La sabiduría del docente

Tema: La sabiduría del docente

Lectura: El saber de los maestros

La teoría crítica de la enseñanza manifiesta que la investigación educativa se basa en una actitud indagatoria por parte de cualquier docente y no solo en los expertos académicos.

Mucho de lo que saben los maestros tiene sus raíces en el hábito, el ritual, el precedente, las costumbres etc. Otros saberes como el de una teoría, etc., son abstractos, siendo preciso estudiar sus implicaciones concretas bajo un análisis crítico.

La acción estratégica es más idónea para una reflexión crítica. Ya que parte de la cooperación entre dos individuos, en este caso el maestro y estudiante, para un arreglo operativo que puede beneficiar a ambos en la empresa en común. Pero tanto la teoría como la práctica se contemplan como provisionales y susceptibles de modificación a la luz de la experiencia.

Algunos docentes utilizan la reflexión crítica para su quehacer diario, pero poseen diferentes tipos de saberes que determinan su rol docente, por ejemplo; en primer lugar están los de sentido común de la práctica, que constan simplemente de suposiciones u opiniones; por ejemplo, la opinión de que los estudiantes necesitan disciplina. En segundo lugar está el saber popular de los enseñantes, el que dice por ejemplo que los alumnos están más intranquilos cuando hace viento, o que les cuesta más estudiar el día que ha de venir el médico para ponerles una vacuna o que el viernes por la tarde es el momento más difícil de la clase. En tercer lugar hablamos de las destrezas de los docentes para que los alumnos se pongan en fila o no hablen mientras se da una instrucción. Luego se hace mención sobre los saberes contextuales, es decir, lo que se sabe de la clase, de la comunidad o de algún alumno, nos da la referencia para valorar las tareas o aspiraciones. En quinto lugar viene el cuerpo de conocimientos profesionales sobre las estrategias de la enseñanza y sobre el curriculum, después están las idas relacionadas con las teorías morales y sociales y los planteamientos filosóficos generales: sobre cómo pueden y deben interrelacionarse las personas, sobre el desarrollo y la reproducción de las clases sociales, sobre la aplicación del saber en la sociedad, sobre la verdad y la justicia.

Un investigador social competente no caerá en la trampa de considerar sus teorías como verdades, sino que para el serán abiertas a la reconstrucción. En este sentido no es recomendable dar por buenas las teorías sin mayor examen, ya que quedamos a la merced de las buenas ideas del pasado.

La vida social es reflexiva o sea, que tiene la propiedad de cambiar con el cambio de nuestros conocimientos y pensamientos, con lo que se crean nuevas formas de vida social.

El saber del enseñante proporciona un punto de partida para la reflexión crítica. Sencillamente, no puede darse por sentado y sistematizado en la teoría, ni tomarse como definitivo en la práctica. Y esto no ocurre porque el saber del profesor sea menos exigente que el de otros, sino porque los actos educativos son sociales, y por tanto reflexivos, históricamente localizados y sumergidos en contextos intelectuales y sociales concretos.

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