La política como lucha del poder

La política como lucha del poder

La política es la lucha para alcanzar el poder, la fuerza que mueve las naciones, es el arte de lo posible. Es la práctica que se ocupa de resolver los conflictos colectivos y de crear coherencia social. Así mismo, algunos la definen como la ciencia del poder, y para algunos otros su definición es el estado.

Este concepto de Estado se basa prácticamente en el concepto de soberanía. Es una forma de organización social que lleva a un mejor funcionamiento. Esto quiere decir que, en si existe cierta propiedad de poder. El Estado, no es de ninguna forma un poder atribuido desde afuera a la sociedad; ni tampoco es “la realidad de la idea moral”, es más bien un producto de la sociedad cuando llega a un grado de desarrollo determinado. El Estado, es siempre el instrumento de la dominación de ciertas clases sobre otras.

El poder político tiene por ámbito al Estado. Es una consecuencia lógica del ejercicio de las funciones por parte de las personas que ocupan un cargo representativo dentro de un sistema de gobierno en un país. El poder es la distinción entre los gobernados y el gobernante.

Es una función social que se fundamenta en tomar decisiones soberanamente para el conjunto de la sociedad, y de asegurar su realización por medio de la autoridad legítima y la supremacía de la fuerza pública. La Soberanía es su cualidad esencial. Por lo tanto, poder soberano es el que se ejerce por encima de los demás poderes. Entonces, si se estudia la política, esta se convierte en una descripción de luchas, estrategias de guerra, en las que el más hábil, tiene probabilidades de triunfar.

En consecuencia tenemos cuatro conceptos de poder que le atribuyen distintos rasgos característicos: la fuerza, la dominación, la influencia y el control. Por lo tanto, el poder no sólo se usa para dominar, sino también para servir, o simplemente para mantener un orden establecido.

Aun así, cabe decir que el poder es influencia, pues ésta se ejerce sobre el poder; pero no emana de este que no la necesita porque su acción se deriva de sí mismo. La influencia a veces logra que quien en verdad tiene el poder, acceda a actuar en el sentido solicitado por quien la usa.

En resumen, las definiciones de poder que acabamos de considerar no iluminan su verdadera naturaleza, son vagas o fundamentalmente inexactas. Así, a la definición de poder, se ha llegado después de un largo trayecto que comienza en los orígenes mismos de la sociedad, pero que a pesar de todo esto, aún no tiene un concepto bien definido.

La lucha política se desarrolla en dos planos: la luchan por conquistar el poder, participar en él o influirlo, y el poder que manda y los ciudadanos que lo toleran. En todas las comunidades, el poder ofrece a sus detentadores ciertas ventajas, por consiguiente, es el objeto de una áspera batalla en la que se enfrentan los individuos que desean obtenerlo.

Una segunda forma de lucha es aquella que enfrentan a los ciudadanos con el poder, a los gobernantes con los gobernados,

Indisputablemente, la lucha no se desarrolla entre los ciudadanos por una parte y el poder por otra, sino entre ciertos ciudadanos que detentan el poder y otros que lo soportan. El poder se ejerce siempre en beneficio de un grupo, sin embargo, en el mismo interior de la clase dominante, el aparato del Estado sigue estando en manos de una minoría.

Entre ésta y la mayoría sobrevienen también conflictos, pero diferentes de aquellos que enfrentan a la clase dominante y las clases dominadas. El antagonismo de los gobernantes y de los gobernados de los que mandan y de los que deben obedecer, del poder y de los ciudadanos, se manifiesta en todas las sociedades humanas.

Varias ideologías políticas varían no sólo en la importancia que conceden a la lucha en correspondencia a la integración, sino también en la idea que tienen de esta lucha y de los factores que la generan. La filosofía liberal centra su atención principalmente en las otras dos maneras de luchas políticas: por un lado, la contienda de los

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