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Politica y poder


Enviado por   •  2 de Mayo de 2013  •  Tutoriales  •  4.524 Palabras (19 Páginas)  •  222 Visitas

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POLITICA Y PODER

Por siglos se relacionó a la política con la cosa pública (res publica), los asuntos cívicos, las cuestiones comunes que se tratan en la esfera público-política de la sociedad. En sentido clásico, la política (politeia) se refiere al régimen político que gobierna una sociedad, al Estado y su relación con la sociedad, hace referencia a la forma en que ésta última organiza la estructura y el ejercicio del poder político. Visto así, el ámbito de la política se ceñía a las estructuras, sistemas, instituciones, normas, reglas, valores, creencias y costumbres propios del Estado.

En el Mundo Antiguo, filosófos como Platón y Aristóteles se preocuparon por encontrar la mejor forma de gobierno, aquella que garantizará la felicidad a los “ciudadanos”, y a lossujetos que podrían encabezarla. Posteriormente, durante el Renacimiento, Maquiavelo, considerado como el padre de la Ciencia Política moderna, dio un giro de 350 grados al pensar en la política no como el arte de gobernar y procurar el bien común, si no como el arte de obtener y mantener el poder político a toda costa. Sin embargo, a pesar de esta importante transformación, la política siguió asociada a la res publica.

Posteriormente, durante la Ilustración y de acuerdo con el paradigma de la modernidad, la política fue entendida como una función especializada, reservada a una élite profesional, que a partir de una racionalidad burocrática y territorial organiza al Estado, teniendo como base la soberanía de la nación y la primacía del Derecho y la Ley. Aparece la figura del súbdito, quien renuncia a sus derechos políticos en favor del soberano (Hobbes), legitimación dada en contraposición al “derecho divino de los reyes”; surge después la idea de la voluntad general misma que cuestiona dicha renuncia (Rousseau); aparece también la división de poderes -ejecutivo, legislativo y judicial- y con ella la división de las funciones del Estado (Locke). Poco a poco se van prefigurando los papeles que tanto al Estado como a la sociedad les toca desempeñar. Surge entonces la figura ideal del ciudadano tal como hoy la conocemos: un individuo libre y activo involucrado y comprometido con la vida política.

Gradualmente, a lo largo de los siglos se va concentrando el poder político en una élite especializada y tecnocrática, la cual se abrogó el monopolio, no sólo de la violencia legitima (Weber), sino de todas las “cosas” que tienen que ver con el Estado: la administración de los recursos, la relación con otros Estados, la guerra y la paz, la economía, la política, el “bienestar” social, etc. En contraposición, se afinó también el papel del ciudadano, hasta dejarlo solo frente al Estado. La racionalidad política moderna produjo una separación, una alineación del ciudadano respecto del poder del Estado, dejando al primero en condición de dependencia respecto del segundo.

Como puede observarse las preocupaciones a que hace referencia la política son diferentes en cada tiempo y lugar, son un producto histórico, a pesar de lo cual su identificación con la res publica (llámese “ciudad-Estado”, “feudo”, “reino” o “Estado-nación) parecía inalterable. Asimismo, históricamente hablando, la forma de definir el poder se encuentra íntimamente ligada a la concepción tradicional sobre la política y en automático éste es asociado al Estado y conocido como “poder político”.

Sin embargo, las reflexiones en torno a la naturaleza del poder y las formas en que éste se da son mucho más recientes. En la Epoca Moderna, el poder se asocia con su origen etimológico, el infinitivo latino posse, cuyo significado remite a la “capacidad de realizar algo”, al hecho de “tener la fuerza para hacerlo”. En el Leviathan, Thomas Hobbestempranamente asocia al poder con "tener la capacidad o la potencia para hacer algo, ejercer el poder para realizarlo", con alguien que tiene los "medios presentes para obtener algún futuro y aparente bien". Esta visión aplicada al ámbito de “lo político” permite que, a partir de este autor, el fenómeno del poder adquiera una clara connotación contractual y jurídica, misma que permeará el debate filosófico moderno.

Por otro lado, mientras que para Hobbes el objetivo del pacto esla seguridad y la protección de los individuos, para John Locke los derechos individuales anteceden al contrato, el cual sólo queda justificado en la medida en que logra asegurar el ejercicio de esos derechos. Y a diferencia de lo que argumentaba Hobbes, para quien el poder constituido se tornaba en poder absoluto ya no dependiente de las voluntades individuales sino de la voluntad del monarca, Locke reitera que el poder civil depende del consentimiento renovado de la ciudadanía. Si el gobernante no asegura los fines que dieron lugar a ese contrato original, los ciudadanos pueden revocar ese pacto, en cuyo caso la resistencia es legítima: "únicamente debe oponerse la fuerza a la fuerza injusta e ilegal", único caso en el que el mismo Hobbes avala el rompimiento del “contrato social” con el soberano.

El temprano acercamiento de Hobbes al fenómeno del poder es continuado por Max Weber, para quien el poder es “la probabilidad de que un actor dentro de un sistema social esté en posición de realizar su propio deseo, a pesar de las resistencias y cualquiere sea el fundamento de esa probabilidad”. En esta definición Weber hace referencia a elementos ya indicados por Hobbes como el carácter intencional y voluntario de esas acciones de poder, pero además destaca otros elementos a los cuales no se había prestado igual atención: la probabilidad efectiva de hacer valer esa voluntad en contra de las resistencias, reales o potenciales, del más variado orden; y que el ejercicio de ese poder puede tener un fundamento muy diverso. Sin embargo, a diferencia de Hobbes, el poder en Weber no parte, en modo alguno, de una legitimación de orden contractual.

Posteriormente otros autores se han ocupado del poder: Talcott Parsons, quien sostiene que el "poder se usa para referirse a la capacidad de una persona o grupo, para imponer de forma recurrente su voluntad sobre otros"; Robert Dahl, para quien el poder se expresa a partir de la siguiente reflexión: “A tiene el poder sobre B en cuanto pueda lograr que B haga algo que B no haría de otra manera"; Hannah Arendt, por su parte, considera que la sobrevivencia del poder está estrechamente ligada al grado de adhesión que logre suscitar y mantener en la ciudadanía. Si Weber sostenía que el poder está referido siempre a la intencionalidad y a la voluntad del individuo que lo ejerce, Arend responde que "el poder no es nunca una propiedad individual. El poder pertenece al grupo y sobrevive sólo en la medida en que

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