La Última Esperanza: Xenox

La Última Esperanza: Xenox

A la Tierra se le presentó un gran problema, la escasez de un recurso vital para la supervivencia del ser humano y todo ser vivo, este elemento primordial era: el agua. Se habían agotado todas las reservas del planeta incluidas las de los acuíferos más importantes.

Atravesando el año 2238 d.C, se envió una misión compuesta por astronautas de los Estados Unidos de América, la Federación Rusia y el Estado del Japón, a nuestro planeta gemelo, Xenox, en busca del preciado líquido y condiciones aptas para nuestra especie.

La misión, compuesta por Simon Owen, Dimitri Ivanov y Akihiro Kurusawa, partió el 2 de mayo del año 2238. Los astronautas, aún estando entrenados para esperar todo tipo de sorpresas, se encontraron con una muy ingrata inquietud. El planeta, en teoría, había sido analizado a detalle, y los resultados de cada uno de los análisis llevados a cabo antes del inicio de la operación eran redundantes en lo que a vida respecta: El planeta estaba deshabitado. Sin embargo, estupefactos se encontraban los bravos astronautas al darse cuenta de que los análisis hechos por científicos desde la Tierra no eran correctos.

Unos seres horrorosos y de aspecto tétrico salían al encuentro de los tres asustados astronautas. Los alienígenas se comportaban de manera hostil, sentían que su planeta estaba siendo invadido por una raza que ellos desconocían. Estos no eran demasiados, luchaban con armamento primitivo y su entrenamiento no parecía ser el mejor. Por otro lado, los astronautas, que ya se encontraban libres de su reciente estupor, y que se habían entrenado durante años para defenderse de todo tipo de amenazas, libraron una pequeña escaramuza de la cual salieron victoriosos.

Una vez acabado el conflicto, los tres hombres se dieron a la tarea de explorar el planeta. Los astronautas, a pesar de que su información no les había sido de mucha utilidad, seguían confiando en los resultados de los análisis humanos. Sin embargo, estaban más que felices de ver como esos análisis volvían a fallar, al hallar semejante belleza apenas al inicio de la exploración: La naturaleza en su máximo esplendor, estaban sorprendidos y emocionados, ya que, a simple vista, no sólo cumplía con las expectativas, si no que las superaba con creces. El planeta era cuatro veces más grande que la Tierra, el agua dulce era más que suficiente para abastecer a toda la humanidad, allí había incluso especies animales que, en nuestro planeta, ya se encontraban extintas.

Por otro lado, el nivel de oxígeno era el adecuado para la especie humana y una vez tomadas las pruebas de agua, se determinó que también era apta para consumo humano. Con mucha alegría informaron estos hallazgos y, luego de muchas reuniones con los líderes planetarios, se decidió comenzar el éxodo de la población a Xenox, ya que nuestro planeta tenía los días contados.

Comenzaba así una etapa provechosa para la raza humana, en un mundo que se consideraba utópico, sin flagelos aparentes y con todas las posibilidades a favor de un óptimo progreso para la especie.

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