La discriminación positiva es al final de cuentas discriminación

La discriminación positiva es al final de cuentas discriminación  

Buenos tardes me corresponde terminar la fase argumentativa de mi bancada, argumentando dicha postura en base a que, a pesar de las facilidades que el estado brinda a estos grupos, esto no generan un verdadero cambio en la equidad, si bien es innegable que el espíritu de estas iniciativas es sublime, sus resultados en la práctica distan de ser significativos, ya que como hemos señalado, la equidad debería estar dada por meritos, por lo cual, cuando se otorgan beneficios a través de la leyes, solo se viene a tratar de establecer la igualdad teórica, que en la práctica genera más segregación.

Por ejemplo, cuando los jóvenes provenientes de una etnia que históricamente ha sido postergada, y a modo de retribución el estado les otorga facilidades para ingresar a la educación superior, la ley supone que con esta iniciativa se aplica una discriminación positiva. Sin embargo, como lo indica la encuesta casen del año 2015,  solo el 31,3% de los jóvenes indígenas hace uso de este beneficio, si a esto también incluimos que las históricas diferencias salariales se mantienen, nos lleva a cuestionar  estas medidas, debido a que no se presenta el merito como unidad de medida. Si no más bien, apelan equívocamente a la igualdad, ya que al haber sido desplazados, el estado pretende subsanar aquello que no se hizo, tal como lo señaló el historiador Juan Carlos Painequeo. Este es el verdadero resultado de una discriminación positiva

Además, nos tenemos que preguntar como sociedad quien es quien fija los diferentes grupos a ser objeto de discriminación positiva, ya que determinar quien es víctima de discriminación ya sea racial, económica, religiosa o de cualquier índole, no es tarea fácil y podemos caer en lo absurdo de terminar discriminando a ciertos grupos enarbolando la bandera de la discriminación positiva.

Esto, supondría un prejuicio a las aspiraciones legítimas de los demás.  Por ejemplo una ley que exija que en una empresa sus gerentes estén constituidos por a lo menos un 25% de mujeres, suena como a una muy buena iniciativa de discriminación positiva, excepto claro para los profesionales que no son mujeres, y que cuentan con mayores meritos, pero son discriminados, producto del cumplimiento de esta ley. 

Quiero concluir que la erradicación de la discriminación no pasa por tipificarla como positiva o negativa, en la medida que los seres humanos aprendamos a valorarnos, no importando credo, sexo u origen, lograremos una sociedad más equilibrada, donde las políticas estén orientadas a la igualdad de la que tanto se vanaglorian. Hemos demostrado que el impacto de la discriminación positiva recae más bien en un concepto equivoco de igualdad y no en la equidad.

La equidad es una distribución según merito y esfuerzo. Por lo cual, si hablamos de características intrínsecas al ser, no ha existido un merito. De allí que estas medidas generen un impacto en la igualdad, ya que la creación de las leyes acerca de discriminación positiva, se basan en la lógica de otorgar beneficios pero sin necesidad de cumplir con el merito, es decir, permitir el mismo acceso a toda clase de derechos, sin cumplir necesariamente con los meritos o requisitos necesarios.

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