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La estancia de los niños en las cárceles


Enviado por   •  19 de Mayo de 2013  •  Ensayos  •  642 Palabras (3 Páginas)  •  298 Visitas

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Jhonny, de 12 años, ingresó al penal de San Sebastián hace 36 meses , junto a su padre. Fue un día en que los reclusos protagonizaban un motín. “El día que he llegado me ha dado un poco de miedo, porque todos estaban en los techos, golpeando con palos y gritando, tenían sus caras tapadas”, relata. Como Jhonny, varios niños, niñas y adolescentes recuerdan el choque brusco que significó su llegada al penal. Otra cultura completamente desconocida se presenta ante sus ojos: muchos adultos desconocidos, de lenguaje soez, agresivas peleas entre internos, actitudes obscenas, motines y gasificaciones, entre otros fueron convirtiéndose en su nueva rutina. El hacinamiento en los recintos hace inevitable que los pequeños sean testigos de actos violentos, vulgares y degradantes.

“A los internos los meten a un turril y ahí los pegan con palos. Hablan cosas feas entre ellos. A mí me daba miedo porque a mi papá también lo pegaban, yo ya no quería que lo peguen”, recuerda entre sollozos Maciel (7) que desde que era bebé tuvo que trasladarse con su padre y sus cuatro hermanos al penal de San Antonio. “Nos hemos salido de la cárcel, porque mi hermana de 15 años hablaba mucho con los chicos y a mi mamá no le gustaba eso; pero yo extraño harto a mi papá”, cuenta Maciel.

El dormitorio, el jardín y el patio de juegos es una pequeña celda de uno por dos metros.

"El niño debe permanecer la mayor parte del tiempo en la celda o bajo la vigilancia constante de su padre, por seguridad", explica el responsable del proyecto Casa de la Alegría del Servicio Departamental de Gestión Social (Sedeges), Rodrigo Pérez.

En la escuela, la ausencia del padre a las reuniones, a citaciones del maestro o preguntas como ¿dónde vives?, o ¿dónde trabaja tu papá? son situaciones que los hace sentir diferentes y a veces discriminados con relación a niños y niñas cuyos padres no están recluidos.

Esta nueva vida marca la actitud y personalidad de este sector, considerado por las autoridades, como el mayor riesgo. "Más del 50 por ciento de nuestros niños tiene conductas agresivas durante el juego o en la escuela. Se perciben conflictos en relación a su sexualidad, son reticentes a las normas o leyes, porque ven que por esa causa sus padres y ellos están recluidos", expresa el psicólogo del Sedeges, Daniel Gonzales.

La población de niños, niñas y adolescentes en los seis penales de Cochabamba es fluctuante. En los recintos penitenciarios de San Sebastián varones y mujeres, San Antonio, El Abra, San Pedro de Sacaba, y San Pablo de Quillacollo, viven entre 60 y 150 niños y adolescentes en cada uno. Las edades están comprendidas entre los 0 y 16 años, según datos de la Casa de la Alegría, Sedeges, y Pastoral Penitenciaria del Arzobispado.

Existen varias razones por las

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