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La filosofía estudia su concepto y realidad


Enviado por   •  29 de Abril de 2014  •  1.394 Palabras (6 Páginas)  •  234 Visitas

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Es un estado subjetivo que sin embargo puede analizarse mediante procedimientos objetivos. Los siguientes son ejemplos de disciplinas con aproximaciones objetivas:

La filosofía estudia su concepto y realidad.

La psicología positiva intenta determinar los factores endógenos que el individuo puede manejar para alcanzar ese determinado estado de ánimo.1

La sociología se ocupa de analizar qué factores sociales determinan los objetivos que el sujeto se marca como meta para alcanzar estados de felicidad.

La antropología muestra cómo distintas culturas han establecido cánones distintos al respecto.

La pregunta sobre la felicidad es esencial en el surgimiento de la ética en Grecia. Los filósofos encontraron respuestas muy diferentes, lo cual demuestra que, como decía Aristóteles, todos estamos de acuerdo en que queremos ser felices, pero en cuanto intentamos aclarar cómo podemos serlo empiezan las discrepancias. En la filosofía griega clásica hay tres posturas:

Ser feliz es autorrealizarse, alcanzar las metas propias de un ser humano (eudemonismo), postura defendida por Aristóteles. En cierto sentido, también Platón puede ser encuadrado en esta postura, si bien el horizonte de la felicidad, según Platón, se abre a la vida después de la muerte.

Ser feliz es ser autosuficiente, valerse por sí mismo sin depender de nada ni de nadie (cinismo y estoicismo).

Ser feliz es experimentar placer intelectual y físico y conseguir evitar el sufrimiento mental y físico (hedonismo). Es la postura que defiende Epicuro.

Eudemonismo y hedonismo: la felicidad para Aristóteles y para Epicuro[editar]

Entre eudemonismo y hedonismo existe un desacuerdo fundamental. Aristóteles considera que ser feliz es ser humano en el más pleno sentido de la palabra. Epicuro, por el contrario, se pregunta qué es lo que mueve a los humanos a obrar, porque la felicidad consistirá en conseguirlo, y esa cosa es el placer.

Para Aristóteles[editar]

Aristóteles sostiene que todos los hombres están de acuerdo en llamar felicidad a la unidad presupuesta de los fines humanos, el bien supremo, el fin último, pero que es difícil definirla y describirla. De ahí se aprecia la divergencia de opiniones respecto a cómo entender la felicidad: placer para algunos, honores para otros, contemplación (conocimiento intelectual) para otros más. Aristóteles rechaza que la riqueza pueda ser la felicidad, pues es un medio para conseguir placeres o bien para conseguir honores, pero reconoce que existen personas que convierten a las riquezas en su centro de atención.

No obstante, para Aristóteles éstos no son más que bienes externos que no son perseguidos por sí mismos, sino por ser medios para alcanzar la felicidad, puesto que es ésta la única que se basta a sí misma para ser autárquica y perfecta. Los demás bienes externos se buscan porque pueden acercarnos más a la felicidad, aunque su posesión no implica que seamos íntegramente felices, puesto que no por poseer riquezas garantizamos nuestra felicidad. Tampoco solamente la consecución del placer nos hace felices. Habitualmente necesitamos algo más para serlo y eso nos distingue de los animales. Sin embargo, aunque estos bienes particulares no basten, ayudan, y en esto Aristóteles mantiene una postura moral bastante desmitificada y realista, el bien no puede ser algo ilusorio e inalcanzable. Sin ciertos bienes la felicidad será casi imposible de alcanzar. Para Aristóteles la felicidad humana se basa en la autorrealización dentro de un colectivo humano, adquirida mediante el ejercicio de la virtud.

Otras escuelas filosóficas[editar]

Existen también otras muchas escuelas filosóficas que han trabajado el tema de felicidad individual en otros términos. A saber:

el epicureísmo entiende la felicidad como autosuficiencia en el placer moderado;

los estoicos piensan la felicidad como fortaleza en la aceptación de una existencia determinada;

racionalistas como Leibniz defienden la felicidad como adecuación de la voluntad humana a la realidad;

utilitaristas como John Stuart Mill defienden un concepto de felicidad como satisfacción de los placeres superiores;

para algunos autores del New Thought, la felicidad es una actitud mental que el hombre puede asumir conscientemente, es decir, es una decisión. La idea de que la felicidad sea una decisión se basa, para ellos, en el hecho de que el individuo busca muchas formas de encontrar esa felicidad en muchos aspectos, y aun así, parece esquiva para la mayoría de las personas. Al descubrir que existen seres felices e infelices en todas las diversas condiciones socioeconómicas, geográficas, de edad, religión,

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