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La modernidad como proceso histórico


Enviado por   •  18 de Mayo de 2013  •  Tutoriales  •  23.757 Palabras (96 Páginas)  •  673 Visitas

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Modernidad

Moderno, modernidad, modernización son palabras claves de nuestra época. En México es frecuente encontrar estos términos en artículos y ensayos, en el discurso político y en los pronunciamientos de los líderes: el sistema político, la economía o el país en general, se nos dice, deben "modernizarse". El reiterado uso de estos vocablos acaba por tornarlos banales y huecos, razón por la que se hace necesario precisar su sentido original, así como sus diferentes acepciones.

De acuerdo con el Vocabulario filosófico de Lalande, el término "moderno" se empleaba ya en el siglo X en las polémicas filosófico-religiosas, tanto con una acepción positiva -para denotar apertura y libertad de espíritu, estar al tanto de los más nuevos descubrimientos o de las ideas recientemente formuladas como con una acepción negativa -para significar ligereza, querer estar a la moda, cambiar por el gusto de cambiar-.

Ahora bien, no fue sino hasta el siglo XIX cuando su uso se volvió común y se utilizó para distinguir la antítesis entre feudalismo y capitalismo (tradición y modernidad), como gran momento de cambio-ruptura en el proceso histórico. En la misma época, modernidad empezó a servir para nombrar una aspiración cultural y una expresión artística: así Rimbaud afirmaba "hay que ser absolutamente moderno" y en América Latina los modernistas constituían una importante corriente literaria. A la vez, el término adquirió una connotación ideológica (como serie de representaciones más o menos elaboradas que encubren y justifican una práctica, la capitalista, y facilitan la expansión del mundo de la mercancía). De esta forma se propagó e introdujo en países como México donde las élites cultivadas, fascinadas por su poder de seducción, eligieron a la modernidad como bandera en la creencia de que bastaba con adoptar su lenguaje para romper y superar el "atraso ancestral".

En el siglo XX este concepto fue empleado para designar los cambios y transformaciones de la realidad contemporánea. En este sentido, la modernidad ha sido objeto de reflexión de muchos autores, entre los cuales destaca Henri Lefebvre quien, en su permanente cuestionamiento y meditación sobre el mundo en el que vivimos, ha hecho del análisis crítico de la modernidad uno de los ejes alrededor de los cuales gira su pensamiento.

1. La modernidad como proceso histórico

En términos generales la modernidad ha sido el resultado de un vasto transcurso histórico, que presentó tanto elementos de continuidad como de ruptura; esto quiere decir que su formación y consolidación se realizaron a través de un complejo proceso que duró siglos e implicó tanto acumulación de conocimientos, técnicas, riquezas, medios de acción, como la irrupción de elementos nuevos: surgimiento de clases, de ideologías e instituciones que se gestaron, desarrollaron y fueron fortaleciéndose en medio de luchas y confrontaciones en el seno de la sociedad feudal.

Se trata de un proceso de carácter global -de una realidad distinta a las precedentes etapas históricas en la que lo económico, lo social, lo político y lo cultural se interrelacionan, se interpenetran, avanzan ritmos desiguales hasta terminar por configurar la moderna sociedad burguesa, el capitalismo y una nueva forma de organización política, el Estado-nación.

La modernidad surge en los ahora llamados "países centrales" (Europa occidental y, más tarde, Estados Unidos); luego, con el tiempo, se expande hasta volverse mundial y establecer con los países llamados "periféricos" una relación de dominación, de explotación y (le intercambio desigual, donde el centro desempeña el papel activo, impone el modo de producción capitalista (MPC) y destruye o íntegra (pero vaciándolas de su contenido y despojándolas de su significado) las estructuras pre capitalistas autóctonas y tradicionales. Este proceso, que atraviesa por diversas etapas, desemboca en la actual generalización del mundo de la mercancía y en la consolidación de los Estados modernos.

2.-La Modernidad como Ruptura Histórica

La modernidad reviste características tales que, sin lugar a dudas, representa una ruptura con respecto a las formas anteriores. Las formaciones pre capitalistas eran sociedades predominantemente agrarias, en las que prevalecía el valor de uso y la economía natural y los objetos producidos eran concretos y variados, concebidos para durar. El hecho de que se tratara de sociedades más bien cerradas, aisladas y con escasas comunicaciones facilitó la formación de culturas muy diversas. Las relaciones sociales eran personales, directas e inmediatas, lo que evidentemente no excluía la explotación y la sujeción, inherentes a toda sociedad estatal, pues se trataba de sociedades jerarquizadas, cuya base de legitimidad política y social era religiosa y el poder sacralizado y absoluto.

El advenimiento del capitalismo significa el momento de ruptura y negación, en el que se privilegia el valor de cambio (mercantil) en detrimento del valor de uso, y la uniformización homogeneizante en menoscabo de la diversidad cultural. Con él surge un cambio del eje de actividades, de sociedades fundamentalmente agrarias a sociedades urbanas; el producto elaborado, al transformarse en mercancía, adquiere una significación abstracta, al mismo tiempo que pierde su condición de objeto durable y variado.

Las relaciones sociales muestran una nueva opacidad debido a la aparición de intermediaciones (desde la mercancía hasta el Estado) que tienden a adquirir una existencia autónoma y en consecuencia a fetichizarse, generando una enajenación económica y política. La base de legitimidad socio-política se fundamenta en la racionalidad; el poder condensado en el Estado se vuelve impersonal y está definido por instituciones y constituciones. De lo concreto se pasa a lo abstracto; de lo transparente a lo opaco; de lo inmediato a lo mediato; de lo diferente y variado a lo homogéneo.

Dos Características de la Modernidad:

Para comprender cómo se introduce la modernidad en un país como México es conveniente subrayar dos rasgos del proceso:

1. su carácter global y acumulativo (desarrollo de técnicas, conocimientos, instrumentos, clases, ideologías, instituciones, etc.).

2. su carácter expansivo (proceso que se origina en Europa occidental y luego se propaga como forma imperialista por todo el mundo).

Como producto de un desarrollo interno, la nueva clase burguesa se fue

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