas, con la técnica del saqueo y el arrasamiento de todo lo original (que fue seguido por migrantes de otros países europeos), en el sur, sobre todo la corona española, por encima de ciertos traslados, se mezcló, adoptó y juntó con lo vernáculo en lo humano, lo espiritual, lo cultural y lo religioso. De esta manera, lo que aparece en el mundo iberoamericano a partir del siglo XVI, y hasta ahora, es algo totalmente distinto a lo que había antes y bastante diferente de lo que fue el mundo hispánico. La América ibérica (de habla castellana y portuguesa) es, pues, una realidad diferente a lo que fueron los colonizadores o sus habitantes originarios. Y ello explica muchas cosas, y también muchas virtualidades.

Lo cierto es que a partir del siglo XVI, las tierras descubiertas por España-en la que por ahora nos detendremos-son divididas territorialmente y en forma muy gruesa en dos grandes espacios geográficos: el norte que será el Virreinato de Nueva España en 1534 (México y los países centroamericanos) y en el sur, el Virreinato del Perú en 1543, que cubría toda la América del Sur. Más adelante, surgirán otras divisiones, en especial, las llamadas capitanías generales (Guatemala, Venezuela,

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Chile) que se desenvolvían con cierta autonomía, pero que dependían de un virreinato. Y por fin, en el siglo XVIII, algunos desmenbramientos en el sur: el Virreinato de Nueva Granada (1717) y el Virreinato del Río de la Plata (1777). Esto es, en las postrimerías del dominio español, ya que el periodo independendista, iniciado desde entonces, se afirmaría en el breve espacio que va desde 1810 a 1824, fecha esta última en la cual todo el continente quedará en forma independiente, con excepción de las islas de Cuba y Puerto Rico. Y el Imperio del Brasil, que se hizo independiente en 1822, para convertirse en república en 1889.

Pues bien, si nos situamos en el periodo virreinal que más nos interesa, cabe destacar que como aspecto central, se tuvo una política centralizadora, esto es, todo dependía de los Virreyes y en ultima instancia, de las autoridades en la península. Pero curiosamente, las inmensas extensiones que habían desde el norte hasta el sur, facilitaron la aparición de ciudades de cierta importancia, que con el tiempo tuvieron vida propia en diversos aspectos (Guatemala, Caracas, Quito, Santiago de Chile), dándose asi una paradoja centralista en teoría, pero con un buen margen de autonomía en la práctica. Esto es, las órdenes venidas desde España, se diluían conforme atravesaban los vastos espacios en los cuales América estaba dividida. Y de ahí la famosa frase de “se acata, pero no se cumple”, basándose en el hecho de que las directivas no se discutían, pero no se aplicaban por no haber forma de hacerlo, o porque la realidad se resistía a ellas.

Este fue, pues, el gran panorama que tienen nuestros países, al tiempo de ser independizados.

2. El dilema de la época

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Ahora bien, el proceso independentista-que se inicia, por así decirlo, bastantes años antes, y del que es muestra evidente la

Carta a los españoles americanos que escribe el jesuíta Juan Pablo Vizcardo y Guzmán (1792) y que divulgará su amigo Francisco de Miranda, se concreta en 1810, como ya se dijo, y terminará años después.

Y en este proceso, al margen del fuego de artillería que se consumió en aquel entonces, hubo también un marcado debate ideológico sobre los nuevos estados que empezaban su aprendizaje independiente, casi sin ninguna experiencia, pues no habían tenido la experiencia del self government, que sí lo tuvieron las colonias ingleses. Y los dos grandes debates fueron los siguientes: si se eran repúblicas o monarquías independientes (como se intentó en México y en el Perú, y con más éxito en Brasil) o si eran unitarios o federales.

La gran influencia que pesó en aquellos tiempos fue, sin lugar a dudas, la de los Estados Unidos de América, la primera nación moderna que apostó por la República, y que además creó el federalismo como forma de

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